MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

lunes, julio 27, 2009

Crónicas bá(r)varas: correteando por ahí

Lo reconozco, a veces me paso. Como este viaje lo he medio planificado yo, he puesto en el programa una legión de visitas a abadías, castillos y palacios. Además, en una temática muy concreta. Cuando estuvimos en Francia me dio por el gótico y el románico. Bien, esta primavera estuve leyendo sobre el rococó y el barroco alemán y ahora he entrado en una fiebre barroca que me hace no ver más allá de sus típicas columnas salomónicas.

- Novio: ¡Pero mira qué castillo más chulo!

- Misia: Pse.

- ¿No te gusta?

- No mucho, la verdad... es neogótico.

- ...

- Primero: me parece un pastiche. Segundo: ¡no es rococó!

- ¿Y esta iglesia? es románica y a ti te encanta el románico...

- Es que... es que... ¡no es rococó!

Todo humano tiene su límite, incluyendo a mi santo novio, que básicamente lo único que pidió al comenzar fue contacto con la naturaleza, en plan senderismo o algo de bici, de vez en cuando.

- ¡Nene, mira! este palacio está en la montaña y rodeado de bosque: ¡contacto con la naturaleza! y se tardan treinta minutos en llegar desde la parada del autobús: ¡senderismo!

- Umpf.

Como vi que su paciencia empezaba a agotarse (empezó a gruñir y a soltar espuma por la boca en el decimosegundo palacio barroco) le dije que buscara en la guía alguna excursión que le apeteciera hacer a él. Decidió que nos fuéramos a un parque natural en la zona de Ingolstad, a alquilar unas bicis y dar un paseo. El parque natural estaba bien, pero salvaje, lo que se dice salvaje, no era. Nos dimos un paseo en bici de 32 kilómetros entre maizales y praderas, al lado de un río.

Excepto en los últimos viajes a Barcelona, en los que por obra y gracia del bicing volví a subirme en una bicicleta, hacía años que no montaba en una. Es cierto que no se olvida, pero la poca práctica multiplicó mi natural torpeza por diez.

- ¿Sabes si estos cereales son trigo? - pedaleando delante de mí.

- AAAAAAAHHHH.

- ¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!

- A qué te referías, ¿a esto sobre lo que me he caído?

Después de ese momento, de tener que bajarme de la bici para subir determinadas cuestas, de que me adelantaran todos los viejos y viejas alemanes que nos encontramos y de pasar un puentecillo haciendo carambola golpeándome de lado a lado (varias veces) descontrolada, llegamos al pueblo, devolvimos las bicis y miramos el horario del tren de vuelta a Múnich.

- Puf, queda un buen rato para que salga el tren. A ver qué hacemos... ¡mira qué abadía más hermosa hay en lo alto del pueblo!

5 comentarios:

Illuminatus dijo...

Cosa interesante en München es la Residenz (en Ludwigsstrasse), imitación del Palazzo Pitti de Florencia pero en descomunal (en uno de esos alardes de mal gusto que equipara más con mejor). No es barroco pero igual te interesa.

Biónica dijo...

Mmmsss... no sé si me gustaría mucho, no xD. Me gusta ver cosas, aunque me ciño poco la verdad.

B dijo...

Menos mal que el mío ha salido urbanita...las broncas serían impagables porque voy al campo sólo (y sólo si) me atan/engañan/obligan...

JuanRa Diablo dijo...

Misia come cereales y Novio se traga rococó.
Empate técnico!

missmole dijo...

Seguro que a lo largo del viaje encontrais cosas para los dos o a gusto de ambos ...

A ver si a la vuelta nos enseñas foticos de todas esas maravillas que estás viendo!!