En mi casa tenía una vecina a la que le dio por el piano: se compró un piano y se apuntó al primer curso. No sé qué clase de profesor tuvo, pero la única canción que escuché a través del tabique fue una: Cruela de Vil. Eso sí, repetida mil veces durante dos años (repitió curso). La pobre vecina se atascaba siempre en el mismo sitio y lo único que yo escuchaba eran los acordes correspondientes a "Cruela de viiiil, cruela de viiiil... naná, naná, naná, naná... plonc" y con ese "plonc" se acababa la melodía. Después de estar dos años escuchando lo mismo y el mismo error, yo tenía ganas de bajar a su casa y acabar la maldita canción con la puñetera nota correcta. Pero antes de que me entrara el ataque de locura definitivo, ella abandonó y ahora tiene el soporte para tapetes y chuminadas más caro del barrio.
Este verano he sufrido a otro de mis vecinos músicos, éste en la casa de mis padres. Cuando era pequeña, mi vecino empezó a aprender a tocar el violín. Y, ¡Dios, qué mal suena el violín hasta que se aprende a tocar bien! Cuando después de muchos años de sufrimiento vecinal el señorito había aprendido a tocar bastante decentemente, va y... ¡digievoluciona en batería de rock! Ahora ensaya con sus tambores y con mucho ímpetu, usualmente a la hora de la siesta, con lo cual te acuerdas de su familia y del desgraciado que puso unas baquetas en sus manos por primera vez. Al menos mi madre ya lo tiene asumido:
Misia: jo, que pesado, ya está otra vez el de la batería.
Madre: sí, y siempre toca lo mismo.- que mi madre fuera una experta distinguiendo ritmos de percusión me desconcertó.
Misia: ¿Qué siempre toca lo mismo?
Madre: Sí, siempre hace el mismo ruido.
Aunque ahora que lo pienso, seguramente mis vecinos pensarán lo mismo de mí y de mis crótalos. Y es que, después de dos años de Cruela de Vil, ha llegado la venganza en forma de cacharrería oriental.
¡¿Crótalos?! ¡No seas loca! ¡Son venenosísimas! ¡Ni te acerques!
ResponderEliminarJijiji, Misi, ahora que lo pienso yo he estado en el otro lado: en el cole de las monjas nos enseñaron a tocar la flauta dulce.
ResponderEliminarVale, esto suena fatal. Pero es que mis hermanas y yo éramos buenísimas, ¡tocábamos desde el Aida de Verdi al Himno de la Alegría a tres voces!
Bueno Misia es un venganza chiquita pero es una manera de empezar :)
ResponderEliminarPara el día de Navidad, mi hermana y yo preparábamos siempre una actuación estelar, a saber: yo tocaba el teclado y mi hermana la flauta dulce con la nariz... simplemente espectacular.
ResponderEliminarJajajaj, eres como la hormiguita que estaba en el cine y llega un elefante y se le sienta delante. La hormiguita le decía, "Señor elefante, ¿se podría cambiar de asiento? es que no veo". Pero el elefante no le hacía ni puto caso. Al final, la hormiguita se cambia de asiento, y poniéndose justo delante del elefante levanta los brazos y grita "¿¿A QUE MOLESTO??"
ResponderEliminarJa.
ResponderEliminarMi vecinito toca la dulzaina ( http://youtube.com/watch?v=3PeitXBnq7A ).
Juro que hay días que le pagaría un piano, un saxo o incluso una tuba.
Yo también tuve mi época de martirizar a mis vecinos y familiares con la flauta. Lo mismo te tocaba "los pajaritos" que "Mambrú se fue a la guerra"...despues mi madre compró un piano, imagino que pensando hacer de sus cuatro hijos la Kelly Family ilicitana...pero nos quedamos en nada.
ResponderEliminarSiempre he querido unso crótalos...
Hay una cosa en el piano que se llama "sordina", que amortigua el sonido y es conveniente utilizarlo al principio de tocar una obra para evitar molestias. En cualquier caso, a mi hermano y a mi nos pasa al contrario, nos dicen que por qué ya no tocamos... malditos masocas!
ResponderEliminarTenía yo un vecinito que mataba gatitos. Cuando avisamos a las fuerzas del orden dijeron que es que tocaba el violín, pero no se yo.
ResponderEliminarNunca me gustó usar sordina.
ResponderEliminarYo también me j... oyendo las broncas de los vecinos, los gritos de sus niños y otras cosas...
En cuanto a los tapetes, son objeto de mi odio declarado.Una vez intentaron colocar chuminadas de esas en mi piano, y luego provocan pequeñas vibraciones que te ponen frenética.Total, que desaparecieron( las chuminadas) y aún no han aparecido.
Ahora que me leo, creo que tengo más manías de lo que pensaba...
Soy un padre modélico, y un vecino sensacional, oigan: cuando a mi hija pequeña le dió la tarantela del piano, le compré uno eléctrico susceptible de usar con cascos. Y la verdad es que suena bien (y la digitación es de piano de verdad). En cuanto a mí, tan apenas enchufo las guitarras al ampli... me parece 'como mal'. Ciertamente, me he hecho mayor :-D
ResponderEliminarQue todo el mundo llame a las policía cuando un vecino moleste un piso no es un local d ensayo hay que tener respeto y la ley para eso esta cuando paguen la primera multa ya aprenderán a no tocar las narices por no decir otra cosa
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