MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

lunes, enero 29, 2007

Be y los taxis (II): Hasta en el coctel de gambas.

Para contaros esta historia contamos con la ayuda de Zarajota, que fue testigo presencial y ha disfrutado mogollón de esta ocasión para hacer escarnio de Be, o sea, mio. Yo sólo quiero avisar de que nadie se coló en aquella fiesta.
Soy el vecino de Be.

Como todo vecino, tenemos una relación bastante cordial y amistosa, ya saben "¿me dejas un poco de sal?", "¿Me dejas el nuevo de Veronica Mars?", "¿Me dejas tu sofá que me he dejado las llaves dentro de casa?". Lo típico, vamos. Y este pequeño roce hace que le cojas cariño y te preocupes por ella, así que cuando me comentó que tenía que ir a no sé qué cena de Taxistas de Un Punto Concreto de Castilla en Madrid no pude evitar decirle "¡No vas a ir sola! ¡Te acompaño por si acaso! ¡No voy a dejar que una chica como tú este sola rodeada de un montón de gente-de-la-carretera!". (Paralelamente mi cabeza decía "Hmmm... Cochinillo de Ese Punto de Castilla... Chuletón... Banquete... hmmm").

Parece ser que no fui el único en pensarlo, porque que acabamos acudiendo Be, el Hombre Malo y yo. Los tres periodistas más dicharacheros de la cosa esa donde trabaja Be, sólo que sin trabajar, sin dicharachear y sin ser periodistas (al menos dos del grupo).

Cogimos un taxi, para empezar a entonarnos y porque el sitio donde íbamos estaba lejos. Y cuando digo lejos, es lejos. ¿Sabes cuando te alejas de la ciudad y desaparecen las farolas en la carretera? Pues así de lejos.

Un gran restaurante, con grandes salones. Típico sitio de banquetes de bodas. Y dentro todos los del Gremio. Sopotrocientos Taxistas de Un Punto Concreto de Castilla en Madrid.

Así que como profesionales en esto de colarnos en fiestas ajenas y en bodas decidimos colocarnos en algún sitio discreto. Cosa muy difícil ya que la media de edad eran 60 años. ¿Nos habíamos confundido y nos habíamos metido en una fiesta geriátrica? ¿No se atrofia la vista a según que edades como para conducir?Cuando nos sentamos en la mesa empezamos a dar explicaciones de que éramos de un medio de información y que queríamos ver a los viej... Taxistas de Un Punto Concreto de Castilla en su cena Navideña y tal, y nos hicieron un sitio en la mesa, justo donde estaba el cristal de la ventana roto y pasaba el frío. "Pero en verano eso es muy agradecido" nos dijo el camarero cuando se lo comentamos...

Inmediatamente todos pillamos los roles laborales que nos habían asignado según nuestra pinta por cómo nos trataban: El Hombre Malo era “el Jefe”, yo era “el Becario” y Be “la Chica Mona”.

Y entonces entró por la puerta ELLA. La banda empezó a tocar, las cámaras de fotos a lanzar sus flashes, la gente de pie aplaudiendo, mientras la Señora Presidenta marchaba con paso firme y decidido a la Mesa Presidencial. Y la mesa donde estábamos nos decía "¡Id a entrevistarla!" y nosotros "Nooo, es que esta noche es de ustedes, no de ella y..." mientras la Señora Taxista Consorte Vestida de Gris, que tenía pinta de tener la casa empapelada con fotos de La Señora Presidenta nos miraba mal.

Comimos. Y la Señora Taxista Consorte Vestida de Gris nos miraba mal porque no hacíamos fotos a la Señora Presidenta comiendo.

Bebimos. Y la Señora Taxista Consorte Vestida de Gris nos miraba mal porque no hacíamos fotos a la Señora Presidenta bebiendo.

Al final Be, profesional ella, cuando llegó la hora de los discursos y ya que la mirada de la Señora Taxista Consorte Vestida de Gris nos empezaba a molestar se levantó con su micrófono y se acercó a la Señora Presidenta en la Mesa Presidencial. Colocó el micrófono, colocó el trípode, colocó el minidisc, colocó el cable y...

Volvió muy colorada, con los ojos como platos. Se sentó en nuestra mesa y se hizo pequeñita. La Señora Taxista Consorte Vestida de Gris nos miraba más mal aún. Mientras un Señor de Traje Negro venia a nuestra mesa y se quedaba a nuestro lado un rato...

"¡¡Le he volcado la copa a la Señora Presidenta!!", pequeñita ella. “¡¡Justo en los brindis!! ¿Y ahora con qué va a brindar, eh?”.

Nos mezclamos entre la gente, así les sería más difícil a los miembros de Seguridad de La Señora Presidenta tomarnos las huellas y hacernos desaparecer como personas, y sacamos la herramienta que teme cualquier político: El micrófono. Y empezamos a hacer preguntas inocentes a la gente del tipo "Oh, así que en esta mesa que son amigos de la Junta han ganado todos los premios de la rifa... ¿Y no les parece sospechoso?" o "¿Así que usted está jubilado y sigue viniendo a estas cenas?" que traducido es "¿No es usted un poco gorrón?".

Y de fondo la Señora Presidenta se mojaba el cuello con el contenido de la copa derramada por Be, diciendo “Esto nos va a dar mucha suerte”...

Y entonces pasó lo inevitable. Un hombre de 70 años cogió por banda a Be y le dijo: "Tienes ojos de pilla... Qué bonita eres. ¿Eres periodista? ¡Vamos a bailar un pasodoble!". Fue ese momento el que marcó el momento de huir de allí. Demasiadas emociones. Demasiados peligros. Be le dijo “Uy, es que lo hago fatal, mejor el año que viene, no se preocupe que me voy a pasar 12 meses practicando”. Recogimos todo y salimos a la calle para buscar un taxi. Centralitas de TeleTaxi ocupadísimas y entonces, a montones de kilómetros de Madrid, en un sitio tan pequeño que ni recuerdo el nombre, a las tres de la mañana nos dimos cuenta... ¿Como va a venir ningún taxi a buscarnos si todos los Taxistas de Un Punto Concreto de Castilla están AQUI, bailando y borrachos? ¿¿Cómo volveremos a casa??

Al menos la comida estuvo bien, si no fuera por que soy alérgico a las gambas...

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo habría ido, pero desde que confundí a la señora presidenta con Santiago Segura, ya no me ajunta...

Anónimo dijo...

Si la señora presidenta no es imbe#$% entenderá q los accidentes ocurren. Los de organización debieran tener un poco de previsión y tener botellas de reserva para poder solucionar esos percances.
Como es la gente.
A por cierto. ¿Como volvisteis a casa? Por q si os cogió un taxista recien salido de la fiesta, seguro q daba positivo.

Sheena dijo...

Y... no, no se va a olvidar fácilmente de tí la Sra. Presidenta aunque a mí me preocuparía más la Sra taxista consorte vestida de gris. Que miedo debía de dar.
besukis!

Anónimo dijo...

Jo, a mí nadie me invita nunca a estas cosas.

PS: Be, cariño, ¿cuándo cuentas lo del taxista que nos cobró por dejarnos sentar y decirnos que no podía llevarnos a nuestro destino?

Anónimo dijo...

La "Sra taxista consorte vestida de gris" era vieja, revenida y feucha, pero no se la podia acusar de inconsecuente; se forjó una idea de buenas a primeras sobre nosotros y ni tan siquiera nuestros ofrecimientos de entrevistarla (veeenga mujer, no quiere que la entreviste un poquito y asi presume con las amigas?) ablandaron su actitud.

segun se mire, era la mas lista de todos. Nos calo como lo que eramos...unos mandados a los que su colectivo, la presidenta y el punto ese de Castilla importaban X/2 cuando X-->0

Gato dijo...

Bueno mujer: la parte en la que había que comer y beber no estuvo tan mal, no?

Anónimo dijo...

no tienes amig@s con coche? haber llamado a alguno de ell@s

Be dijo...

Somo, pero qué listo es usted, no me canso nunca de declarame fan.

Voro, la Presidenta reaccionó fenomenal, tiene unas tablas la tía que ya ya...

Sheena, daba pavor, la buena señora.

Efe, si ya lo has contado tú en el comment! Eso es una historia de taxistas menos para la serie!

Hombre Malo, de eso nada! Las historias que nos contaban sí nos importaban, incluso a tí, no te hagas el duro (el que se chocó con el kamikace, la señora que fue taxista durante 30 años cuando las mujeres casi ni conducían, la mujer de taxista que dio a luz en el taxi...). Salió un repor chulísimo.

Gato, comimos tanto que me puse hasta mala...

Sospecha Quien, soy incapaz de llamar a las 2 de la mañana a un amigo para que me vaya a buscar a la frontera entre Madrid y el Espacio Exterior ;)

Be dijo...

Ah! Al final los jefazos del sindicato llamaron a las oficinas centrales y un taxi se plantó ipso facto para devolvernos a nuestros hogares.

Anónimo dijo...

dicho queda