Tengo un dilema existencial. Quiero contar algo, pero después del post de las piedras, no sé si me vais a creer. Bueno, allá va, con la advertencia de que es verdad (la realidad y mis señoras superan la ficción).
El caso es que el viernes estuve con mis señoras haciendo una visita al parque del Oeste. Con las mismas señoras con las que estuve en el museo de las piedras.
Esta vez, muchas piedras mágicas no iban a encontrar, así que estaba yo la mar de relajada, pero me equivoqué. Porque ¿qué hay en los parques, además de alguna estatua, jardineros y un poco de hierba chusca? Árboles. Hay muchos árboles. Después de esta visita puedo decir que hay demasiados árboles.
Estábamos en la bajada hacia la Rosaleda cuando una de ellas dijo:
- Señora 1: ¡Chicas, un pino! Vamos a abrazarnos a él, porque te carga de energía buena. He leído que los árboles tienen un "áurea"que es muy potente, que se puede ver con un aparato y que es muy buena. Venga, vamos a cargarnos de energía positiva. A este pino, que son los mejores.
Y cuatro señoras se abrazaron a un gigantesco árbol, como si fueran pilas recargables. La quinta no se quiso abrazar:
- Señora 5: hala, ya os habéis abrazado todas y le habéis robado la energía positiva al árbol. Pues me voy a buscar otro pino para mí sola.
- Misia: Um... chicas, yo no entiendo mucho de árboles, pero... ¿estáis seguras de que esto es un pino? porque no se parece demasiado a los pinos que yo conozco.
- Señora 1: que sí, que sí, que esto es un pino.
- Señora 2: pues no sé... ¡vamos a preguntarle a un jardinero!
Y allí, unos metros más abajo, divisaron a su víctima. Raudas y veloces, sobre todo para sus años, fueron directas hacia el pobre hombre:
- Señora 1: Disculpe, señor, ¿a que ese árbol de ahí es un pino?
- Jardinero: No, señora, eso es un cedro.
- Señora 1: vaya, chicas, nos hemos equivocado de árbol. ¿Sería tan amable de indicarnos donde hay pinos?
- Jardinero: Pues... ¿ve toda esa fila de árboles de ahí? todo eso son pinos.
Y el hombre tuvo el privilegio de ver como las cinco señoras se encaminaban a los árboles, se repartían entre ellos (por eso de no robarse mutuamente la energía) y se quedaban abrazaditas a ellos. El señor me miraba con la boca abierta.
- Misia: pues sí, ¿eh? este... qué calor... y qué bonitas tienen ustedes las rosas. - Le lancé una sonrisa de azafata de congresos, y como si fuera la cosa más normal del mundo, me fui. Como dirían los ingleses, ante todo la dignidad y mantener la compostura. Unas cuantas señoras abrazadas a árboles no me van a descolocar.
Cuando las señoras hubieron chupado toda la energía a los pinos, como vampiros vegetarianos, pudimos continuar el recorrido. Lo malo es que en el parque del Oeste hay un recorrido botánico que va indicando qué clase de árbol tienes delante. Y claro, donde hay variedad... Se abrazaron a un álamo. Se abrazaron a un almez. Se abrazaron a un eucalipto blanco. No se abrazaron al tejo porque es venenoso y tiene pinchos. Se abrazaron a... a todo. Parecían teletubbies en sus mejores momentos.
Los teletubbies gritaban "¡abrazo fuerte!" y se abrazaban frenéticamente. Pues igual mis señoras pero al grito de "¡abrazo al árbol!".
La verdad es que mis señoras son encantadoras, majísimas y me río mogollón con ellas. Y tienen muy buen aspecto. Me estoy planteando empezar a abrazar árboles, piedras, peces, enchufes... no sé, lo que dé buena energía.
5 comentarios:
Dana, qué linda eres. ¿También das energía positiva como los árboles? que bien, no eres tan incómoda y no manchas de resina. Recuérdame que te mime un poco la próxima vez que te vea (y para los de la mente no-limpia, no va por el rollo-bollo).
Tus señoras parecen divertidísimas, jajaja. Curiosamente esta mañana he visto en la tele a una gurú del "life coaching" comentando que abrazarse a los árboles es muy bueno para restablecer la paz interior.
Seguro que la gurú esa tan fashion ha recibido un curso impartido por mis señoras: "las energías y tú: absorbe y triunfarás".
Yo estuve mucho tiempo con señores y señoras (¿las cuatro tuyas son hermanas?), sospecho que haciendo lo mismo que tú. La verdad es que te agotan tanto como te pueden hacer reir. Y en la calle... no tienen compasión ni sentido del decoro. Eso por descontado...
Ha, ha, ha...
En versión autóctona, oir a los tubbies decir "Una abraçaaaaaaaaadaaaaaaaaa" era todo un show. Pero tus nenas lo superan.
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