jueves, octubre 24, 2013

Yo hago huelga

Y no, señora Gomendio, no tengo trabajo fijo.

(Me refiero a estas declaraciones de nuestra excelsa secretaria de estado de educación, que ha dicho "los docentes tienen un puesto trabajo asegurado, mientras que los padres se están enfrentando a unas tasas de desempleo muy elevadas y dificultades económicas importantes y, por tanto, entiendo que en este momento evitar que los alumnos vayan a las aulas y que continúen su formación no beneficia a nadie, ni a padres, ni a alumnos ni a la sociedad en su conjunto"). 

Sus declaraciones implican varias cosas: si tienes trabajo, tienes que aguantar todo lo que te echen sin decir ni mu. En caso contrario eres un insolidario con la gente parada. Segundo, si no tienes trabajo fijo asegurado, ¿no puedes hacer huelga? ¿es lícito que te larguen cuando protestas si no tienes un puesto de funcionario? tsk, tsk.  Se nos ve demasiado el plumero, señora mía.

Yo soy interina, que va teniendo trabajo según sale a lo largo del curso y como máximo de septiembre a junio (el 30 de junio, todos nosotros a la calle). Me paso media vida preparando clases y otra media intentando buscar tiempo para estudiar las oposiciones (y sí, he aprobado las últimas veces que me he presentado, aunque sin plaza). En fin, que mi vida fácil, estable y cómoda, no es. No es que me queje, tengo trabajo (ve, señora Gomendia, reconozco lo suertuda que soy en un país con tantos parados), es el camino que he elegido y me encanta el trabajo. Merece la pena el esfuerzo. Pero recochineos por su parte, los justos, por favor. En fin, debe resultarle raro que alguien como yo haga huelga y más por las razones por las que hoy estoy en casa. 

Usted ha declarado que nuestras protestas y las huelgas tienen que ver con "las mejoras salariales, la disminución de la carga lectiva y la del número de estudiantes por aula" y que "las razones de esta huelga no están en absoluto relacionada con la reforma educativa que proponemos".

Pues no, hoy no estoy en clase porque ustedes me hayan bajado el sueldo, o hayan aumentado la ratio de alumnos por aula (que son cosas que no hacen gracia, evidentemente, pero eso ya lo hicieron en los años anteriores).

Yo estoy en casa hoy porque la LOMCE, esa ley que va enmendando las anteriores, me parece un horror. No voy a desgranar todos los puntos por los que la ley me parece un fiasco (la exposición de motivos es delirante), pero vayamos sobre algunos:

- Realizar tres reválidas después de cada una de las etapas (primaria, secundaria y bachillerato) es un despropósito. Supone que no se fían de los profesores y de su capacidad de evaluar a sus alumnos. Necesitan TRES evaluaciones externas. TRES. Si la PAU es un mal trago para los estudiantes, imaginemos tres exámenes más (sí, la PAU desaparece, pero se queda el examen final de bachillerato y las pruebas que realicen las universidades). Además, uno de los principios que han regido en las últimas reformas educativas ha sido la evaluación continua, es decir, no juzgar a los alumnos sólo por el resultado de unos exámenes sino valorando todo el proceso de aprendizaje y la adquisición de una serie de competencias. Estupendo, con esas reválidas que hay que aprobar y que tienen gran peso en la nota final, se cargan todo ese esfuerzo de evaluar a los chicos por su trayectoria, trabajo y esfuerzo continuo y no por lo que hagan un día. 

- Dan un sitio a la religión en la escuela que no debería tener, desde mi punto de vista. Evaluable y con peso en las medias. Y en la ley no hay ni rastro de una alternativa que había antes a religión, Historia y cultura de las religiones. Sólo queda Valores éticos. Supongo que no interesa dar un punto de vista histórico y crítico de las religiones en el mundo.

- Adiós a la Historia de filosofía. Hasta ahora todos los estudiantes de segundo de bachillerato tenían que cursar esa asignatura, ahora desaparece la opción de cursarla para los de ciencias y queda sólo como opcional para humanidades y ciencias sociales. Interesante eliminación, sobre todo cuando en su exposición de motivos dicen que quieren promover el pensamiento crítico. JA. También han eliminado educación para la ciudadanía, claro, no vaya a ser que a los alumnos les de por pensar si se tocan temas sociales o políticos (y, ojo, no estoy diciendo que el temario fuera polémico, la mayor parte de libros eran muy neutros. Pero se hablaba de derechos humanos, instituciones políticas, obligaciones y derechos de los ciudadanos... sí, son cosas que pueden ser muy incómodas para ciertos políticos corruptos. Y no miro a nadie).

- Se establece que dinero público pueda financiar a centros que segregan alumnado por sexo. Como los tribunales han dicho que no, que eso no se puede hacer por la ley anterior... pues a cambiar la ley y a consagrar la discriminación por sexo subvencionada por el Estado. Bravo.

- Se adelanta la elección del camino futuro un año. Ahora los chicos tendrán que elegir un año antes qué hacen con su vida. Después de tratar con adolescentes y ver el lío vital que tienen muchos y lo complicada que es esa edad... no me parece una decisión acertada.

- Ahora los directores pueden seleccionar el personal para sus centros, tanto funcionarios como interinos. Dice la ley que los directores pueden "establecer requisitos y méritos específicos para los puestos ofertados de personal funcionario docente e interino". Ah, y pueden rechazar interinos. Eso significa que los cauces de asignación más o menos objetivos que había hasta ahora (méritos, puntos, listas) se pueden ir a la porra. Basta que se cree un perfil a medida de la persona concreta a la que quieres traer y voilá. Como si no hubiera suficiente amiguismo y "dedismo" en este país...

Podría seguir, pero paso. Sé que va a dar igual lo que los docentes digamos, o los sindicatos, o el resto de partidos. Tienen una estupendísima mayoría absoluta y aprobarán lo que les salga de los deditos a sus diputados votadores. Sé que seguirán vilipendiando e insultando a los profesores en cada medio de comunicación por el que pasen. Sé que el día de hoy me va a costar un buen piquito de dinero, pero me da igual. Aunque sea sólo por pundonor, hoy estoy de huelga.

En fin, que ya hay un punto en el que el cabreo sordo se convierte en risa floja. Risa floja que se convierte en carcajada cuando se leen frases en su ley como la siguiente: "esta ley orgánica es el resultado de un diálogo abierto y sincero, que busca el consenso, enriquecido con las aportaciones de toda la comunidad educativa".

Riámonos todos juntos y que llore nuestro futuro.

martes, octubre 22, 2013

Tacones

Esta mañana me he puesto tacones. Quedaban bien con mi falda y estaba de humor para llevarlos (no hay que llevar tacones si una no está de humor... puede acabar lanzándolos a cuatro metros de distancia en un arrebato de cabreo).

He salido con tiempo de casa, con tiempo más que suficiente para llegar al instituto, hacer fotocopias, buscar el pendrive que he vuelto a perder, coger los libros e ir tranquilamente a clase.

Llevaba tacones, así que en vez de darme el paseíto hasta la parada del tren he esperado al autobús. Después de todo, el marcador del tiempo ponía que el autobús llegaba en menos de un minuto.

Cinco minutos después, seguía esperando en la parada. Finalmente llegó el bus... pero si hubiera ido andando hubiera llegado antes a la estación.

Al llegar a la estación, el tren se acababa de ir. Sé que si hubiera ido andando, lo hubiera cogido. Merde. Seis minutos hasta el siguiente. 

Siete minutos después, apareció el tren. Iba hasta la bandera, claro. Pero lo peor es que, a su paso, iba dejando un rastro de humo sospechoso y un olorcillo a quemado inquietante. Nos subimos al tren. Yo y demasiada gente más. Íbamos tan apretados que podía escuchar perfectamente la música que llevaba la chica de al lado en sus cascos. Renfe, no te voy a perdonar que me hayas hecho escuchar a Dani Martín. Milagrosamente el tren seguía funcionando a pesar del olor a quemado. Pero en vez de tardar diez minutos en llegar a destino, tardamos más de veinte. 

Llegamos a la estación. Me bajé, tenía que hacer transbordo y coger otro tren. Lo ví en el andén. Corrí, al menos todo lo que me permitieron los tacones. Cuando me quedaban tres escalones y dos metros para estar dentro del tren... se marcha y lo pierdo. Cinco minutos hasta el siguiente. A esas alturas de la mañana, el "voy con calma y llego bien" se ha convertido en un "nollegonollegonollego". Por fin llegó el siguiente tren.

Finalmente llegué a mi parada. Allí tenía que coger otro autobús hasta el instituto. No hace falta decir que, según llegaba a la parada, he visto mi autobús perderse en la lejanía. Cinco minutos después, llegó otro. Cuando llego a mi parada, corro. Corro mucho (al menos todo lo que los tacones blablabla). Entro en el insti, escaleras arriba... y entro en la clase sin libros, sin fotocopias, sin pendrive y sin aliento. Pero puntual. Y con tacones. Puro milagro.

Mientras recuperaba la compostura y el aliento, lo único que podía pensar era "todo por culpa de los tacones". Ya se me había pasado el humor de llevarlos. Si hubiera tenido a mano unas bailarinas, los hubiera arrojado por la ventana.

Cuando he salido del insti, llovía.

Putos tacones.

jueves, octubre 17, 2013

Enigmas históricos

El año pasado tuve un curso interesante. Tuve alumnos majos,algunos de ellos bastante mayores de lo que estoy acostumbrada. En uno de los cursos algunos de ellos, aparte de ser majos, eran... particulares y me hacían preguntas que al principio me chocaban bastante. Al principio sólo contestaba como podía las preguntas, pero después empecé a preguntar de dónde sacaban las fuentes. 

- Profe, ¿de dónde sale el oro? - y como yo estaba hablando de Hispania romana, me fui a lo obvio:

- Blablabla... los romanos... blablabla...las Médulas... blablabla... Plinio contaba que ... blablabla.

- Ya, profe, pero... me refiero a que he oído que el oro viene de fuera, del universo. Que todo el oro del mundo vino en un meteorito. ¿Es verdad?

- ¿Me quieres decir que el oro es extraterrestre? - yo estaba a cuadros.

- Sí, que vino todo en un meteorito y se esparció por el mundo.

- Pues hijo, no sé, esto no es mi especialidad, aunque no lo había oído en mi vida.

El asunto me dejó tan intrigada que tuve que buscar de dónde venía eso. Y encontré esto, así que el chico tenía sus fuentes. Reinterpretadas, pero fuentes más o menos fiables. El problema real vino cuando me di cuenta de que algunos tenían sus fuentes... pero en este caso nada fiables.

- Profe, que vi en un documental que los musulmanes invadieron Gran Bretaña en la Edad Media. 

- ¿¿?? eh, no, eso no ocurrió nunca. ¿Dónde viste eso?

- En un documental de la tele.

- ¿Qué documental?

- Bueno, a lo mejor no era un documental. A lo mejor era...

Y sí, amigos, dijo las temidas palabras...

- ... Cuarto Milenio.

O, incluso ¿peor?

- Profe, eso que estás contando de Tartessos, lo de la cultura local, no es verdad - sí, el año pasado tenía un alumno en concreto que era un poco ignorante pero pensaba que sabía mucho... y eso es una mezcla peligrosa - Eran egipcios, que vinieron a España.

- NO. 

- Pero...

- NO. Ahora te explico porqué no, pero antes, ¿me puedes decir de dónde has sacado esa información?

- Un documental de Canal Historia decía que...

Porque sí, algunos de mis alumnos creen cosas como que los antiguos egipcios se aburrían en su trocito de mundo y se fueron de excursión a la Costa de la Luz a tomar pescaíto frito o al Caribe y mientras tomaban el sol en la Rivera Maya construyeron pirámides. Todo gracias al Canal Historia, que de Historia sólo tiene el nombre, por lo que he podido ver (yo no tengo ese Canal, pero mis suegros sí y cuando estuve este verano en su casa y vi un rato de un par de documentales, quería arrancarme los pelos y los ojos y enviárselos a los de la tele). Después de varias teorías de esas peregrinas, les pedí a los alumnos que no me hicieran perder el tiempo con absurdeces sacadas de fuentes dudosas y que nos centráramos en Historia de verdad. Me hicieron caso a medias, pero se fue sobrellevando.

Pero como siempre, las cosas pueden empeorar. Los alumnos del año pasado eran mayores y más o menos razonables. Pero este año tengo alumnos de los pequeños (doce años) que deben tener Canal Historia o Explora. Y ya tengo protagonistas de ese año. Y no, no son los egipcios viajeros.

- ... Y así es como se hace un dolmen.

- Noooo, profe, eso es imposibleeee. Eso no se hace así, es imposible.

- A ver, ya te he explicado el proceso que se cree que se siguió. ¿Qué no has entendido?

- Que no me lo creo. Que en realidad eso está hecho por ALIENS.

Y da igual que les expliques de varias formas que no, que no es muy viable que unos cuantos extraterrestres hayan venido a ayudar a unos señores de la Edad de los Metales a colocar unas cuantas piedras. Que no hace falta recurrir a los extraterrestres para explicar  estas cosas... pero no hay manera. Y como sólo hemos llegado a la Prehistoria y los aliens ya han salido insistentemente y me temo lo peor para cuando lleguemos a Egipto y las pirámides, he decretado en mi clase la censura total y absoluta: está totalmente prohibido pronunciar la palabra "alien" en ellas. Y sí, digo censura porque con la gente que cree en estas cosas llega un momento en el que es imposible razonar. Incluyo, claro, a todos esos "expertos" que están en esos documentales mierder tipo "generación alien". Los historiadores y arqueólogos pueden esgrimir los argumentos más fundamentados del mundo y dar explicaciones acerca de cómo se hicieron los monumentos o el significado de las cosas enigmáticas... pero ellos siempre preferirán creer que vinieron unos bichos del espacio exterior e hicieron cosas muy peregrinas para ser un alien.

Así que, como odio perder el tiempo en mi clase, nada de aliens en ellas. Censurados.

Aunque ya me lo estoy viendo venir:

- Profe, ¿estás segura de que esto de las pirámides no lo hicieron aquellos-que-no-deben-ser-nombrados?

Y os juro que a estas alturas preferiría que se refirieran a Voldemort.

miércoles, octubre 09, 2013

De búhos y sillas

El único abuelo que me queda vive en una residencia. Ésta está organizada en torno a un patio, su disposición recuerda ligeramente a un claustro. Pero aquí, en vez de monjes, hay decenas de viejitos dormitando u observando. Observando mucho y muy intensamente. De hecho, la sensación al entrar en la residencia es bastante inquietante, como si un par de decenas de búhos te miraran fijamente mientras recorres los pasillos. 
La imagen es de este blog.

Este verano, en una de las visitas a mi abuelo, me pasó algo bastante absurdo. Mi abuelo, en su silla de ruedas, y yo estábamos sentados en un lado del patio, pero dentro del edificio, al fresquito del aire acondicionado. Yo me mimeticé con el resto de parroquianos y me convertí en un búho más por un rato y estuve con mi abuelo viendo pasar a los residentes, solos o con sus familiares. A algunos les vimos pasar cinco o seis veces, siempre caminando en el mismo sentido como si estuvieran completando las 24 horas de LeMans pero a la velocidad de un caracol cojo. 

Entonces una señora muy mayor salió del baño con un andador.

- Señora, ¿me puede ayudar a mover mi silla hasta allá? - me dijo, señalando a una silla de ruedas aparcada a la puerta del baño y después a un lugar al otro extremo del pasillo.

- Claro que sí, mujer - le contesté. Moví la silla de ruedas hasta el lugar que me indicó la señora y volví a sentarme, pensando que había hecho mi buena acción del día. 

- Pssss, pssss. Eh, chica - me giré hacia el lugar desde el que me chistaban - psss, oye, que creo que esa silla no es de esa señora. - me dijo otra parroquiana.

- ¿Ah, no? ¿y entonces? - Yo no entendía nada. 

- Es que siempre hace lo mismo y es posible que no sea su silla de ruedas. ¿Ve? se ha sentado en una silla de plástico.

En ese momento salió del cuarto de baño un señor viejo de aspecto bastante feroz, que me miró y con cara de extremo cabreo y voz agitada, empezó a gritarme:

- ¿Y mi silla? ¿dónde está mi silla? - no había ninguna silla alrededor. Porque antes había una silla, pero yo la había cambiado de sitio. Ejem. 

- Eh... ¿Puede ser que sea aquella? - y señalé la silla que yo había movido, hablando con la voz más inocente del universo - si es esa se la traigo ahora mismo.

- Sí, es esa. Tráela - ordenó el señor, bastante bruscamente. 

Le llevé la silla, se sentó y se quedó mirándome fijamente. 

- Como pille al que me ha movido la silla le doy dos garrotazos en la cabeza - dijo muy despacio, amenazante,  mirándome fijamente. Yo ya me veía en el suelo de la residencia con la cabeza abierta... y a ver cómo le explicaba yo a mi madre que ir a visitar a mi abuelo había acabado en puntos de sutura y pérdida de materia gris. 

- ¡BAH, BAH, este es un mala sombra! - empezó a decirme mi abuelo en voz alta, sin dignarse ni a mirar al señor - es un malaje, ni caso: ¡Mala sombra! . - Yo ya veía también a mi abuelo con dos garrotazos en la cabeza, aunque bueno, no creo que nadie se atreva a levantarle la garrota a mi abuelo, que menudo es: Antiguo guardia civil con unos ojos azules centelleantes que pueden dar bastante miedito. 

- Que digo que como pille al que me ha movido la silla le doy dos garrotazos en la cabeza - me insistió el señor, mirándome fijamente y elevando el tono de voz. Sabía que había sido yo. Lo sabía. Supongo que porque yo era el único ser con dos piernas totalmente funcionales en la zona. Así que opté por la salida tipo avestruz sorda:

- ¿Cómo? ¿qué dice, que no le entiendo? - y sonreí beatíficamente. Pero vaya si le entendía. Entendía sus palabras y veía su bastón describir círculos en el aire. Sí, muy cobardica, lo sé, pero no quería mentirle al señor directamente (¿yooo? ¿mover su silla yo? qué va, habrá sido un búho de estos) y tampoco quería recibir un bastonazo. 

- Eh... GRRRRR. - el señor, frustrado, se giró y se dirigió hacia la señora que me había pedido que moviera la silla. - ¡Has sido túuuu, seguro! ¡TÚ!

- ¡Mala sombra! - gritaba mi abuelo

- ¿Ves como no era su silla? - me decía la otra señora.

- ¡Dos bastonazos en la cabeza te voy a dar a ti! 

- Si es que no ves, que lleva andador... pide que muevan la silla de ruedas de otro no sé porqué. Para fastidiar. O porque está loca, no sé.

- ¡MALAJE!

- ¡Te voy a correr a garrotazos!

Yo estaba flipando con la que había montado por mover una silla unos cuatro metros e intentando decidir qué hacer, pero otros decidieron por mí. Justo en ese momento pasó una cuidadora que le dijo al mala sombra:

- Hala, te pongo en la fila del comedor. 

Y se lo llevó, empujando su silla de ruedas. El otro seguía gritando a la señora y agitando la garrota, pero cuando estás en silla de ruedas no siempre puedes decidir dónde te puedes quedar y adonde vas a ir y sus gritos se desvanecieron por el pasillo.   

Después de comentar un rato más la jugada con mi abuelo, me fui. Al salir, pasé al lado de la primera señora, esa que me había pedido que moviera la silla. 

- Jijijijiji - oí cuando pasé a su lado. 

Para que te fíes de los búhos.