viernes, junio 29, 2007
Los Chungays de Nuestra Vida: El reprimido
jueves, junio 28, 2007
¿Hay alguien ahí?
Sí, ya sé, la ouija es como una casilla obligada en el itinerario adolescente, pero ya sea por leer de superpequeñas las leyendas de Bécquer, ya sea por la de cosas que se oyen cuando eres girl scout, nosotras nos la saltamos.
Eran las 9:45. Tenía clase de religión con Sor María del Carmen, alias “La Loba”, y llegaba 15 minutos tarde (otra vez). No me apetecía nada aguantar la bronca, así que decidí quedarme en el baño leyendo hasta el cambio de clase.
Una idea muy poco original, porque allí me encontré con otras 2 niñas. Fue un encuentro muy “Breakfast Club”: las tres nos sonábamos de cara pero no habíamos hablado nunca. Empezamos a hablar de cosas peregrinas y al poco rato, no sé cómo, habíamos dibujado una ouija en una hoja del cuaderno de cuadritos y teníamos los dedos índices apoyados en una moneda de duro. Decidimos llamar a Marilyn Monroe.
Y respondió a nuestra llamada. De hecho, fue un encanto. No recuerdo bien lo que le preguntamos, pero sí recuerdo que fueron cosas importantes, trascendentes, en plan “me gusta un chico mayor (tiene 15), qué hago” o “mi madre dice que el agua oxigenada es malísima para el pelo, ¿es cierto?”, y ella nos contestó con muchísima paciencia.
La cosa es que una de las niñas, la que dibujó la ouija (la que sabía como era, vamos), nos contó que su hermana era médium. Yo no sabía ni lo que era, pero esa mañana me enteré de que existen personas dotadas de facultades paranormales que les permiten actuar de mediadoras en la consecución de fenómenos parapsicológicos o de hipotéticas comunicaciones con los espíritus.
La hermana de esta chica (llamémosla Silvia, aunque no me acuerdo de su nombre) era médium y hacía viajes astrales. Y Silvia nos contó cómo. Tampoco dio para mucho, que después del consultorio con Marilyn sólo quedaban como 10 minutos hasta el cambio de clase, así que fueron como unas nociones nada más. Pero me moló tanto que me pasé semanas visualizando el trayecto Avenida de Europa(1)-Moncloa(2) antes de dormirme.
No, nunca me desperté en el Ejército del Aire(3). Pero después me di cuenta de lo peligroso que es intentar estas cosas sin supervisión de un experto. Fue cuando Aramis Fuster aún no era famosa por sus tangas y sus cosas, sino por ser “tu bruja particular”. Tenía un espacio de 5 minutos en la madrugada de Telecinco: “La Hora de Aramís Fuster” donde contaba cosas como que, cuando aún no controlaba bien sus poderes, en un viaje astral se quedó encerrada en un baldosín del cuarto baño. Me dieron escalofríos. ¡Lo que me podía haber pasado! ¡En un azulejo!
Aclaración de los localismos centralistas:
(1) En Pozuelo, donde “la familia de los itinerantes veraneos” vivía por entonces.
(2) Lo que encuentras según entras a Madrid capital por la carretera de La Coruña.
(3) Primer edificio nada más pasar el Arco del Triunfo a la derecha.
miércoles, junio 27, 2007
El annus horribilis de Bichito
martes, junio 26, 2007
Dinosaurios
Para hacer tiempo entre comida y cena, entre pixín y chorizo a la sidra, fui a ver huellas de dinosaurios. Cuando estaba sentada sobre una, haciéndome una de esas fotos chorras que siempre caen, llegaron tres niños corriendo entusiasmados, como Heidis tras sus cabras. Detrás, mucho menos entusiasmada y rezumando tedio y mala leche, iba su ¿madre? (¡madre desnaturalizada, madre desnaturalizada!)
Niña: ¿Cómo son las huellas de dinosaurio? ¿dónde están?
Madre: Vete al colegio y que te lo expliquen allí- respondió, agriamente, la madre.
Jo. Qué pena me dio, por los niños y por sus profes. Que para eso te compras un perro y te olvidas de tener niños, que los caniches no molestan preguntando dónde están las huellas de los dinosaurios.
Al menos espero que la madre no les mandara a este colegio que está en pleno centro de Oviedo, porque entonces, entre la madre y el cole, aviada estaba la educación de los críos:

viernes, junio 22, 2007
Rock, pop y pata negra
Los pros y contras de los festivales están sobre la mesa desde hace tiempo, cada cual elige. La competencia aumenta. (Os recomiendo una entrevista con el jefe del FIB en http://www.muzikalia.com/) Yo sólo quiero contaros que ese amor original por la buena música en directo ha dado nuevos frutos. Los amigos de Libre Configuración llevaban tiempo detrás de una historia que ya tiene nombre y fecha:
JAMON POP. Cortegana (Huelva), 20 y 21 de Julio de 2007
Con el "espíritu del principio", en un Castillo de la Sierra de Aracena desde donde me cuentan que se ve muy bien la luna, y con Atom Rhumba, Veracruz, Southern Arts Society, Strand, Fantasma # 3, Salieri, Montevideo, Cuchillo, un par jugadores de Bcore: Gas Drummers, lo más parecido a Bad Religion que ha dado Andalucía, y Sibyl Vane, tres punkis de Bcn que adoran el turismo de interior.... y una impagable e ilustre incorporación de última hora: BERTÍN OSBORNE.
http://es.youtube.com/jamoneropop
En fin, que si estás en cualquiera de estas posibilidades o incluso mezclas varias de ellas:
a) no vas al FIB porque es muy caro o te apestan los grandes festivales.
b) Te gusta mucho el jamón ibérico, por lo menos tanto como a Fabio Capello.
c) Tenías pensado acercarte por las fastánticas playas del "Alentejo" o el Algarve portugués. O de Huelva.
d) Realmente estás jodido porque este año no hay Festival de Sant Feliu.
f) Nunca has visto un concierto de punk rock en un Castillo.
o bien:
g) Tienes pocas vacaciones y poco dinero.
...no deberías perdértelo.
Dentro de un mes.
jueves, junio 21, 2007
En Chonilandia...

miércoles, junio 20, 2007
Cada bloggera tiene su secreto

Luisa María escribía historias románticas que tenían de protagonistas a muchachitas modernas de la posguerra. Son novelas deliciosas escritas con mucho sentido del humor. La estructura era, básicamente, ésta: una chica con la que es fácil que las lectoras simpaticen se queda sola... circunstancial, vital o cósmicamente. Entonces entran en escena uno o varios hombres y le empiezan a pasar cosas y a vivir aventuras, y luego conoce a más hombres y le pasan más cosas hasta que por fin besa a uno -o casi-, y entonces la historia termina bien y viven felices para siempre (la muchachita moderna y ese chico al que besó).
Las historias suceden en Madrid, Sevilla, Portugal, Mallorca o París, y en la galería de personajes hay actores famosos, pitonisas, aristócratas de la vieja Europa, pintores bohemios, prestigiosos arqueólogos, castizos propietarios de tiendas del rastro, contrabandistas, escritoras de éxito, médicos exiliados ganadores del Nóbel, tías solteras, tintoreros calvos… y muchos periodistas.
Me encantaban. Habría en casa de mis abuelos 10 o 12 de estos libros, que hicieron las delicias de mis veranos. Los he leído tantas veces que algunos me los sé de memoria y a veces los cito sin que nadie se dé cuenta.
Se casan por poderes, estando ella en Brasil y él en Madrid, Olga corre a España a encontrarse con su marido y el avión en el que viaja se cae en mitad de la selva. Todos mueren menos Olga y otros dos pasajeros: una monja (sor María de la Cruz, alias Marieta) y un famoso jugador de baseball de Massachussets llamado Paul. Pasan cinco años en la selva, cinco años en los que Paul y Olga creen enamorarse, pero en los que no dan ningún paso… porque ella está casada. (Ojo, él sí da pasos con las indias de la zona, con quien no los da es con Olga, que es moderna pero española y decente). Al cabo de esos cinco años, les rescatan. A Paul y a Olga, porque Marieta prefiere quedarse en la selva con sus “negritos” (sic).
Olga y Paul se despiden en Rio, él camino de los EEUU (donde le espera un jugoso contrato) y ella de Madrid (donde le espera un marido al que ha avisado por telegrama). Pero Olga está “marcada por el dedo del destino” y el avión se ve obligado a hacer un aterrizaje forzoso cerca de Dakar. El equipo de rescate se espera en media hora, pero Olga no lo sabe y causa un tremendo ataque de risa a su compañero de asiento cuando empieza a organizar su supervivencia a medio plazo en mitad del desierto. Éste hombre es un millonario americano llamado Dick Wayne, propietario de un imperio de naranjas, que explica a Olga su filosofía de vida (básicamente, que “cada día tiene su secreto”) y que decide quedarse en Dakar. Olga, en cambio, coge el primer avión para Madrid. Allí, en el “aeródromo” de Barajas, le espera su marido. Y entonces empieza la novela.
Olga se acerca a un hombre moreno a quien toma por su marido, para descubrir que no es Andrés sino Javier, su cuñado. Andrés está en una zona incomunicada de África, trabajando para su museo, e ignora su regreso. Pero volverá en un par de semanas. Olga, Javier y una extraña sirvienta llamada Fina pasan unos días en una casa de las afueras al lado de un río, de donde Olga escapa asustada por la atmósfera misteriosa de la casa y sus habitantes.
En Madrid, Olga busca la casa de su marido, un edicifio entero que tiene en una de sus alas un museo llenito de huesos de diplodocus y trilobites. Al llegar encuentra a dos mujeres, una viejecita que resulta ser su suegra, y una joven bellísima que resulta ser la viuda de su marido. Porque Andrés había muerto dos años atrás, no sin antes casarse con Elena. Además, allí encuentra a Javier, a quien Olga comienza llamar “Ojos Malignos”.
Olga se queda allí a vivir “temporalmente” y va descubriendo cosas. Descubre que su suegra es alcohólica y tiene un montón de botellas escondidas por toda la casa. Descubre que la siniestra Fina es la antigua institutriz de Elena, que se incorporó al servicio de la casa al casarse ésta con Andrés. Descubre que Javier, que ha adquirido la costumbre de llamarla cada noche por el teléfono interno de la casa para “los diez minutos telefónicos de Ojos Malignos”, era un violinista de fama mundial hasta que un accidente le dejó una mano casi inútil. Descubre que Elena era la novia de Javier hasta que Andrés se la robó… Y descubre que su último compañero de avión, el millonario de las naranjas, es el prometido de Elena.
Lo descubre cuando Dick aparece en la casa, causando que el ovillo se líe más aún. Porque podría romper el compromiso si llegara a enterarse de que Elena no estaba legalmente casada con Andrés -la aparición de Olga, a la que habían dado por muerta, la convierte automáticamente en su “concubina”-. (Eran otros tiempos). Así que nuestra protagonista se ve obligada a hacerse pasar por la mujer de Javier (“Ojos Malignos”) para hacerle un favor a Elena, la mujer que ocupa su lugar ante los ojos del mundo.
Mientras esperan la llegada de la madre de Dick, alguien intenta asesinar a Olga. Cada año el museo se cierra herméticamente durante un par de días para desinsectar los dinosaurios. Olga recibe una carta firmada por Dick citándola en el museo, y ella acude a la cita sin sospechar que es una trampa para dejarla encerrada y muera al respirar los gases venenosos. Al final la rescata su suegra (la viejecita iba a recoger un par de botellas que tenía escondidas por allí), que parece saber quien es el autor de la carta pero no comparte sus sospechas con Olga. Ella, por su parte, sospecha de Javier, a quien cree todavía enamorado de Elena.
La llegada de la madre de Dick hace que todos tengan que ir a la Sierra a pasar un fin de semana, en plan compromiso social antes de la boda. Allí conocen también al conde Alexis Tamarova, su marido, un ejemplar masculino físicamente perfecto, una especie de Brad Pitt húngaro de la jet internacional. Y el tiempo transcurre tranquilo hasta que aparece Paul.
Paul el as del baseball. Paul el de la selva. Paul que durante la cena y ante los invitados cuenta los horrores de los cinco años en la nada. Paul que hace que a Olga le dé un ataque de nervios (descubriendo que ella compartió esos años perdidos) y a Javier un ataque de celos. El ataque de celos se salda con un beso. Y con Olga acusando a Javier de haber intentado matarla.
Al beso de Javier le siguen varias declaraciones de amor: Paul y Dick (por separado) juran a Olga que la quieren. Ella les explica que en realidad no está casada con Javier, aunque por lealtad a Elena no cuenta toda la verdad. Les dice que había fallos de forma que invalidaban el matrimonio, que a la vuelta de Brasil pensaban volver a casarse, pero que ya no estaba segura.
Ellos reaccionan de forma muy distinta. Paul cree que son paranoias provocadas por las fiebres que Olga tuvo en la selva, y le dice que la ayudará a anular su matrimonio y llevársela a la granja de Massachussets donde viven sus padres. Dick quiere romper su compromiso con Elena y llevarse a Olga a vivir a su piso de San Francisco, a su casa de campo con dos piscinas, a navegar en su barco. Pero Olga no le deja.
La noche siguiente Olga se despierta por los gritos de Fina. Elena se ha fugado con Alexis Tamarova, ambos físicamente perfectos, duchos en el arte de medrar y pobres como las ratas. Elena ha dejado una carta para Olga, en la que confiesa haber jugado con todos los hombres de su vida, escalones en su carrera al éxito, para que se entienda en toda su magnitud la decisión de dejarlo todo por amor.
Javier aparece, despide a Fina y la acusa de haber intentado matar a Olga aquella noche en el museo. Ella reconoce haberlo hecho para proteger a su señora (de la que está lésbicamente enamorada en plan Señora Danvers, me permito añadir) y que ya no le importa nada. Javier y Olga la dejan marchar.
Y aquí es cuando Olga debe elegir con cual de los tres hombres quedarse. Paul, su leal compañero de la selva… pero en el que no ve nada más que un muchachote bonachón. Dick, el hombre enamorado que podría ofrecerle todo lo bueno. O Javier, el tormentoso artista que empezó aterrorizándola.
Se queda con Javier, que es al que realmente quiere. Algo previsible desde el momento del beso, os lo digo yo que conozco la pauta de la autora. Y viven felices para siempre.
Bueno, pues eso. Que alguien me dijo el otro día que todo el mundo tiene su porno. Y hombre, Luisa María de porno nada, pero igual sí que es cierto que todos tenemos cositas que ocultar.
martes, junio 19, 2007
Tarjetas

Modo Bender on-"Mataaaaarr a Geeeddeees... Matar a paaaaaaadres explotadoreeeees... - Modo Bender off
Vale, no es el colmo de la sofisticación, pero... es una tarjeta. Y no hay otra igual en el mundo (emm.. y, bueno, con el permiso de Be, MENOS MAL).
lunes, junio 18, 2007
Los Chungays de Nuestra Vida: El "Bi"
Tranquilos, no penséis que por que exista otro éste vaya a ser menos chungo: tenemos historia jugosa donde las haya.
Yo era un chiquito joven (más joven aún que ahora) que frecuentaba el bar de turno en esta localidad madrileña en la que habito. Y allí, como no, había un camarero… ¡Ay! Malditos camareros. Feo, sí, sí, un chungo muy feo, pero muy gracioso y con el extra añadido de que ponía las copas gratis (esto, querid@s amig@s, siempre suma puntos).
El chungo estaba emparejado, pero a él le daba igual, me tiraba tejas y ladrillos como si de él dependiese que Gallardón terminase las obras de la M-30 a tiempo. Quizá debería indicar, que la pareja de mi chungo, era una fémina… Ahá, y aquí radica (en su gran mayoría) la chunguez del tipo.
No importaba donde estuviese ella, si en casa durmiendo o al otro lado de la barra, nos comíamos el morro como quién se saluda con la mano al cruzarse por la calle: me llevaba a casa, me llamaba por teléfono… Estaba siendo el ‘otro’ (joder que emocionante, pensaba yo). Siempre entre sorprendido y asombrado, intentaba mantener el tipo cuando ella estaba presente, hasta que el alcohol proporcionado (de forma gratuita) nublaba mi mente y ¡¡Haalaa despiporre!!
“Qué extraño es esto”, era el comentario que a mi mente siempre llegaba. Yo aquí dándolo todo con el tipo este y la novia no sólo no me saca del garito de los pelos, sino que encima me da conversación, me hace chistes y baila conmigo…
Supongo que a estas alturas, todos ya os estáis imaginando lo que se tramaba a mi alrededor. Sí, todos lo hacían, excepto yo. Que cuando se me plantaron uno por cada lado y el chungo me soltó que había un hueco para mí en su (de ellos) cama… Se me metieron las pelotas dentro del cuerpo y con una sonrisilla nerviosa, me di la vuelta y eché a correr muy muy rápido sin mirar a atrás nunca más.
Tiempo después nuestros caminos volvieron a cruzarse, bueno, más bien el suyo con el mío, pues yo no tenía escapatoria, estaba en mi lugar de trabajo… Pero supe salvar la situación cual payo limón de Humor Amarillo que intenta escapar de los hermanos Tigre y Mamón en el Laberinto del Chinotauro.
viernes, junio 15, 2007
¿Qué es el Factor X?
El concursante se llama Paul y trabaja vendiendo teléfonos móviles.
El juez que más habla, el que al principio se queda con la boca abierta y cara de tonto, es Simon Cowell: el juez borde por excelencia, en el que se basaron para crear el papel de Risto Mejide en Operación Triunfo.
Sobre los otros dos, quiero hacer notar que Amanda Holden -la chica que salía en Eastenders (una especie de Calle Nueva pero a lo bestia), la que se parece a Paloma San Basilio pero con más botox- llora. ¡Me encanta como respira hondo para controlar los escalofríos! Es que Paul le pilló totalmente desprevenida... ¡Y a mí! Se me cayeron dos lagrimones... ¡Como a la mitad del público!
Los chicos que felicitan a Paul al final son Ant y Dec (quizá alguno los recuerde lejanamente de "Love Actually"), populares presentadores de la tele británica y los encargados de conducir Britain's Got Talent, una versión de Factor-X diaria en lugar de semanal, y que no sólo es un concurso de canto, sino de "variedades" (vamos, que cabe casi lo mismo que en una gala de Jose Luis Moreno).
Britain's Got Talent, según informa la wikipedia, empezó el 9 de junio y terminará el 17, o sea, YA. Desde aquí pido a los posibles lectores de Quédate a Dormir en el Reino Unido que envien información del progreso del concurso (e incluso, si se sienten espléndidos, nos hagan crónicas). Con especial atención a Paul Potts, el concursante preferido de esta bloguera y que hoy ha pasado la primera semifinal. ¡Es que en la Web de ITV no deja ver los videos fuera del Reino Unido!
Ya saben, manden sus emails a quedateadormir@gmail.com. Si no recibimos nada, tendré que buscar información por ahí para tenerles actualizados de la apasionante evolución del concurso. El premio final son 100.000 libras esterlinas... y una actuación estelar ante la Reina Isabel en el Real Show de Variedades 2007. ¡Venga Paul, tú puedes!
(El video me lo pasó Somófrates anteanoche. Cito lo más textualmente que me permite mi memoria de pez: "Aquí, en cambio, tenemos a Bisbal. ¡Ave María, cuándo serás mía!".)
NOTA: Efectivamente, el comité que debe elegir la chapita o chapitas ganadoras del concurso "¡Quédate a Dormir Te Necesita!" no ha podido realizar su cometido a tiempo... Como sospechábamos, nos vemos obligadas a ampliar el plazo. Sigan en conexión.
jueves, junio 14, 2007
Hoy cenamos... Tostones
Al llegar mi abuelo pensó que en España hacía frío y que la fruta era una mierda en comparación… Se acabó acostumbrando, pero aún conserva cosas curiosas que de pequeña me alucinaban, como que mezcla plátanos con el puré de patatas. A mi abuela, sin embargo, le parece de lo más normal.
En muchas cenas familiares mi familia pasa de las tradiciones españolas y hacemos comida cubana, que por cierto a mi abuela se le da de miedo. Algunas recetas son más complicadas, pero la que os traigo hoy es muy muy simple a la par que riquísima, y se hace en poco rato. Necesitamos, eso sí, plátano macho. (Las fotos están robadas de Internet).
Desde hace unos años el plátano macho se encuentra prácticamente en todas partes, así que no hay excusa. Se trata de un plátano verde más grande que el plátano común que se cultiva como si fuera una hortaliza en zonas de la selva tropical. Nosotros lo queremos verde, cuando en crudo sabe amargo y es muy indigesto. Nos da igual, porque lo vamos a cocinar (y vereis qué bueno). Vamos a hacer Tostones.
Ingredientes:
-2 plátanos macho.
-Aceite para freir.
-Sal.
-Una sartén.
-Dos tablas de madera (o cacharrito, ingenio o bártulo que sirva para lo que veréis a continuación).
Preparación:

Calentar el aceite y freír las rodajas de plátano. Cuando estén un poco dorados por ambas caras -pasando de los lados-, se ponen a escurrir sobre papel de cocina.



Echar sal al gusto, y comer como acompañamiento, tipo patatas fritas. Y como os descuideis, vuelan, ¡como las patatas fritas ricas!
El doble pasaporte le vino bien a mi abuelo en algunos momentos de su vida, pero nunca volvió a la isla. Una vez lo intentó, pero al preparar el viaje en la embajada cubana le llamaron gusano, el nombre que se da -con desprecio y mucha mala uva- a los que no son hijos de la Revolución. Mi abuelo había salido de Cuba mucho tiempo antes, pero eso daba igual.
Lo de gusano le rompió el corazón y le cabreó bastante, canceló el viaje y nunca más habló de volver. Pero cada vez que uno de sus hijos o nietos va para allá, hace mil preguntas.
martes, junio 12, 2007
Me gustan las ranas

También recuerdo el momento en que me di cuenta de que mis ranas estaban fuera de control: se me rebelaron en un cumpleaños en que aquello se salió de madre. Me regalaron mil ranas, entre ellas 2 esponjas raniformes supermonas que me dio infinita pena utilizar y una especie de bichillo desmembrado para pegar en el ordenador (si las personas que me las regalaron leen esto, que sepáis que me molaron mil).
Tengo peluches, muñequitos, figuritas, postales, colgantes y hasta un anillo. La mayoría están en mi cuarto en casapadres, donde no desentonan ni destacan demasiado, vista la decoración barroca de mis aposentos. Al independizarme me traje unas cuantas, que paso a presentarles.

Más figuritas: todas son regalos, como las anteriores, menos una que me tocó en un kinder sorpresa. Una la hizo para mí una adolescente inglesa. Otra es una minipinza.
Izquierda, botín de cumpleaños; derecha, regalo de Fara.
Superpeluche, también regalo de Fara.

Ésta es francesa y se llama Ñiki.
Rana de Ikea, con cremallera en la boca para guardar sorpresas.
No sé por qué me gustan, pero miren lo monas que pueden ser:
Monísimas (el escaneado lamentable es mío), sobre todo si las dibuja Liniers, autor que ya les hemos presentado por aquí y al que conocí hace unos días en la Feria del Libro. Bueno, “conocer”... Digamos que por él hice mi primera y única cola de la historia. Y él a cambio me dibujó una rana.
Por su cara de sorpresa, debo de ser la única que le pidió ranas. Mi segunda petición coincidió más con la tendencia general: Enriqueta, Fellini y Madariaga.
¿No mola mil?
lunes, junio 11, 2007
Hay un nuevo vórtice en la ciudad
Debe de ser un don, porque otra vez ha sido la primera casa que he visto.
Voy a compartirlo con dos chicos encantadores y muy muy molones. Uno es un hombre malo y altamente achuchable que lleva camisas hawaianas y me presentaron como un reputado experto en porno (aunque también sabe de muchas cosas más). El otro aún no tiene nick, así que mientras le buscamos uno le llamaremos MG (como el coche), y también viene muy bien recomendado -¡fue quien me enseñó a jugar a Lobo!-.
Este vórtice nuestro no tiene terraza, pero tiene tantas cosas buenas que no creo que la eche demasiado en falta. Ya hemos dado la señal, pero no voy a hablaros más del tema hasta que firmemos el contrato. Por si los gafes y esas cosas…
Mil gracias a todos los que os habéis interesado y preocupado por mi búsqueda de piso. Los eventos del mes de despedida van viento en popa, empezando por la barbacoa de ayer, en la que comimos kilos y kilos de chuletitas de cordero, de pinchos de ternera con pimiento, cebolla y tomates cherry, de costillas de cerdo con salsa bbq honey mustard, de panceta adobada, de perritos calientes con toppings (queso, cebolla frita, chile con carne, jalapeños, pepinillos...) y bebimos litros y litros de cerveza y coca-cola. Empezando por la barbacoa y terminando por... aún no lo sé, que queda mucho mes, pero me da a mí que los neones del piso han de volver a brillar hasta el amanecer antes de que me mude al Vórtice II de la Independencia de Be.
viernes, junio 08, 2007
Atún y Cola-cao
Y, cosa de la telepatutía de hermanos, hicimos exactamente la misma compra. No sé porqué, a los dos nos dio la paranoia de que en casa hacía falta atún. Mucho atún. Como fuimos al mismo súper con la misma oferta de packs de latas de atún, ahora mismo tenemos en casa el escalofriante número de doce packs de atún. Como diría una azafata del "Un, dos, tres", doce packs de atún, a tres latas de atún cada uno suman... ¡treinta y seis latas de atún! vamos, que recomponemos al atún que tenemos troceao y nos sale del tamaño de una ballena.
No teníamos semejantes reservas de un alimento desde que a mis padres, a Hermano y a mí nos dio la misma furia compradora, por separado, pero con Cola-cao. Siempre había pensado que nunca se tenía suficiente Cola-cao, pero cuando te juntas en una cocina tan pequeña como la mía (cocina uno solo, porque dos se dan codazos) con dieciocho kilos de Cola-cao (habéis leído bien, dieciocho) , te planteas qué hacer con tu vida, con tanta bolsa amarilla y con tanto polvo empaquetado. En un par de meses el problema estuvo solucionado, somos adictos y grandes consumidores (es una droja muy potente, el Cola-cao), pero mientras tanto nos podríamos haber fabricado un refugio anti-nuclear con paredes de cola-cao, que seguro que además de adictivo, es ignífugo y anti-radiactivo.
Y ahora, nos toca emprenderla con el atún. No porque se vaya a estropear, claro, sino porque hay tanto atún que si abres el armario el pack colocado precariamente en última posición te agrede precipitándose contra tu cabeza. Así que nosotros hemos contraatacado donde más le duele: he comido ensalada de atún y he cenado sandwich de atún. Mañana toca macarrones con atún. Por ahora mi desayuno se salva del atún, más que nada porque hay que mantener las reservas de cola-cao a raya. Ains.
jueves, junio 07, 2007
Los Chungos de Nuestra Vida: El Falso Friki
miércoles, junio 06, 2007
Se busca centro del universo para entrar a vivir
-Amó, ¿cuándo le vas a decir a tu madre que tienes novio? ¡Llevamos seis meses juntos!
-No sé, jo, me da cosa.
-¿Cosa de qué?
-No sé, de que se gafe.
-¡Vete al peo!
Y algo que ocurrió ayer vino a confirmar mis manías: Escribo el lunes un post diciendo lo muchisisísimo que me gusta mi barrio y…
[De madrugada, en la cocina]
-¡Aaaaargh, joder!
[A la mañana siguiente, poseída por el espíritu de Mónica Geller-Bing pero con más razón que una santa]
-R., tío, que no quiero cosas con antenas en el suelo de la cocina. Que hay que fregar. Que no sabes lo que es la lejía. Que tienes que quitar las migas de la puta encimera, por lo menos antes de irte a la cama. Y que llevo viviendo aquí un año y aún no te he visto limpiar el baño, joder!!!
-Uy, Be, no te preocupes. Si en julio va a venir un amigo a vivir a la casa.
-¿?
-Que te tienes que pirar.
-¿¡Qué!? Vale, pero como sea como tú, se os van a comer los bichos.
Llamé a mi novio/santo:
-¡Cariño! ¡Que R. me ha echado de casa…! (¡buaaaaaaaaaaaaa…!)
-¿Que qué?
-Que sí, (snif)… [se lo explico entre hipidos]
-Amó, no llores. Piensa en el lado positivo.
-(snif) ¿El lado positivo? (snif)
-Sí. Por lo menos le has llamado cerdo.
-Es verdad (snif)
-Y gracias a eso te has enterado de lo del nuevo inquilino.
-Sí…
-Porque él no te pensaba avisar.
-¿No?
-No. Es un gilipollas, y tú no tienes contrato.
-Pero-pero-pero…
-Pero nada, cariño. El lado positivo. La terraza mola, sí, pero es el empujón que necesitabas.
-¿Sí?
-Sí. Además, piensa una cosa: R. te acaba de escribir un post él sólo.
Para compensar el mal rollo cósmico, ese mismo día le hablé a mi madre de mi novio. Y de momento todo va bien.
martes, junio 05, 2007
Ella
Desde hace meses, doy clases de danza oriental. Tengo alumnas de edades comprendidas entre los 16 y los 65 años: el ritmo, la gracia, la facilidad para aprender, la flexibilidad, el interés o las condiciones físicas están desigualmente repartidas entre ellas y tengo alumnas buenas y otras menos buenas, pero creo que puedo decir que todas han ido aprendiendo algo a lo largo del curso, cada una a su ritmo y dentro de sus posibilidades.
¿Todas? No. Una alumna se me resiste, como aldea gala frente a los romanos. Cuando la conocí, supe que iba a ser difícil: si yo le decía "saca la cadera hacia la derecha" ella se quedaba recta, rígida, y se balanceaba levemente, en bloque, como un rascacielos rozado por el viento. Un simple velo se convertía en sus manos en un arma mortal con el que daba latigazos a diestro y siniestro: os puedo asegurar, por propia experiencia, que el reborde de pedrería de su velo lanzado contra la cara duele mogollón. Ni Indiana Jones con su látigo haría tanto daño. Eso explica que cada vez que saca el velo sus compañeras se aparten y se forme un vacío a su alrededor, como los agujeros negros pero al revés.
Llevo tres meses preparando una coreografía con ese grupo de alumnas. Les he dado una copia de la canción, una hoja con los pasos explicados segundo a segundo para que practiquen en casa, hemos ensayado horas y horas. Todas se la han aprendido... menos ella, que aparte de tener una movilidad "reducida" y no tener ritmo (cosas subsanables con esfuerzo), nunca practica, me ignora y siempre va a su bola.
Minuto 0:10
Alumnas: dan la espalda al público, llevan el velo al cuello y lo van desplegando poco a poco.
Ella: de cara al público, me mira.
Misia: "cariño, al otro lado, date media vuelta, guapa" y "venga, chicas, ahora del tirón, no voy a parar la música pase lo que pase".
Minuto 0:20
Alumnas: giran y se ponen a mirar al público.
Ella: se ha dado la vuelta y continúa mirando a la pared.
Misia: "cariño, vuelve a mirarme".
Minuto 0:30
Alumnas: mueven la caderita y hacen una figura con el velo que se llama "la mariposa"
Ella: por fin mira al público. En vez de parecer una mariposa, se asemeja más a una polilla. O a un murciélago. No acabo de verlo claro.
Misia: "Emmm... umm... bien, pero ¿no podrías estirar un poquitito más los brazos?".
Minuto 0:45
Alumnas: cogen el velo y de un tirón se lo quitan del cuello y bailan.
Ella: tira del velo, pero no sale.
Misia: ...
Minuto 1:00
Alumnas: dan vueltas moviendo el velo.
Ella: sigue enredada en el velo.
Misia: venga, Misi, no seas cruel y no te rías, que es tu alumna, coñe... compostura.
Minuto 1:10
Alumnas: hacen más giros y más movimientos de cadera.
Ella: el velo sigue enredado, ahora envolviendo toda su cabeza y hace frenéticos movimientos para deshacerse de él.
Misia: ¿río o lloro?
Minuto 1:20
Alumnas: paso a la izquierda, cruce de velo...
Ella: Por fin se ve su cabeza. Y el velo ya está en sus manos, más o menos desenredado.
Misia: uf, menos mal. Un poco más y llamamos a los bomberos para liberarla.
Minuto 1:30
Alumnas: vuelta a la derecha, vuelta a la izquierda.
Ella: vuelta a la izquierda, vuelta a la derecha.
Misia: casi...
Minuto 1:45
Alumnas: suave movimiento de brazos hacia la derecha.
Ella: lanzamiento nada-suave de brazo hacia la izquierda. Su Compañera N. da salto hacia atrás para esquivar el brazo mortífero.
Misia: "E., el otro brazo... y cuidado, no me lesiones a N."- ni Rocky lo habría hecho mejor.
Minuto 2:00
Alumnas: todas juntas se encaminan al centro del escenario.
Ella: se queda sola en lateral del escenario.
Misia: "cariño, al centro, al centro"- le sonrío, a ver si le sirve de aliento. Me malinterpreta y se va al centro del círculo que estaban formando todas sus compañeras, para lo que debe dar un empujón a dos de ellas.
Minuto 2:15
Alumnas: dejan el velo en el suelo.
Ella: lo deja en el suelo.
Misia: "¡muy bien, muy bien!"-por fin algo al unísono, hay que premiarlo. Creo que, ahora sin velo, todo irá mejor. Craso error, claro.
Minuto 2:30
Alumnas: ochos adelante, ochos atrás.
Ella: el pañuelo de monedas se le va resbalando desde las caderas.
Misia: preveo la catástrofe y le aviso- "E., cuidado con el pañuelo, te vas a caer, quítatelo".
Minuto 2:45
Alumnas: siguen bailando.
Ella: No me ha hecho caso. El pañuelo se resbala hasta sus tobillos, se tropieza y ella no se cae porque su compañera H. amortigua la caída.
Minuto 3:25
Alumnas: recogen el velo todas a la vez.
Ella: todas no, claro.
Misia: "¡el velo, el velo... recoge el velo del suelo!". Lo hace. Latigazo en cara de compañera N., la misma a la que casi noquea con el puñetazo. ¿Estaría muy mal que la profesora se echara a llorar? Pero no voy a parar la música, a ver si esto acaba ya.
Minuto 3:50
Alumnas: más vueltas de velo.
Ella: Se enreda de nuevo en el velo.
Misia: ¿Otra vez? ¿otra vez? no puedo verlo, no puedo verlo. Y me giro hacia la pared.
Minuto 4:05
Alumnas: ¡AAAAGGGGGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
Misia: me rindo. Paro la música y vuelvo a mirar a mis alumnas.
lunes, junio 04, 2007
Vórtice, Sweet Vórtice
-Las sobremesas se alargan hasta el infinito.
-Las comidas y cenas multiplican el número de platos y comensales.
-Los aforos de las maratones se dilatan de forma inimaginable.
-Hasta las conversaciones en el portal suelen alargarse misteriosamente más de lo planeado.

A lo mejor mi piso es un Triángulo de las Bermudas Malasañero porque aquí:
· está la tienda de chinos (sector “alimentación”) más grande de Madrid, con lo que en caso de asedio somos autosuficientes…

· está la sede central de los Hare Khrisna de la provincia, que de vez en cuando se ponen las túnicas y salen a cantar por la calle, y te invitan a comer cosas vegetarianas si cantas un rato con ellos -más competencia, y dura, para los mormones: los Hare dan de comer-…
· vive la Presidenta (re)electa…
· murió Enrique Urquijo…
· a una manzana ruedan anuncios de Coca Cola (dedicado a Xisca y su grandísimo post)...

¿Eres el maestro de las llaves?
Feliz lunes. No olviden supervitaminarse y mineralizarse y... ¡participar en nuestro concurso!
viernes, junio 01, 2007
Los Chungos de Nuestra Vida: El Chulo
Toda tía ha tenido un chulo en su vida. O por lo menos, uno que te ha intentado chulear. A mi Chulo no le faltó empeño. Y por casi lo consigue.
Conocía a El Chulo de toda la vida. Como amigo era un tipo genial: independiente, guapo y liberal. El terror de las nenas. Tardé dos años en conseguir que fuera mi pareja. Era un soltero de oro de esos inaccesibles, que no quiere compromisos. Pero cayó, primos. Aunque vistas las consecuencias, no sé que hubiese sido mejor.
Bueno, pues fue empezar a salir y la persona divertida, genial e independiente se transformó en un ser extremadamente dependiente, inseguro y lloroso que reclamaba mi atención a todas horas. Y no sólo eso, sino que lo hacía de una forma posesiva insoportable.
Primero fueron las llamadas. Me llamaba una media de seis veces al día. Me preguntaba qué había hecho, con quién había estado. Al principio, yo estaba encantada. Ni me lo creía. Que ese tío tan increíble se hubiera fijado en mí, y menos que estuviese taaaan colado. La emoción me embriagaba, "ay, Cati, eres la más grande", me decía.
Pero poco a poco se volvió un cansino. Me empecé a agobiar mazo. El empacho fue tan grande que lo vomité todo de una tajá. "Se nos rompió el amor de tanto usarlo", como decía la Jurado.
Así que le di boleto a los dos meses. Ni yo me creía que estuviera tan cansada de él. Con lo que me había costado, que me lo curré dos años a conciencia.
El Chulo, gran maestro del chantaje emocional donde los haya, me convenció a base de patéticos números llorosos y rodillescos de que le diera una nueva oportunidad. Y yo, que soy panoli por naturaleza, me sentí taaan culpable de que El Chulo se hubiera enamorado de mí de una forma taan desesperada, que se la di, cómo no.
En qué mala hora.
El Chulo empezó a crecerse en su propio chuleo y empezó a prohibirme ponerme faldas, escotes, pintarme, ir con mis amigas, fumar, etc. Claro, que yo ni puto caso. Pero eso era peor. Se ponía como un basilisco y amenazaba con suicidarse. Se ponía el jersey al cuello y empezaba a hacer como que se ahorcaba.
Otra de las veces, simuló tirarse por un precipicio, que en realidad era un terraplén de mierda. Yo a todo esto, lloraba, gritaba "Chulo, no te mates", y me lo creía todo. Y me sentía fatal porque estuviera taaan locamente enamorado. No sabía cómo quitármelo de encima. Pero tenía pavor a que cumpliera sus amenazas, y me sentía enormemente culpable.
Una vez, incluso, llegó a perseguirme a escondidas una noche que me fui de cañas con los de la Uni. De repente, le vi entrar por la puerta del garito con los ojos desorbitados. Sus narices echaban humo cual dragón de Komodo.

Me agarró de un brazo. Mis recién estrenados compañeros de la Uni no sabían a qué venía todo aquello. "Es el de la americana, no? Ese que te mira", me gritaba enloquecido. Y yo no sabía dónde meterme.
Luego vinieron los insultos. Y las amenazas. Ahí corté todo tipo de relación con él. Lo peor fue que teníamos ya pagado un viaje de esquí, uno de esos organizado con más gente al que iban unas amigas mías y decidí ir. Se dedicó a putearme todo el viaje y a darme celos a base de arrumacos con una rubia gilipollas perdida.
Luego, intentó volver conmigo asegurándome que entre él y la rubia no había pasado nada, cuando todo el pueblo sabía que la rubia gilipollas perdida le había mandado a hacer gárgaras harta de escuchar una y otra vez, y a todo volumen, las mismas canciones de Bunbury en su Seat Ibiza. "Si no te gusta, te bajas". Y la rubia se bajó. O por lo menos, eso cuentan.
Después, de que le negara hasta el saludo, de la aversión que le cogí, pasaron los años y El Chulo seguía obsesionado conmigo. Hemos coincidido en fiestas bastantes años después, de esto, y no para de mirarme con ojos desorbitados de deseo. Vigilándome todos los pasos. Aunque siempre llevara una rubia gilipollas perdida (distinta cada vez) colgada del brazo.
Este verano volvimos a coincidir. Decidí que tenía que enfrentarme a mi miedo. Y le hablé normal. Le pregunté por su vida y sus cosas. Vi ante mí a un ser asustado, desencantado, hastiado, frío y lejano. Como si nunca le hubiese conocido. A millones de kilómetros. Y le he perdido el miedo. Luego me enteré de que tiene una denuncia de malos tratos de una de esas rubias gilipollas perdidas que colgaban de su brazo.