miércoles, diciembre 31, 2008

Esta noche hay una fiesta


En mi casa. Con un montón de amigos.

Mis padres se han montado un plan tranquilo para celebrar esta noche y yo voy a cocinar un solomillo de buey con costra de mostaza y guarniciones para ocho, más consomé, embutidos y ensalada. Y luego vendrán unos cuantos más a tomar copas y celebrarlo. Igual salimos, igual no. Habrá chocolate (cortesía de Cattz) y puede que hasta mojitos.

No creo en tonterías, pero me suele coincidir que cómo pase la Nochevieja marca cómo transcurrirá el año para mí. Si me aburro será un muermo, si lo paso de miedo el buen rollo me dura al menos hasta septiembre, si no salgo me da un año en plan casero, si lo celebro en la cama toca un año sexualmente loquísimo, si lloro son doce meses más bien de bajón, si lo paso bien estoy más receptiva a la felicidad. Suena raro, pero coincide.

Y yo voy a empezar el 2009 con buen sabor de boca, un vestido de hada ochentera y una fiesta. Y sobre todo muy bien rodeada (aunque a los que no están echaremos de menos).

Os deseo lo mismo, o más. Feliz año a todo el mundo.

martes, diciembre 30, 2008

El Hombre que todo lo puede


Estábamos anoche Noa, el Hombre Malo y yo tranquilamente viendo Air Force One en la tele, y nos pusimos a contar las cualidades del Presidente de los EEUU en esa peli.

· Organiza un plan efectivo en circunstancias de máxima presión.
· Compatibiliza no sacrificar ni sus principios ni a su familia.
· Sabe manejar un arma.
· Sabe pelear.
· Sabe sabotear un 747.
· Es capaz de neutralizar a los terroristas y recuperar el control del avión secuestrado.
· Sabe pilotar el Air Force One.
· Mata a los malos.
· Consigue salvar a casi todos los buenos que iban en el avión.
· Tiene cara de, además, saber cocinar superbien.

Y ahora la pregunta que se hace todo el mundo. ¿Estará Barack Obama a la altura del presidente interpretado por Harrison Ford? ¿Dará la talla?

Pues claro. Claro que sí. Puede hacer todo eso y mucho más. Como 2.000 flexiones cada mañana.

(Si además consigue la paz mundial y nos saca de la crisis ya es para hacerle un altar como a Antoñita)

lunes, diciembre 29, 2008

El Punto Be


El otro día vi por la calle el anuncio de una perfumería que decía lo siguiente: "Nadie tiene sueños eróticos con alguien muy simpático". Muerte. Y. Destrucción.

Considero que cada uno tiene que cuidarse y procurar estar limpio, aseado y guapo como simple consideración al resto de la humanidad. Oler bien debería ser obligatorio por ley. Pero, qué queréis que os diga, el anuncio me parece fatal.

Es obvio que si alguien no te atrae no hay nada que hacer, y que la atracción es algo químico, de piel. Pero también es obvio para mí que los hombres sin inteligencia, sensibilidad y sentido del humor son cero atractivos. No me veo soñando con uno así.

Soy una firme defensora de las conversaciones como método de seducción. Del sentido del humor como principal rasgo atractivo en un hombre. Del ligoteo de mesa-camilla, que decía Redronin1b. No hay nada mejor que una charla en la que la risa se alterna con la piel de gallina. No hay hombre más atractivo que el te hace reír y al rato hace que te vuelen mariposas en el estómago.

Las mariposas. Ese momento en que estas hablando con alguien y te cosquillea el ombligo. Y todo lo demás. Una conversación por messenger y ¡boom! Mariposas. Una mirada en un taxi, y ¡más mariposas! Notar sin verlo que el otro está más cerca de lo que pensabas: ma-ri-po-sas.

Las hay en un silencio largo por teléfono. En un sms que no puedes dejar de leer. En un email inesperado. Es como una magia. Como una fuerza invisible que no sabes de dónde sale. Es total. Y si son de las buenas, las mariposas vuelven una y otra vez con sólo recordar el momento.

A veces da vértigo. A veces te pilla a ciegas, y da un miedo terrible tirarse a la piscina. A veces no haces nada y te acuerdas para siempre, como un "¿y si?" escrito en neon que no te deja dormir.

A veces es un espejismo. Las mariposas asoman las antenas un momento pero el momento -el Punto Be- pasa sin llegar a más, sin dejar más rastro que el recuerdo de algo. Nada.

A veces sabes que son mariposas malas, que no debes, que no puedes, y para que no vuelen más les echas tierra encima. Y te pesa, pero pasa.

A veces son tan fuertes que tienes la certeza de que las sentís los dos. Que van de tu estómago al suyo y tiran del uno hacia el otro. Y que también lo saben los que os rodean. Tu madre. Tu profesora. Tus compañeros de trabajo. Los que van en el mismo vagón de metro.

A veces te dejas llevar y… esas son las mejores veces.

Las relaciones son estupendas. Tener pareja -una pareja de verdad, no de nombre- significa querer y sentirse querido, apoyar al otro y sentirse apoyado, acompañar y sentirse acompañado. Es como estar en casa. Pero la época de las mariposas en el estómago, esa etapa previa a la seguridad, a que la relación sea verdad, es maravillosa y hay que disfrutar cada minuto.

Aunque no lleve a nada más. Aunque no pases de ahí. Aunque te quedes en el Punto Be.

viernes, diciembre 26, 2008

Carabitas


Así llamaba yo a las gambas de pequeña. Carabitas. Me volvían loca. No tanto como las angulas a las que me invitaba mi abuela, claro, pero mucho. Luego los percebes y las ostras completaron el pódium, pero cuando era una enana el segundo lugar lo ocupaban las gambas sin lugar a dudas.

Los fines de semana íbamos a La Bilbaína a tomar el aperitivo, y mientras los mayores se tomaban sus cañas y yo me bebía muy despacito mi trinaranjus me iba poniendo morada con las gambas que me pelaba mi papá.

Cuando crecí aprendí a pelar las gambas, pero es algo que nunca me ha gustado. Las como, las cocino, y hasta sé pelarlas con tenedor y pala de pescado (cosa que me parece una horterada y sólo hago cuando es absolutamente imprescindible), pero odio pringarme las manos con caldito de marisco. Así que en las cenas de Navidad y cosas así mi padre ha seguido durante años pelándome las gambas: una para mí, una para él, una para mí, una para él…

Y ahora el Parkinson no le deja. Así que en Nochebuena me senté a su lado, y le partí el solomillo en trocitos, y le puse salsa por encima, y le serví el vino. Y pelé una gamba para él, una para mí, una para él, una para mí, una para él…

miércoles, diciembre 24, 2008

Les deseamos...

¡Sigan ocupando nuestros sofás-cama y nuestros Confort Rest un año más!
Y pásense por nuestra sección de villancicos seleccionados,
como siempre, a la derecha de sus pantallas.

martes, diciembre 23, 2008

Desnudos gratuitos

Inspirado por el post de Misi (no he podido resistirme). Pero no se confíen, no es una semana temática de los hombres desnudos en Quédate a Dormir. Aún.

Compartir piso con hombres, es lo que tiene. Cuando me vine a vivir con el Hombre Malo y el Ingeniero Fantasma, Sheena me dijo: "Be, estate atenta y en cuanto los veas desnudos escríbenos un post". Desde entonces han pasado 19 meses, el Ingeniero Fantasma (que se fue a vivir con su novia pero sigue en nuestras vidas, porque es un sol), el Hardcore Gamer con novia robiacremas (que poco después se convirtieron en abono de geranios) y Scottie, el inglés que aún sigue aquí. Y yo he sido terriblemente discreta.

Pero todo eso se acabó.

Adiós a la discreción. Ya os conté mi drama de aquel día que tras un baño relajante descubrí que mi toalla estaba lejísimos (en mi habitación), pero me dejé sin contar otros pequeños episodios. Lo de los demás. Y os los merecéis por buenos lectores y commentaristas. Así que allá van.

EPISODIO UNO:

El Ingeniero Fantasma (I.F.) es un chico monísimo, esbelto y encantador con su poquito de tripita como buen consolero (ojo, es un punto a favor: yo soy una firme defensora de las barriguitas confortables). El caso es que un día, al mes y medio de compartir piso, volví de comer con mi madre y según abro la puerta me lo encuentro con una toalla atada a la cintura, sentado en la mesa baja del cuarto de estar, jugando a la consola.

Be (con voz de superfeliz): -Hola, I.F. Mira, Mamá, vas a conocer a mi compañero de piso que aún no has visto, I.F.

I.F (dejando la partida abandonada mientras corría hacia su cuarto agarrando la toalla como podía): -¡¡Pero no así!!

A los dos minutos se llevaron a cabo las presentaciones, con I.F. ataviado con vaqueros y una camiseta molona. A mi madre le cayó fenomenal.

EPISODIO DOS:

El año pasado celebramos la Nochevieja cenando en casa unos cuantos amigos. Me pasé 48 horas cocinando, preparando la receta de Capón a los Tres Rellenos de mi madre y un consomé muy rico. Cuando éste último ya estaba casi listo, serví un poco en un vaso de beber tekila para que mi compañero, que acababa de empezar a arreglarse, lo probara.

Llamé a la puerta del baño:

Be (con voz de superfeliz): -Hombre Malo, abre un momento y prueba esto.

Hombre Malo: -¿uybytvfjhbmnlkj?!?!?!

Be (canturreando): -Que te traigo un vasito de consomé, a ver qué tal.

Hombre Malo: -¿lkmopinoiujkpoytdtc?????

Be (vocalizando clarísimamente): -Que tengo una cosa para que pruebes, es un segundo.

Y el Hombre Malo, que aún no había entendido lo que le decía, abrió la puerta del baño. Lo primero que noté fue su cara de desconcierto. Pensaba que me ocurría algo terrible y pedía ayuda, que me había quemado, nos atacaban los zombies, no sé, y me encontraba toda feliz y con un vaso de algo en la mano. Lo segundo que noté fue que estaba en la ducha. Desnudo. Lleno de jabón. Lo tercero que fue que mis ojos se estaban dirigiendo peligrosamente de su cara hacia su… su… en fin, su Hombrecillo Malín.

Utilizando toda la fuerza mental de la que soy capaz me concentré, recobré el control de mis pupilas y las clavé en las del Hombre Malo. Le pasé el vaso de caldo sin dejar de mirarle a los ojos, él lo probó, dijo que estaba perfecto, me lo devolvió, cerró la puerta y siguió con su ducha. Y yo seguí cocinando.

Les juro que no vi al Hombrecillo Malín. Lo que no sé es si la causa fue mi férreo autocontrol o que mi compañero de piso estaba haciendo un Buffalo Bill tipo El silencio de los corderos.

EPISODIO TRES:

No hay episodio tres. Todavía. Bueno, el Hombre Malo ha visto cosas pero es cosa suya decidir si quiere contarlas o no.

En cuanto a mí, varias amigas que se han quedado a dormir me han dicho que desde el sofá-cama se aprecia con claridad que nuestro Scottie canta en la ducha. Pero aún nadie ha visto la coreografía.

Esto es todo de momento. Quién sabe qué nos deparará 2009.

lunes, diciembre 22, 2008

Desastre natural... otra vez

Esta semana Gato y Rebilated se han quedado unos cuantos días en casa, y han conocido la peor cara de Chonilandia ("¡no, no salgáis por ese lado de la estación, que están las put*s!") y de mi casa de Chonilandia.

Viernes por la mañana. Como yo estaba con fiebre, me desperté prontísimo. Me puse a ver series (the mentalist, gossip girl) y cuando me di cuenta eran las nueve. ¡Las nueve! ¿pero no se suponía que Rebi tenía que salir de casa a las 9:15 para ir a trabajar? Esperé. Y esperé.

- Se han dormido, y este pobre va a llegar tardísimo al curro. Habrá que despertarles - pensé- pero a ver quién es la guapa que les... que les despierta- llamé a la puerta tímidamente. Silencio. Y como me dio mucho corte, me decidí por la vía indirecta.

Puse la lavadora, que es bastante ruidosa. Esperé dos minutos. Silencio en la habitación. Puse la radio, con los Cuarenta bastante altitos. Más silencio. En plan desesperado, cuando iba a sacar la aspiradora, por fin amanecieron, riéndose de mí, claro.

Rebilated se metió en la ducha, y Gato entró después en el baño:

- Rebi, ¿pero cómo te estás duchando? hay mucha agua por aquí. ¿Pero qué estás haciendo?

- Nada, Gatín, te juro que no estoy haciendo nada.

Pobre Rebilated, que le empezamos a echar la culpa de lo que hacía mi bote sifónico, es decir, escupir agua, que comenzó a salir del baño y alcanzó el pasillo. Gato salió corriendo, yo también y con fregona en mano y toallas, empezamos a secar el pasillo. El bote "sinfónico" me había vuelto a dejar en evidencia, aunque esta vez algo de culpa tuve yo, por haber puesto la lavadora sin darme cuenta de que nos teníamos que duchar... y esa cantidad de agua fue demasiado para mi pobre bote.

Mientras estábamos Gato y yo secando el suelo del pasillo y del baño (anda que no soy lista ni nada, que pongo a mis invitados a fregar) Rebi seguía dentro de la bañera. En ese momento dejé el trapo, me eché a reir y no lo pude evitar:

- DIOOOOOS, TENGO A UN PLUTÓN VERBENERO DESNUDO EN MI BAÑOOOOOO... ¡Y CON LA PUERTA ABIERTAAA!

Y siguió medio en pelotillas cuando atravesó el pasillo. Creo. Porque yo me tapé los ojos cuando pasó, te lo prometo, Gato.

jueves, diciembre 18, 2008

Dioses o demonios


He ido con mis hermanas a ver Crepúsculo (por fin). De hecho, las he liado y la hemos visto en versión original, para disfrutar de las voces verdaderas. Y es que para algo somos fanes.

En distintos grados de lectura de la saga (Ro va por la página 100 del tercer libro, MeriLein por la mitad del cuarto y yo he leído hasta el borrador del abortado libro de la historia desde el punto de vista de Edward), somos muy muy fanes. Sabíamos que la peli nos iba a gustar, y nos ha gustado.

Lo pongo en palabras textuales de Ro, porque me siento incapaz de mejorarlo: Es una historia de amor preciosa, pero de vampiros. Y como en la realidad no hay vampiros pues ya está, sabes que no es real y así no sales como de otras pelis de amor, que se supone que son reales, en plan "jo, que asco de vida". Más claro, agua. (No sé si les he contado que en este momento ninguna de las BeSisters tiene novio).

Supongo que a quien haya visto la peli sin leer antes las novelas le faltarán datos, pero a nosotras el color gris azulado que domina la historia, las escenas en el bosque, la música, que las tres somos conscientes que no se trataba de algo tan serio como las adaptaciones de Harry Potter y lo fanes que somos de Crepúsculo hicieron que saliéramos encantadas del cine. Bueno, eso y lo guapos que son los chicos.

Por supuesto a las tres nos gusta Edward. Es posible que más por el personaje de los libros que por lo que vimos en el cine, aunque les ha quedado un Edward bastante mono (a pesar de que a mí el actor me cayó mal desde que "El Cáliz de Fuego", donde me alegré mucho de que la palmara).

Pero si nos salimos del mainstream evidente mis hermanas y yo tenemos gustos bastante diferentes:

A MeriLein le gustaba el Dr. Carlisle Cullen, el médico bueno padre de los vampiros. Que en realidad es Peter Facinelli, entre otras cosas marido de Jennie Garth (Kelly en "Sensación de vivir") y padre de sus tres hijas.

Pero en Crepúsculo sale teñidísimo de rubio. Y muy pálido. No sé por qué le gusta a mi hermana. Es un misterio. Pero le gusta. Ella es así y a mí me parece bien.

A Ro le gustaba James, el vampiro malo. Rubio, macarra y con coleta. El actor se llama Cam Gigandet y la verdad es que le han quedado un par de posters molones (entre ellos el que acompaña a estas líneas), pero dejando eso de lado yo no lo tocaría ni con bichero.

Como es el malo y (no creo que destripe nada a nadie pero por si acaso ¡SPOILER! ¡SPOILER!) acaba mal, Ro se ha reservado el derecho de elegir la primer cuando veamos la segunda peli.

Y a mí me encanta Jacob Black. Y mira que en los libros no es uno de mis personajes preferidos, que a mí la dicotomía (¡SPOILER! ¡SPOILER!) vampiro-licántropo no me crea la más mínima duda. Pero en la peli… ¡ÑAM ÑAM!

Ya sé que es pequeño (cuando Taylor Lautner nació hacía años que yo ya tenía la regla), pero me da lo mismo. ¡Llamadme asaltacunas y soltadme en La Push!

El caso es que antes de ir al cine nos tomamos unas cañas con nuestras tías solteras (ya sabéis, ésas) y una de ellas, la más cinéfila de las dos, nos recomendó ir a ver Bella. Pero sin hacer hincapié en la historia, ni en la fotografía, ni en la banda sonora… Ella hablaba sobre todo del actor protagonista: Eduardo Verástegui.

-Es guapo, pero es algo más que eso. Es tan calmado, trasmite paz, tranquilidad, bondad, inteligencia, comprensión… Si tuviera que ponerle cara a Dios, así es como me lo imaginaría.

No sé, tía, me da que nosotras hemos salido más de demonios…



Por cierto, aún no les he contado a mis tías que ya no tengo novio. Verás la Nochebuena que me dan...

miércoles, diciembre 17, 2008

Menudo par

En una clase tengo un par de alumnos que son unos golfos y muy desastres en los estudios, tienen 15-16 años y han repetido unas cuantas veces. Muy duros por fuera, con sus pintillas, son los malotes de su clase. Expulsados día sí y día también del instituto, me cuentan a mí, no entiendo exactamente porqué, sus penas:

- Profe, yo es que estoy con la Vane, pero quiero cortar. Yo quiero una relación abierta: yo me enrollo con otras tías, tú con otros tíos... pero me da que no le va a molar. Así que le voy a decir "Vane, tía, que no me molas, que no me pones y corto contigo".

- Hombre, no sé... si tienes que dejarla, hazlo con delicadeza, pobre chica. No sé, dile, dile... - jo, menudo compromiso. Siempre me ha costado esa conversación de "quiero dejarte" y he tirado siempre por la sinceridad dulcificada, pero éste de dulce, tiene poco. Menos mal que me interrumpió el Iván, el otro.

- Que sí, tío, Javi, que a las tías lo que les va es el sentimentalismo. - el sentimentalismo. Decía el niño de los piercings, las mil amonestaciones y pinta de matón callejero. - pero no sé para qué hablo, si eres un cabr*n. Profe, este hijoputa le ha largado a la Luna, la tía que me mola, que a mí me gusta.

- Joer, pues claro. Cómo tú no haces nada, que eres un cortao, le he dicho "Luna, que le molas al Iván".

- ... vaya, ¿y qué ha dicho?

- Ná, esa se ha reído y no ha dicho ná.

- Yo quería esperar. Ver cómo le entro a la Luna, esperar, porque no tengo seguro que... ya sabes. Yo quería esperar, jod*r. Javi, lo has jod*do todo, mierd*. Profe, es que a mí la Luna me mola de verdad, de aquí- y se apretó el pecho con el índice. - mira- y entonces flipé. Iván, el malote, abrió la mano, y tenía escrito su nombre, dos corazones atravesados por una flecha y cuatro rayitas debajo - ¿ves? aquí es para poner su nombre: L-U-N-A.

Medio muerta de la risa, medio enternecida, le deseé suerte, mientras yo mentalmente me fui al pasado: ¿los tíos, que tanto miedo me daban con quince años, eran así? ¿Realmente existía una posibilidad de que tuvieran algo más que atracción por un buen culo y crueldad para todo lo demás? ¿tenían su lado sentimental? ¿Se escribían corazones en la mano? Menudo descubrimiento... ¡a mis 31!

Epílogo:

A la semana siguiente Javi estaba muy cabreado porque un tal Petter le tiraba los trastos a SU Vane y amenazó con partirle la cara. Una semana después, una vez espantado su competidor, dejó a la Vane. Tres días después empezó con María. Esta semana María le ha regalado una esclava de plata con su nombre grabado. Él planea comprarle un sello de oro "bien tocho" porque María le ha calado.


Iván sigue esperando el momento propicio para declararse a Luna.

sábado, diciembre 13, 2008

Bettie

Ayer murió Bettie Page, icono del sexy, del burlesque y una de las más famosas pin-up de la historia. La primera vez que oí hablar de ella fue hace años, cuando una modernuqui dijo que llevaba un flequillo a lo Bettie Page. Como no tenía ni idea de quién era busqué y, voilá, allí estaba Bettie, con su flequillo (que le quedaba infinitamente mejor que a mí) y preciosa.


Era modelo y tiene centenares de fotos. Algunas de ellas fueron muy escandalosas en su época: en algunas aparecía desnuda, en otras con estética bondage y sugiriendo la práctica del spank. Evidentemente esto le acarreó muchos problemas: hablamos del puritano EEUU, y en la década de los 50.


Betty se retiró de la escena pública antes de 1960, sin que hayan quedado muy claras las razones. Hay quien dice que le resultó muy difícil encontrar trabajo después de tanto látigo y cuero, otros que se hizo cristiana radical y que abandonó ese mundo de "perversión". Hay otras teorías, pero a saber.

Actualmente, en la industria del erotismo se muestra todo de una forma tan evidente, tan aplastante, a veces tan cruda, que ver imágenes de Bettie es algo fresco. No digo que lo actual sea malo, en absoluto, simplemente a veces acabas saturada de mujeres neumáticas, poniendo caras de sufrimiento-placer extremas mientras puedes ver partes de su anatomía que, ejem, preferirías que viera su ginecólogo, no tú.

A lo que me refiero es que, con todo lo que se ha avanzado en la expresión de la sexualidad, lo que hizo Bettie puede parecer que no es para tanto o que es tan elemental, a veces tan torpe, que no provoca nada. Pero Bettie sigue resultando sexy, una mujer hipnótica, con su carita dulce y preciosa, mezclando una mirada pícara con una sonrisa de nena. Un sexy inocente, visible sin ser chabacano que hace comprender porqué aún hoy es un icono.


viernes, diciembre 12, 2008

Paranoica (yo no)

Hay gente por el mundo que está fatal de la cabeza. En serio, y parecen normales, que es lo peor, porque no se les ve venir. El viernes pasado tuve un gran ejemplo de eso: fui a ver a Elvisina y su bebé a su casa. Cuando llegué y aparqué mi bichito, me llegó un mensaje: "estamos dando un paseo, llámame". Llamé a Elvisina y me dijo "baja la calle en la que estás y llegarás a un parque, estamos en el semáforo". Bajé la calle, di la vuelta al parque y no les vi, así que, conociendo mi despiste vital, me acerqué a una chica que iba con su bebé para preguntarle si había otro parque.

- Hola, perdona, ¿hay por aquí otro parque?

- No, creo que no.

- Ah, vale, gracias.

- Pero es raro, porque en los últimos dos días cuatro o cinco personas me han preguntado lo mismo.

- Ah. - en ese momento la cara de la chica pija y aparentemente normal, mutó y se puso muy seria.

- Oye, tanta gente que me habéis preguntado... ¿no seréis de una banda de esas que roban niños, y que estáis buscando el parque para encontrarlos y cogerlos? - me miró con cara amenazante mientras asía con fuerza el carrito de su bebé.

Me quedé patidifusa, la tía lo había soltado totalmente en serio y había dicho "seréis", "estáis", con lo cual me estaba incluyendo en la mafia. Flipé, y mucho. Se me abrieron los ojos como platos y sólo acerté a decir:

- Mira, yo no... yo estoy buscando a una amiga que me ha dicho que estaba en el parque.

- Sí, ya, claro... seguro - soltó con tonito sarcástico. Y me siguió mirando con cara de loca.

- Este... adiós. - justo en ese momento sonó mi móvil y era Elvisina, que estaba justo en la acera de enfrente. Y menos mal, porque llego a estar un minuto más al lado de la paranoica esa y grita llamando a la policía o me arrea con su bolso de Vuiton.

Y una no entiende:

¿La pobre era una paranoica sin dronjas que paliaran su delirio?

¿Su ídolo es Anita-la fantástica-Obregón?

¿Leyó mi post sensiblero de tener hijos y creyó que, a falta de propios, sería capaz de robar uno, obnubilada por eso del furor uterino?

¿Ha tenido una sobredosis de información de sucesos en la tele?

En el caso de que viera delincuentes por todas partes, ¿de verdad creía que un malo de verdad le iba pedir indicaciones para llegar a su objetivo?:

"perdona, he oído que por aquí hay un BBVA... es que, ¿sabes? me interesa... retirar fondos. Sí, eso, retirar fondos".

"Holaaaa, ¿qué taaaal? mira, vengo a secuestrar a tu hijo. Podrías darme un par de pañales por si acaso se hace caca en el camino hasta el mercado de niños".

Y es que, de verdad, hay gente por ahí que está fatal de la cabeza.

miércoles, diciembre 10, 2008

Sábado, sabadete: Apocalipsis Night


Este post debería haber sido publicado el sábado pasado -lo que cuenta se refiere al fin de semana anterior-, pero no volví de casapadres hasta las mil, así que se me pasó el día. Podría haber esperado al sábado que viene, que total queda poco (juas), pero me ha dado la impaciencia y aparte estoy corta de inspiración y larga de sueño.

Resultado: ¡TOMA! ¡Sábado, sabadete, en miércoles! Que lo disfruten.

El fin de semana pasado vino a Madrid Julie-Ann, una amiga a la que tenía muchísimas ganas de ver (¡no nos juntábamos desde hacía un año!). Pero con ella es así: podemos estar tiempo sin vernos, meses sin hablar, pero nos queremos un montón y cuando nos juntamos todo sigue igual.

Nos juntamos con otras dos amigas en la noche del sábado en mi casa. Todas -por distintas causas, en distintos DEFCONS, y desde hace distintos periodos de tiempo- sin pareja. Después de ponernos moradas de comida japonesa, de hablar de cosas serias, de la vida, el trabajo, la familia, los proyectos, de pimplarnos dos botellas de cava entre las cuatro… empezamos a hablar de cosas menos serias, como los hombres (presentes, pasados y futuros) y, cómo no, sexo.

Quiero sacar a debate aquí varios de los temas que salieron en la charla:

A. A los 30 años ¿cuántas parejas sexuales se consideran "muchas", qué es "poco", qué es "lo normal"? Sí, sí, cada uno es cada uno pero ¿en qué punto empieza la gran masa a considerarte "una golfa"?

B. Si una tiene información privilegiada porque ha recibido lecciones teóricas sobre el asunto de su mejor amigo gay, ¿debe compartir con sus amigas sus técnicas y trucos para la realización de sexo oral?

C. Si un chico lo hace mal, ¿hay que decírselo? En una relación sí, claro, pero si se trata de un rollete (vamos, que la confianza y la comunicación no están a la orden del día) ¿qué es mejor, enfrentarse a su reacción o dejarlo pasar y luego pasar de él?

Os dejo los temas abiertos para quien los quiera commentar. Nosotras después nos fuimos al sitio de las luces rojas a bailar hasta que los pies destrozados (y un taxi compartido) nos llevaron de vuelta a casa.

viernes, diciembre 05, 2008

Muy poco standard


Acabo de llegar de un concierto de modernos y es que os lo tengo que contar.

Resulta que entre mis vicios confesables, entre las cosas que me molan y tendría que contarle a mi psicóloga cuando me pregunta qué cosas me hacen ilusión, está ir a un concierto y "estar en la lista". Sí, soy así de chunga, qué se le va a hacer. En el año del Máster del Universo eso pasaba más o menos una vez al mes, qué tiempo tan feliz…

Así que cuando Noa me dijo que el jueves había un concierto y estábamos en la lista ni lo dudé, a pesar de no tener ni idea de quién tocaba.

Ya os contará ella en algún próximo post cómo llegamos a esa lista y por qué cuando ha dado su nombre han empezado a hablarnos de porno. Yo me voy a dedicar a contaros mis impresiones sobre el concierto.

El grupo se llama We Are Standard. Son unos tíos vascos que tienen un cantante todo camisas ajustadas y gafas de pasta que toca el bajo, dos guitarras y dos baterías. La música mola, la verdad, pero en el apartado no musical… desde la primera intervención del cantante aquello pareció una versión ‘08 de Pero qué público más tonto tengo.

El cantante llegó al escenario con un cubata en la mano y un pedo de magnitud cinco. A la segunda canción tiró unas baquetas desde el escenario (estábamos a oscuras, si las lanza en mi dirección me saca un ojo), a la quinta el vaso (vacío) de cubata… Y entre canción y canción decía cosas como:

-Vamos, cabrones, haced algo, ¿a que no podéis? Porque vosotros habéis pagado por vernos tocar A NOSOTROS. (Aquí yo pensé: "No todos…")

-Venga, a ver si os atrevéis, tiradnos cosas. ¡Que no tenéis cojones!

-¿Queréis más? Pues esto es todo lo que vais a ver, es lo que habéis pagado, ¡jajaja!


Y así. Vamos, que no me acuerdo más ejemplos, a ver si Noa aporta cuando lea el post. Todo esto acompañado, por supuesto, de una actitud de "todos y todas me queréis frinkar hasta dejarme inconsciente, cosa que no conseguiríais".

He ido a conciertos donde la banda odiaba al cantante y viceversa. He ido a conciertos donde la banda escupía cerveza sobre la audiencia (no sobre mí, afortunadamente). He ido a conciertos donde el cantante mandaba callar al público porque consideraba que no le estaban escuchando con la atención y devoción debida. Lo que nunca había ido es a un concierto donde el cantante moderno/indi tratara al público como si fueran sus put*s. Pero, como dijo Noa, "estos tíos son de Getxo, mejor que estén aquí insultando al personal que en la calle quemando contenedores".

¿Por qué actuaba el cantante de los We Are Standard (y por extensión el resto de la banda) como si fuera gilipollas? Las opciones son:

A: Es gilipollas.
B: Iba más pedo que Alfredo.
C: Era simplemente un pobre imbécil.
D: Se cayó de cabeza de la cuna de pequeño.
E: Lleva frinkando a cuenta del grupo desde los 17 y se lo tiene creído.

Se me ocurre otra aún más lamentable:

F: Que esa bordería gilipollas sea marca de fábrica del grupo y que al público (tonto) les guste.

Sea la que sea, es una pena porque la música molaba. No recuerdo ninguna melodía (leo por algún sitio que se llama dance-punk, igual no usan de eso), pero en medio de aquello era imposible no bailar. La música arrastraba…

Me matan los pies.

jueves, diciembre 04, 2008

Grandes Heroínas de Ficción: Vasquez


Nuevo post y nueva heroína para empezar el jueves. Tengo este post esperando ser publicado desde hace meses (y aún así no bate el Record de Desastrez de Be [RDB] a este respecto, ya verán cuando al fin hagamos la semana temática que planeamos desde hace... ¿cuánto, Sheena?) y aún así su autor no está enfadado conmigo. Por eso y por participar en esta sección -que merece un empujoncito, ejem ejem- gracias, E.Martin (también escribe en Adlo, pero dicen por ahí que los post no son ni la mitad de buenos). A disfrutar.

El cine de James Cameron está plagado de heroínas que despiertan de vidas mediocres o jaulas doradas y descubren su fuerza interior. Y siempre gracias a hombres que no las rescatan ni reeducan sino que, como diría Morpheo, les enseñan dónde estaba la puerta. Llámense Sarah Connor, Rose DeWitt, Helen Tasker, o Ellen Ripley.

[parrafada pretenciosa y sobrada sobre cómo Aliens es un enfrentamiento de madres luchando por su progenie y un repaso al reparto, que se incluirá en GHdF:V The Director's Cut, próximamente en algún sitio...]

Pero aunque uno le tenga cariño a todos los personajes de Aliens (menos a la rata miserable de Burke, claro) Vasquez destaca por encima de todos por su contundente presencia. Tiene sentimientos, por supuesto, y llora cuando muere Drake, pero nadie es más duro ni tiene más cojones que ella. De los aliens sólo necesita saber una cosa: hacia dónde disparar.

Cuando Apone requisa el percutor de su arma ella tiene uno de repuesto (y otro de sobra para su amigo) ¿o acaso creíais que se iba a dejar castrar tan fácilmente? Incluso cuando hacia el final el Teniente Gorman acude a socorrerla no puede salvarla, tan solo morir semi-heroicamente junto a ella. No creo que sea casualidad que algunos de los mejores diálogos de la película sean suyos.

Cuando oigo a la gente quejarse de personajes femeninos que "en realidad son hombres disfrazados y no mujeres de verdad" se que se refieren a ella. Parece que se prefiere a heroínas que puedan desactivar una bomba con las uñas pintadas o saltar de un tren en marcha sin despeinarse (literalmente). Parece que para muchos una heroína debe ser una mujer-mujer.

Y no es que uno tenga nada en contra de las heroínas divinas-de-la-muerte, que me encantan las dos películas de los Ángeles de Charlie. Pero Vasquez es el síntoma de un futuro en el que hombres y mujeres combaten codo con codo en igualdad de condiciones (como en la otra obra maestra de la época, RoboCop) y por eso lo que los personajes tienen entre las piernas no influye en los roles que desempeñan. En el universo de Aliens lo "femenino" y lo "mujer" no son necesariamente sinónimos, como (creo) no deberían serlo en el nuestro.

Vasquez no tiene que disimular nada ni pedirle perdón a nadie por ser como es.

Y nunca la han confundido con un hombre. ¿Y a ti?

miércoles, diciembre 03, 2008

¡Dependientas a mí!

Últimamente me siento como una gacela en el Tajo anglés... y no por lo grácil, sino por lo perseguida. No sé qué tengo que atraigo a las dependientas de esos grandes almacenes, pero no a cualquier dependienta, no: yo sólo atraigo a las bordes.

Hay una en el centro de Sol que me tiene enfilada. Vende una cara marca de cosmética y cada vez que me acerco a su stand, en una peculiar estrategia de ventas, me deja la autoestima hecha polvo:

- Holaaaa, buenaaaas, ¿estás mirando algo en particular? Perdona que te diga, pero me he fijado en que tienes la piel fatal, fatal. Muy fea, con esos brillossss, uf.

Yo me sonrojo. Soy consciente de que es cierto. Pero, pero... ¡qué me lo suelte así, a bocajarro!! jamás me acercaría a una desconocida y le diría que es fea, o una hortera, o que tiene la piel fatal. Mientras la miro con los ojos como platos, la dependienta sigue con su retahíla.

- Te recomendaría esta mascarilla, este gel limpiador y esta hidratante - no es lista ni nada, lo que me recomienda ya asciende a 110 euros - pero aparte... ¡no vas nada maquillada, nada, nada! espera.

- No, déj... - demasiado tarde. En menos de cinco segundos, la tía me había embadurnado de una cosa llamada "polvos de sol", con lo cual parecía que mi cara se había ido al Caribe mientras el resto de mi cuerpo se quedaba en el Madrid invernal.

- Con lo guapas que estamos las mujeres cuando nos pintamos, y tú así, tan pálida, con esa piel... - mientras me puso colorete y pasé a ser una heidi caribeña. Para rematar me pintó los labios de un color horroroso- ya estás, mucho mejor. Te cuento, estos polvos...

En fin, abreviando, sin haber pedido nada, la tía me estaba intentando vender productos por casi trescientos euros y de una forma tan agresiva... no me gusta que me intimiden y, aunque hubo una cosa que me hubiera llevado (decididamente, no fueron los dichosos polvos de sol) decidí no comprárselo a ella.

Pero si pensaba que me había tropezado con la dependienta más desagradable del Tajo anglés, me equivocaba. Una semana después fui a la sección de medias con Miss Fara y ahí encontré a la dependienta del demonio. Vi unas medias preciosas, con cenefas lindísimas y le pregunté si me podía dar mi talla. Me miró y con una cara agria me soltó:

- A ver... tienes las piernas regordetas, así que tu talla es la grande.

REGORDETAS. ¿La tía esa me había dicho que tengo las piernas REGORDETAS? ¿Esa señora, a la que era más fácil saltar que rodear, que iba maquillada como una drag queen después de una noche loca, esa señora me estaba diciendo que YO tengo las piernas REGORDETAS? que yo, vale, tendré brillos en la cara, pero ¿las piernas gordas? NI DE COÑA, vieja-bicho-bola. La miré. Me miré las piernas. Volví a mirarla. Miré el paquete de medias grandes que me había dado.

- Disculpe, pero en el paquete pone que, por mi altura y mi peso, mi talla es la pequeña.

- Ah... no, la grande. Bueno, es decir, tú verás, pero no te van a entrar.

- Lo siento, pero odio que las medias me vengan grandes y se me caigan a los tobillos. Según esto mi talla, por peso y altura es la pequeña. ¿me la puede dar, por favor?

- Lo siento, no queda.

¿Esa tía rastrera me había dicho a mí que tengo las piernas regordetas para venderme unas medias? aaarggffff, qué ganas de arrearle con mi cetro en la cabeza. La verdad es que no reaccioné y no le tiré las medias, grandes, al ojo, y como eran tan bonitas me las llevé (en talla grande... y sí, se me caen).

En fin, que con tanta experiencia lesiva para mi autoestima, ahora me da miedo entrar en el Tajo inglés, a ver si la próxima vez me van a llamar obesa, fea, antipática o... o... vieja-bicho-bola.

Post- post: por cierto, este fin de semana me voy a Barcelona otra vez. ¡Yupi! una lástima que no haya coincidido con la edición que organizó Miss Mole de su tapas & blogs hace unas semanas, me hubiera apuntado sin dudarlo.

martes, diciembre 02, 2008

Feos con imán


Hoy toca Top Ten. No se me vayan a quejar porque (yo lo sé, ustedes lo saben, John Cusack lo sabe…) ¡nunca puede haber demasiados rankins!

Ya nos hemos dedicado a los Hombres para la Eternidad y también a los Guapos de Leyenda, ¿qué toca hoy? ¡LOS FEOS! Pero no cualquier feo. Aquí no veremos feos aburridos, feos sosos, feos ni-fú-ni-fá. Aquí vamos a hablar de los Grandes Feos De La Historia. Los feos que te vuelven la vida del revés, los feos que embriagan, los feos que te ponen la cabeza loca. Que tengo yo una amiga gaditana que lo resume como sigue: "Al guapo lo ves venir, el feo te la mete doblada". Pues eso, a ver, los feos que te dejan flipada/o sin que te enteres.

Partiendo de la base de que hay gustos para todo y que lo que a mí me puede parecer un feo de lo más atractivo a otro le puede parecer un tío tirando a guapo y a otra una máquina de provocar arcadas, ésta es mi lista de Feos con Imán.

10. Jean Paul Belmondo

El hombre más feo del cine francés, le llamaban. El feo por excelencia, pero un feo con cara de canalla y de ser, cuando menos, divertidísimo.

De pequeña siempre me dio como buen rollo, a pesar de que sus pelis fueran raras de coj*nes (yo no había cumplido los 10) y mi corazón perteneciera a su amigo Alain Delon.

No es que sea el que menos me gusta, es que quería empezar el ranking con él.



9. Bob Dylan

Feo sin discusión. Pero tiene algo… algo…

Que sí, que ya dije una vez que yo prefiero a su hijo, pero nadie puede negar el derecho de Bob Dylan de salir en esta lista.

Además de ser un poeta, ha tenido sus momentos. Nene, la big brass bed la pongo yo.



8. Bono

No me digan que no es feo que me da algo.

Otra cosa es que sea un rockero que mole mucho, que sea un artista, que esté muy concienciado con un montón de causas, que sea una celebriti y le hagan merienda-cenas en la ONU. Es feo, es feo, no puede haber debate.

Lo que le pasa a Bono es que es feo, pero seeeeeeeeeeeeeeeexi. Si es que una cosa no quita la otra.



7. Humpfrey Bogart

Venga ya, guapo no era.

Tenía unas entradas espectaculares, era más bien estrecho de espaldas y siempre parecía tener babas en la comisura de la boca.

Pero es Bogart. La condesa descalza, Sabrina, La reina de África, El sueño eterno, Cayo Largo, Tener y no tener, Casablanca... Ya está todo dicho, lo tengo tan claro como Lauren Bacall.



6. Javier Bardem

Otro que es atractivo pero de guapo nada.

Tiene pinta de macarra, de boxeador, de portero de discoteca. Puede que por eso sea uno de los que menos me gustan. A lo mejor soy yo, pero la primera vez que le vi en persona me pareció bajito. No sé por qué, porque no lo es (aunque tampoco mide uno noventa, juraría).

Pero me encantó en Boca a Boca. ¿Y lo habéis visto en la de Woody Allen? Un chulo candidato al Chungo del Año, pero de lo más comestible.



5. Ian McKellen

Sí, lo siento.

Me gusta más que Bardem.

Ya sé que es gay, ya sé que tiene mil años, pero es un señor superatractivo, es inglés, muy buen actor y tiene una voz preciosa.

Y además gracias a él Gandalf es Magneto.



4. Jean Reno

Le amo.

Valdría con decir que es Léon, pero puedo añadir más cosas.

Se llama Juan Moreno, sus padres son andaluces, y me mola hasta en las chunguipelis americanas tipo Godzilla y French Kiss. Es auténtico y un hombre 100%. Y es Léon. Supersexi.

Venga, ¿no han visto Wasabi?



3. Adrien Brody

Este no sólo es feo, además es un hortera… pero me encanta.

Me gusta infinito desde antes de El Pianista. Me gustaba cuando ganó el oscar. Me gustó le anuncio de no se qué diseñador que salió al día siguiente en toda la prensa. Me gustó hasta el horro de repor que se marcó en el Hola con la Pataki, en el que salían en el castillo que tienen, en el pajar, a caballo y hasta en tractor.

Es el feo con imán del siglo XXI.



2. Lee Marvin

Es muy probable que a algunos no les parezca feo. A mí sí. Pero me encanta.

No sé muy bien qué contarles… Que le echaban de los colegios, fue marine, y luego fontanero. Que luego se hizo actor y le dieron el oscar por una peli tontísima que a mi me encanta, Cat Ballou (con Jane Fonda y Nat King Cole).

Y salía en Doce del Patíbulo, que es una peli que me encanta (por cierto legendaria la escena de Algo para recordar en la que Tom Hanks se descojona de las pelis de chicas a través de The Dirty Dozen, "¡¡Trini López!!").

Y es un machote. Y, además, canta.



1. Charles Bronson

Pues mira que no pensaba yo que iba a tener tanto en común con Maruja (la abuela de mi ex, que por cierto creo que en el reparto me toca a mí), pero mira tú que sí. Fue ver el video que tienen ustedes abajo y caer rendida a sus pies. A los de Charles Bronson, se entiende.

Maruja dice que no le gusta nada Cary Grant, que es un blandito y que ella prefiere a Charles Bronson que además trabaja mejor.

Yo no lo tengo tan claro en la elección, pero no he dudado ni un momento en quién debía presidir este ránkin. Mr. Bronson es feo, supersexi, y tiene unos ojos preciosos.



Bueno. Y me queda preguntarles qué opinan ustedes. ¿Me he olvidado de algún Feo Con Imán?

lunes, diciembre 01, 2008

El sorteo

Jo, parece que voy a hacer una serie temática de la Navidad y la crisis.

A la gente le ha dado por sortear cosas extrañas para promocionar su negocio. Primero fue lo de la operación de aumento de pecho en Pachá Valencia. Ahora lo interesante está en un pueblo que se llama Villalobar: este pueblín, que tiene 300 habitantes, tiene tres prostíbulos y dicen que tiene el mayor número de lumis por habitantes de toda España. El dueño de un club de alterne ha decidido sortear un servicio entre sus clientes. Para celebrar las fiestas. Y allí que se fue la tele a hacer un extenso reportaje.

Hablaron con los vecinos de pueblo: "es marketing, está bien". "Hombre, no molestan. Como somos pocos, las putis vienen al bar y se toman café y bocadillos... viene bien al negocio". "Es la crisis, tienen que revitalizar el negocio". "Claro, se acercan las fiestas y hay que animar el asunto". "Pues me parece bien... a alguien se lo harán gratis, jiji" - el señor que dijo eso tenía toda la cara de estar pensando que lo mismo le tocaba a él.

Lo mejor fue cuando se fueron a hablar con el del prostíbulo: "no, lo habéis entendido mal. Un servicio es... es... una copa. Pero es que el cartel es pequeño y no cabía"- ¿entraba "un servicio" y no "una copa"? - Andavengavamosya.

sábado, noviembre 29, 2008

Sábado, sabadete: La Belle Isabelle


Tengo este post a medio escribir desde hace la tira de tiempo… La idea era recomendar un sitio chulísimo que está al lado de mi antigua casa de Malasaña. En fin, léanse el post y luego les cuento las novedades.

Cuando hicimos la fiesta de tuppersex en mi casa le dije a la chica que no sacara nada con venas. Ella me dijo que jamás le habían pedido nada parecido (cosa que me extrañó, porque lo primero que gritaron Parker y mi prima AB cuando les conté que iba a llenar mi casa de vibradores –a cada una por separado– fue precisamente eso: "¡Venas NO!"). De todas formas, como acabó sacando a Johnny –que quienes hayan leído sobre aquella fiesta recordarán como el paradigma del cacharro con venorras–, imagino que cuando otra se lo vuelva a advertir soltará la misma frase: "Uy, ¡es la primera vez que me lo dicen!".

Pues bien, hoy os voy a hablar de un sitio precioso en el que se puede encontrar casi de todo, pero nada de venas.

La Belle Isabelle (Corredera Alta de San Pablo, 3) sigue el mismo concepto de Los Placeres de Lola de ser una tienda erótica orientada al gusto de las mujeres, pero ésta no restringe la entrada y admite hombres sin acompañantes femeninas. Y la gran diferencia entre ambas tiendas salta a la vista desde la decoración.

Al lado de La Belle Isabelle, Los Placeres de Lola parece casi "de sport". En La Belle Isabelle hay plumas, terciopelos, sedas, swarovski, cuero, estampados animales, mucho color negro, rojo, algo de rosa y espejos.

En cuanto a qué comprar allí, además de cosmética erótica (cremitas, polvos, aceites...) y un montón de vibradores de colores, su fuerte es la lencería. Ropa interior sexy de gama alta, cara carísima, para disfrutar en compañía. O sin compañía, porque de vez en cuando hay que salir de la rutina Oysho/Intimissimi/Woman Secret y mimarse un poco.

Y luego están los nippies –pequeñas piezas de lencería que cubren únicamente el pezón–. Los de la foto son los más simples, pero también los hay de encaje, de lentejuelas, con borlas, sin borlas, de swarovski… Y son una monada.

Pero no nos olvidemos de las cosas que sólo podemos encontrar en este tipo de tiendas: los vibradores. Como dedica mucho espacio a la lencería y la cosmética sensual, La Belle no tiene una gama de una gama tan amplia como otras tiendas pero hay bastante variedad. Destaco tres:

El Pato rosa de lujo:

Lo hay en más tamaños y colores y customizado de distintas formas (sin plumas, en plan camuflaje, a lo bondage), pero este es el más chic. Yo tengo otro modelo que me regaló Misia por navidad. Es tan bonito que dan ganas de ponerlo de adorno en la estantería entre Darth Vader y Batman.

El Lelo negro:


Me encanta por forma (redondeada), tamaño (pequeño y ligero), textura (suaaaave) y color (negro). Además no lleva pilas, se carga enchufando un cargador como el del móvil. También está disponible en un morado precioso.

El Miyakodori:

El propio concepto es wicked de por sí. Se trata de un vibrador a control remoto pequeñito pequeñito que se puede llevar puesto sin que nadie lo note. El mando a distancia tiene un alcance de 7,5 metros, así que lo puedes llevar en el bolso, en la guantera del coche o en el bolsillo de tu chico.

Y aquí me quedé. Pensaba ir a sacar fotos en lugar de sacarlas de la web, pero lo fui dejando y dejando y dejando… y ahora me siento como Homer en el episodio en que Flanders monta la tienda para zurdos: este post lleva un año de retraso y mi nueva jefa, a la sazón hermana de la dueña de la tienda, va y me informa de que La Belle Isabelle cierra, que están de liquidación y que tienen todo al 40% y al 60%.

Pues habrá que ir.

viernes, noviembre 28, 2008

La princesa de África

Esta semana han hecho un ciclo cultural hispano-senegalés en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en el que han pre-estrenado una película documental que me encantaría ver. Se llama La princesa de África y la sinopsis, según la web es:
"...es la historia de dos sueños: el de Marem, una niña bailarina senegalesa de 14 años que ansía emigrar a Europa, y el de Sonia, una bailarina española atraída por la magia de África. A las dos las une Pap Ndiaye, padre de Marem y marido de Sonia. Pero ni África es como Sonia soñaba (Pap Ndiaye tiene dos mujeres más) ni Europa encaja con las ideas preconcebidas de Marem (no hay niños en las calles y también hay pobreza). Princesa de África es una bella historia de amor, de música y de danza, donde las cosas no son como parecen y las mujeres son las protagonistas".
Tengo muchas ganas de verla porque una de las protagonistas de este documental es Sonia Sampayo, una bailarina de danza oriental y africana maravillosa. Verla bailar es precioso, porque es grácil y delicada o fuerte y poderosa, según lo que dicte la música. Yo he tenido la suerte de disfrutarla como profesora en algunas ocasiones, y no sólo transmite genial el baile, es que también te hace llegar su dulzura y serenidad.
El único vídeo que he encontrado de Sonia bailando es un extracto de Surur, un espectáculo dirigido por Gloria Alba (una de las grandes figuras de la danza oriental en España) en el que bailan algunas de las bailarinas que más me gustan de la escena: Sonia Sampayo, Eva Chacón (grande, grande) y Patricia Álvarez.
La que baila con música de Vivaldi es Sonia y la que baila con la máscara la maravillosa Eva
Espero ver esta semana el documental, por suerte lo van a proyectar en los Ideal (madre mía, voy a ver una peli en wolof... lengua que no tenía ni idea hasta hoy que existía. Menos mal que me gusta la V.O.). Si a alguien le apetece y está en Barcelona, he visto que la proyectan en los cines Ícaro. Algunas compañeras que la han visto en el Círculo me han dicho que es emocionante y que la música es preciosa. Por último os dejo con el trailer, por si os pica la curiosidad.
Y vale, aunque no tiene que ver con África y el resto del post, no me puedo resistir a poner dos vídeos de otras de mis maestras:
La gran Eva Chacón
La maravillosa Merwa
Hala, ya me he quedado a gusto.

jueves, noviembre 27, 2008

Girls just wanna have fun


Tras un periodo de tranquilidad vital, cierto apalancamiento, vida casera y juergas más hogareñas que otra cosa, he vuelto a pisar la noche madrileña.

Como el tiempo no pasa en balde, todo está ligeramente diferente a como yo lo recordaba. Hace un par de años las horas de cierre ya estaban empezando a tomarse más en serio, pero es que ahora parece que son la Biblia (¡oh, aquellos viejos tiempos en los que cada uno hacía lo que le daba la gana…!).

He vuelto a visitar a los bares de mis amigos que siguen sirviendo los mejores combinados del mundo. He vuelto a quedarme con los porteros de las discos para que me cuelen sin hacer cola porque les hago gracia. He vuelto a quitarme los zapatos en el portal porque no puedo más con los tacones. He vuelto a meterme en la cama, muerta, a las 7 de la mañana. Y he vuelto a bailar.


El miércoles pasado salí a cenar y beber combinados con el resto de las TriTroias (sí, éste y "camisas vs camisetas" son mis posts pendientes). La noche siguiente tuve una fiesta llena de chicos morenos con patillas y gafas de pasta que me recordó que entre el colectivo de las camisetas de rayas hay la misma proporción de empanados que entre los que llevan polos o camisetas frikis. Y dos noches después nos juntamos un grupo de amigas de distintos estados civiles y grados de compromiso y nos fuimos a bailar.

Fue la noche del buen rollo, desde el principio, se notaba. Bailamos sin parar, una música a mitad de camino entre lo que bailaban en los guateques de las pelis de Marisol y Pizzicato Five. Nos dio igual que los modernos no bailen (casi nada). Nosotras bailábamos.

Se nos acercaron varias personas a decirnos, simplemente, las buenas vibraciones que despedíamos. Uno nos dijo que teníamos todas un flow increíble. Más o menos le entendimos, aunque luego Fara nos explicó a las demás que el flow es un concepto que se ha hecho popular en la psicología, que en castellano podría traducirse como "fluir" o "flujo", que según el psicólogo Mihalyi Csikzentmihalyi se define como un estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa.

Gracias a este chaval tan profundo hemos sabido que el sábado nos vimos envueltas por un sentimiento de enfoque energizado, de total envolvimiento en la tarea, y de éxito en el proceso de la actividad. Claro que también nos preguntó si siempre íbamos las 14 juntas, con lo cual quedaba claro que el pobre veía justamente el doble porque éramos siete, así que probablemente el chico no fuera tan profundo sino que simplemente iba pedo.

Pero aparte del flow, hubo otros misterios de la noche:

¿Por qué un posible candidato a chico más guapo de la disco acaba siendo elegido por unanimidad "pesado del milenio"?
Nos decantamos por creer que la culpa era de las dronjas (las suyas de él) o, si la cosa venía de antes, que el pobre se había caído de cabeza desde una altura considerable al poco de nacer. También podía ser congénito, o sea, culpa de nadie.

¿Cómo puede ser que le pidas a un tío que te quite de encima al pesado de su amigo y la respuesta sea "¿Pablito? ¡Pero si Pablito es un regalo!"?
El regalo lo llevaría por dentro, como los huevos kinder. Por fuera estaba al borde del coma etílico aunque era más bien inofensivo y daba un poco de penita. La solidaridad masculina y la ceguera producida por el alcohol no tienen límites.

¿Puede de verdad pensar alguien que la frase "Me gustáis todas. Soy un chico fácil, si alguna de vosotras se me quiere llevar de aquí, a la cama por ejemplo, soy todo vuestro" puede funcionar?
Ninguna se lo llevó, claro, pero nos reímos un rato. Era como el dilema del prisionero pero llevado al extremo. A K. le recordó a aquellos tiempos en que un grupo de niños de 15 años se acercaba a un grupo de niñas de 14 y uno, con cara mitad de morro mitad de morirse de vergüenza, decía: "¿Alguna de vosotras quiere enrollarse con alguno de nosotros?" ¡Pues quince años después algunos siguen igual!

El sábado las chicas sólo querían divertirse. No lo duden, nada más lejos de nuestra intención que ligar: la noche es deprimente para salir en ese plan (y yo aún no he mirado pero me dicen que el mercado está fatal).

miércoles, noviembre 26, 2008

Un café de más

Cosas del destino, he vuelto a mis orígenes. Estoy trabajando en el instituto en el que estudié un curso hace mogollón de años. *^&! años, para ser exactos.

El instituto sigue siendo el mismo. Mi antigua clase sigue siendo la misma, aunque ahora la veo desde la tarima y a la inversa. Los profesores... no siguen siendo exactamente los mismos. Cuando me mandaron a mi nuevo destino, estaba muy emocionada por encontrarme con tres profesores que me encantaron. De ellos sólo queda uno, los otros dos se han jubilado. Es curioso, porque hace *^&! años no tenía la percepción de que fueran tan mayores. Pero es que *^&! años son muchos años.

Mi antiguo tutor sí que sigue dando clase. Estábamos charlando, y pasó por allá otro profe del instituto. Mi tutor le paró y le dijo:

- Pedro, ¿te acuerdas de Misia? Estudió aquí y ahora vuelve como profesora.

- No sé... ¿fuiste a clase conmigo? El caso es que me suena tu cara.

- No, no fui a clase con usted – entonces fue donde tendría que haberme callado, pero a veces mi lengua es más rápida que mi cabeza – pero fui compañera de clase de su hijo Jorge.

Jorge. Mi amigo Jorge. El primer amigo que tuve en Madrid y que conocí precisamente en ese instituto. Jorge, ese chico al que yo quería un montón, el mismo que dos años después de conocernos se me declaró en el Paseo del Prado, después de salir del teatro y bajo una lluvia intensa. Ese mismo Jorge al que di calabazas “porque era mi amigo”.

A Pedro se le cambió la cara.

- ¿Tú eres Misia, la chica de Mallorca?

- Sssí.

- La que después estudió Historia...

- Ssssííí.

Me quedó claro que él sabía per-fec-ta-men-te quién fui yo en la vida de Jorge. Me contó cómo le va actualmente a mi antiguo amigo (después de mi negativa a salir con él nuestra ¿amistad? duró dos telediarios, y eso sí que no fue por mi culpa) y me alegré mucho de todo lo que me contó, porque parece que le va muy bien.

En fin, que ahora me encuentro al padre por el pasillo y es muy amable conmigo, siempre fue un hombre encantador. Aunque no sé qué opinión debe de tener de mí, ya que en su tiempo dejé hecho polvo a su hijo durante una temporadita. Involuntariamente, eso sí.

Un amigo tiene la teoría de que hay un punto en el que la amistad con una chica no tiene marcha atrás. Es decir, que hasta ese punto podías intentar ligártela con éxito, pero que a partir de entonces ya no habrá triunfo, porque te habrás convertido en su amigo (¡el horror, el horror!). Vamos, que te tomaste un café de más con esa chica y te convirtió en su confidente, en su amigo, en su osito achuchable... eso significa que cualquier movimiento táctico se saldará con un “es que yo te quiero como amigo... no quiero perder tu amistad, la valoro demasiado”.

Ah, esa frase, la que la mayor parte de mujeres (¿y hombres?) hemos soltado en alguna ocasión. Y sí, es cierta en una parte. La otra parte, la que no se suele decir, es la de “lo siento, es que no me gustas. Te tengo cariño, pero no me atraes, no me pones y no me imagino frinkando contigo... ¿nos vamos al cine?”.

Sabemos que a los hombres os da mucha rabia la frasecita de exaltación de la amistad, ¿pero qué queréis que os digamos? ¿”si tú y yo fuéramos los dos últimos humanos sobre la tierra, la raza se extinguiría”? (la frasecita no es mía, la soltaba una compañera borde de la universidad).

A veces ocurre al revés. De repente, tú, la amante de la amistad, te encuentras pensando más de la cuenta en ese amigo, te das cuenta de que estando con otros te aburres como una ostra, de que estás deseando encontrártelo en el messenger... y te das cuenta de que ese “amigo” te gusta más de lo que quieres admitir. Y cuando dicho amigo te da calabazas, o frinkáis un poco y te da calabazas, comprendes lo que es la justicia divina.

En fin. El eterno debate. Conozco gente que cree que la amistad entre hombres y mujeres no puede existir. Cosa muy peliaguda si, por ejemplo, la que piensa eso es la novia de uno de tus mejores amigos. Evidentemente, yo no pienso así. Tengo amigos, grandes amigos y ninguno de los dos quiere otra cosa diferente. Creo.

Creo que he estado en todos los papeles de las situaciones anteriores: a veces me han rechazado, a veces he rechazado yo. Así es la vida y, si algo he aprendido después de tanto vaivén es que todo pasa. Propia experiencia.

Ahora estoy con una persona maravillosa, a pesar de que durante unos meses tuve la certeza de que nunca seríamos nada más que amigos. Lo que es la vida, ya hace dos años que aquello dio la vuelta. Ha sido la primera vez que una relación con un amigo me funciona. Y es genial, porque es mi amigo, es mi pareja. Es todo.


martes, noviembre 25, 2008

Grandes Heroínas de Ficción: Jana


Cuando a mediados del marzo pasado Mar Calpena me pasó el texto de su prólogo de Jana pensé que aquello se parecía muchísimo a un post de QaD. Hemos hablado alguna vez de una posible colaboración de Mar en este blog, pero según pasan los meses he tenido el presentimiento de que el texto que ya tenemos "en mano" es lo más parecido a un post de QaD que la autora nos iba a escribir, al menos de momento. Y además el prólogo se ajusta como un guante a esta sección.

Como son tres foliazos de Word, he metido tijera como dios me ha dado a entender (Mar, espero que te parezca bien). El que lo quiera leer completo que se compre el tebeo, jo, que merece la pena. Por mi parte ya antes de leer el primer número de Jana en Glenat recordaba perfectamente y con mucho cariño a la modelo pelirroja, en especial una aventura en la que desarticula la secta de la serpiente vestida con una mini túnica y una tiara/cobra…

Jana mola mil. En fin, que lo disfruten.

Todo comenzó inocentemente, como siempre empiezan estas cosas. Un domingo cualquiera de un invierno cualquiera de los ochenta, me encaminé a una pequeña librería del pueblo de la Costa Brava en el que mis progenitores tenían un apartamento para hacerle pagar el impuesto revolucionario semanal a mi padre: un tebeo.

La historia solía repetirse todos los domingos. Para hacerme callar en los ciento y pico kilómetros de coche que nos separaban de Barcelona, en los que el cansancio y la inminencia del lunes podían conducir a una rabieta en el momento más insospechado, la familia me sedaba con algo que leer, generalmente una revista infantil o un álbum que se me permitía elegir a mí solita.

En todo este maremágnum, había una clara favorita: Esther. Pero el personaje estrella de Pura Campos era huidizo como una anguila. Las ediciones de Bruguera resultaban, por decirlo suavemente, caóticas. Te comprabas un Esther en el que Carol estaba felizmente casada y en el siguiente Lily, aún continuaba soltera y tonteando con Noel Carter. No sé cuántas veces me chupé las rabietas de Esther contra su futuro padrastro, o no entendí porqué la pecosa llevaba en los números especiales coletas bajas y en las series regulares, cola alta. Y tampoco ayudaba que ningún adulto de este mundo apunte en la agenda cuándo compra los tebeos a sus hijos, por lo que lo mismo me regalaban dos en una semana que no soltaban ninguno. No entendían el problema, qué digo, la tragedia, que suponía no poder seguir la serie de Esther regularmente...

En una de éstas apareció por el quiosco una nueva revista con una cara misteriosamente familiar en la portada y, lo que es más importante para la psique de una niña de diez años, ¡con la que regalaban un magnífico anillo en forma de serpiente! Era Jana, editada por Sarpe, y con ella vi la luz. Mmm, un nuevo personaje de Pura Campos al que podía seguir desde el número uno... Mi cabecita razonó que si conseguía convencer a la familia de que era mi revista favorita, me garantizaba así la compra semanal de un tebeo. No tuve que fingir. Desde el primer día Jana me encantó.

Tengo la sensación de que el recuerdo ha sido un poco injusto con el personaje de Jana, creación del autor de novelas de acción Andries de Brandt. Jana, que apareció originalmente con el nombre de Tina en la revista holandesa del mismo nombre, para la que Pura Campos la dibujaba, sufre el mismo destino que los hijos o los hermanos menores de los famosos. Devorada por el fenómeno mundial que era (y es) Esther, a la pobre Jana le ha quedado el sambenito de ser “la otra” serie de Pura Campos, con permiso de esa hora del recreo en forma de personaje que se llamó Gina. Pero era bastante más.

Definámosla. Jana: Modelo veinteañera de cabello pelirrojo (o castaño, que nunca se supo demasiado bien gracias a los impresores) e inclinaciones detectivescas. Aunque no parecía ser muy conocida -el fenómeno de las supermodelos aparece hacia el final de la década- siempre le salían trabajillos que la llevaban a pasar modelos en países exóticos y gracias a los cuales se metía en todo tipo de intrigas. Lo mismo desarticulaba sectas que encontraba tesoros bajo el mar. Cada dos por tres la secuestraban o estaban a punto de asesinarla, pero también tenía sus momentos de comedia. Jana soltaba su lengua afilada para zaherir a algún que otro “malo” de la historia, o para tontear con algún secundario (de un modo muy light, que Jana compartía piso y quizás armario con la diseñadora Berta).

Las historias de Jana eran, y son -porque siguen publicándose en Holanda- autoconclusivas. La tensión dramática no nacía de la caracterización de los personajes, como ocurre en Esther, sino de los giros del guión. La autoría de las tramas de Jana, tras la muerte de Brandt, ha cambiado de manos varias veces, pero por lo que cuenta Pura, la esencia del personaje apenas se ha alterado.

Otro de los tópicos respecto a la obra de Pura Campos reza que en Esther la autora pudo canalizar su inacabable creatividad en el campo de la moda, pero lo cierto es que a mí siempre me pareció que los personajes de Jana vestían mejor. Esta sensación se debía a dos motivos: El primero, la propia ambientación de la serie, en la que Pura no se veía constreñida a dibujar modelos de calle, sino que podía dejar volar el lápiz hacia la alta costura. El otro era que, a diferencia de lo que ocurría en los refritos de Esther que de vez en cuando colaba Bruguera, el desfase entre la fecha de publicación en Holanda y en España era pequeño, con lo que los vestidos estaban siempre a la última.

Además, la propia revista tenía una sección llamada “mini moda”, en la que se ofrecían trucos para alterar la ropa, y en alguna ocasión organizó incluso un concurso de diseño, en el que una servidora participó (y que llegó a causar un incidente diplomático en mi casa, cuando con 12 años hice venir un comercial de CEAC con la peregrina idea de que convenciera a mi madre para que me dejara estudiar diseño de moda por correspondencia).

Pero conflictos aparte, Jana era un personaje al que guardo especial simpatía. Así como con Esther sufríamos por conocer a dónde iría su vida, o si alguna vez se ligaría a Juanito –-mira la de años que han pasado, y seguimos sin saberlo-- con Jana tenías siempre la promesa implícita de volver al status quo, de que podías tomártela un poco a broma, a sabiendas de que tarde o temprano todo se arreglaría. Si Esther era como nosotras, las lectoras, Jana era aquélla que fantaseábamos ser algún día. Frente al realismo angustiado de la preadolescencia, yo me confieso devota del escapismo con glamour de Jana, el personaje.