¡Alto! ¡Ese cd es mío!

Las parejas de hoy en día son poco duraderas. En menos que has dicho "lahijadeTomCruiseeselAnticristo" has empezado, has estado y has roto con alguien. Todo más express que el Starbucks, y claro, con estas velocidades no te da tiempo a establecer lazos duraderos con alguien como obliga, por ejemplo, tener hijos en común. No, ahora lo único que te queda en común con esa persona son... los cds.

Después de dejarlo y de llorar poco, mucho o nada, se plantea la gran duda existencial: ¿qué pasa con los cds? ¿quieres volver a ver a esa persona para devolverle sus cds? Es más, ¿realmente quieres devolvérselos? Aquí se abre un gran abanico de posibilidades que dependen de cuatro variables:

- Lo mal / bien que se haya portado la otra persona contigo.
- Lo mucho / poco que te hayan gustado sus cds.
- El grado de mala leche que tengas tú.
- Que el otro tenga rehenes (o sea, cds tuyos).

Por tanto, entre muchas otras actitudes, nos podemos encontrar las siguientes:

- La actitud buenrollista: "oh, sí, claro, quedamos y te devuelvo los cds... ahá, por cierto, me he comprado el nuevo de -----, si quieres te lo dejo". Vale, perfecto si es que de verdad la cosa fue pacífica. Si la que dejó fue la otra persona e intentas quedar para ver si tiene una revelación mariana cuando te vea y se re-enamora, cayendo patidifusa a tus pies... es mejor olvidarlo, nunca funciona. Los milagros están muy caros hoy en día.

- Evaluación objetiva de pérdidas y ganancias: "jo, no me apetece ver a este patán y me encanta su cd de ++++, pero él tiene el de ¡¡¡¡¡¡¡ y mi diccionario de inglés. Mierda, voy a tener que devolverle el cd". Generalmente esto se salda con una quedada express, que a veces no da ni para un café rápido y te piras del lugar huyendo del interfecto como si tuviera la peste. Si parece que en vez de cds y libros, habéis intercambiado cocaína y dinero...

- ¡No, no los devolveré!: Decides sacar la vena mala-perra/mal-perro que tienes en tu interior y te quedas con sus cosas. Aunque tenga rehenes decides que te gustan más sus cosas o, aunque te moleste perder las tuyas, la prioridad absoluta es fastidiarle. Eso sí, corres el riesgo de que el otro quiera recuperar sus cosas a toda costa y adopte la posición de "¡no sin mis cds!". Entonces tienes un problema, porque el enfrentamiento "¡no, no los devolveré!"vs."¡no sin mis cds!" puede ser eterno y peligroso. Por cosas menos graves se desencadenaron guerras mundiales. Que gane... el más cabezota.

- Cruella de Vil es una santa a mi lado: le devuelves los cds, pero vía correo y hechos cachitos. Y para rematar la faena metes en el paquete un cd en perfecto estado, de, por ejemplo, Bisbal, que sabes que le provoca arcadas. Sí, los chinos te podrían haber contratado como asesor de torturas.

Posibilidades miles, casi tantas como cds hay en el mundo... Seguro que se os ocurren unas cuantas más para el catálogo. Y por cierto, me presento: aquí, Misia, la atecnológica (quizás en algún futuro lejano aprenderé a poner vídeos y fotos) y la poseedora del cetro de lo cursi en este blog (aunque de vez en cuando se lo ceda a mis compañeras). Encantada.