Después de unos meses, así se me está haciendo esto de llevar una relación a distancia: cuesta arriba. Yo que siempre he renegado de este tipo de relaciones, me he visto envuelta en una (por un bien mayor, supongo).
Como en septiembre empecé en mi trabajo nuevo, que me deja bastante tiempo libre, y mi chico emigró a Barcelona mi frase fue “pues ahora que tendré tiempo voy a...”. Esa ha sido mi frase para todo en estos meses: “ahora que tengo tiempo...”. Como tenía tiempo, me matriculé de un montón de asignaturas de Antropología (incluida la dichosa Estadística). Como tenía tiempo, me embarqué en ensayos, espectáculos y mil cursos de danza. Como tenía tiempo, me apunté a yoga. Como tenía tiempo, he asaltado unas cuantas veces la biblioteca pública. Como tenía tiempo, he ido a exposiciones, al cine y al teatro, sola o acompañada.
Como él ya no estaba en casa y ya no había muchas razones para estar dentro, salí fuera. He salido de marcha, de juerga, de farra, de borrachera, de tranqui, de bailoteo. De cañas y tapas, a tomar café, a cenar o a comer. He estado con mi familia, con mis amigas del doctorado, de la universidad, de la biblioteca, del instituto, de baile, de la compañía de danza.
Así sobrellevo la distancia: saliendo mucho, con teléfono, con escapadas y sobre todo, sin pensar demasiado. Además, tengo dos ventajas: en primer lugar, siempre se me ha dado bien estar sola (incluso a veces soy independiente hasta rozar lo irritante). En segundo lugar, tengo a mi gatina por aquí, que de vez en cuando le da la ventolera e, incluso, me hace un mimo.
Pero cada vez se me hace más cuesta arriba. Ya miro con hastío el teléfono, como si fuera mi enemigo mortal, porque ya me harto de tenerlo siempre pegado a la oreja. A este paso tendré una mutación genética y me saldrá un tercer brazo, pequeñito, desde el cuello para sostener el dichoso auricular.
Ya me canso de conversaciones telefónicas que no son lo mismo, que no le puedo contar todas las chorradas que se me pasan por la cabeza (aunque quizás así no le desengaño y sigue pensando que soy inteligente y todo).
Jo, que mi olla rápida es para cuatro personas y a mí se me queda grande, porque cada vez que hago pisto de verduras estoy tres días comiendo y cenando pisto, hasta que las verduras me salen por las orejas y me meto entre pecho y espalda una hamburguesa (por eso de compensar, que comer tan sano no puede ser bueno para la salud).
Hombre, tampoco tengo ya excusas para comprar bizcochos mármol, que antes le decía a mi chico que se los traía para él (ejem). Además, sin darme cuenta he empezado a hablar un montón con la gata, la saludo al entrar en casa “hoooola, gatina bonita. Hooola, gatina guapa” y hasta le consulto la lista de la compra (“¿necesitas arena, Mina?”). El día que me conteste protestándome porque no le mola el pienso seco que le traigo, me caeré del susto. Eso sí, después iré a comprarle comida en lata gourmet para gatos pijos.
Como en septiembre empecé en mi trabajo nuevo, que me deja bastante tiempo libre, y mi chico emigró a Barcelona mi frase fue “pues ahora que tendré tiempo voy a...”. Esa ha sido mi frase para todo en estos meses: “ahora que tengo tiempo...”. Como tenía tiempo, me matriculé de un montón de asignaturas de Antropología (incluida la dichosa Estadística). Como tenía tiempo, me embarqué en ensayos, espectáculos y mil cursos de danza. Como tenía tiempo, me apunté a yoga. Como tenía tiempo, he asaltado unas cuantas veces la biblioteca pública. Como tenía tiempo, he ido a exposiciones, al cine y al teatro, sola o acompañada.
Como él ya no estaba en casa y ya no había muchas razones para estar dentro, salí fuera. He salido de marcha, de juerga, de farra, de borrachera, de tranqui, de bailoteo. De cañas y tapas, a tomar café, a cenar o a comer. He estado con mi familia, con mis amigas del doctorado, de la universidad, de la biblioteca, del instituto, de baile, de la compañía de danza.
Así sobrellevo la distancia: saliendo mucho, con teléfono, con escapadas y sobre todo, sin pensar demasiado. Además, tengo dos ventajas: en primer lugar, siempre se me ha dado bien estar sola (incluso a veces soy independiente hasta rozar lo irritante). En segundo lugar, tengo a mi gatina por aquí, que de vez en cuando le da la ventolera e, incluso, me hace un mimo.
Pero cada vez se me hace más cuesta arriba. Ya miro con hastío el teléfono, como si fuera mi enemigo mortal, porque ya me harto de tenerlo siempre pegado a la oreja. A este paso tendré una mutación genética y me saldrá un tercer brazo, pequeñito, desde el cuello para sostener el dichoso auricular.
Ya me canso de conversaciones telefónicas que no son lo mismo, que no le puedo contar todas las chorradas que se me pasan por la cabeza (aunque quizás así no le desengaño y sigue pensando que soy inteligente y todo).
Jo, que mi olla rápida es para cuatro personas y a mí se me queda grande, porque cada vez que hago pisto de verduras estoy tres días comiendo y cenando pisto, hasta que las verduras me salen por las orejas y me meto entre pecho y espalda una hamburguesa (por eso de compensar, que comer tan sano no puede ser bueno para la salud).
Hombre, tampoco tengo ya excusas para comprar bizcochos mármol, que antes le decía a mi chico que se los traía para él (ejem). Además, sin darme cuenta he empezado a hablar un montón con la gata, la saludo al entrar en casa “hoooola, gatina bonita. Hooola, gatina guapa” y hasta le consulto la lista de la compra (“¿necesitas arena, Mina?”). El día que me conteste protestándome porque no le mola el pienso seco que le traigo, me caeré del susto. Eso sí, después iré a comprarle comida en lata gourmet para gatos pijos.
En resumen, estos meses he hecho lo mismo de siempre (leer, salir, bailar, estudiar) pero más intensamente. No lo voy a negar, me lo he pasado genial últimamente. Pero...
¿Cuándo vuelves?
Primee (esto de levantarse a las 6 tenia que tener alguna ventaja...)
ResponderEliminarEs cierto. Las relaciones a distancia son un rollo repollo (y lo dice alguien que tuvo una novia alemana y que solo es capaz de encontrar chicas interesantes (y bellas) a cienes de kilometros de su solución habitacional centro-andaluza).
Pero algo tendrá el agua cuando la bendicen.
Besos y Limones!
Bueno, que sepas que no estás sola en esto de las relaciones a distancia :D
ResponderEliminarJo, que mi olla rápida es para cuatro personas y a mí se me queda grande, porque cada vez que hago pisto de verduras estoy tres días comiendo y cenando pisto,
¡¡Pues invita, muhé!! ]:)
La palabra de verificación era "obesse"... hmmmmmm
Yo no podría. Lo intenté una vez y lo acabé dejando a los tres meses. Claro, que seguramente el hecho de no estar enamorada tuvo bastante que ver. Pero es que ya lo paso fatal teniéndole en la misma ciudad y a una media hora de distancia!!
ResponderEliminarlo de hablar con el gato me suena demasiado...
ResponderEliminarLa mía me mira como si me entendiera, así que yo le doy más palique aún.
Hacen mucha compañía, la verdad.
besukis!!
si, lo de hablar cn el gato es un clasico... pero es q entienden! y maullan en respuesta, aunq no han llegado al nivel de la gatina de una compañera de trabajo, le contesta el tlf... O_O
ResponderEliminarMuchos animos mientras!
Cierto, yo también hablo con el Gato... por teléfono ]:D
ResponderEliminarAnimo pequeña, entiendo que es super complicado pero lo estas resolviendo muy bien con tanta ocupacion social ;)
ResponderEliminarEs dificil de llevar pero piensa que si no es para siempre, habrá un fecha que visualizar en la que el venga o tu vayas, piensa en ese dia y en los que vendran despues.
muchos muas!
Palabra de verficacion: "grogy" jajajja que cacharro tan listo :P
Las personas humanas no sabéis disfrutar de la libertad y la independencia que da la soledad.
ResponderEliminarLack of awesomeness.
¿Por qué no intentais pasar juntos puentes y fines de semana largos? Lo seguirás echando de menos cuando vuelvas (lo sé, lo he vivido) o cuando se vuelva él a Barcelona, pero que os quiten lo "bailao".
ResponderEliminarTratad de compartir tiempo juntos, aunque esté difícil la cosa. Es la única manera de soportarlo.
Que te sea leve y ánimo.
"Hola, soy la gatina, estoy hasta el gorro de que me consulte todo, pero todo todo...."
ResponderEliminarAnimo,ya vendrán tiempos mejores. saludos
El problema es lo del "fin mayor" ese. Los objetivos a largo plazo se pueden venir abajo con facilidad y cada uno debe sopesar si le valen tales opciones o no.
ResponderEliminarMucho ánimo, Misia. A gastar y desgastar el puente aéreo para pasar tiempo juntos, y mientras a tirar de teléfono, que no es lo mismo, pero algo ayuda.
ResponderEliminarPD: ¡Anda! ¿La famosa Estadística era de Antropología? ¡Qué casualidad! Yo me matriculé de esa carrera hace un par de años, y ahora sólo me queda el trabajo de campo para terminar (que por cierto me daría para un buen par de posts en un blog... si tuviera blog donde ponerlo) ¿Es mucha indiscreción preguntar qué asignaturas tienes? Por curiosidad...
Qué te voy a decir que tú no sepas. Pero esto es como todo lo chungo... día a día... y de todo se sale.
ResponderEliminar:)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRedronin1b, jo, qué pronto. Bueeeno, seguro que hay chicas interesantes (y bellas) en muchas partes del planeta, incluso cerca de tu solución habitacional centro-andaluza.
ResponderEliminarRebi, ¡yo te invito cuando quieras! ¡hasta haré un esfuerzo y te invitaré a nesquik!
Lironcillo, nosotros es que tenemos un bagaje previo importante y le quiero un montón. Y sobre todo: es temporal.
Sheena, ¡¿verdad que hacen mucha compañía?! Y mira que son listos los condenados. La mía ya ha aprendido cómo se abren las puertas, sólo le falla que no tiene el peso suficiente para abrir el picaporte. Pero lo intenta, la tía.
Neka, ¿que la gata contesta al teléfono??? dios mío, ¿cómo es eso?
Rebi,¡pero esto tiene truco!
Eva Luna, graaacias. Tienes razón: visualizar metas a corto plazo. Y grogy era mi estado a las cuatro de la tarde.
Barney Stinton, ¡cómo que no!... a ratos, al menos.
Shi Sabeki, ya lo hacemos, ya... el puente aéreo es nuestro amiiiiigo. Gracias por los ánimos y si no te lo hemos dicho antes, quédate a dormir cuando quieras.
Rivela, jajaja. ;)
Illuminatus, confiaremos en que todo salga bien...
Er-Murazor, estoy con las que me quedan obligatorias de primero y con algunas de las optativas y de libre configuración de segundo curso. De optativas estoy en Antropología de la educación y Migraciones. Voy leeeeenta, pero este año espero darle un buen empujón.
¿A comer pisto?
ResponderEliminar¡¡Cuando quieras!! arffghghghghgllglglglglglgl pisto... mierda, son las 8:15 de la mañana y me acaba de entrar un hambre...
Pues sí, tiene truco ]:)
Yo soy de pueblo, pero me han dicho que hay una cosa que se llama puente aéreo (que debe ser algo celestial, con ángeles y todo) que lleva de Madrid a Barcelona (¡qué injusticia para los de Paradela, con lo bien que nos portamos!) y te permitiría cocinar y otras cosas que la gata todavía no sabe hacer. Y, además, mañana es viernes y ¿qué harás hasta el lunes de la semana siguiente siguiente?...
ResponderEliminarAy querida, cómo te entiendo (y tú lo sabes, que yo organizaba meetingpoints en Madrid con mi ex que estaba en Barcelona cuando iba a verte...).
ResponderEliminarcomo dicen, no hay mal que cien años dure, y si estáis pasando por esto, por algo será, no? supongo que para mejor, o esa es la intención.
por cierto, cuándo nos vemos? si quieres traeme una par de tuppers de pisto y bizcocho mármol, necesito mimitos.
Besos.
Fdo.: Quelitas
Te entiendo Misia. Y es que en estos casos tendría que ocurrir como cuando éramos pequeños y jugando a un juego decíamos: ¡Aviso!, que me voy a mear, o ¡aviso! que se me ha metido una piedra en el zapato. Y el juego se suspendía por un momento.
ResponderEliminarQué bueno sería decir ahora en un arrebato de nostalgia: ¡Aviso!, que
te echo de menos. Y él apareciera para al menos 20 minutos.
Uy, chiquilla, cómo te entiendo... tres añitos largos llevo yo colgada del teléfono y viviendo (y dejando de vivir con cada despedida) casi en aeropuertos y estaciones...
ResponderEliminarY sí, hablar con los gatos ayuda.
Besines.
Rebi, ;P
ResponderEliminarQuelitas, el domingo por la noche ya llego y quedamos para hacerte mimos cuando quieras.
María Jesús, en dos horas cojo un vuelo a Barcelona, jejeje.
Juanra, qué comment más mono. Gracias :)
Ana, ¿tres años???? y yo que me quejo después de seis meses...
Misia, disfruta de las ventajas (que las hay, pero pocas, para qué nos vamos a engañar) de las relaciones a distania
ResponderEliminar1. más tiempo de calidad contigo misma
2. la felicidad de los reencuentros
3. el buen humor generalizado el poco tiempo que pasas con él, porque para dos días que os juntáis no vas a discutir (lo mismo se aplica para el ratito diario de teléfono)
Todo esto no es más que un triste consuelo, pero las desventajas ya las sufres tú...
Besos
Bichejo, el post me ha quedado en plan drama queen, un momento de bajona, supongo, pero generalmente lo llevo muy bien, y tienes razón: hay que aprovechar todas las ventajas de la soltería (sobre todo la primera y la salida con los amigos).
ResponderEliminarTeniendo en cuenta que mi relación empezó siendo a distancia -unos tres años me pasé así, entre aeropuertos y hoteles-, sólo puedo decirte que no desesperes; entiendo muy bien que a veces parezca que no se acaba nunca, pero si es por vuestro bien, valdrá la pena, ya lo verás.
ResponderEliminarPiensa que al menos puedes verle más a menudo estando los dos en la Península -si no hay tren, hay buses, aunque a BCN suene a burrada- y que así se pasa mejor; tienen razón los que dicen que aprovechéis para veros a menudo, peor sería no poder verse en meses por falta de pasta, por ejemplo, espero que no sea vuestro caso.
Que te sea leve y a ver si se te pasa el tiempo rápido y entretenido. :)
Ánimo :) Yo soy de Graná y mi novio de Madrid, así que... en fin, también sé lo que es.
ResponderEliminarMe ha encantado el comentario de JuanRa Diablo, me ha hecho salir la sonrisa tonta... (y un par de lagrimillas :$ estoy mimosa últimamente...)
En fin, a ver si después de Semana Santa me hago mis 10 horas de autobús entre ida y vuelta y paso un finde en condiciones.
Aprovecha y haz lo mismo!! ;D
Yo con Leela tengo ya hasta conversaciones trascendentales,jeje. Nosotros vivimos en el mismo piso, pero tenemos horarios laborales tan dispares que casi da más rabia ...
ResponderEliminarPero supongo que aprendes a valorar los momentos juntos aún más.
Mucho ánimo, Misia. Yo he pasado (y estoy pasando) por lo mismo. Peor al final, merece la pena, ya verás
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