MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

viernes, marzo 27, 2009

La yoga queen

Las clases de yoga siguen su curso. Sigo sin captar la parte mística pero voy mejorando en los ejercicios físicos. La profe es agradable y aunque a veces se mete en jardines insalvables (esta semana lo del mulabanda volvió con fuerza y le dedicó una clase entera a localizarnos el periné y a indagar cómo hacíamos nosotras pis. Indescriptible). Las compañeras son un poco mayores que yo: casi todas están entre los cincuenta y los setenta (¡hay una que tiene ochenta y tres!) pero es gente agradable y es esperanzador ver como algunas están en una forma fantástica.

Sólo hay una chica más joven que las demás, debe tener treinta y tantos y viene con su madre. Lleva la voz cantante en la clase y es la que más habla, la que más se estira, la que más peticiones hace a la profesora... es la auténtica yoga queen de Chonilandia. Seguro que si habéis estado en una clase de cualquier cosa os suena el prototipo de alumno del que os hablo. No tengo nada en contra de ese tipo de alumnos, de hecho a veces estimulan la clase y la hacen avanzar. El problema es que la yoga queen me ha cogido manía. Jar. Como en el instituto pero con una saca de años más.

En las primeras clases quedó claro que yo no tenía ni idea de yoga pero que cuento con una ventaja indudable: soy bastante flexible. Eso se lo debo a que de pequeña hice durante años gimnasia deportiva. Tenía dos profes que eran muy machacas y aún recuerdo con dolor cuando haciendo el “sapo” se sentaban encima de mi espalda para forzar la apertura de las piernas.


Esto es el "sapo", pero llegando hasta abajo

Al cabo de los años y de hacer el burro así, toda la tripa se me apoyaba en el suelo y podía hacer el "sapo pasado" (es ese ejercicio en el que pasas el umbral del dolor y el desencaje y desde el sapo , con todo el cuerpo apoyado en el suelo, llevas el torso hacia delante y las piernas hacia atrás y te quedas tumbada boca abajo normal).

La cuestión es que algo de esa flexibilidad retengo y para yoga me viene de perlas. La profe ya se ha dado cuenta y en algunos ejercicios me da indicaciones específicas para forzar un poquito más. El cuarto día hicimos un ejercicio para el que la profesora repartió cojines y gomas, pero pasó de largo a mi lado sin darme nada. La madre de la yoga queen la miró, me miró y le dijo a la profesora:

- ¡Eeh, a esa chica no le has dado cojín! - muy seria.

- No lo necesita, llega al ejercicio bien.

- Bah, claro, como es joven... - dijo en tono despectivo, con un poquito de ritintín.

- No es eso, es que la chica es elástica y eso no depende de la edad.

- Sí, ya, claaaro. Ya verás, "bonita", dentro de unos años.

Yo estaba flipada por la mala leche de la señora, así que la estuve observando. Ella y la hija, la yoga queen, me miraban con cara de asquito cada vez que la profesora venía a darme una indicación (¡por dios, que soy nueva y lo necesito!).

La cosa no ha quedado en eso. La yoga queen, aparte de mirarme con cara de odio cuando yo, por ejemplo, me toco los pies más que ella (¡oh, qué ofensa, sólo comparable a lanzarle un guante a la cara!) ahora le ha dado por reírse de mí. Y es que hay algo que se me da fatal del yoga:

MANTENER EL EQUILIBRIO

Se me da fatal. Me caigo todo el rato. Hay veces que estando en una asana sobre los dos pies pero con el cuerpo hacia un lado, o estirado de determinada forma, me tambaleo y tengo que deshacer la posturita para no caerme. No hablemos ya de las asanas en las que estás sobre un solo pie. Patético.

Es curioso, porque de pequeña tenía buen equilibrio. En gimnasia hacía ejercicios sobre la barra de equilibrios de competición (10 cm. de ancho) pero mucho me temo que:

a) Crecí yo, pero no mis pies y tengo menos base.

b) Me crecieron las tetas, perdí mi centro de equilibrio y aún no lo he vuelto a encontrar (pues ya es hora, la verdad).

Cada vez que me desequilibro, veo una sonrisita burlona en la cara de la yoga queen. Incluso una vez se le escapó una risita jijiji cuando a poco di con los morrines en el suelo.

Resumiendo: que esta pánfila ha hecho de una simple clase una competición. Me fastidia un poco que la peña busque rivalidades donde no las hay, cuando podría ser un contexto tan relajado. Pero parece ser que no es tan raro, tengo una amiga a la que le pasa algo parecido en clase de baile: una compañera la mira con cara de odio y envidia, ellas incluso han tenido un roce por los comentarios que la envidiosa va soltando por ahí. Mi amiga ha optado por hacerlo cada vez mejor y hacer que la otra se muera de rabia.

Y yo, ¿qué debería hacer? ahora la ignoro, pero...

¿Debería esforzarme en convertirme en la yogui total y darle donde más le duele? Menudo duelo en la cumbre: yoga queen vs. drama queen, jeje.

¿Imagino que es aire y me olvido de su existencia?

¿Debería mandarla a un campeonato de petanca para que desfogue sus ganas de lucha?

22 comentarios:

Anómalo dijo...

Yoga deporte olímpico ya. Y así resolvéis vuestras diferencias en Londres. O algo.

Por cierto, ¿el captcha insinúa algo?

promo

estrella dijo...

Las clases de yoga deberían ser relajantes. Así que voto con fuerza por la opción B: piensa que no existe y disfruta de lo que estás haciendo, sin competiciones absurdas :)

Vida Dospuntocero dijo...

Voy a recurrir a la sabiduría popular:

-Cada día que amanece, el número de tontos crece...


Ay, que no es ésta... :P


-No hay mejor desprecio que no hacer aprecio

Ésta sí. Vamos, que ni p*** caso, que se mura de envídia si quiere o que rabie y se le acelere el pulso hasta infartarse... Tu a la tuya y pasando ;)

mariajesusparadela dijo...

Sé que es duro, pero la solución es acercarte a ella y decirle "si vieras cuánto aprendo de ti","eres mi estímulo", "No sabes cuánto me ayudas", "te admiro absolutamente",Etc. (Estás sonriendo porque crees que te engaño, pero, por favor, prueba. la gente queda inerme con cosas como esa)(Eso es lo que dice José Martí:" cardo ni ortiga cultivo,cultivo una rosa blanca". Lástima que tantas veces no seamos capaces y la respuesta sea equivalente a lo que nos dicen).

Ines dijo...

Yo debo ser de lo peorcito que pasa por aquí.... porque creo que si fuera tú, pasaría de ellas hasta la siguiente risita sonora, que se me "escaparía" algo del tipo "no me extraña que quieras ser la mejor, todos vemos a donde te llevan los genes..."

yo, y mi bate de purpurina.... como decía mi madre, el día que me muerda la lengua, me enveneno....

JuanRa Diablo dijo...

Te iba a decir que la aplastaras como el sapo que comentabas, pero vas a yoga no a boxeo. No ha lugar.

Bah, ignórala. Ella no tiene ese karma que tienen las personas sinceras, esas que son capaces de admitir sin complejos que le han crecido las tetas pero no los pies :D

Saludos Misia (No hay dolor, no hay dolor)

Anónimo dijo...

Bueno mira, a algunas tampoco nos crecieron mucho las tetas y no tenemos excusa para la pérdida de equilibrio ;)
Yo pasaría, COMPLETAMENTE, y haría mi minipandi de ochenteras molonas.
Esta claro que, al igual que la flexibilidad, el ser una frustrada no depende de la edad.

Anónimo dijo...

Otra cosa, que no me contengo...
Qué bien viene tener un blog para descargarse de las gilipolleces de este tipo eh?

A seguir bien guapa :)

Illuminatus dijo...

Pasa de ella como de comer mierda. Siempre puede haber alguien mejor que tú en todo pero la única competencia que merece la pena es contra tí misma.

Por cierto, creo que tú vas a la misma clase de Yoga que una compañera de mi (ahora ex) labo porque eso que vaya a yoga y la coíncidencia del ejercicio del perineo no me parece casual.

Chache dijo...

¡POR CROM!

¡HAZ CASO A INES!

¡GENIAL!

Min dijo...

Como si fueran un pedo, que molesta hasta que te acostumbras al olor ;)

Misia dijo...

Anómalo, lo de las olimpiadas no lo veo (¿puntos al que dejara la mente más en blanco?) pero lo de Londres... um.

Estrella, Vida Dos punto cero, en eso estoy, intentando pasar y que sus caritas no me descentren. Veo que gana la opción b, jeje.

Maria Jesús, en otros contextos he hecho algo parecido. Pero soltarle eso sería mentir descaradamente y tampoco es plan.

Inés, jijiji, qué grande. Me falta valor, peeeero... Y nena, es bueno sacar el bate a pasear de vez en cuando.

Juanra, jijiji. Si fuera boxeo hasta la de ochenta y tres me felpaba. Yo, con mi karma tranquilo y mis pies pequeños.

Anonimilla, ¡minipandi con las viejis! jajaja, sí, estas cosas no son más que chorradas y gilipolleces, I know, pero me encaaaaanta soltarlas. Es muchísimo más barato que cualquier otra terapia.

Illuminatus, totalmente de acuerdo con tu primer párrafo. En cuanto al segundo... es que nos contó la profe que estaba tan entusiasmada porque los fines de semana estaba haciendo un curso de eso del perineo (¿perineo o periné? ella lo llama periné y me suena raro, pero supongo que sabe más que yo) con otras compañeras. Me temo que un buen puñao de profes de Madrid habrán estado contrayendo y relajando sus músculos perineales en amor y compañía.

Chache, ¡por Crom, que me falta coraje!

Min, jajajaja. En eso estoy.

Misia dijo...

Se me acaban de cruzar los cables y ya no sé cómo se llaman los malditos músculos: ¿perianales, perineanos, periqué?

Gatasombra dijo...

La profesora de Pilates que tuve hace un par de años también lo llamaba periné, y me sonaba rarísimo (sobre todo porque a mí me suena a piriné, que es un tipo de sábana x_x) .Debe ser el término que usan en esos cursos que hacen ellas.

Yo me uno al consejo de pasar olimpicamente de la yoga queen. No está, no existe y tú estás felicísima y relajadísima en las clases.
Aunque igual intensifica la guerra de guerrillas, que hay gente que les jode mucho que les ignoren... shiiigh.

Gato dijo...

Bueno, te odia porque la profe te hace caso, viendo que hay cosas que puedes hacer muy bien... así que continúa con lo que has ido a hacer y pasando de ella; la profe estará encantada y a ella se la llevarán los demonios.

En mis clases de inglés había una pija que era la guapa-lista de la clase, prototipo de instituto que debía haber sido presidenta de un club chungo de chicas. Miraba por encima del hombro a todas las demás, porque la guapa de la clase sigue siendo la guapa de la clase toda la vida.

Para mí era como volver a bachillerato, al pupitre del patito feo.Y cuando vuelves a esa edad... no sabes qué hacer.

Anónimo dijo...

Qué pena de gente que tiene que menospreciar a los demás para sentirse mejor ...

Yo voto por lo de la petanca!!

Achab dijo...

La solución es taparse las orejas con los pies. Tiene dos ventajas:

1. No las escuchas.

2. Se pondrán verdes de envidia.

Puchi dijo...

Let's get ready to rumble!
Un duelo de posturas yoguis al atardecer o a la hora de la comida entre las dos. Quien gane, se queda en la clase, quien pierda, se va con el perine entre las patas a buscarse la vida por ahi.
Sangre, sudor y chakras en el gimnasio, Misia cabalga.

Misia dijo...

Gatasombra, ¿en Pilates también? ains. Mientras no me tire las pelotas en plan tirachinas usando la goma de yoga, iremos bien :) tenéis razón: a ignorararla y a correr.

Jo, Gato, las "guays" siempre se creen que lo son... qué cruz.

Missmole, jiji, su competitividad chocaría con la de los viejos y sería terriiiiiible.

Achab, acabo de probar y sólo llego con un pie. Jo.

Puchi, grande, grande. Qué grande tu commentario. Quédate a dormir cuando quieras. :)

Versión11 dijo...

También tuve una Archienemiga en mi clase de yoga, La Amargada Divorciada (amargada porque la segunda frase que me dirigió en su vida fue que sólo se había puesto a trabajar desde que su marido la abandonó). Jo, lo de aquella era respirar por la herida. Me odiaba porque comenté que no me gustaba la abogacía (que era su trabajo). La solución fue cambiar de clase, que odio los enfrentamientos, pero te aconsejo que pases de su cara y santas pascuas.

O eso o que le metas un bloque de esos que suelen tener para las posturas por el...

Misia dijo...

Versión09, la amargada divorciada era una... amargada divorciada. Yo no me puedo cambiar de clase, pero lo del bloque...

Anónimo dijo...

Concéntrate en sentir la parte de tus pies que está en contacto con el suelo y no te preocupes por los temblores, con el tiempo conseguirás la estabilidad.