Antes, me gustaba el fútbol. Me sabía la alineación del Madrid completa y sabía ubicar, más o menos, a muchos de los jugadores de la liga española. Hasta distinguía lo que era fuera de juego (siempre que favoreciera a mi equipo, claro, jeje... como casi todos). La afición al fútbol fue algo más bien inducido, porque a mi hermano el fútbol siempre le ha traído al pairo, así que la que veía los partidos con mi padre era yo (lo del complejazo de electra, cuanto daño ha hecho). Me acabé aficionando y fue fatal para mi vida social.
Yo era del Real Madrid por herencia. No había opción. En mi familia sólo la oveja negra de mi tío era del Atleti, los demás blancos como si les hubieran lavado con lejía. Ser madridista fue traumático, porque precisamente en la adolescencia, cuando buscas fundirte más con la masa para pasar el trago, yo vivía en un lugar donde el 95% de la población era del Barça. Pero mi pundonor personal, la historia familiar y sobre todo, mi espíritu de la contradicción me hacían defender a capa y espada a mi equipo. Bueno, la cosa no hubiera estado mal si los del Real Madrid hubieran ganado de vez en cuando, pero justo los años de instituto me pillaron en la era Cruyff, y venga los del Barça a ganar ligas y ligas. En mi clase sólo un chaval y yo éramos del Madrid. El momento de entrar en clase el lunes era traumático... ains, tanto drama podría llenar tres "diarios de Patricia".
Y me vine a vivir a Madrid. Entonces el fútbol, por varios motivos, dejó de gustarme: en primer lugar estaba rodeada de madridistas y se me había pasado la época de querer ser masa. Estaba acostumbrada a ser minoría, aunque fuera una minoría cutre, y de repente pasé de ser el bicho raro, pero especial al fin y al cabo, a ser parte del maremagnum de madridistas. Una vez perdido ese gusto por la contradicción que me había hecho reafirmarme en que me gustaba el madrid, el asunto perdió interés.
Otra razón por la que dejé de lado el fútbol, fue, paradójicamente, que el dichoso Madrid empezó a ganar. Y claro, con cada título nuevo lo único que yo podía pensar era "¿ahora? ¿ahora, capullitos de alhelí? ¿AHORA?". En fin, que los futbolistas nunca están cuando los necesitas.
Pero la razón definitiva por la que dejé de ver los partidos fue que ya no vivía con mi padre, y no era lo mismo ver los partidos sin él (quizás sean imaginaciones mías, pero creo que a él le pasó algo parecido... me parece que ya no ve tantos partidos como antes).
Estos días con tanto fútbol por la tele me he acordado de que antes yo era del Madrid. Supongo que sigo siéndolo, un poco. Pero poco. Mi enhorabuena a los del Sevilla y, sobre todo, a los del Barça, porque a pesar de que me pusieran la cabeza como un bombo en mi adolescencia, siempre fueron mis rivales favoritos.
Yo era del Real Madrid por herencia. No había opción. En mi familia sólo la oveja negra de mi tío era del Atleti, los demás blancos como si les hubieran lavado con lejía. Ser madridista fue traumático, porque precisamente en la adolescencia, cuando buscas fundirte más con la masa para pasar el trago, yo vivía en un lugar donde el 95% de la población era del Barça. Pero mi pundonor personal, la historia familiar y sobre todo, mi espíritu de la contradicción me hacían defender a capa y espada a mi equipo. Bueno, la cosa no hubiera estado mal si los del Real Madrid hubieran ganado de vez en cuando, pero justo los años de instituto me pillaron en la era Cruyff, y venga los del Barça a ganar ligas y ligas. En mi clase sólo un chaval y yo éramos del Madrid. El momento de entrar en clase el lunes era traumático... ains, tanto drama podría llenar tres "diarios de Patricia".
Y me vine a vivir a Madrid. Entonces el fútbol, por varios motivos, dejó de gustarme: en primer lugar estaba rodeada de madridistas y se me había pasado la época de querer ser masa. Estaba acostumbrada a ser minoría, aunque fuera una minoría cutre, y de repente pasé de ser el bicho raro, pero especial al fin y al cabo, a ser parte del maremagnum de madridistas. Una vez perdido ese gusto por la contradicción que me había hecho reafirmarme en que me gustaba el madrid, el asunto perdió interés.
Otra razón por la que dejé de lado el fútbol, fue, paradójicamente, que el dichoso Madrid empezó a ganar. Y claro, con cada título nuevo lo único que yo podía pensar era "¿ahora? ¿ahora, capullitos de alhelí? ¿AHORA?". En fin, que los futbolistas nunca están cuando los necesitas.
Pero la razón definitiva por la que dejé de ver los partidos fue que ya no vivía con mi padre, y no era lo mismo ver los partidos sin él (quizás sean imaginaciones mías, pero creo que a él le pasó algo parecido... me parece que ya no ve tantos partidos como antes).
Estos días con tanto fútbol por la tele me he acordado de que antes yo era del Madrid. Supongo que sigo siéndolo, un poco. Pero poco. Mi enhorabuena a los del Sevilla y, sobre todo, a los del Barça, porque a pesar de que me pusieran la cabeza como un bombo en mi adolescencia, siempre fueron mis rivales favoritos.
En mi casa hay que ser del Real Madrid casi por ley. Lo tengo tan interiorizado que para mí ser seguidor del Madrid es señal de clase, elegancia y buen gusto.
ResponderEliminarPor cierto, y saliéndome del tema, nuestras disculpas a los commentaristas por la incomodidad de la verificación de palabra. Hoy nos hemos despertado con una invasión de spam (25 comments generados por ordenador he tenido que borrar) y no se me ocurre otra cosa para mentenerlo a raya. Es como una invasión de cucarachas, puaj.
Be, lo del futbol en tu caso era de esperar (con la habitación de tu hermana forrada de posters madridistas y un perro que se llama Gol). Pero, Misia? tu también hija mía?
ResponderEliminar¡A mi me pasó lo mismo! Yo era del Madrid porque mi padre era del Barcelona, así expresé mi edipo. Era muy del Madrid, cuando la copa europa de mijatovich fui a cibeles y todo.
ResponderEliminarEl caso es que cuando ganó la siguiente copa, salí a la calle (era Madrid) y estaba todo lleno de merengones. Me di cuenta que yo no era como esa panda de imbéciles y decidí dejar el futbol.
Be, no tenía ni idea de que te interesara el fútbol.
ResponderEliminarMisia, ahora que ya no estás tan interesada en el tema, ¿Has sentido algo al saber que tus contrincantes favoritos han ganado la eurocopa?
Prefiero que haya ganado el Barça, porque al menos tengo amigos a los que han dado una alegría. El arsenal y sus hinchas ingleses me pillan un poco lejos.
ResponderEliminarJo, menos mal, Zagloso, que a alguien le ha pasado algo así y ha desertado del fútbol. Es que a veces se queda una con una estupidísima sensación de ser una traidora...