miércoles, noviembre 27, 2013

Un inquilino en mi taquilla

Este año en clase me estoy hinchando a confiscar cosas. A principio de curso no hay que dejar pasar muchas a los alumnos, sobre todo en los primeros cursos, y cuando veo algo con lo que no dejan de enredar, lo confisco. Los chicos intentan ser precavidos en el contrabando de cosas varias, pero a veces no pueden evitar que les pille. Y claro, confiscado y a mi taquilla... así que os podéis imaginar que en mi taquilla hay ya de todo.

Hay notitas: notitas con apuestas ("si ganas, beso a fulanito. Si gano yo, besas a Zutanito"), notitas que son testamentos contando amoríos varios, notitas que te dan ganas de darles a los chicos una novela ("tía, me aburro. Cuéntame algo"). 

Tengo armas varias: gomas-tirachinas para tirar papelitos doblados, bolis bic sin mina para lanzar bolitas de papel babeadas, grapadoras abiertas dispuestas para arrojar grapas a los compañeros (bueno, las carcasas de los bolis las tiro a la basura. No voy a llevarme sus babas a mi taquilla).

Objetos clásicos: pío-píos (se llamaban en mi cole así, pero no sé cómo se llaman en otros sitios... sé que ahora los llaman de otra manera, pero no he cogido cómo. Aquí  los llaman comecocos), chapas con jugadores de fútbol (no veáis el disgusto cuando confisqué a Messi), manitas de esas blandurrias que se pegan a las cosas. Pulseras de colores.

Objetos tecnológicos: móviles y punteros láser. El drama supremo es que te confisquen el móvil. Creedme. Pero esto tampoco va a mi taquilla, sino a dirección.

Y entre todas las cosas absurdas que he confiscado, este año he confiscado una jirafa. Una jirafa. Un muñecajo casi de un palmo de alto de una jirafa. Con sus manchas y todo. La tengo metida en mi taquilla y como es grande cada vez que la abro me la encuentro ahí, mirándome. 

Tengo que reconocer que me encanta. Me hace muchísima gracia.

Cuando la confisqué, la propietaria de la jirafa me preguntó muy seria cuándo se la iba a devolver. Haciéndome la dura le dije que no sabía, que dependería de su comportamiento (del comportamiento de la cría, no del de la jirafa). 

Hoy al verla en la taquilla, he pensado que la jirafa se va a unir al turrón y al señor del Almendro y va a volver a casa por Navidad.

Pero yo la voy a echar de menos, sobre todo en la dura vuelta de enero. Estoy pensando en poner en la parte interior de la puerta de la taquilla, antes de irme el día 20, esta foto:

Con mi despiste, seguro que cuando vuelva en enero me he olvidado de la jirafa y cuando vea la foto me asusto. O me descojono. Seguramente primero me asuste y después me descojone. Pero será una buena entrada en el año nuevo.

jueves, noviembre 14, 2013

Afterlife

Este año he empezado a dar clases de mis asignaturas en inglés. El bilingüismo me trae loca, pero eso es otra historia. El caso es que en algunas clases tengo asistentes lingüísticos, que a veces ponen algunas actividades para que los chicos practiquen escribiendo o hablando inglés. Estos días con el grupo de los pequeños ha tocado hablar de Egipto y, claro, de su concepción de la muerte y sus tumbas. La asistente les ha pedido que hicieran una breve redacción en inglés sobre qué se llevarían a la tumba para poder disfrutarlo en la otra vida. La lista de las cosas que ha salido es bastante peregrina:

- El móvil (y lo pongo el primero porque todos, absolutamente todos, se quisieron llevar el móvil a su afterlife).
- La red wifi
- La play station.
- Juegos para jugar online con los amigos que estarían en otras tumbas.
- Balón de fútbol.
- Sticks de hockey.
- Una pista para practicar esgrima.
- La casa entera.
- Fotos de su familia. 
- Un helicóptero.
- Una scooter.
- Gasolina para el helicóptero y la scooter.
- Sus mascotas disecadas (aclaro, no te podías llevar seres vivos. Al menos nadie ha puesto que quería llevarse a sus padres disecados).
- Un poster de este chavalín.
- Fajos de billetes.
- Rubíes para colocarse en los ojos.
- Empanada.
- Bollos. A falta de encontrar una palabra que englobara todo lo que quería decir con "bollos", la alumna decidió llevarse al más allá cupcakes.
- El teléfono de Telepizza.
- Un genio.
- Un unicornio.
- Un arcoiris.
- A los protas de Hora de Aventuras.

Y hubo una pregunta que salió en todas las clases varias veces y que habla de lo previsores que son mis niños:

- Teacher, how can I say "cargador"? - y sí, en todas las listas estaban sus "chargers" junto a sus "mobile phones" (bueno, muchos especificaban que querían llevarse el Iphone 5S... hubo uno tremendamente moderno que quería llevarse el Iphone 100).

Sólo espero por su bien que en sus pirámides tengan enchufes.