Este año está siendo duro en el instituto. Tengo unas clases difíciles, muy difíciles. No es novedad, otros años ya he estado en institutos situados en zonas complicadas de Madrid y ya estoy acostumbrada. Cada año pienso que ya lo he visto todo y cada año me equivoco, porque vuelvo a tener en el aula y en las tutorías situaciones con las que nunca imaginé que tendría que lidiar. Y lo que me queda por ver, me temo. Pero tengo asumida esa parte del trabajo, es lo que hay, es lo que he elegido y el balance siempre es positivo, me encanta el trabajo. No, lo duro este año no ha vendido del interior del instituto, sino de fuera.
Desde comienzos de curso hemos tenido un bombardeo de declaraciones tremendas de nuestros jefes. Nos han tachado de vagos para arriba. Han dicho que lo que han hecho no son recortes. Van a elevar el número de alumnos por aula diciendo que eso no va a afectar en nada a las clases y la calidad (¡ja!). Mi queridísima Aguirre dijo que los interinos como yo estábamos nombrados a dedo (1). Nos han acusado de perjudicar a los alumnos por las huelgas. Han cambiado los temarios de las oposiciones dos veces en cuatro meses. Han dicho que no estábamos lo suficientemente preparados, que no éramos buenos profesionales.Y suma y sigue. Un machaque continuo para que la opinión pública acabe pensando que somos lo peor.
Es un desgaste tremendo. A veces, cuando vuelvo agotada a casa después de haber tenido un día complicado en el instituto, no puedo evitar acordarme de todas esas declaraciones ofensivas y que se me salten las lágrimas de pura rabia, de impotencia, de enfado, de desesperanza. Porque no es justo. Porque sé el trabajo que estamos haciendo en los institutos públicos, las dificultades que tenemos. Porque me he preparado mucho para este trabajo, he estudiado (y sigo estudiando) horas infinitas y le dedico mucho tiempo y esfuerzo al trabajo y a los alumnos. Porque sé cómo son la mayoría de mis compañeros. No nos merecemos esto. No nos merecemos toda esa avalancha de mierda que nos están lanzando encima.
Hoy hago huelga. Por todos los recortes. Por los alumnos y su futuro. Por mis compañeros. Por mí.
1 - Aprovecho para aclararlo: los interinos no son nombrados a dedo. Después de la oposición, se nos coloca en una lista por orden una puntuación que incluye nota de examen y de méritos (experiencia, otros estudios, idiomas). En casi todas las especialidades es imposible trabajar de interino sino has aprobado alguna vez la oposición y con muy buena nota.
2 - Como veréis, este no es un post sobre los recortes, sino sobre el estado de ánimo que nos han creado.
Es cierto que están haciendo mella en la opinión pública, la gente ya nos ve como los malos malísimos, además de ineptos y encima, colocados a dedo, como si fuesemos un consejero o un asesor cualquiera. Pero es que la IGNORANCIA ES MUY ATREVIDA querida Misia. Yo sólo he currado 5 días, en una sustitución y podría haber pasado olímpicamente de mis alumnos (como hacen ellos, los que no recortan) y sin embargo me partí el "coco" para intentar sembrar alguna semilla. Ánimo, mucho ánimo!! Y MUCHAS GRACIAS POR EL ESFUERZO.
ResponderEliminarMucho ánimo!! Que no sirve de nada, pero por lo menos para que no te sientas sola.
ResponderEliminarMe da la sensación de que en general pasamos bastante de los temas de educación (salvo para quejarnos de vuestras vacaciones, claro), pero también me da la sensación de que cada vez los niños están peor preparados y que la educación de calidad acabará pasando por la privada, quien pueda pagarla.
Y es muy triste.
Y no sólo por la calidad de la enseñanza sino porque interinos en la calle supone que de reactivar la economía nada. Un desastre.
Muchos besos.
Hay muchísima gente que piensa que hacéis lo que podéis con lo que tenéis y que las medidas que se están tomando sólo van a empeorar la situación, lo que pasa es que sólo se oye a unos pocos. Ánimo! no queda otra.
ResponderEliminarPues molt bé, aquí otra que sabe que todo lo que dicen de vosotros es falso y malicioso, y seguro que somos cada día más :)
ResponderEliminarHay algo que no entiendo, y que me parece muy muy injusto... ¿dónde estaban ayer los padres, que al fin y al cabo son parte integrante de la opinión pública? ¿Por qué parece que os importa más a los profesores que a ellos mismos que la calidad de la enseñanza cada vez sea peor? ¡¡¡Señores, que son sus hijos los que van a salir del instituto mal preparados!!!. Te apoyo 100%, que lo sepas.
ResponderEliminarUn voto por la causa! No se puede jugar así con la educación de nuestras generaciones futuras!
ResponderEliminarUn abrazo
destroy114.blogspot.com
Hay una gran ¿minoría, mayoría? que sabemos perfectamente lo que implica el ser profesor hoy en día. De hecho, aunque biólogo, ésa es una puerta laboral que me he cerrado voluntariamente, pues considero que hay que estar muy motivado y gustarte demasiado esa profesión para ejercerla y en mí no se dan esas condiciones.
ResponderEliminarAsí que muchísimos ánimos, porque somos muchos los que les apoyan.
Salud y saludos.
Buscando una expresión en Google he llegado a ti, y no he podido evitar darme una vuelta y engancharme.
ResponderEliminarSolo quería que supieras, como persona no ligada a la enseñanza, que la gran mayoría de gente con dos dedos de frente ya os apoya. Los gobiernos os denigran porque creen que así, cuando desmantelen la educación, tendrán el apoyo de la sociedad. Es una vergüenza lo que os están haciendo, así que solo me queda mandaros muchísimo ánimo.
Diga lo que diga gentuza como esa lerda iletrada de la Aguirre no te quepa duda de que muchos os entendemos, os apoyamos, os valoramos. Tengo claro que sois vosotros los que me vais a ayudar a educar a mis hijos. Al contrario de lo que, por desgracia, parecen opinar muchos padres, vosotros no seréis NUNCA el enemigo. Todo lo contrario. Sois nuestros aliados, compañeros en la misma tarea. Y ni se os paga, ni se os valora, ni se os agradece lo suficiente.
ResponderEliminarUn país que no aplaude, admira y mima a sus maestros no tiene vergüenza. Y está condenado a la ignorancia y la mediocridad. Maestro es quien forma, quien enseña a otros, quien modela a los que serán el futuro. Denostar al maestro es síntoma de cretinez y de pocas luces.
Así que, cuando se te salten las lágrimas de rabia, recuerda que hay quienes os admiran profundamente y os agradecen muchas cosas. Vuestras horas de estudio, vuestras ganas, vuestra paciencia, vuestra vocación, vuestra entrega. El empeño que ponéis en despertar en nuestras pequeñas bestias el amor por aprender, el espíritu crítico, el afán de superación, la curiosidad, las preguntas.
Gracias de corazón por todo eso.