MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

martes, octubre 23, 2007

De peluqueras y horrores

La boda de Elvisina fue el sábado. Con mi dilema del vestido, y visto que era imposible customizarlo como bien me sugería Irene Jansen (el vestío era demasiado estampado... demasiado particular), me pasé a la sugerencia Perli, que es una mujer sabia:
"cuando una se compra un vestido en una tienda donde más gente puede comprarlo, las comparaciones son inevitables. Por eso es IM-PRES-CIN-DI-BLE que:

-seas la mejor peinada,

-la mejor maquillada

-y lleves los mejores complementos."

Bien, armada con unos taconazos preciosos e intentando eso del maquillaje, decidí, además, ir a la peluquería. Pero tenía en mente este post de la Perri, que justo había leído unos días antes. Huí de Chonilandia para ir a una peluquería, intentando evitar cualquier rastro de genética maru. E intenté ser lo más clara y precisa en las instrucciones que le di a la peluquera, para establecer desde el principio las bases de nuestra relación:

- Quiero un mono o un semi-recogido discreto. Me da igual liso o con ondas suaves, pero por favor, que sea discreto y sin volumen, sin pelos disparados hacia los lados, sin cardados y, sobre todo, sin perifollos. Simple, sencillo y discreto, por favor.

Al acabar la parrafada me sentí un poco mal. No suelo ser demasiado tajante, ¿me habría pasado con la peluquera?

Pues no. Yo no veía qué estaba haciendo en la parte de atrás de mi cabeza (aún no tengo una mutación genética que me haya puesto un ojo en la coronilla) pero debí sospechar cuando todas sus compañeras pasaban y decían "Oh, María, qué bonito". Cuando levanté la vista del libro (vale, no, no voy a mentir: era el Hola con la boda de Bla y Bor) y me enseñó con un espejo lo que había hecho...

Donde yo dije "ondas suaves" ella entendió bucles.

Donde yo dije "sin pelos disparados hacia los lados" ella entendió que hacia los lados no, pero que hacia arriba sí.

Donde yo dije "sin perifollos" directamente no entendió nada.

Resumiendo: una cascada de bucles caía al modo Sissí por toda mi espalda, mientras una palmera de pelos salía de la parte alta mi cabeza, formando no sólo un perifollo peloso en toda regla, sino que además hacía que mi cabeza tuviera aura. Aura de pelos disparados, claro. Boquiabierta, al "¿te gusta?" todo ilusionado de María, le tuve que decir un NO y pedirle que, por favor, me deshiciera la palmera, que quería algo más discreto, con menos cardado y con menos... aura.

Llegadas a este punto, María se desconcertó. Obligada a deshacer su obra maestra de arte efímero, soltó la palmera y en menos de dos minutos me cogió con dos horquillas un poco los bucles (eso ya sí que no se podía deshacer) y pasó a mi flequillo. Pero el desprecio a su arte había hecho mella en su toque peluqueril y mi flequillo se le rebeló.

Me lo mojó. Me lo peinó a un lado. No le gustó.

Lo mojó. Lo peinó hacia delante. No le gustó.

Lo mojó. Lo peinó al otro lado. No le gustó.

Lo mojó. Lo peinó hacia arriba y lo cardó. Le pregunté si eso iba a quedar así, tan cardado. Me dijo que no.

Pero lo volvió a mojar. Al final, suspiró y dijo "¿lo dejo hacia adelante?". Y yo suspiré y le dije "sí, déjalo". Era eso o que mis pelos murieran de ahogamiento.

Llegué desconsolada a casa, con pinta de Sissí cutre, con mi paranoia acrecentada y con ganas de meter la cabeza bajo la ducha. Pero no había tiempo. Para arreglarlo, Hermano me dijo, en plan consuelo: "No, Hermana, no pareces Sissi... eres más bien tipo Shirley Temple".

Pero bueno, llegué a Toledo, me tranquilicé al escudriñar a todas las invitadas y ver que no repetíamos vestido. Me lo pasé genial, ignoré a mis bucles, ellos me ignoraron a mí...

Y a la mañana siguiente cuando me levanté ya no quedaba ni resto de Sissí, ni de la Temple. La que había aparecido en el espejo era ella:


Y es que el momento choni está ahí, acechándonme y atacando al primer descuido.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

Tan sólo hace dos semanas pasé por algo parecido, lo mío tuvo remedio gracias a una amiga con maña. Propongo que pongan una nueva asignatura en los estudios de peluquería, algo así como "Si te dicen lo que quieren ... haz lo que quieren. Prohibida tajantemente la libre interpretación de cualquier tipo de indicación", jejejeje. Claro que ya sabemos que la interpretación de las palabras es libre.
Sonrisas.

Juanan!! dijo...

Sinceramente Misia, para haberle pedido que te pusiese un "mono" en el pelo... Lo de Shirley Temple no debe de haber sido tan malo.
Yo, como hombre que se corta el pelo en el baño de su casa, pues nunca he sufrido en mis carnes lo del destrozo peluqueril, pero tiene que ser una putada que encima te cobren por joderte la existencia!
(Qué difícil ha sido no dejar pasar ni un fallito al escribir el comentario, después de ponerme quisquilloso, a ver quién era el guapo que tenía huevos a confundirse)

Be dijo...

Qué huevos, nena. Yo no me atrevo a llevar la contraria a una peluquera, perfiero volver a casa, deshacerlo todo y volver a empezar.

¡Para la próxima ve sólo a peluqueras de confianza o muy muy recomendadas!

Cuca dijo...

Yo tengo la teoria de que tanto secador las ha dejado a todas sordas. Pero sólo es una teoria personal...

Anónimo dijo...

jajajjajaja! Es que me encantas !

Perlita de Huelga dijo...

Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!

Pues más vale que no piseis ninguna peluquería de Papúa. Yo creo que es que las peluqueras hablan un idioma suyo propio, aprendido en las academias, y a aprtir de entonces la comunicación con el resto de las mortalas es casi imposible.

Eso me recuerda a cuando tenía 18 años y decidí hacerme unos reflejillos rojos sobre mi pelo negro. La peluquera me agarró dos mechones y me los tiñó de rubio ceniza. Vamos, Morticia Adams.
Y la hijaputa encima me cobra.

estrella dijo...

A mí me pasó justo lo contrario hace poco, fui a la peluquería a que me dieran algo de forma en el pelo, di instrucciones muy precisas, y salí exactamente igual que entré, pero con 20 euros menos en el bolsillo. Y encima el tío me dice que con mi pelo no se puede hacer otra cosa. ¬¬

Anónimo dijo...

Lo de las peluqierías es un mundo aparte:creo que es el único negocio donde puedes hacer lo contrario de lo que te piden y encima cobrar lo mismo que si lo hubieras hecho bien.A su bola.
Para un moño sencillito y dscreto y de lo más elegante queda una opción:hacértelo tú.En una tarde aprendes y la de disgustos que te ahorras, oye.Total, no es más que enrollar mechones de pelo y fijarlos con horquillas y un poco de cera...

Anónimo dijo...

Que casualidad, a mi me habian invitado a una boda en Toledo ese mismo dia, pero al final rehuse porque aunque conocia a los novios, la invitacion era debida a estar con una chica y como llevamos poco tiempo, no me parecio bien ir de acompañante (espero que eso no me convierta en chungo).

Por suerte la novia no se llama Elvisina, pero mira que si llega a ser la misma boda y me perdi la oportunidad de conocer a una de las quedate a dormir.

querida_enemiga dijo...

Pues a mí el pelucón ese de la de la foto me mola.

Eva Luna dijo...

Creo que la solución definitiva es hacer lo que la directora de Supermodelo 2007: poberse un tacón rojo en la cabeza de tocado, un loro de colores en el hombro, y añado una tela de araña como velo final.
Redios.

Animo niñas conlos pelos, podremos con ellos...

Anónimo dijo...

A mí a pelo sencillo y discreto no me gana nadie.

Si quieres te lo cambio por el tuyo (verás cómo enseguida te entran ganas de tener bucles, palmeras y perifollos).

GUANDARRRR dijo...

Puffff, ¿cómo entender a la gente que se va a la pelu cuando está depre? Es como jugar a la ruleta rusa con una pistola...

Inner Girl dijo...

Las peluqueras tienen una realidad paralela. Cuando tus palabras salen de tu boca, tiene que atravesar una puerta a esa otra realidad, y se distorsionan, así que ellas oyen otra cosa muy distinta a lo que le dices.

El ChoniPower está latente...

Achab dijo...

Bueno, por lo menos, cuando te chonices del todo guisras unos platos con cien rellenos de chuparse los dedos y demás extremidades.

UnaExcusa dijo...

Me recuerda a algo.

eρHedro dijo...

Efectivamente, lo que hay que hacer es no hablar, poner cara de guiri con mala leche, pedir una revista de peinados y señalar con el dedo el moño sencillo que una quiere.
Si la próxima no lo consigues así, hazte foto, por favor.

E. Martin dijo...

O sea, que a la mañana siguiente cuando te miraste en el espejo... ¡tu pelo se había vuelto violeta y tenías un solo ojo!

Hmmm, no te habrá sobrado algo de lo que ponían en el banquete de esa boda, ¿verdad?

Cattz dijo...

La última vez que fui a la peluquería el peluquero entendió "un poco más corto por detrás" como "y por detrás me lo rapas y me colocas una letra M en el cogote de paso". El problema es que para cuando te das cuenta de que el ruido a tu espalda es de la máquina de esquilar incautas, ya es demasiado tarde.