Hace poco más de un mes, haciendo la lista de la compra, mi chico me dijo:
- ¿Puedes comprar un poco de jamón serrano, que me apetece?
Fui al supermercado y compré 200gr. de jamoncito. Pero si queríamos sopa, toma dos tazas: al día siguiente por la mañana me regalaron en la empresa un jamón (en realidad paletilla) y por la tarde a mi chico otro (en realidad paletilla).
De repente nos encontramos en nuestra microcasa con dos paletillas y doscientos gramos de jamón. Pero no quedó ahí la cosa: una semana después mis padres nos regalaron un lomo. Y un salchichón. Y un chorizo... y no es que me queje, pero es que casi nos podemos reconstruir el cerdo a trozos en el salón a modo puzzle. Y si metemos un cerdito, nos tenemos que salir nosotros, que los tres no entramos.
Esto de los minipisos y los jamones tiene sus peligros: mi compañera tuvo que colgar el jamón en el único sitio en el que le cabía, el marco de la puerta, y se golpeaba con el jamón cada vez que entraba en la cocina. Hasta que el jamón, de tanto meneo, se le cayó. Justo cuando estaba debajo el cubo de la fregona. Lleno. Pero como mi compañera es muy apañá, como su jamón se había bañado en donlimpio y agua sucia, ella le dio una ducha. Punto pelota y a comer paletilla.
Resumiendo: desde Navidades nuestro menú es muy "variadito": guisantes con jamón, croquetas de jamón, tomate con jamón, sopa con picadillo de jamón... está, um, bien.
Aparte de eso, los jamones también nos ha traído peligros a casa, y no me refiero sólo al colesterol: ahora me da miedo que se nos aparezca el espectro de una niña hambrienta que he leído por ahí que ronda a los jamones. Que no son cuatro jotas de esos, pero como venga a darle un muerdo a nuestras paletillas, le voy a dar un tirón de orejas.
- ¿Puedes comprar un poco de jamón serrano, que me apetece?
Fui al supermercado y compré 200gr. de jamoncito. Pero si queríamos sopa, toma dos tazas: al día siguiente por la mañana me regalaron en la empresa un jamón (en realidad paletilla) y por la tarde a mi chico otro (en realidad paletilla).
De repente nos encontramos en nuestra microcasa con dos paletillas y doscientos gramos de jamón. Pero no quedó ahí la cosa: una semana después mis padres nos regalaron un lomo. Y un salchichón. Y un chorizo... y no es que me queje, pero es que casi nos podemos reconstruir el cerdo a trozos en el salón a modo puzzle. Y si metemos un cerdito, nos tenemos que salir nosotros, que los tres no entramos.
Esto de los minipisos y los jamones tiene sus peligros: mi compañera tuvo que colgar el jamón en el único sitio en el que le cabía, el marco de la puerta, y se golpeaba con el jamón cada vez que entraba en la cocina. Hasta que el jamón, de tanto meneo, se le cayó. Justo cuando estaba debajo el cubo de la fregona. Lleno. Pero como mi compañera es muy apañá, como su jamón se había bañado en donlimpio y agua sucia, ella le dio una ducha. Punto pelota y a comer paletilla.
Resumiendo: desde Navidades nuestro menú es muy "variadito": guisantes con jamón, croquetas de jamón, tomate con jamón, sopa con picadillo de jamón... está, um, bien.
Aparte de eso, los jamones también nos ha traído peligros a casa, y no me refiero sólo al colesterol: ahora me da miedo que se nos aparezca el espectro de una niña hambrienta que he leído por ahí que ronda a los jamones. Que no son cuatro jotas de esos, pero como venga a darle un muerdo a nuestras paletillas, le voy a dar un tirón de orejas.
Pues lo del jamón tiene una solución bastante sencilla: invita una tarde a unos amigos y que en la cocina se vea bien el jamón y un cuchillo bien afilao al lado. Ya verás cómo cuando se vayan, una buena parte del jamón se va con ello.
ResponderEliminar¡Y además podrás echárselo en cara para hacerles de sufrí! Dos por el precio de uno.
¡Chache tiene razón! No hay nada como invitar a tus amigos a casa para menguar un jamón... :)
ResponderEliminarA mí en navidades me ha pasado algo similar sólo que con queso: se me reproducía en la nevera. Incluso a algún banquete familiar al que fui con un buen cargamento, confiado en deshacerme de él, acababa volviendo a casa con más cantidad aún, ya que como mis familiares saben que me gusta me tocaba llevarme las sobras...
ResponderEliminarSólo hay que dejarlo a la vista con el cuchillo jamonero dispuesto... cada vez que alguien vaya a la cocina no podrá evitar darle una tajada.
ResponderEliminarPor lo menos en mi casa duran un suspiro.
El jamón ni engorda ni tiene colesterol. Y que no se le ocurra a nadie llevarme la contraria.
ResponderEliminarYo le pondría nombre al cerdito... ¡Ya es un miembro más de vuestra familia!
ResponderEliminarPues no me pega nada el look Ikea con un jamón colgado. Deberías rifarlos en el blog.
ResponderEliminartoyfczec
tienen oriundos y felices cerdos zamoranos en cautividad
Yo quiero viviiiiiiiiiiii
ResponderEliminar¡Y comé hamón!
tdofhxf
Chache, The Inner girl,�qu� maquiav�lico! �c�mo me gusta!... pero tengo minipiso e invitar a muchos amigos est� complicado.
ResponderEliminarJuan, jajja, el a�o pasado fue una odisea deshacerme de todos polvorones que me regalaron/dieron/mandaron/compr�. Te entiendo...
Be, nooooooo, que luego me dar� lastimica meterle un muerdo al lomo. Mejor cerdos an�nimos.
AfE, jajajja, �anda que no eres lista!
An�malo, yo quiero viviiiiii... ambrela.