Hace unas semanas recibimos este chungo, pero con los viajecitos y demás tenemos la sección un poco abandonada. ¡Pero los chungos no descansan ni en verano! Así que aquí tenéis una nueva entrega de "Los Chungos de Nuestra Vida", esta vez cortesía de Estrella (por cierto, muchos besos para ella y para sus compañeros de laboratorio). Ella ya sabe que el suyo no alcanza los grados de chunguez del Mimo o el Mongo, pero para Estrella fue un chungo y con eso nos vale. Enjoy!
Antes del actual, he tenido dos novios digamos "de verdad" (los tonteos infantiles no cuentan). El primero, que es del que voy a hablar, lo conocí en COU y estaba dentro del grupo de nuevas adquisiciones porque repetía. Como la mayoría del grupo de nuevas adquisiciones, me pareció un poco extraño. Quizá por esa vena rara que tenía me empezó a gustar (tengo el gusto desviado), y extrañamente yo parecía gustarle a él también, porque empezó una fase de tonteo evidente que mis amigas presenciaban con interés y un cucurucho de palomitas. Fue, como dijo una de ellas, una fase de "que si sí, que si no, que si no me quiero enterar".
No sé ni cómo, pero un día empezamos a salir. No habían pasado ni dos semanas de estar juntos, cuando en un recreo se lo presenté a una amiga con la que siempre había coincidido desde 1º de primaria. Dicen que el roce hace el cariño, pero lo cierto es que la chica era un poco bocazas.
-Ay, qué bien que estéis juntos, hacéis buena pareja -nos dice.
Hasta ahí bien. Recordemos que estábamos los 3: mi chungo, ella y yo. Y entonces, ella sigue hablando:
-¿Y el Tontín? Tía, qué pena, con lo majo que es. Si es que eres tonta, tenías que haber salido con él.
Arrrrrggggg!! El Tontín era un vecino con el que estuve tonteando el verano anterior y que ella se encargó de presionar para que me pidiera salir cuando a mí todavía no me había entrado del todo por el ojillo. El resultado fue que él se plantó y me dijo que quería saber si le gustaba, y que si quería salir con él, pues bien, y si no, pues nada. Y claro, fue nada.
Pues ahí estábamos los tres, ella diciendo que por qué no había salido con el Tontín, mi chungo sin dar crédito a sus oídos, y yo callada como una tumba por no darle carrete a mi amiga y porque a ver, ¿qué puedes decir en una situación así?
Volvimos a clase y él no dijo ni media. Ni siquiera cuando le pregunté si estaba bien, que tenía mala cara. Ni tampoco en lo que quedó de día, ni al siguiente ni al otro. Y yo estaba desesperada, porque no conseguía hacerle hablar del tema, ni entendía que por aquella conversación estuviera cabreado conmigo, que no había hecho nada, y lo peor es que si lo dejaba estar con su enfado y no le decía nada, parecía que se enfadaba más y me miraba con malos ojos...
Al fin conseguí sonsacarle y me dijo que parecía que me daba igual que mi amiga dijera eso, y que si él no me importaba y no sé cuántas cosas más. Además estaba muy enfadado porque yo quería que me fuera a buscar a mi casa cuando quedábamos. Al final solucionamos el conflicto, quedábamos a medio camino entre mi casa y la suya, y todo iba bien. Superé mi pánico al primer beso y se lo di una noche al despedirnos.
Nos sentábamos en un banco en el frío invernal y hablábamos y cantábamos. Y un día, así sin avisar, se enfada otra vez. Y otra vez las mismas.
Además, siempre que se enfadaba conmigo venía una chica que a él le había gustado mucho y que se había enrollado con él por darle celos a su novio y que le había dejado hecho polvo, y era con la única que hablaba. A mí eso me ponía de los nervios. Total, que los días pasaban y yo seguía sin saber qué hacer, y él enfadado conmigo pero no con la otra. Hasta que un día hablamos, él me cuenta la colección de resentimientos acumulados desde la vez anterior que hicimos las paces, incluso me echa en cara que le di el primer beso el día que hacíamos un mes, que por qué ese ajustamiento al calendario... Así que en ese momento decidimos que lo mejor era cortar. Él, por todos esos agravios. Yo, porque estaba harta de sus enfados y de pasar frío sentada en un banco en pleno invierno.
Pasé las vacaciones de Navidad en una tristeza constante, porque pensaba que no le vería nunca más en la vida (menuda tontería, estábamos juntos en clase y vivíamos en el mismo sitio) y yo le quería mucho. Así que me armé de valor y, como él estaba totalmente en contra del romanticismo clásico, y nunca me venía a buscar porque a ver por qué iba a tener que acompañarme él a casa y no al revés, y que las fechas son cadenas que nos imponemos y demás... en fin, decidí que tenía que decirle que le quería pese a todo.
-Chungo, he visto un anuncio en la tele donde nos aconsejaban decir las cosas y no guardárnoslas para nosotros. Así que he pensado que estaría bien decirte esto: te quiero.
-Mmm, gracias.
Y ahí se quedó la historia. Yo, como había cumplido mi objetivo, me quedé tan contenta. Mi hermana y mis amigas no veían las cosas con tanto optimismo. Poco después de eso, él me dijo que le había impresionado mucho que se lo dijera, y que lo había pensado y que quería que volviéramos y tal. Y volvimos.
Esa vez parecía que todo iba bien, incluso hacía menos frío por las noches. Decíamos que la vez anterior no contaba, y que ya estaríamos juntos siempre.
Un fin de semana no quedamos porque él tenía que hacer alguna cosa y yo me tenía que ir a no sé dónde. El lunes, entre clase y clase, se volvió en su silla (él se sentaba con un compañero y yo detrás con una amiga) y me empezó a explicar con pelos y señales que le había sido totalmente imposible llamarme o mandarme un mensaje y que por eso no había dado señales de vida en todo el fin de semana. Yo, que no quería buscarle tres pies al gato a nada por no tener un nuevo conflicto, le dije que no tenía por qué darme explicaciones de nada. Error. Se dio la vuelta todo enfadado, silencio sepulcral de nuevo entre los dos.
Como si tuviera un sensor, en el siguiente descanso estaba la otra tía hablando con él. Yo ya estaba hasta el gorro, y pasé de él y su enfado a propósito, sabiendo que eso le iba a cabrear más todavía. Un día al acabar las clases, nos quedamos allí dentro para hablar/discutir, mis amigas esperaban fuera...
Tuvimos una discusión melodramática total, en la que nos hicimos muchos reproches y hablamos con tono poco amistoso. Vamos, que dejamos bien claro que no queríamos volver a estar juntos, entonces me di la vuelta para irme a buscar a mis amigas... y descubro a la profesora de química!!! Que yo creo que se retrasó recogiendo sus papeles por quedarse escuchando ¬¬ qué vergüenza pasé en ese momento...
Ese día llegué a mi casa llorando y en general me costó un poco recuperarme de mi primer amor. Eso sí, a partir de entonces he tenido muy claro que no quería repetir esa experiencia en la vida.
PD: Chungo, si has leído esto por alguna remota casualidad, no te ofendas mucho. Sabes que te aprecio pero que lo pasé mal con todo esto.