lunes, enero 11, 2010

Regalos

Estos últimos días hay por la blogosfera un montón de posts sobre los regalos guays que han traído los reyes magos. Yo este año no me puedo quejar (¡un netbook! ¡ropita guay! ¡libros!... ¡¡un sable!!), pero no quería escribir de los regalos guays, sino de los otros. Y no de los de ni fu ni fa, sino de los que hacen que la mandíbula se te desencaje por feos o por inadecuados. Esos que hacen que te plantees qué tipo de ideas tienen sobre ti los regaladores y qué tipo de pensamiento se les cruzó por la cabeza por el que relacionaron ESA COSA contigo y encontraron coherente comprarla pensando que te gustaría.
Yo tengo un par de familiares especialistas en hacer regalos espantositos. Cada vez que mi tío Z y mi tía V (su mujer, dios les cría y ellos se juntan para hacer regalos terribles) se acercan sonrientes con un paquete, Hermano y yo temblamos. La lista de regalos raros que nos han hecho es extensa y largamente recordada.
A Hermano le deben tener conceptualizado como el conejo apresurado de Alicia en el País de las Maravillas, porque, que nosotros recordemos, le han regalado ya tres relojes. Pero no, no relojes normales, de llevar en la muñeca: le han caído dos relojes de bolsillo de estética muy muy dudosa (aparte de que el concepto se aleja kilómetros del estilo de Hermano) y un engendro que era un reloj-llavero (feo, muy feo).
Con veintidós años le debieron ver tan estresado, que le regalaron un bonsai. Hermano y yo nos mirábamos, mirábamos el bonsai, el bonsai nos miraba a nosotros aterrorizado... y falleció tres meses después, porque ser una planta y caer en mis manos es sentencia de muerte firmada. No digo que un bonsai sea un mal regalo para una señora de cincuenta años, para un fan de Felipe González o para alguien que haya expresado un mínimo interés por el mundo de los árboles enanos. Pero para un chico de veintidós... no acabo de verlo.
A mí me regalaron el que posiblemente fuera el jersei más feo del mundo. Un jersei de punto, de ochos, de color naranja butano. Odio el naranja. ODIO el naranja. Y ese jersei era naranja fosforescente. Si el color era terrible, no lo era menos la forma: cuando me lo dio mi tía me anunció orgullosa que el jersei lo había hecho ella... a medias. Me hizo ilusión que lo hubiera tejido para mí, aunque fuera el espanto universal, pero no, era un concepto muy perverso de "hacerlo uno mismo": había comprado la pieza frontal, la parte de detrás y las mangas por separado y las había unido ella, cosiéndolas. El resultado era un jersei informe, inmenso (hubiera podido servirle al yeti) y de mangas cortas. El horror hecho algodón. Y no sólo era un regalo feo, sino que además añadía el plus de culpabilidad: alguien le dedica su esfuerzo a hacerte un regalo y tú no te lo pones ni una vez. Agh. Pero es que os juro que convalidaba como "chaleco reflectante" en el código de circulación.
Hace cuatro años me regalaron una perritera. Creo que es el rey de los artilugios inservibles. Sin palabras me quedé cuando lo vi y aún estoy sin ellas. Lo usamos un vez: empalar el pan en el pincho fue el desmigue universal y tener las salchichas ahí como cadáveres ahogados no moló. Y ocupaba un estante para él solo. Nuevo agh.
Este año me han regalado un salto de cama y su correspondiente batín negro. Horrorérrimos, por dos razones: Primero, ¡es muy turbio! ¡la familia jamás debería regalar esas cosas! Segundo: parezco un cruce entre Blanche Deveraux con sus saltos de cama ochenteros de señora vieja y Harry Potter con su túnica de Hogwarts. El antisexy. Es ponértelo y que te sorba años de vida. Lo único bueno que tiene es... que en esta ocasión lleva ticket regalo.
Por estas cosas, cuando le dije a Hermano que tenía un paquete para él de mis tíos y que ya se lo llevaría a Palma, empezó a interrogarme:
- ¿Es pequeño? ¿Puede ser un reloj de bolsillo OTRA VEZ?
- No creo.
- ¿Tiene pinta de estar vivo? ¿respira?
- Umm, nop.
- ¿Es lo suficientemente grande como para ser una perritera?
- Hermano, ya lo verás.
Al final era un pequeño disfraz de tío Z.: una camisa rancia y un jerseicito de color pastel. Así que mi Hermano y yo decimos desde aquí una cosa, sin que sirva de precedente:
¡Viva los tickets regalo! ¡viva e-bay!

16 comentarios:

  1. Anónimo11:15 a. m.

    Buf... cuando la familia pregunta qué le vamos a pedir a los Reyes, yo ya opto por decir lo que no quiero: ni pinturas, ni colonias, ni "joyería" (pulseras, pendientes, colgantes, etc) ni ropa! Y aún así la siguen cagando :S Me pasó parecido a ti con el jersey (sólo que entero comprado) en verde; yo odio el verde. Al menos había ticket y lo pude cambiar.

    Pero otra cosa horrorosa fue en Nochevieja... que nos compraron a todos los primos un tanga rojo. Es que me daba vergüenza ajena ver a mi tío "el serio" con el de mi hermana en la cabeza, haciéndole una demostración de otros usos que podía darle u_u# Huelga decir que ninguno de los cuatro afortunados con el regalo nos lo pusimos (y dudo que lo haga alguna vez).

    ResponderEliminar
  2. Anónimo1:43 p. m.

    este año mi tio y su mujer no tuvieron otra maravillosa idea q regalarme...un rosario, UN ROSARIO!!!A MI!!!!QUE SI ENTRO EN UNA IGLESIA ME SANGRAN LOS OJOS!!! me sentó hasta mal, no por el regalo, sino porq creo q compraron los primero q pillaron, y encima me dicen: "las muchachas lo llevan mucho ahora" ,si, pero yo tengo 25 años!!
    en fin, que aveces, te dan ganas de decirles: cambialo y dame el dinero, que ya me lo compro yo sola.

    un besote!!!Lia

    ResponderEliminar
  3. Comida de cumpleaños del año 2006. Invité a una amiga y a una amiga suya que convivía con ella por entonces y que no parecía mala persona (cosa que luego se reveló como un error de juicio). Entre las cosas que me regalaron que habían adquirido con un dinero puesto en común había una cosa peculiar una oveja hinchable.

    Ni he preguntado que cara se me quedó pero desde entonces quedaron en la Lista Negra y aún ahorro para pagar los matones que sean suficientemente carente de escrúpulos como para seguir mi venganza al pie de la letra.

    ResponderEliminar
  4. Yo hace años que dejé de recibir regalos horribles. El truco es sencillo, cuando la persona en cuestión te hace uno le dices a la cara y sin ningún tipo de emoción: Por favor no me regales nada más.

    Parece una solución algo chocante y maleducada, pero oye, funciona a la perfección. Los únicos regalos que te han de interesar son los de las personas que realmente te conocen y quiere y que, aunque sea una chorrada del todo a 100, saben a ciencia cierta que no fallarán.

    ResponderEliminar
  5. Mis reyes este año han estado bien...si no tenemos en cuenta el regalo de mi suegro.
    Y hay q perdonarselo, porque a pesar de todo me quiere (creo..). No ha regalado nada a ninguna de sus nueras excepto a mi (q honor no?)
    el caso q me entrego un enormiiiisimo paquete diciendo que "cuidado! es muy frágil" yo, en mi inocencia imaginé un jarron. Craso error! es una enorme casa de navidad de ceramica q no es q sea fea, es q es lo siguiente!!!! lo peor es q no hay donde esconderla, es tan grande q no cabe en un cajon! y no habia ticket regalo...

    ResponderEliminar
  6. A ver, ¡¡¡¿¿¿es que NADIE se sorprende de lo de la perritera???!!! por Dios que cosa más "original" (eso es lo que suelo decir yo cuando no me gusta el regalo) aunque esto es más bien "inquietante" (que es lo que dice mi amiga Nico cuando ve algo que no entiende)

    Bueno al menos si te quedas sin curro puedes ir de feria en feria ganándote la vida!

    ResponderEliminar
  7. La perritera puede tener oscuros usos cuando tengas que interrogar a alguien, o estorsionarlo por alguna razón... No la tires aún, algún día se lo agradecerás a tus tíos. Quizás incluso puedas usarla con ellos...

    ResponderEliminar
  8. Pues a mi lo de la perritera me sonó a transporte para perros, cosa que si no tienes perro, es un regalo casi que peor. A mi este año me han regalado un oso panda que camina y canta barbie girl. Sonreí encantada mientra rezaba para que hubiera otro regalo mejor. Ains...

    ResponderEliminar
  9. Anónimo4:52 p. m.

    Míralo de esta forma: tienes el poder de convertir los regalos desastrosos en carcajadas desternillantes, jajaja

    ResponderEliminar
  10. Espera: ¿un oso panda que camina y canta barbie girl? ¿eso existe?

    ResponderEliminar
  11. Buenísimo post. Me he reído con ganas.

    ResponderEliminar
  12. Ya te digo si existe. Y encima se cae despues de andar cuatro pasos.

    ResponderEliminar
  13. Pétalo, te acompaño en el sentimiento.

    A mí me han regalado jerseys carísimnos de tallas ínfimas, minifaldas escocesas muy minis... con 30 años y me regalaron cuatro veces La princesa que creía en cuentos de hadas, o algo así.

    Lo mandé todo a Cáritas.

    Mis padre me compran todo lo que pillan en el Lidl, y una de las cosas más raras fue un cocedero de arroz al vapor. Allá arriba en el estante lo tengo, cogiendo grasa.

    ResponderEliminar
  14. Me ha quedado clarísimo: tacho de la lista la perritera naranja cosida a mano, ¿no?
    Vale, no te preocupes, ya busco otra cosa.

    ResponderEliminar
  15. Elennim-Tuk, uh, esos momentos familiares de vergüenza ajena me dejan ko...

    Lia, ¡¿un rosario?! mis alumnas chonis de quince años los llevan, de plástico fosforescente. El horror.

    Illuminatus, ya te leí lo de la oveja hinchable en otra ocasión y no me lo podía creer. Aún sigo flipando.

    VidaDosPuntoCero, jo. Hombre, supongo que mis tíos quererme me quieren. Conocerme bien es otra cosa, jeje. Así es la familia, ¿no?

    Aradiah, ¡madre mía! lo de que sea "de navidad" te exime de tenerla a la vista el resto del año, ¿no?

    Pal, ojalá me saliera lo de "original" en el momento. Me temo que como sólo puedo decir cosas como "uuuhh, este... guau" les acabo alentando.

    Gato, jajajaja. Si alguna vez la necesitas, aún la tengo (al lado del radiador).

    Pétalo, jajajja, qué graaaande lo del oso. Inmenso.

    Anónimo,unamonja, muchas gracias ;)

    Perli, ¿crees que en alguna parte querrán la perritera?

    JuanRa Diablo, jajajja.

    ResponderEliminar
  16. Hola
    buenisimo post!
    solo aportar en "regalos horribles", la portera de mi edificio hacia regalos reciclados (cosas que le regalaban a ella, las daba despues como regalo, intermediaba en una especie de intercambio vecinal). El papel exterior siempre estaba deteriorado y lo atribuia a sus nietas mellizas... "uy, me lo han roto" lástima que cuando las niñas cumplieon 12 años ya no colaba... A mi familia, entre otras lindezas, nos regaló una baraja de cartas a la que le faltaba 1 y un par de zapatillas que cada una era de un número diferente.
    Besos

    ResponderEliminar