MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

martes, noviembre 06, 2012

Team Fernando



No recuerdo lo que le pasaba a Rodolfo Sancho en ASdC, sólo recuerdo que, como Mariano Alameda, me daba muchísima pereza (yo era de Miranda y Mateo, de Rubén y Santi y de Turbo y su oso, grandes parejas de las que escribí tiempo ha). 

Mucho mejor que el original, donde va a parar
He tenido que preguntar al Sr Google para poder contaros que Rodolfo Sancho se llamaba Nico y que era un futbolista de la cantera del Madrid muy presionado por su padre (que por cierto era Carlos Sobera) (en la serie, en la realidad era Sancho Gracia, de eso sí me acuerdo). 

No he visto MIR, no he visto Amar en tiempos revueltos y no he visto La Señora, así que me ha pillado de super sorpresa lo bueno que está el rey Fernando de Aragón que interpreta en TVE.


Creo que a Rodolfo Sancho le ha pasado como a George Clooney, que con las patas de gallo le ha llegado la pinta de empotrar. Ayer fue la boda con Isabel, evento televisivo menos camp de lo que parece y que, a pesar de ello, tenía a todas las chicas de mi tele pegadas al televisor.

No es gerontofilia ni daddy issues, es el puro hecho objetivo:

¿Alguien prefiere esto...


... a esto?


¿O esto...


... a esto?


No lo creo. Megafeliz de que vayan a renovar 13 episodios más.

viernes, octubre 19, 2012

Comeduras de coco

Tras dar mil vueltas en la cama, he acabado levantándome. Tengo un asunto rondando en la cabeza y no puedo dormir.

Digamos que alguien, al que apenas conozco, ha metido la pata. Justo cuando yo pasaba por allí, así que acabé ejerciendo de apagafuegos. Hasta aquí, ningún problema. El problema es que esa persona ha decidido por su cuenta y riesgo tapar su error, involucrándome a mí y, lo más grande, echándome a mí toda la culpa de la situación desagradable: dice que da igual que se haya equivocado, que lo único importante es que yo no he escondido su metedura de pata. Todo esto argumentado en una discusión lamentable en la que yo me llevé todos los calificativos desagradables.

La situación me ha fastidiado: odio discutir y las escenitas, odio que me echen la bronca en general, pero si además es por algo injusto es que me saca de mis casillas. Odio que me tachen de cosas que no soy.  Pero lo que más me ha fastidiado es que todo esto me ha puesto en una situación incómoda en la que tengo que decidir qué hago, elegir entre dos opciones que no veo nada claras. 

La primera opción es la correcta según las reglas. Es la decisión justa. Alguien no ha hecho las cosas como las tenía que hacer y eso tiene sus consecuencias. Es más, tratando de tapar su error lo ha empeorado bastante. Y encima esa persona me ha tratado fatal, intentando volver la situación contra mí, así que no me hace ninguna ilusión intentar echarle un cable más allá de lo razonable.

La segunda opción no es la correcta según las reglas. Supone tener que tapar un desaguisado del que no soy responsable. Quizás eso me pondría en una situación complicada a mí. Y podría sentar un peligroso precedente con ese alguien, que podría pensar que con una bronca puede avasallarme y manejarme, algo muy peligroso por si en el futuro esto se convierte en una costumbre. Si tomara esta decisión, yo no lo haría por sentirme avasallada, aunque creo que la otra persona lo malinterpretaría y pensaría que me he asustado. La única razón que veo para tomar este camino sería ahorrarle problemas a ese alguien, aunque opine que no se lo merece. No es la opción que considero más justa, pero sí la más altruista.

Así que aquí estoy, insomne perdida, dándole vueltas a la cabeza y sin poder dormir, porque no sé cuál es el camino correcto e intentando decidir qué hacer.

Y seguro que ese alguien está durmiendo a pierna suelta en su cama. Ains. Qué asco de comeduras de coco.

martes, octubre 16, 2012

New season


- Hoy hace dos años que nos casamos.

- Ya... dos años casados y juntos casi seis. Ya hemos durado tanto como Perdidos - evidentemente, esto lo dijo el Anómalo.

- Sí, pero aún no llegamos a la duración del Ala Oeste de la Casa Blanca... ¡ni de CSI!

- ¡Dioooos! ¡¡CSI!! ¡Las bodas de Grissom!

- Y de matrimonio por ahora llevamos nada, dos temporadas. Como las series malas, que se cancelan enseguida.

- Eh, ¡que no todas las series que duran poco son malas! mira Flight of the Conchords, que duró dos temporadas, pero porque no podían seguir el ritmo de producción.

- Vale, o Studio 60, que duró una.

En fin. Sin entrar en pasteladas y cursilerías, han sido unos años estupendos. Ojalá sigamos así y sigamos viviendo aniversarios de boda hasta superar a "General Hospital" o "Days of our lifes".

Eemm... me refiero a superarles en duración, claro. Que en culebrón y drama no, gracias.

domingo, octubre 07, 2012

El chinaka

Hacía años que no iba al chinaka de Plaza España y en la última semana he ido dos veces. Y la última vi algo curioso que me hizo sonreir para el resto de la tarde. 

Pero antes de continuar debería explicar qué es eso del chinaka a los que no sean de Madrid o no lo conozcan. El chinaka es un restaurante chino bastante peculiar que está en los pasillos subterráneos de acceso al parking bajo la Plaza de España de Madrid. Si al decir "restaurante chino" os habéis imaginado dorados, tapicerías rojas y cascadas de luces, olvidadlo. Esto es como un bareto cutre pero gestionado por chinos, en el que comen chinos y en el que se sirve una carta reducida de platos. No hay pollo a las almendras o cerdo agridulce. Podéis pedir sopas de tallarines o wantun, pollo con verduras, arroz... y poco más. Bueno, sí, empanadillas a la plancha, que es lo que me hace ir allí. Esas empanadillas crean adicción y sacan el lado egoísta de todo el mundo: ¡hay que luchar por la última!

El restaurante siempre está lleno (es barato, está en el centro, es el chinaka), hay que comer rápido y largarse. O pedir la comida y largarse. Mientras se hace cola en la puerta, una china vendrá con una carta (un folio plastificado) y te tomará nota allí mismo, para ir más rápido. Si sois dos o uno, seguramente os acomodarán en una mesa con otra gente. Es lo que hay. Si te gusta, bien, sino no vayas.

El otro día estaba allí comiendo sola, delante de mi sopa y mis empanadillas, acordándome de todas las veces que iba hace milenios. ¿Cuántas docenas de empanadillas nos habremos comido entre Be y yo? incontables, me temo (también me acordé de cuando me robaron allí las tarjetas de crédito - unos hábiles, me quitaron la cartera, me sacaron las tarjetas y me volvieron a meter la cartera en el bolso. Tardé un par de horas en darme cuenta de que las tarjetas habían volado - pero mejor correr un tupido velo). Estaba en una mesita pequeña sola, en una esquina. Frente a mí otra chica sola en otra mesita pequeña. Las camareras gritaban, como casi siempre. Una de ellas pasó a un chico al restaurante y le hizo sentarse en la mesa de la otra chica. El chaval, que debía ser novato en esto, estaba flipado. 

- Tranquilo, es lo normal en este sitio, y a mí no me molesta... además casi he acabado y me marcho ya. - le decía la chica. 

Y comenzaron a charlar. Y a reirse. Diez minutos después, antes de que ella se marchara, cambiaron sus números de teléfono (y de verdad, que hasta se hicieron llamadas perdidas, cosa que garantiza que no haya habido algún lapsus sin querer en una cifra). Llamadme idiota, pero eso me alegró el día, ver que hay oportunidades en los sitios en los que menos las esperas y que se abren puertas en lugares absurdos. Quizás el asunto no haya ido a más, pero...

Quiero creer que se han llamado. Y que han quedado. Y que se enamorarán. 

Y que en su aniversario irán al chinaka, a celebrar entre empanadillas y gritos de chinas que se conocieron.

lunes, agosto 06, 2012

La marea

Otro año que me ha dejado agotada. Porque menudo añito: entre el trabajo, las oposiciones, el inglés, la carrera, el baile y otras mandangas no he tenido ni tiempo de respirar. Mi vida social se ha reducido a la mínima expresión. Otro año que me ha dejado agotada y exprimida... y preguntándome mi vida siempre será así. Si tendré algún año más tranquilo en el que al acabar junio no esté exhausta y pensando que no voy a llegar a las vacaciones. Cada año me digo que todo esto es culpa mía, que siempre me meto en diez mil historias y que debería dejar algo. Pero ¿el qué? la mayor parte de ellas las hago para comer (mi trabajo) o para intentar asegurarme el trabajo en un futuro. ¿Qué me queda por quitar? ¿el baile? ¿el único rato de la semana en la que el tiempo es sólo para mí? ¿reducir aún más el tiempo para mis amigos? ni hablar. Y ahí voy dándole vueltas. Como cada año.

Este año, en medio del agobio, cuando estaba cansada de estudiar o trabajar, me daba cuatro minutos y ponía esta canción:

:

El verano pasado, por estas fechas, fuimos a la isla de Cabrera en lancha. Al salir del puerto, el patrón puso esta canción mientras íbamos saltando sobre las olas. Escucharla es recordar ese instante de felicidad absoluta, de sentir la sal en los labios y el sol en la piel, mi pelo despeinado al viento, mis manos en la espalda de mi marido, el azul del mar saturando mis ojos. Un momento perfecto que he saboreado miles de veces.

Un año después vuelvo a Mallorca, a descansar y a olvidarme de mi agotamiento. Seguro que aparece otro momento perfecto que me ayude a sobrellevar el año que viene, que también se avecina interesante.

(Y voy a intentar no hablar más de cansancios y preocupaciones, que estoy más pesada que una vaca en brazos).

lunes, julio 30, 2012

Algún día gobernarás el mundo

Conocerte ha sido toda una sorpresa para mí. Realmente, no pensaba que quedara gente como tú.

Tienes dieciocho años. Has estudiado toda tu vida en un colegio privadísimo y pasas ahora a una universidad privadísima. Dentro de dos años te marcharás a una universidad privadísima pero en Estados Unidos. Vives en un pueblo estupendísimo de las afueras de Madrid. Tienes una finca en el Sur donde cazar. Cochazo. Ropa carísima. Súper móvil. Lo tienes todo. No me malinterpretes, nada de eso me parece mal. Ni el cole, ni la finca, ni el móvil. Unos tienen la suerte de caer en familias en las que no les faltará de nada, otros no. 

Lo que me ha impresionado no es la riqueza. No, he conocido a mucha gente acomodada. Lo que me ha impresionado es que tengas dieciocho años y las ideas de un señor nacido en el 1900. Eres muy claro y vehemente expresándolas, así que me has dejado claro que para ti el aborto, cualquier aborto, es un asesinato que debería estar castigado y penado con cárcel. Que los homosexuales son unos degenerados. Que las corridas de toros son nuestra raíz como país y que deben ser subvencionadas. Que la caza es un deporte estupendo. "Son sólo animales", dices con desprecio. Crees que la mayoría de parados de este país son unos vagos que no tienen trabajo porque no quieren. Que las mujeres deben estar en casa cuidando a sus hijos, porque es su papel natural. Que la gente rica paga demasiados impuestos. Que no debería existir legislación como la que prohíbe el alcohol al volante, porque restringe la libertad personal. Y no sigo más, porque total, el resto de tus ideas van en esa línea. Y me ha sorprendido. Me explico, conozco mucha gente que es de derechas y tienen todo mi respeto. Algunos tienen las mismas ideas que tú, pero suavizadas. Pero nunca, nunca, había conocido a una persona tan joven con una visión tan arcaica de todo.

A ti también te ha sorprendido conocerme a mí. Has flipado cuando hemos hablado de política. O de cualquier cosa, en realidad. Me hizo mucha gracia cuando intentaste insultarme gritándome "¡ecologista! ¡que eres una ecologista!". Me da la impresión de que me ves como una roja peligrosa (y créeme, yo soy una persona bastante tibia, para bien o para mal). Supongo que la explicación a tu sorpresa es que siempre has estado en una burbuja. Todos tus amigos son como tú. Evidentemente, tu familia es como tú. Debe ser de las primeras veces que te sientas a hablar con gente que no es de tu esfera. Y has flipado, porque has comprobado que existe gente que no piensa como tú. 

Todo esto se quedaría en una anécdota y en una sorpresa mutua si no fuera por tu futuro. Tienes todas las oportunidades, tienes todos los contactos (tú lo sabes, sabes exactamente qué puede hacer tu padre por ti aparte de pagarte una educación), vas a tener todas las ayudas para ser alguien importante. Seguramente serás de los que tome decisiones. Decisiones sobre MI vida y eso es lo que me da miedo. Algún día gobernarás el mundo, sea en política o sea desde el mundo de las finanzas. 

¿Entenderías que eso me asuste?

domingo, julio 22, 2012

De vuelta (por enésima vez)

Reaparezco de nuevo. Cuando estaba contenta porque había retomado un poco el ritmo de escribir, llegó la tortura de cada dos años y lo tuve que dejar de nuevo. 

Sí, las OPOSICIONES (insertar mentalmente música de mucho miedo, música de la que acompaña en las pelis de terror a un asesinato horrible y cruel lleno de pinchos, dolor y chorros de sangre).

El proceso ha sido un despropósito: en noviembre os cambiamos el temario. En febrero os lo volvemos a cambiar. El ministro pidiendo que no se convoquen. Nuestra queridísima presidenta diciendo que sí, que ella hace lo que le da la gana. Luego que no. Luego que algunas especialidades que sí y otras que no. Finalmente, ser de una de las especialidades desgraciadas a las que les toca la china de hacer oposiciones. Que salga el número de plazas y que te eches a reir por no llorar (once miserables plazas libres de Historia. Tremendo). Que haya avalancha de opositores porque en casi ninguna comunidad se convocan y en las que lo hacen (Andalucía) se impugnan y no se hace el examen por ahora. Que si cambian el cambian el baremo y todos los cursos de formación que hemos hecho durante años no sirven para nada. Y así durante meses, meses llenos de incertidumbre, rumores,nervios, cabreo y desánimo. 

Finalmente, el primer examen fue a principios de julio. Escabechina: menos del 15% aprobó y pasó a la siguiente fase (el primer examen era elimintorio). La segunda fase acabó hace menos de una semana. 

Ha vuelto todo a ser una tortura: los nervios que he pasado me han quitado años de vida, de verdad. Bueno, evidentemente me ha afectado a la salud: hace un año, cuando tuve el brote de hipertiroidismo maldito, el endocrino (el majo, no la que me llama gorda) me contó lo siguiente: 

- Pues esto que tienes es una enfermedad autoinmune que se llama síndrome de blablabla - (insertar nombre extranjero del que no recuerdo ni la nacionalidad. ¿Era un tipo inglés, alemán o japonés? Dudas, dudas).

Fue oír eso y claro, la mente se me fue: ¡oh, mi enfermedad es autoinmune y es un síndrome, lo que significa que podría salir en House! Y no me equivocaba, salió. En fin, que tengo una enfermedad molona que no, no era lupus. Pero volviendo a lo que me dijo el médico:

- Uno de sus principales desencadenantes es el estrés. ¿Tienes previsto algo que te pueda causar estrés en el próximo año?

- Jijijiji - me puse a reir de forma nerviosa - tengo oposiciones, así que...

- Sí, mentalízate porque es muy posible que tengas otro brote por los nervios.

Pues sí. En mayo ya tenía los niveles hormonales disparados y tuve que retomar la medicación. Lo único bueno es que cuando mi endocrina vio mis niveles disparados de hormonas no perdió el tiempo en echarme la bronca por el peso. Y mientras hacía los exámenes, con toda la nerviada que pasé, casi podía imaginarme a mi tiroides así:


... cabreado y produciendo hormonas a mansalva. 

La cuestión es que por fin la tortura ha acabado. Milagrosamente, he sido una de los pocos afortunados que han aprobado. Así que por cuarta vez apruebo las oposiciones sin plaza. Era prácticamente imposible conseguirla con un número tan reducido de plazas disponibles y era plenamente consciente cuando estaba haciendo el examen. Sé que algún día (espero) conseguiré la plaza, aunque sea sólo por cansina, pero la perspectiva de volver a tener que pasar el proceso, el estudio y sobre todo los nervios me da ganas de gritar. Por ahora me conformaré con haber conseguido aprobar, aunque no sé ni siquiera si esto va a servir para trabajar el año que viene de interina, porque las cosas están fatal. Ya veremos. No quiero darle muchas vueltas, han sido unos meses agotadores y no quiero amargarme pensando en si tendré trabajo o no a la vuelta de vacaciones. Ahora sólo quiero descansar, disfrutar y recuperar mi vida social. Lo demás... ya lo pensaré mañana.

miércoles, mayo 30, 2012

Cero mística

Yo no soy nada mística. Cuando hacía yoga, me encantaba hacer las asanas (las posturitas) pero todo el rollo de meditar, de visualizarte en una burbuja morada y de alcanzar el zen se me daba fatal. Yo me quedaba tranquilita, respirando suave y pensando en mis cosas, pero nada de alcanzar el nirvana pensando en... nada. Lo intentaba, pero esas cosas no son para mí, me temo. Bueno, ya conté aquí que no estoy hecha para ser yogui.

En la danza oriental hay alguna rama/ escuela/ profesora que busca el misticismo a golpe de cadera y dándole trascendencia a cualquier movimiento. No dejan de hablar de la conexión con los elementos, con la Madre Tierra, con la luna, con los chakras y blablabla. Algunas dicen una cantidad de sandeces impresionantes, unen cuatro conceptos sacados de contexto de tradiciones culturales que no tienen nada que ver entre sí, creando una pseudo-filosofía basada en nada. Como historiadora y antropóloga me saca de quicio, porque la mitad de las cosas no tienen ningún fundamento científico o comprobación histórica, no hay nada más allá de la imaginación que le puedan echar. Yo no estoy de acuerdo con este tipo de rollos y me parece que se dicen muchas idioteces por ahí, pero bueno, si ellas son felices y se hallan a sí mismas... eso sí, ni me acerco a este tipo de profesoras, porque me entra la risa y cuando mis alumnas me han pedido cosas en esa línea, he sido incapaz de mentir para ganármelas: las cosas no son así y no hay que echarle literatura al asunto.

Recuerdo alguna clase de este tipo en la que la profesora estaba bailando y te gritaba:

- ¡Siente la diosa! ¡Siente la diosa! - y tú no sentías nada. Si acaso dolor de lumbares, pero no sé yo si las diosas tienen esa forma de manifestarse.

- ¡Conecta con la tierra! ¡la energía sube por tus pies y llega a tus manos! ¡De tus dedos sale energía! ¡Canaliza tu energía! - quizás el objetivo era sentirse como ese señor al que le entró un rayo por el escroto y le salió por el pie, pero a la inversa. Pero no creo que sea agradable. Aunque si al final el señor tiene superpoderes, quizás me apunte. O no, no te vaya a tocar un superpoder mierder y te haya partido un rayo y encima estés lidiando con un poder absurdo.

O cuando a una antigua profe que tenía le dio por la biodanza: al final de la clase te pedía que te tumbaras en el suelo y nos decía "acariciaos, podéis besaros si queréis". A mí aquello me parecía hecho por un mal director de pelis eróticas de segunda. Y sinceramente, me parecía un poco incómodo tener a tres tías que apenas conocía haciéndome cosquillitas y masajitos. Todo por conectar con mi yo interior y mi universo. Si conectar con mi yo interior no espoleó mi lesbianismo, creo que nada lo hará.

En fin. Que como hay mucho pseudo-misticismo en el mundo de la danza oriental, entre todas las informaciones que me llegan de talleres de baile, a veces me cuelan algunas que no tienen nada que ver con danza. Información mística, eso sí.

Como las veces que me invitan a conciertos de cuencos cantores tibetanos (que sirve para hacer no-sé-qué con los chakras).

Cursos de "Busca a tu diosa interior, conecta con la Madre Tierra" - sí, son unos pesados con la diosa y con la Tierra.

Pero lo de hoy ha sido tremendo. Me han mandado información de un curso de un maestro en el que hay una nota enorme que dice literalmente así:

 "En todos nuestros talleres todos los ejercicios se realizan con ropa y No se lleva realiza ningún tipo de práctica Sexual"

¿Mande? ¿Eso significa que hay cursos en los que se hace? ¿significa que hay gente que va buscándolo? 

Epatada me hallo. Y yo que pensaba que después de la biodanza lésbica lo había visto todo...

sábado, mayo 26, 2012

Los límites de la buena educación

Siempre me ha sido muy difícil saber dónde están los límites de la buena educación. ¿Hasta qué punto hay que aguantar las faltas de educación de los demás o su poca receptividad a los "no" que se dicen de forma educada? Hay gente muy insistente y avasalladora que no suele entender las negativas hechas de forma educada como un "no", sino que suelen interpretarlo como un "puede..." (porque no van acompañados de un bufido) y como una invitación a seguir intentándolo. Ellos lo intentan y lo intentan, tú mantienes la educación porque es lo que tienes en el disco duro, ellos se ven alentados... y son situaciones incómodas y absurdas. Supongo que la mejor forma de cortar eso es dejar la educación a un lado, soltar una verdad con toda su crudeza y que las cosas queden claras... pero eso para mí supone un mal trago y encima los remordimientos de "jo, he sido una borde". Yo no suelo ser muy borde o al menos eso intento, por lo que cuando me topo con personajes que no saben captar las negativas si no van acompañadas de una bordería, lo paso fatal y se pone a prueba mi límite... ese límite que no sé marcar, la verdad.

Un ejemplo fue lo que me pasó hace dos días. Con tanto agobio en Madrid, la semana pasada me dio una ventolera y me cogí un billete para venir a casa de mis padres en Palma. Antesdeayer fui al aeropuerto y ya estoy aquí en Mallorca... aunque después de un viaje malísimo que me dio un individuo de esos que no saben escuchar. ¿Sabéis eso que decía Sartre de que el infierno son los otros? pues eso.

Cuando entré en al avión, enseguida le vi. Bueno, no le vi: le oí.

- ¡Joer, es que quiero ver la final de copa! pos claro... - estaba gritando un tío en una de las filas del avión.- no, no... ¡Que lo quiero ver en directo!

Yo ya iba pensando que aquel maleducado gritón era un horror, pero horror se convirtió en pánico cuando me di cuenta de que estaba en mi fila, en el asiento contiguo a mi asiento. Un tío de unos veintimuchos, vestido como la versión sport de un concursante de "mujeres hombres y viceversa": unos pantalones cortos y estrechos de cuadros azules, una chaquetilla negra de chandal de Adidas como de tactel y llena con los colorines de la bandera española, unas gafas carrera enormes que no se quitó en todo el viaje, zapatillas rojas de futbolista hortera y un reloj con una esfera tan grande como mi cabeza. Un gañan que iba de chulo playas pero que ni llegaba a cani. El tío ni se inmutó ni me miró cuando me quedé parada a su lado. Le tuve que pedir que me dejara pasar a mi asiento de ventanilla.

- Ah, claro - me miró, se despidió su interlocutor del teléfono y me dejó pasar.

Yo me puse a leer el periódico mientras el resto del pasaje se acomodaba y el avión empezaba a recorrer la pista. Pero yo no leía muy a gusto, porque mi compañero había decidido que mi periódico era muy interesante y lo leía alargando el cuello sobre mi hombro. Llamadme siesa, pero eso me molesta profundamente. Para fastidiarle y ver si se despegaba, pasé las hojas de deportes a toda leche (por los gritos de antes parecía que para él el fútbol era un tema de vida o muerte) y me detuve a leer los artículos económicos. Aún así el tío seguía mirando. Cerré el periódico y saqué mi libro. ¡Error!

- Perdona, ¿me puedes dejar el periódico para ver los deportes? - ja, si te tengo calado.

- Claro - y esbocé una pequeña sonrisa. 

¡Otro error! había sido amable con él... y lo aprovechó. Echó un vistazo a la sección de deportes aún más rápido que el mío y decidió que yo le había dado carta blanca para hablar. Le dio igual que yo estuviera leyendo (¿interrumpir a alguien que está leyendo para entablar conversación? chaval, cómo se nota que en tu vida has cogido un libro).

- ¿Eres de Mallorca?

- Em, sí.

- Yo vivo en Madrid... blablabla.

- Ah. - yo sólo le respondía con monosílabos y con respuestas vagas, porque no quería hablar con él, pero me parecía muy maleducado no responderle o ser abiertamente borde. Como la charleta no le daba mucho juego y yo le estaba respondiendo con el mismo entusiasmo que un perezoso durmiendo, decidió cambiar de táctica y tratar de impresionarme:

- Yo voy a hacer un bolo a Mallorca. ¿Conoces la discoteca (...)?. Es que he salido en la televisión, en la serie (....) y soy el mánager del cantante (...). Y antes era jugador de fútbol de los equipos (..., ...., ...).

El pobre chaval debió quedarse frustrado, porque todas las respuestas que consiguió a su parrafada fueron: no conozco esa discoteca/ no salgo por la noche/ no veo esa serie/ no me gusta el fútbol. Pero no se desalentó y a pesar de que yo cada vez que daba por acabada la conversación con mi monosílabo y hundía la cabeza en mi libro, el tío le seguía intentando. Con lo cual tuve un maravilloso viaje de una hora en la que cada dos minutos el tío seguía intentando entablar conversación tirando cañas. Os pongo un pequeño extracto de las maneras en las que intentó seguir hablando conmigo:

- Uy, el despegue, es lo que más gusta... ahora vamos rápido... y más rápido... y subimos.

- ¿Sabes qué temperatura hace en Palma?

- ¡Cómo se mueve el avión! tienes miedo, ¿eh? se te nota que tienes miedo - lo que él había interpretado como un gesto de miedo era que yo me había frotado la frente a la par que pensaba "dios, menudo viajecito me va a dar este tío". Un lector de las almas humanas, vamos.

- ¿Tenemos que subir aún más?

- ¿Aquí pasan con el carrito?

- ¿Cuánto tardamos en llegar a Mallorca?

- ¿Esto que dan es gratis?

- ¿Te gusta la comida gallega?

-Menudo trabajo el de azafata... no hacen nada. Sólo se sientan ahí durante dos horas y se van a casa. Yo me cambiaba por ellas - dijo el mismo lumbreras inconsistente que me había dicho que su trabajo era un chollo que consistía en ir a una discoteca, hacerse un par de fotos y largarse o quedarse de marcha.

- ¿En este vuelo no van a hablar en español? pf.

- ¿Tienes que recoger el equipaje o ya lo llevas contigo?

- ¿Dónde vives en Palma? / ¿Dónde vives en Madrid?

-¿Queda mucho?

- Uy, la azafata es rubia. Qué tonta, es que todas las rubias son tontas. - me decía mientras miraba mi melena oscura.

- Uy el aterrizaje, es lo que más me gusta. Boing, boing, boing. - iba adelantando.

En ese momento ya no pude más. Hasta entonces había intentado llegar a una solución de compromiso conmigo misma: no ser una maleducada y contestar las preguntas, pero no alentarle, dando respuestas cortas y vagas, no continuar la conversación en ningún momento e intentar hacerle entender que quería leer bajando la cabeza y subiendo el libro. Pero después de una hora y pico encerrada en ese avión al lado de ese tío, estaba muy harta y decidí soltar mi último monosílabo, mandar mi educación a paseo, ignorarle, pegar la frente a la ventanilla y disfrutar la vista de la Serra de Tramuntana mientras él veía como único paisaje mi melenón oscuro, que parece que le había molado.

El boing-boing-boing me salvó. Esto NO es una exageración: dos segundos después de las ruedas del avión tocaran la pista de aterrizaje, mi pesado encendió sus dos móviles y se puso a hablar. La última imagen que vi de él fue su hucha peluda que pasó a pocos centímetros de mi cara cuando nada más pararse el avión salió escopetado.

Cuando mi madre me recogió se le ocurrió preguntarme:

- Hola, hija, ¿Qué tal el vuelo?

- ¡Mal! ¡Fatal! ¡Muy mal por tu culpa! ¡me has educado demasiado!

martes, mayo 22, 2012

Año duro

Este año está siendo duro en el instituto. Tengo unas clases difíciles, muy difíciles. No es novedad, otros años ya he estado en institutos situados en zonas complicadas de Madrid y ya estoy acostumbrada. Cada año pienso que ya lo he visto todo y cada año me equivoco, porque vuelvo a tener en el aula y en las tutorías situaciones con las que nunca imaginé que tendría que lidiar. Y lo que me queda por ver, me temo. Pero tengo asumida esa parte del trabajo, es lo que hay, es lo que he elegido y el balance siempre es positivo, me encanta el trabajo. No, lo duro este año no ha vendido del interior del instituto, sino de fuera. 

Desde comienzos de curso hemos tenido un bombardeo de declaraciones tremendas de nuestros jefes. Nos han tachado de vagos para arriba. Han dicho que lo que han hecho no son recortes. Van a elevar el número de alumnos por aula diciendo que eso no va a afectar en nada a las clases y la calidad (¡ja!). Mi queridísima Aguirre dijo que los interinos como yo estábamos nombrados a dedo (1). Nos han acusado de perjudicar a los alumnos por las huelgas. Han cambiado los temarios de las oposiciones dos veces en cuatro meses. Han dicho que no estábamos lo suficientemente preparados, que no éramos buenos profesionales.Y suma y sigue. Un machaque continuo para que la opinión pública acabe pensando que somos lo peor.

Es un desgaste tremendo. A veces, cuando vuelvo agotada a casa después de haber tenido un día complicado en el instituto, no puedo evitar acordarme de todas esas declaraciones ofensivas y que se me salten las lágrimas de pura rabia, de impotencia, de enfado, de desesperanza. Porque no es justo. Porque sé el trabajo que estamos haciendo en los institutos públicos, las dificultades que tenemos. Porque me he preparado mucho para este trabajo, he estudiado (y sigo estudiando) horas infinitas y le dedico mucho tiempo y esfuerzo al trabajo y a los alumnos. Porque sé cómo son la mayoría de mis compañeros. No nos merecemos esto. No nos merecemos toda esa avalancha de mierda que nos están lanzando encima.

Hoy hago huelga. Por todos los recortes. Por los alumnos y su futuro. Por mis compañeros. Por mí.
 
 1 - Aprovecho para aclararlo: los interinos no son nombrados a dedo. Después de la oposición, se nos coloca en una lista por orden una puntuación que incluye nota de examen y de méritos (experiencia, otros estudios, idiomas). En casi todas las especialidades es imposible trabajar de interino sino has aprobado alguna vez la oposición y con muy buena nota.  
2 - Como veréis, este no es un post sobre los recortes, sino sobre el estado de ánimo que nos han creado.

miércoles, abril 25, 2012

Ese insulto

Cuando empecé a dar clases, una de las cosas que más me costó fue cambiar mi forma de hablar. La mayor parte de mis alumnos tiene un vocabulario bastante limitado (cosa que no es extraña, si consideramos que muchos de ellos no leerían un libro ni aunque de ello dependiera su vida. En algunos casos extremos, se incluyen los libros de texto en lo que no tocan ni con un palo). La cuestión es que cuando empecé a enseñar a adolescentes me di cuenta enseguida de que tenía que cambiar mi forma de hablar, simplificando la estructura de las frases y sobre todo limitando el vocabulario a lo más básico, si no quería que me miraran como si estuviera hablando en chino. Ahora ya tengo dominado el arte de hablar para adolescentes y que me comprendan, aunque de vez en cuando se me escapan palabras que para ellos son palabros. La mayor parte de veces me doy cuenta porque me ponen caras raras y entonces sé que tengo que explicar la palabra que he dicho o cambiarla. Pero otras veces se producen unas situaciones bastante absurdas. Como la que me ocurrió hace unas semanas.

Estaba soltando una perorata a una chica sobre su cuaderno de clase, sus deberes y su falta de interés y, no recuerdo exactamente qué le dije, pero le solté algo de su infraestructura. 

Para qué queremos más.
 
Se produjo un silencio de unos segundos y, entonces, la debacle:

- ¡EH, TÍA! ¿DE QUÉ VAS? ¡¡A MÍ NO ME INSULTES!! - me chilló, hecha una energúmena, la alumna.

- ¿¿¿Qué??? - os juro que me quedé blanca. De repente, sin venir a cuento, una alumna me estaba gritando y encima me acusaba de haberle insultado. Empecé a repasar mentalmente lo que yo había dicho, porque no entendía a qué venía el numerito, pero no era capaz de entender el desencadenante.

- ¡QUE ME HAS INSULTADO! - la chavala estaba roja de ira y gritando como una verdulera.

- ¿YO? ¿Cuándo? - yo estaba absolutamente alucinada.

- ¡QUE ME HAS LLAMADO "INFRAESTRUCTURA" Y ESO ES UN INSULTO, QUE LO SÉ YO!

- ...

- ¡QUE "INFRAESTRUCTURA" SIGNIFICA "FALTA DE INTELIGENCIA"!

El resto de sus compañeros empezaron a girarse hacia ella:

- Que no, tía, que no te está insultado. Que "infraestructura" no es eso.

En ese momento yo no sabía si soltar una carcajada o llorar de lástima, pero tiré por el camino de en medio. Le lancé una mirada glacial y le di una definición de "infraestructura" que parecía sacada del María Moliner por lo menos. Y continué la clase.

Algún día saldremos en los periódicos, cuando a alguno de estos les digan "hegemonía", "oxímoron" o "bibliotecario" y se vean obligados a vengar la ofensa causada por semejante insulto a puñetazo limpio.

sábado, marzo 24, 2012

Trabajo imposible

Esta evaluación en una de mis clases he dado la opción a los alumnos de hacer un trabajo voluntario para subir nota, como forma de intentar salvar de la quema a alguno. A cada alumno le doy el nombre de un artista y les pido que me entreguen cuatro páginas escritas a mano sobre él (ya sé que lo de escribir a mano parece un atraso, pero si les dejo hacerlo a ordenador se limitan a ir a la wikipedia y cortan y pegan la entrada, sin leerla. Me dejan hasta los enlaces, los tíos, y me entregan hojas y hojas con palabritas subrayadas o de otro color pero sobre las que no habrán pasado sus ojos en su vida. Así que a escribir a mano, como los monjes en la Edad Media).

La cuestión es que algunos estaban muy indignados con el tema que les ha tocado:

- Profe, que a este le has dado de tema a Picacho. ¿Quién es ese?

Y no.

No es que hubiera mandado un trabajo sobre él:


... sino sobre él.



- Se llama Picasso. So. So. No cho.

- ¿Cómo quieres que llene CUATRO páginas con lo que hizo el tío este? no da para tanto.

- ¿¿?? Hizo centenares de obras. Miles. Es muy importante. Además, te puedo asegurar que sólo hablando de sus amantes se llenar las cuatro páginas - sí, ya sé, recurso baratero, pero de alguna manera hay que intentar interesarles.

- Puf. Pues anda que a mí, que me has dado Mozart... No tengo ni idea de quién es ese.

Y así son mis días. Con alumnos que se sienten como si les estuviera imponiendo los doce trabajos de Hércules... aunque no tengan ni idea de quién era ese tipo.