jueves, agosto 30, 2007

Vuelo accidentado

El martes por la noche estaba en el aeropuerto de Palma para coger un vuelo de vuelta a Madrid. La supuesta hora de embarque pasó y el vuelo no salía. Ningún empleado de la compañía aérea venía a dar explicaciones sobre los motivos o el tiempo estimado de salida y, simplemente, en las pantallas la hora de embarque se iba retrasando cada vez más. La gente se empezó a poner muy nerviosa y, como dos horas después de la salida del vuelo, apareció un señor de la compañía: la que se le vino encima al pobre hombre fue fina, aunque supongo que no tan gorda como la del día anterior (había pasado lo mismo en el mismo vuelo) porque no tuvo que ir la Guardia Civil.
Así que entre gritos, protestas, nervios y mucha tensión (existían muchas posibilidades de que anularan el vuelo y los del día siguiente estaban llenos), por fin se consiguió que apareciera el libro de reclamaciones. Y todo el pasaje a rellenar hojitas, aunque sin dejar los gritos de lado.
Cuando estaba enfrascada en la tarea de volcar el supra-cabreo en unas cuantas frases, miré el móvil: las 23:54. Faltaban seis minutos para mi cumpleaños y estaba con una hoja de reclamaciones en las manos y atrapada en el aeropuerto, sin saber si podría estar al día siguiente en casa. Me entraron una tristeza y una congoja que me hicieron un nudo en la garganta y de golpe se me subieron las lágrimas al borde del ojo. Empecé a arengarme a mí misma: "Misia, no seas tonta y no llores, que ya no eres una cría. Que cumples treinta. Y las mujeres de treinta que rellenan hojas de reclamaciones son fuertes y no lloran por idioteces así". Y funcionó... al menos durante siete minutos. A las 00:01 sonó mi móvil, y apareció el nombre de mi chico en la pantallita:
- ¡FELICIDADES!
- Uh, uh... ¡BUAAHHHH!- nuevo récord: no conseguí aguantar las lágrimas ni cuatro segundos. Lo bueno es que la ñoñez y la tontería se me pasaron tan rápido como habían llegado (no hay nada mejor como que te escuche alguien al que quieres y que después te haga reir... aunque haber soltado esta frase me hace dudar de si la ñoñez no sigue ahí, agazapada).
Después de unas par horas más, el vuelo salió y me pasé la hora real de mi cumpleaños, las dos y pico, haciendo dos de las cosas que más me gustan: viajar y dormir. El cumpleaños empezó a arreglarse y se enderezó definitivamente durante el día. Seguí mi consigna de que en el cumpleaños hay que hacer cosas que te gustan y leí, bailé, cociné, comí cosas ricas y, sobre todo, estuve, leí, escuché y hablé con gente muy querida. Me gustan mis treinta.

lunes, agosto 27, 2007

Moreno glamour

Este año me he cubierto de gloria con mi piel. Debido a mis viajes de fin de semana por las Castillas y a las vacaciones por Francia, mi bronceado veraniego ha sido, digámoslo suavemente, desigual:
- Mi brazo izquierdo negro: la envidia de Sonia Monroy, Marc Ostarcevic, Jesús Vázquez y otros adictos a los rayos Uva. Es lo que tiene ser la conductora habitual, pero, sinceramente, el moreno camionero no me va.
- Brazo derecho bronceado, pero menos: es lo que tiene andar por la ciudad.
- Los pies a rayas: malditas sandalias...
- Piernas en gradación de colores: de más oscuro a más claro según se va subiendo por la pierna. Fruto de los largos distintos de mis faldas.
- Tripa blanca blanquísima: (ahí pone tripa blanca blanquísima): esa no había visto un rayo de sol en un año.
De esta guisa me plantifiqué en la playa, con mi bikini, mi bronceado a cachos y, para hacer más sangrante el momento, entre un montón de ejemplares mallorquines que llevaban expuestos al sol desde mayo, y que, ya no es que estuvieran morenísimos, es que por lo menos estaban uniformes. Yo estaba lo que se dice guapa-guapa (ejem).
Quince días de playa después, algo se ha arreglado, pero aún si pongo el brazo sobre la tripa parecen de dos personas distintas. Si a eso le sumamos las nuevas marcas del bikini, creo que mi sex-appeal sólo va a afectar a los osospandafílicos.

viernes, agosto 24, 2007

Sonrisa de miss

Hace unos días recibí un mensaje de una antigua compañera de clase, considerada amiga hasta que me hizo una buena jugarreta en el terreno de la investigación (tengo el dudoso honor de ser el primer cadáver que dejó en la cuneta en su ascenso profesional). Tres años después, recibo un mensaje buenrollista "Hola, Misia. Voy a Mallorca la semana que viene, a ver si quedamos. ¿Qué tiempo hace?". Al ver que lo mandaba ella, flipé mucho y dudé entre mandarle el parte meteorológico o mandarla a la mierda.
Dos días después, entré en una tienda palmesana con mi madre. Después de estar eligiendo durante un buen rato un vestido con ayuda de la dependienta, ésta me dice, con una gran sonrisa:
- ¿Tú ibas al colegio tal?
- Um, sí.
- Claro, tú eres Misia.
- Em, sí. - y volví a mirarla bien. Se me encendió la lucecita y la sonrisa se me quedó helada en la cara.- y tu eres A., ¿no?
- Sí, cuánto tiempo, pero te he reconocido porque estás igual - mientras seguía sonriendo.
A. estaba en mi curso, pero en otra clase. Ella y otros amiguitos me hicieron la vida imposible en el cole, supongo que porque yo no era lo suficientemente mona, ni lo suficientemente guay, ni lo suficientemente pija (gracias a Dios). Y dieciséis años después la tenía delante de mí, sonriéndome como una miss y diciéndome que seguía igual (y si ella sigue siendo igual de mala, eso equivale a "sigues siendo igual de pringada").
A. me preguntó por mi vida (qué gran momento cuando me preguntó si me había quedado en Madrid porque algún madrileño me había robado el corazón, la peazo de hortera) y por un momento tuve la tentación de contarle la verdad, es decir, que todo me va muy bien. Pero cuando fui a abrir la boca me di cuenta de que no me apetecía que aquella idiota supiera nada de mi vida y que en realidad me la suda mucho lo que piense de mí (ups, ¿yo he dicho eso?).
Eso sí, después de estos dos encuentros, las dudas y la estupefacción me invaden, a partes iguales: ¿por qué ellas pueden sonreir como misses y tener el buenrollismo por bandera cuando en determinado momento se portaron fatal? ¿y por qué a mí, que tuve que aguantar sus imbecilidades y malas jugadas, la sonrisa se me queda torcida y tan poco natural como la de joker?
P.D. Cuando al salir de la tienda le conté la historia a mi madre, ella me dijo "bah, hija mía, pero ella tiene juanetes en los pies". Una genio, mi madre.
P.D.2 ¿Recuerdan "francés útil"? Pues aquí tienen la otra visión de la historia.

martes, agosto 21, 2007

Peligros varios

Mi hermana pequeña ha vuelto ya de la ciudad autónoma donde ha pasado el verano haciendo un estudio de impacto ambiental. Entre las aventuras que nos ha contado a su regreso, mi preferida es la de la sandía.

Tras tardar como una hora en cruzar la frontera con Marruecos para ir a la playa, estaban los 5 ocupantes del coche tan asfixiados que decidieron parar en un zoco a comprar una sandía. Se trataba de una escala no prevista, y Ro iba vestida como para ir a una playa española: bikini, culotte blanco y camiseta de tirantes.

Midiendo mi hermana casi un metro ochenta y siendo delgadísima, rubísima y con los ojos muy azules, su llegada al zoco causó sensación. El problema no fueron los hombres, que pensarían lo que pensaran pero como mucho miraban, sino una señora mayor vestida de blanco que se acercó a mi hermana y le empezó a decir cosas en árabe mientras la apuntaba con el dedo.

Ro dice que pasó miedo, y yo le digo que es una inconsciente y que la culpa es suya (haberse envuelto con una toalla de playa antes de bajar del coche, yo que sé).

Hoy por la tarde cojo un avión a Túnez con mi novio, vamos a pasar una semana en una playa maravillosa y aprovecharemos para hacer alguna excursión por el país. Para que no me ocurriera algo parecido a lo de Ro, busqué información sobre las medidas a tomar. Encontré cosas como que no se debe salir con la ropa de baño más allá de los hoteles, que para visitar las mezquitas y similares hay que taparse las rodillas y los hombros… en fin, lo normal.

Y aquí encontré el siguiente texto:

“Visitar Túnez no entraña grandes problemas, pero hay que ser consciente de las amenazas terroristas. En 2002 se produjo un grave atentado en Djerba, cuya autoría fue reivindicada por Al Qaeda.”

Sí, vale, no entrañará grandes problemas y mi novio dice que según esos datos más peligroso es quedarse en Madrid… pero que quieren que les diga, era más feliz antes de “ser consciente” (si al final pasa algo, ha sido un enorme placer quedarse a dormir con ustedes).

De lo que seguro no hay riesgo es de encontrarme frente a frente con unas tetas tan aterradoras como las de una señora, en Fuengirola, que apuntaban al norte en todo lugar y situación (maldita silicona, qué miedo por favorrr). Hala, vuelvo en una semana.

lunes, agosto 20, 2007

Francés útil

Como ya os conté, me llevé al Anómalo a Francia porque dijo que sabía hablar francés. Cuando nos tropezamos con el primer paisano, inició la comunicación:
- Bonyur, ¿Es que vu parlé español u anglé?
Y la conversación pasó a los terrenos más conocidos del inglés, idioma al que maltrato mucho-mucho-mucho pero con el que consigo comida, habitación y que me indiquen donde está el baño.
- Anómalo, ¿pero tú no decías que hablabas francés?
- Sí... en una ocasión... curso de planeta-agostín... fascículos... el tres...
Así que tuve que aprender el idioma sobre la marcha. Y tengo mi lista de francés útil:
Payant: hay que pagar. Si estaba pintado en el suelo y Bichito se paraba a su lado, había que payant en una maquina para que una grúa maligna no se lo llevase.
Cedez le passage: ceda el paso. Muy, muy importante ya que la construcción de rotondas es el deporte nacional. Había rotondas simples, dobles y hasta triples. Y no, no conseguí entender cómo funcionaban éstas últimas y algunas las pasé "un poquito por encima".
Du pein: el pan. Absolutamente imprescindible, porque hay mucho pein en Francia. El mejor, el pein de chocolat, una napolitana de chocolate de toda la vida.
Chien: perro. Siempre puedes decir "mira que mono es ese chien" y queda súper francés.
Un cagó d´oh: ni idea aproximada de como se escribe, pero sirve para que en el restaurante te traigan una jarra/ botella de agua del grifo. Muy útil si vas con presupuesto pelao.
Le pelouses: césped. Te piden que no lo pises. Siempre hay que aprender alguna palabra difícil e intelectual.
Como veis, he conseguido captar la esencia del idioma y sus conceptos básicos. De aquí a traducir a Balzac.

viernes, agosto 17, 2007

Los Chungos de Nuestra Vida: El Enfadica

Hace unas semanas recibimos este chungo, pero con los viajecitos y demás tenemos la sección un poco abandonada. ¡Pero los chungos no descansan ni en verano! Así que aquí tenéis una nueva entrega de "Los Chungos de Nuestra Vida", esta vez cortesía de Estrella (por cierto, muchos besos para ella y para sus compañeros de laboratorio). Ella ya sabe que el suyo no alcanza los grados de chunguez del Mimo o el Mongo, pero para Estrella fue un chungo y con eso nos vale. Enjoy!

Antes del actual, he tenido dos novios digamos "de verdad" (los tonteos infantiles no cuentan). El primero, que es del que voy a hablar, lo conocí en COU y estaba dentro del grupo de nuevas adquisiciones porque repetía. Como la mayoría del grupo de nuevas adquisiciones, me pareció un poco extraño. Quizá por esa vena rara que tenía me empezó a gustar (tengo el gusto desviado), y extrañamente yo parecía gustarle a él también, porque empezó una fase de tonteo evidente que mis amigas presenciaban con interés y un cucurucho de palomitas. Fue, como dijo una de ellas, una fase de "que si sí, que si no, que si no me quiero enterar".

No sé ni cómo, pero un día empezamos a salir. No habían pasado ni dos semanas de estar juntos, cuando en un recreo se lo presenté a una amiga con la que siempre había coincidido desde 1º de primaria. Dicen que el roce hace el cariño, pero lo cierto es que la chica era un poco bocazas.

-Ay, qué bien que estéis juntos, hacéis buena pareja -nos dice.

Hasta ahí bien. Recordemos que estábamos los 3: mi chungo, ella y yo. Y entonces, ella sigue hablando:

-¿Y el Tontín? Tía, qué pena, con lo majo que es. Si es que eres tonta, tenías que haber salido con él.

Arrrrrggggg!! El Tontín era un vecino con el que estuve tonteando el verano anterior y que ella se encargó de presionar para que me pidiera salir cuando a mí todavía no me había entrado del todo por el ojillo. El resultado fue que él se plantó y me dijo que quería saber si le gustaba, y que si quería salir con él, pues bien, y si no, pues nada. Y claro, fue nada.

Pues ahí estábamos los tres, ella diciendo que por qué no había salido con el Tontín, mi chungo sin dar crédito a sus oídos, y yo callada como una tumba por no darle carrete a mi amiga y porque a ver, ¿qué puedes decir en una situación así?

Volvimos a clase y él no dijo ni media. Ni siquiera cuando le pregunté si estaba bien, que tenía mala cara. Ni tampoco en lo que quedó de día, ni al siguiente ni al otro. Y yo estaba desesperada, porque no conseguía hacerle hablar del tema, ni entendía que por aquella conversación estuviera cabreado conmigo, que no había hecho nada, y lo peor es que si lo dejaba estar con su enfado y no le decía nada, parecía que se enfadaba más y me miraba con malos ojos...

Al fin conseguí sonsacarle y me dijo que parecía que me daba igual que mi amiga dijera eso, y que si él no me importaba y no sé cuántas cosas más. Además estaba muy enfadado porque yo quería que me fuera a buscar a mi casa cuando quedábamos. Al final solucionamos el conflicto, quedábamos a medio camino entre mi casa y la suya, y todo iba bien. Superé mi pánico al primer beso y se lo di una noche al despedirnos.

Nos sentábamos en un banco en el frío invernal y hablábamos y cantábamos. Y un día, así sin avisar, se enfada otra vez. Y otra vez las mismas.

Además, siempre que se enfadaba conmigo venía una chica que a él le había gustado mucho y que se había enrollado con él por darle celos a su novio y que le había dejado hecho polvo, y era con la única que hablaba. A mí eso me ponía de los nervios. Total, que los días pasaban y yo seguía sin saber qué hacer, y él enfadado conmigo pero no con la otra. Hasta que un día hablamos, él me cuenta la colección de resentimientos acumulados desde la vez anterior que hicimos las paces, incluso me echa en cara que le di el primer beso el día que hacíamos un mes, que por qué ese ajustamiento al calendario... Así que en ese momento decidimos que lo mejor era cortar. Él, por todos esos agravios. Yo, porque estaba harta de sus enfados y de pasar frío sentada en un banco en pleno invierno.

Pasé las vacaciones de Navidad en una tristeza constante, porque pensaba que no le vería nunca más en la vida (menuda tontería, estábamos juntos en clase y vivíamos en el mismo sitio) y yo le quería mucho. Así que me armé de valor y, como él estaba totalmente en contra del romanticismo clásico, y nunca me venía a buscar porque a ver por qué iba a tener que acompañarme él a casa y no al revés, y que las fechas son cadenas que nos imponemos y demás... en fin, decidí que tenía que decirle que le quería pese a todo.

-Chungo, he visto un anuncio en la tele donde nos aconsejaban decir las cosas y no guardárnoslas para nosotros. Así que he pensado que estaría bien decirte esto: te quiero.

-Mmm, gracias.

Y ahí se quedó la historia. Yo, como había cumplido mi objetivo, me quedé tan contenta. Mi hermana y mis amigas no veían las cosas con tanto optimismo. Poco después de eso, él me dijo que le había impresionado mucho que se lo dijera, y que lo había pensado y que quería que volviéramos y tal. Y volvimos.

Esa vez parecía que todo iba bien, incluso hacía menos frío por las noches. Decíamos que la vez anterior no contaba, y que ya estaríamos juntos siempre.

Un fin de semana no quedamos porque él tenía que hacer alguna cosa y yo me tenía que ir a no sé dónde. El lunes, entre clase y clase, se volvió en su silla (él se sentaba con un compañero y yo detrás con una amiga) y me empezó a explicar con pelos y señales que le había sido totalmente imposible llamarme o mandarme un mensaje y que por eso no había dado señales de vida en todo el fin de semana. Yo, que no quería buscarle tres pies al gato a nada por no tener un nuevo conflicto, le dije que no tenía por qué darme explicaciones de nada. Error. Se dio la vuelta todo enfadado, silencio sepulcral de nuevo entre los dos.

Como si tuviera un sensor, en el siguiente descanso estaba la otra tía hablando con él. Yo ya estaba hasta el gorro, y pasé de él y su enfado a propósito, sabiendo que eso le iba a cabrear más todavía. Un día al acabar las clases, nos quedamos allí dentro para hablar/discutir, mis amigas esperaban fuera...

Tuvimos una discusión melodramática total, en la que nos hicimos muchos reproches y hablamos con tono poco amistoso. Vamos, que dejamos bien claro que no queríamos volver a estar juntos, entonces me di la vuelta para irme a buscar a mis amigas... y descubro a la profesora de química!!! Que yo creo que se retrasó recogiendo sus papeles por quedarse escuchando ¬¬ qué vergüenza pasé en ese momento...

Ese día llegué a mi casa llorando y en general me costó un poco recuperarme de mi primer amor. Eso sí, a partir de entonces he tenido muy claro que no quería repetir esa experiencia en la vida.

PD: Chungo, si has leído esto por alguna remota casualidad, no te ofendas mucho. Sabes que te aprecio pero que lo pasé mal con todo esto.

jueves, agosto 16, 2007

Francia no es sólo París

Ya he vuelto de Francia. Me fui hace un par de semanas con ese pequeño gran coche que es mi Bichito y poco dinero. Como consecuencia directa de lo segundo, Bichito iba cargado de tienda de campaña, sacos de dormir, aislantes, camping gas y comida enlatada, ensobrada y/o deshidratada comprada en Carreful (lo sé, marca francesa... todo vuelve al origen). Todo en plan muy cutre, porque la economía está fatal y si el plan elegido era el de hotel, no llegábamos ni a Biarritz.
Como ya os conté, yo de francés no hablo ni una palabra. Así que cuando el Anómalo me dijo "eh, que yo sé hablar francés", me lo llevé. Misión: copiloto, manejo de tontón y, sobre todo, intérprete. Bueno, y ya que estaba allí, hacer la cena en el camping gas, dar martillazos a las piquetas de la tienda de campaña, aplicar sus habilidades en el tetris para cargar el maletero... Yo lo llamo acompañar en un viaje, él lo llama explotación... pequeñas diferencias semánticas sin importancia.
Hemos estado dos semanitas recorriendo Francia (no hemos ido a París), desde el País Vasco Francés hasta Normandía y Bretaña, llegando a Rouen y el Mont Saint-Michel, pasando por la Dordoña o el Valle del Loira. Yo entusiasmada de lado a lado y de iglesia a iglesia y martirizando al Anómalo hablándole de arbotantes y de arcos apuntados. Le llevé a ver tantas iglesias góticas, que ya se plantó:
- ¡No puedo máaaas! Ya hemos visto chopocientas iglesias, ¡hasta sé mejor que tú misma qué c*** es el gótico flamboyant!

- Jo, Anómalo, lo siento, tienes razón.

Y le llevé a ver iglesias románicas.
Han pasado varios días desde nuestro regreso y de vez en cuando aún se le pierde la mirada en el infinito, una voz profunda le sale de no sé donde y dice como en trance:
- En ocasiones veo iglesias francesas.

Pero se le saca del trance con un buen grito y ya está.

Hemos estado en un montón de sitios, pero elijo alguno de los míos:
- La duna de Pyla: es una duna graaaande, mide kilóooooometros y, como avanza, se traga hoteles. A ver si avanza un poco más y se traga los puestecitos de alrededor que venden souvenirs horteras. Rodeada de mar y pinos, es todo lo que una duna podría querer llegar a ser.


- La Catedral de Chartres: sin palabras. Es tan bonita, tan impresionante, tan... ¡gótica! Lo mejor es que cuando llegamos había un concierto de órgano que multiplicó por tres el efecto. Entre la música y las vidrieras parecía que estaba en otra época.


- La casa de Monet en Giverny: jardines y gente. Nenúfares y japoneses. Sauces y cámaras fotográficas. Casa de Monet y turistas alemanes. Pero aún así, es precioso.


- Saint Emilion: pueblecito medieval rodeado de viñedos. Yo me quiero ir allí a ser terrateniente en un chateau de esos, a caminar con un vestido vaporoso y pamela entre los viñedos y a vivir la vida. Jo.

En resumen: hemos recorrido unos 3500 kilómetros en dos semanas, la gente ha sido encantadora, hemos pateado un montón de ciudades francesas y cuando la economía lo ha permitido hemos comido galettes, croasanes con almendra, terrine y algún plato raro del cual no debía haber sabido nunca la traducción. También hemos probado vinos muy buenos (oh, gracias, catas gratis de promoción). Pero después de dos semanas de viaje y de conocer no sé cuantos suelos de camping, llegamos a Madrid hechos un asco (nos planteamos meternos en la lavadora tal y como llegamos, pero el coche no cabía) y cansadísimos; tanto, que nos hemos tenido que tomar unas vacaciones de las vacaciones y nos hemos venido a Palma, a descansar un poco. Hale.

miércoles, agosto 15, 2007

Feliz cumpleaños a mí

Tal día como hoy, hace 30 años, nací yo.


El día 15 de agosto del 77 hacía frío en Madrid. La gente dormía con mantas y, a eso de las nueve de la mañana, yo nacía (a lo mejor por eso he salido friolera). Para compensar, la gente que me rodea me da calorcito: dos llamadas, cinco mensajes de móvil de lo más cariñoso y un par de felicitaciones vía msn, y aún no llevo dos horas de cumpleaños.

Comparto día con Ben Affleck, Melinda Gates, Alejandro González Iñárritu, Napoleón Bonaparte y Sir Walter Scott, solo que yo nací en 1977, el año que se estrenó La Guerra de las Galaxias, y ellos un poco antes.

Al día siguiente de nacer yo, se moría Elvis Presley, y a los tres días, Groucho Marx.

Treinta años… Pues la verdad, no siento nada especial (al menos de momento). Los mismos (según la wikipedia) que Sara Michelle Gellar, Orlando Bloom, Lyv Tyler, Shakira, Raul el futbolista y una actriz porno que se llama Devon.

Será que soy superficial y cada día me gusto más… lo que me apetece es celebrarlo.

Esta tarde, picnic en el Retiro, y a primeros de Septiembre, cuando Madrid vuelva a estar lleno…

¡¡¡FIESTA!!!

martes, agosto 14, 2007

Jessica Calba

Puede contener espoilers (pero pocos).

Hace unos días pasé una noche fatal. Tenía algo de fiebre, así que dormí muy mal y me desperté un montón de veces a lo largo de la noche. Esperaba tener un aspecto horrible al día siguiente, pero me miro al espejo y, ¡oh sorpresa!, veo las ojeras pero veo también que me he levantado con el pelo perfecto. Ya sabéis, uno de esos días.

De la ilusión, las ojeras se me redujeron a la mitad. Así de importante es tener el pelo bien. Por eso no entiendo lo que ha pasado en los Cuatro Fantásticos con el pelo de Jessica Alba.

Tengo un amigo que dice que a él Jessica no le gusta, que cómo le va a molar un producto que está "pensado para gustar". Pues a mí sí me gusta: me parece una niña monísima, con un tipazo y con una cara preciosa.

Entonces, ¿por qué le han hecho esto?

Mi peluca de poliéster de cuando fui Barbie Malibú era muchísimo más natural.

Venga, en serio, si lo que querían era a París Hilton, pues haberla contratado, que en ella este look amorfo choca menos, más que nada porque ya lo lleva ella por voluntad propia.

Ese pelo no tiene remedio. El recogido de la boda lleva tantos kilos de laca que el polvo y los mosquitos se quedan pegados a su paso.

(Si alguien tiene la foto en la que sale de espaldas, antes de la boda, que la mande a quedateadormir@gmail.com, plis).

No mejora ni con coleta…

¿Qué es eso? ¿Una peluca? ¿¿¡¡Por qué se abulta!!?? ¿Es que es de lana? ¿O quizá lleva algo escondido debajo?

En fin, la peli está entretenida y tal... lo que pasa es que el pelo de Sue Storm no me dejó concentrarme. Valoración:

Lo peor: el pelo de la Chica Invisible.
Lo segundo peor: las lentillas azules de la Chica Invisible.
Lo mejor: las gafas de la Chica Invisible.
Lo que sobra: un montón de dientes en la boca de la novia ciega de La Cosa, que parece recién salida de Cambio Radical.
Lo coherente: que los trajes de novia sean, los dos, tan feos.
Lo más surrealista: ¿porqué aprovechan que están en China para hacer una boda japonesa? (Y mega-hortera... Tampoco tengo foto del evento, con esos tremendos labios rojos, pero estoy prestísima a actualizar en cuanto me provean de material).

Me quedan dos cosas por decir antes de terminar el post:

1. Señores Productores: Cuando el personaje con es más fácil que se identifiquen las chicas modernas es la Antorcha Humana, que es poco más que un chulillo de discoteca, a lo mejor es el momento de empezar a plantearse actualizar un poquitín a la señorita Invisible. No, en serio. Le han puesto esas maravillosas gafas para que no parezca una rubia tonta, pero según es el personaje (no parece que lea ni use nunca el ordenador) no es posible imaginar que uso les dará ella.

2. Jessica, bonita, cuando una ve que su look es menos natural que el de Silver Surfer (chiste robado creo que a Jónatan Sark)… hay que HACER ALGO AL RESPECTO, y no solamente gritar por dentro
¡¡¡Ojalá mi pelo fuera invisible!!!

Mucho Mejor.

lunes, agosto 13, 2007

Maruja

Maruja es viuda. Habla de su marido con muchísimo amor. Le gusta contar que él estaba muy raro sin bigote, y que sólo se lo afeitaba cuando estaban enfadados. Él murió joven, con sesenta años, y Maruja pensó que ella iría detrás en poco tiempo. “Por si acaso”, quemó todas las cartas que él le había escrito. Ahora, 25 años después, le apetece releerlas y le da rabia.

Vivían en Melilla, pero él se murió mientras estaban pasando la Navidad en Málaga y ella se quedó allí. Total...

Está un poco sorda. Tiene unos cacharritos que se los pone y lo oye todo, pero no le gusta usarlos para ver la tele. Prefiere ponerse sus cascos inalámbricos… Lo malo es cuando se le olvida volver a ponerse los cacharritos e intenta cosas como hablar por teléfono.

Maruja tiene tres nietos: una chica medio gótica con antecedentes de baile flamenco y gimnasia rítmica que vive en Madrid, un chico con nombre de estrella del heavy que vive en Sevilla, y mi novio, que itinera por Al-Ándalus. Cuando van a visitarla les prepara comida para varios regimientos, y hace tortilla de patatas y unas croquetas espectaculares y gambas a la plancha con salsita por encima. Ella come poco.

Sus nietos la tienen educada en el más puro marxismo, así que a Maruja le parece lo normal que duerman en la misma habitación con sus novias cuando van a verla.

Llegamos a Fuengirola el lunes por la noche. Nos había preparado la cena y se quedó charlando con nosotros en la terraza hasta las tres de la mañana. Si no están sus nietos no suele salir allí, porque le da por ponerse a pensar.

Una noche nos pusimos a ordenar fotos antiguas. Ella paseando con su marido por el Puerto de Melilla, mi novio con puños de Mazinger Z, su marido sin bigote (estaban peleados), ella con gabardina de espía de la Gestapo en Suiza, mi novio con pinta de niño manga, el padre de mi novio vestido de yeyé, mi novio con una gorra más grande que todo él.

Después de esas visitas Maruja se pasa unos días rara. Se siente un poco sola y da vueltas por la casa buscando cosas que hacer para estar entretenida.

Estoy deseando volver para hablar de "lo bien que trabaja" Charles Bronson.