La vida de una de mis mejores amigas está totalmente estabilizada: contrato indefinido, piso y novio maravilloso con el que convive. A su lado mi vida es puro caos. Si hiciéramos un cutre-símil, su vida sería una autopista alemana, grande y cómoda y la mía una carretera comarcal española, llena de curvas y con algunos baches.
Hablamos muy a menudo y con ella tengo esa clase de conversaciones (que tan perplejos deja a los hombres) en las que el bisturí es imprescindible: se toma una situación y se disecciona cada frase, cada palabra y cada variable de la ecuación para hacer a un análisis exhaustivo y un diagnóstico fiable. Después discutimos cual es el mejor tratamiento a seguir.
Uno de nuestros temas de disección favoritos es mi vida sentimental. Hace unos días le estaba contando el último episodio rocambolesco en el que me había metido, cuando, sonriendo, me dijo "me encanta que me cuentes estas cosas. Echo de menos todas esas emociones. Por lo menos así las vivo un poco a través de ti". Sobra decir que me quedé perpleja, sobre todo porque sé que es muy feliz y que le encanta su vida.
¿El Volkswagen que corre a 150 Km./h por una autopista germana echa de menos ir por la carretera comarcal a 70 km/h? Me pareció un poco absurdo, pero después me di cuenta de que hasta las peores carreteras tienen su encanto. De hecho, yo soy feliz dentro de mi vida y de mi carretera, aunque con tantas curvas, en cuanto me embalo un poco me pego cada tortazo...
Carretera o autopista, lo complicado es que una vida aúne todo lo que queremos. Emoción, estabilidad, comodidad o cualquiera que sea nuestro ideal. Ella a veces echa de menos la emoción de la incertidumbre o de los primeros momentos y yo echo de menos que alguien me abrace por las noches. Parece que estamos condenadas a echar siempre algo de menos.
> y yo echo de menos que alguien me abrace por las noches
ResponderEliminarYo me ofrezco voluntario para abrazarte todas las noches que haga falta
(Eso sí, que sea tempranito y rápido, que luego tendré que irme a casa a dormir, que al otro día se madruga)
>>que sea tempranito y rápido, que luego tendré que irme a casa a dormir
ResponderEliminarSí, ya, a dormir.
Mira que espabiladillo.
Si al final tenía razón Madeline Kahn en Young Frankenstein: todos los hombres son iguales, siete u ocho rapiditos y hala, a contarlo en la taberna XD.
No todos somos iguales. Algunos no llegamos a 8 rapiditos :-( pero empleamos el mismo tiempo :-). En cualquier caso, el ser humano es inconformista por naturaleza. Todos echamos de menos lo que no tenemos. El emparejado anhela las juergas de soltería, el soltero a la pareja. El empleado estable cambiar la rutina, el temporal tenerla. En fin.
ResponderEliminarJo, pobre Emea. Como llegue a la taberna contando que le ha dado a una chica siete u ocho rapiditos va a ser su muerte social. Porque hablamos de abrazos, ¿no?
ResponderEliminarIcaro, mejor ¿4? largos que 8 rápidos. Siempre hablando en plano-abrazo, claro.
Primero, Lorzagirl es mala
ResponderEliminarSegundo, yo soy un caballero y no lo cuento
Tercero, no es una taberna, es un irlandés
Temo que Madeline Kahn olvida que en la taberna todo aumenta progresivamente. Se empieza contando un abrazo y las siete u ocho cañas... Y además poco vale un buen abrazo sin preeliminares.
ResponderEliminarMisia, dormir abrazada en agosto... pues como que no. Mejor nos esperamos a septiembre, que con estos calores corremos el peligro de morir abrasadas por el abrazo del oso.
ResponderEliminarel caso es envidiar a los demás, pero tengo alguna que otra amiga con la que no puedo quedar hasta más tarde de las 9: "Es que tengo que ir a hacer la cena".
¿Abrazos rapiditos? ¿Que es esto, una clase de Eva Nasarre? Yo me refería, por supuesto... a masajes.
ResponderEliminarMi último novio era asmático. Sus ronquidos eran monumentales. Pero lo peor no era eso, sino su respiración: era irregular y a veces se tiraba medio minuto sin respirar. El pobre tenía una apnea de mucho cuidado sin haber cumplido los 30. Y yo me quedaba en vela, cuidando que respirara. Y cuando se le olvidaba, un par de empujones.
ResponderEliminarPero aún así, no quería que se fuera a su casa.
en primer lugar aclarar que Lorzagirl NO es mala.
ResponderEliminary despues comentar que basta dormir en la misma cama, que aunque no se esté toda la noche abrazados, sabes que que está cerca
Misia, todo, TODO en esta vida tiene un precio. Elijas lo que elijas, pagas. Jota necesita que yo vaya a casa a hacerle la cena, Perli. Y ya sé que es probable que note mucho cuando no estoy, aunque sea más bien inexpresivo cuando sí estoy. Es lo que tiene este chico.
ResponderEliminarPor otra parte, es verdad que los abrazos en verano se quedan en una caricia con dos deditos en la espalda, o en un beso puente: sólo se toca con los labios lo que se quiere besar sin tocar nada más, para volver inmediatamente al lado de la cama que encuentres más fresco...
Ya, Gato, pero cuando abres el ojo con legaña, sigue todavía en la cama. Y eso es agradable, pese a los 40 grados que nos vaticinan en Mallorca para este verano.
ResponderEliminarPor cierto, Misia!!!
Apuntito estás para venir a la Isla!
En verano hace calor, y el romanticismo se derrite como camembert frito ante la incomodidad de la sudoración pasada la primera etapa romántica.
ResponderEliminarEste post habla de una verdad universal: se desea lo que no se tiene.
Que pa eso nos han educao en un mundo consumista...
Mis colegas solteros vienen a mi casa a cenar y me cuentan sus juergas, y yo los envidio, mientras ellos envidian mi casa y mi relación con mi mujer...
Todo permanece... nada cambia... hummmm...