La chunga de hoy llegó hace meses al buzón de QaD por cortesía de Conspirador. Él la tituló "The Undercover Chunga (Tragicomedia Patética en Tres Actos más Prólogo y Epílogo)", pero le hemos tenido que cambiar el nombre porque, como los más fieles seguidores de este blog -y de la sección Chungos en particular- sabrán, ya tuvimos un Undercover Chungo (genial, genial, genial) que nos mandó Gatasombra. Así que Serial-Chunga (o Chunga Por Entregas). Gracias, Conspirador, y perdona el retraso. Señores, disfrútenlo.
Prólogo:
Mi chunga particular y yo nos conocimos en Septiembre de 2001, cuando las Torres acababan de caer y el mundo se agitaba con un fondo de tambores de guerra contra una amenaza invisible. Era mi segundo año en la facultad y el primero suyo y coincidíamos en las (muchas) asignaturas que me había dejado de un año para otro. Lo que me llamó la atención de ella fue que algo bastante chorra: estábamos en clase hablando sobre no sé qué y le pregunté cúal era la velocidad media de una golondrina sin carga. Ella me siguió el chiste de los Monty Python y respondió con lo de ¿europea o africana? Era guapa y me caía bien pero yo había salido escaldado de un lanzamiento a la piscina sin agua hacía unos meses y, siguiendo la cobardía natural, esquivé llegar a más con ella. A los pocos meses ella estaba saliendo con otro compañero pero éramos amigos y todo ello me bastaba.
Acto I:
Saltemos adelante tres años. Ella había roto con el otro compañero, ex número 1, en el verano de 2002 y había conocido a otro chaval en su parroquia (su implicación con la religión debió ser mi primer signo de que nada iría bien, dado mi anticlericalismo y ateismo generalizado). Con este otro gachó se tiró cosa de dos años y pico, casi tres, y él le había llegado a pedir matrimonio, a lo que ella le dijo que cuando terminase la licenciatura. Pues bien, en Abril de 2004 rompieron. Ella se sentía agobiada y en estado de pánico. Lo de romper con este chaval, ex número 2, fue un trauma y allí estaba yo para recoger los trozos como un buen amigo (como un gilipollas, madre. Como un gilipo-o-o-o-llas - Krahe dixit-). Las cantidades de drama, llanto, historias de cómo su ex número 2 la intentaba relegar en las actividades de la parroquia y hacerle el vacío. Yo le argumentaba lo lógico: si no estaba contenta allí, no le reconocían el trabajo que hacía voluntariamente y además tenía al tipo éste jodiendo la marrana, más le valía dejarlo. Nones. Ella no se iba a mover de allí por los niños con que estaba y porque era su deber (terquedad y obstinación, en mi opinión, pero hay gente que no sabe cuando parar).
Pasó un mes y pico y estábamos en Mayo a las puertas de los exámenes. Un fin de semana, un sábado por la noche, holgazaneando en casa, aparece ella por messenger (instrumento de Satán, y no me refiero a Bill Gates) y empezamos a chorri-charlar. A eso de las 12 y pico ella escribe: "Siempre hemos hablado de lo que hubiera pasado si tú te me hubieras insinuado pero nunca de lo que hubiera pasado si te me hubiera insinuado". En ese momento, dentro de mi cerebro, todos los paneles de alarma brillaban como árboles de navidad y los encargados de la seguridad y cordura mental corrían desesperados de un lado al otro como si los comunistas hubiesen lanzado el primer ataque. Una hábil maniobra de cambio de tema intentó soslayar el tema y me fui directamente a dormir (donde dormir = dar vueltas en la cama hasta el amanecer).
Aquel domingo siguiente había quedado en casa de un amigo y le conté que sentía pánico porque aquello olía a desastre desde lejos. Llegamos a la conclusión de que debía alejar aquella idea de ella y de mí y que la situación en que estaba demostraba que era sólo miedo, desesperación y debilidad por parte de ella. Con un curso de acción claro y determinado enfrenté la idea de hablar y aclarar las cosas el lunes siguiente. Claro está, los propósitos se basaban en asunciones de lo más optimistas y elevadas y, como dijo Guderian, ningún plan de combate sobrevive al contacto con el enemigo.
Acto II:
El lunes siguiente, por la mañana, en el primer momento que pudimos entre clases, hablé con ella y aclaré la situación [risas enlatadas y plano de gente descojonándose de risa]. Ella reaccionó con una risa que, en perspectiva, resultaba de lo más falsa. Dimos la cosa por resuelta y ya. Pero cuando la avalancha ha comenzado es demasiado tarde para que los guijarros voten. Esa misma tarde, mientras estábamos dedicados a varias historias de trabajo conjunto, una idea traicionera pasó por mi cerebro, ofuscado por las hormonas de la respuesta de miedo y huída: "¿De verdad quieres quedarte toda tu vida con la duda?" (plano de un avión precipitándose en picado y sin control hacia el suelo). Me la quedé mirando por unos segundos y ella se me quedó mirando a mí con una actitud de espera. La sensatez decidió tomarse vacaciones y la besé. El primero fue torpe pero el segundo ya tuvo más arte (y sirvió para asegurar que todo se iría a tomar por saco, claro).
A partir de aquel momento, comenzó el viaje: ese mismo día, con la cabeza fría decidí que no merecía la pena joderlo todo así como así y el día siguiente dejamos claro que no, que aquello había sido un error, que ella estaba en un momento de debilidad, blah blah, yadda yadda y todo eso. El miércoles nos metimos mano y nos dedicamos a mordisquearnos mutuamente y yo decidí ya que a la mierda todo y que saltaba al vacío (que hooostiaaaaaaaaa...). El jueves decidimos que estábamos yendo de cabeza a un desastre y ella me decía que estaba agobiada. El viernes hizo manitas conmigo por debajo del pupitre durante la clase de física. Los exámenes por medio no ayudaban, claro, pero cuando nos encontrábamos todo era sobeteo y lenguas hasta la base de la epíglotis.
Esta situación se prolongó durante cosa de dos meses y todo era una lucha entre que yo estaba salido después de dos años de cobardía y pánico ante cualquier par de pechos tridimensional y que a ella yo le venía muy bien para darse el lote y sentirse apreciada cuando ella quería pero más no, que se agobiaba. Y he aquí que sus fuertes creencias religiosas incluían la virginidad hasta el matrimonio, así que mis esperanzas consistían en librar una guerra psicológica para lograr una ventana de oportunidad [plano de kamikazes marchando hacia sus aviones] y convencerla de que podía estar conmigo. La gracia estaba en que a ella le venía muy bien el instigarme para sentirse bien pero si le hablaba de ir en serio, enseguida salía disparada en sentido opuesto y todo ello me lo remitía a que no era la persona con la que se imaginaba casada, que no era su tipo de hombre y, en definitiva, y esto me lo dijo a la cara dejándome en estado de shock, que "no me veo lavándote los calzoncillos" (atentos, caballeros, si su chunga les dice algo parecido, tengan una respuesta preparada o alcanzarán tales cotas de patetismo como el que escribe y eso es prácticamente el fondo del barril).
Al final, cuando me quité la venda de los ojos y asumí que aquello no iba a llegar a ninguna parte y que lo que yo necesitaba/quería le importaba tres cojones, incluyendo cómo me sentía, la mandé a la mierda. Esto coincidió con las vacaciones del verano de 2004 y las cosas se quedaron en el vacío y conmigo sintiéndome miserable y deprimido porque tenía plena consciencia de que había sido un imbécil y la había cagado dejandome llevar. Aquello no podía empeorar [aquí es donde mi sentido común murió de un ataque de risa histérica].
Acto III:
Octubre de 2004. Volvemos a las clases y nos encontramos de nuevo. Y en el intervalo ella se ha buscado un repuesto para mí del que alardea en presencia de nuestras amistades comunes y delante mío. La justa indignación me recorre de punta a punta y se abren las hostilidades: desde ahora todo va cuesta abajo y no hay límites [¿Qué es lo mejor de la vida, Conan?]. Ella incluso se llevó al repuesto éste a clase. El chaval era de una localidad del sur del país y nosotros estamos más bien en el centro; por lo que sé se venía los fines de semana y se quedaba en casa de ella. En el cuarto de ella. Con el hermano en casa. Y los padres. Y su abuela. Lo de llevárselo a clase, pensé, no podía ser sólo para joderme a mí. Sin embargo, la forma sistemática en que aprovechaba siempre la presencia de nuestras amigas comunes para fardar era sospechosa, tenía que restregármelo teniendo la excusa de que había otra gente delante, porque no nos hablábamos, basicamente.
Al poco tiempo las cosas le reventaron en su cara porque, según parece, el repuesto, al que conoció por internet, le salió rana. No se dedicaba a lo que le había contado ni tenía la edad que le dijo ni nada de nada. Todo su transfondo era mentira y ella se lo había tragado con caña, sedal y anzuelo (la chunga chunguificada, por decir algo). Claro, a partir de eso hice sangre y me comporté como un cabrón con ella, devolviendo la pelota de la misma forma que hizo ella conmigo y humillándola en público, lo que sólo contribuyó a mi mayor patetismo aún y a que me sintiera mal conmigo mismo, por lo que acabé rompiendo con lo poco en lo que no estaba obligado a verla y empecé a ir a la loquera. Pse, llevé un poco mal que me utilizase, que nuestros años de amistad no hubiesen significado nada para ella y que quisiera ponerse por encima de mí.
Epílogo:
Casi tres años después de toda esa mierda psicótica de lucha pasivo-agresiva de duelos de humillación pública, sin cruzar ni palabra al cruzar por los pasillos de la facultad, ella me mandó un mensaje de móvil justo cuando estabamos en los finales de junio. No sé qué le había pasado en su vida ni me interesa pero el ataque de paranoia me dejó con unas hermosas hemorroides para el resto del mes (por cierto, ¿por qué esta mierda ocurre siempre durante los exámenes?). La respuesta, por e-mail, diciéndole que allá ella con su vida. Buenas noches y buena suerte, guapa. Por lo menos sé que no puedo caer mucho más bajo de lo que ya caí.
Prólogo:
Mi chunga particular y yo nos conocimos en Septiembre de 2001, cuando las Torres acababan de caer y el mundo se agitaba con un fondo de tambores de guerra contra una amenaza invisible. Era mi segundo año en la facultad y el primero suyo y coincidíamos en las (muchas) asignaturas que me había dejado de un año para otro. Lo que me llamó la atención de ella fue que algo bastante chorra: estábamos en clase hablando sobre no sé qué y le pregunté cúal era la velocidad media de una golondrina sin carga. Ella me siguió el chiste de los Monty Python y respondió con lo de ¿europea o africana? Era guapa y me caía bien pero yo había salido escaldado de un lanzamiento a la piscina sin agua hacía unos meses y, siguiendo la cobardía natural, esquivé llegar a más con ella. A los pocos meses ella estaba saliendo con otro compañero pero éramos amigos y todo ello me bastaba.
Acto I:
Saltemos adelante tres años. Ella había roto con el otro compañero, ex número 1, en el verano de 2002 y había conocido a otro chaval en su parroquia (su implicación con la religión debió ser mi primer signo de que nada iría bien, dado mi anticlericalismo y ateismo generalizado). Con este otro gachó se tiró cosa de dos años y pico, casi tres, y él le había llegado a pedir matrimonio, a lo que ella le dijo que cuando terminase la licenciatura. Pues bien, en Abril de 2004 rompieron. Ella se sentía agobiada y en estado de pánico. Lo de romper con este chaval, ex número 2, fue un trauma y allí estaba yo para recoger los trozos como un buen amigo (como un gilipollas, madre. Como un gilipo-o-o-o-llas - Krahe dixit-). Las cantidades de drama, llanto, historias de cómo su ex número 2 la intentaba relegar en las actividades de la parroquia y hacerle el vacío. Yo le argumentaba lo lógico: si no estaba contenta allí, no le reconocían el trabajo que hacía voluntariamente y además tenía al tipo éste jodiendo la marrana, más le valía dejarlo. Nones. Ella no se iba a mover de allí por los niños con que estaba y porque era su deber (terquedad y obstinación, en mi opinión, pero hay gente que no sabe cuando parar).
Pasó un mes y pico y estábamos en Mayo a las puertas de los exámenes. Un fin de semana, un sábado por la noche, holgazaneando en casa, aparece ella por messenger (instrumento de Satán, y no me refiero a Bill Gates) y empezamos a chorri-charlar. A eso de las 12 y pico ella escribe: "Siempre hemos hablado de lo que hubiera pasado si tú te me hubieras insinuado pero nunca de lo que hubiera pasado si te me hubiera insinuado". En ese momento, dentro de mi cerebro, todos los paneles de alarma brillaban como árboles de navidad y los encargados de la seguridad y cordura mental corrían desesperados de un lado al otro como si los comunistas hubiesen lanzado el primer ataque. Una hábil maniobra de cambio de tema intentó soslayar el tema y me fui directamente a dormir (donde dormir = dar vueltas en la cama hasta el amanecer).
Aquel domingo siguiente había quedado en casa de un amigo y le conté que sentía pánico porque aquello olía a desastre desde lejos. Llegamos a la conclusión de que debía alejar aquella idea de ella y de mí y que la situación en que estaba demostraba que era sólo miedo, desesperación y debilidad por parte de ella. Con un curso de acción claro y determinado enfrenté la idea de hablar y aclarar las cosas el lunes siguiente. Claro está, los propósitos se basaban en asunciones de lo más optimistas y elevadas y, como dijo Guderian, ningún plan de combate sobrevive al contacto con el enemigo.
Acto II:
El lunes siguiente, por la mañana, en el primer momento que pudimos entre clases, hablé con ella y aclaré la situación [risas enlatadas y plano de gente descojonándose de risa]. Ella reaccionó con una risa que, en perspectiva, resultaba de lo más falsa. Dimos la cosa por resuelta y ya. Pero cuando la avalancha ha comenzado es demasiado tarde para que los guijarros voten. Esa misma tarde, mientras estábamos dedicados a varias historias de trabajo conjunto, una idea traicionera pasó por mi cerebro, ofuscado por las hormonas de la respuesta de miedo y huída: "¿De verdad quieres quedarte toda tu vida con la duda?" (plano de un avión precipitándose en picado y sin control hacia el suelo). Me la quedé mirando por unos segundos y ella se me quedó mirando a mí con una actitud de espera. La sensatez decidió tomarse vacaciones y la besé. El primero fue torpe pero el segundo ya tuvo más arte (y sirvió para asegurar que todo se iría a tomar por saco, claro).
A partir de aquel momento, comenzó el viaje: ese mismo día, con la cabeza fría decidí que no merecía la pena joderlo todo así como así y el día siguiente dejamos claro que no, que aquello había sido un error, que ella estaba en un momento de debilidad, blah blah, yadda yadda y todo eso. El miércoles nos metimos mano y nos dedicamos a mordisquearnos mutuamente y yo decidí ya que a la mierda todo y que saltaba al vacío (que hooostiaaaaaaaaa...). El jueves decidimos que estábamos yendo de cabeza a un desastre y ella me decía que estaba agobiada. El viernes hizo manitas conmigo por debajo del pupitre durante la clase de física. Los exámenes por medio no ayudaban, claro, pero cuando nos encontrábamos todo era sobeteo y lenguas hasta la base de la epíglotis.
Esta situación se prolongó durante cosa de dos meses y todo era una lucha entre que yo estaba salido después de dos años de cobardía y pánico ante cualquier par de pechos tridimensional y que a ella yo le venía muy bien para darse el lote y sentirse apreciada cuando ella quería pero más no, que se agobiaba. Y he aquí que sus fuertes creencias religiosas incluían la virginidad hasta el matrimonio, así que mis esperanzas consistían en librar una guerra psicológica para lograr una ventana de oportunidad [plano de kamikazes marchando hacia sus aviones] y convencerla de que podía estar conmigo. La gracia estaba en que a ella le venía muy bien el instigarme para sentirse bien pero si le hablaba de ir en serio, enseguida salía disparada en sentido opuesto y todo ello me lo remitía a que no era la persona con la que se imaginaba casada, que no era su tipo de hombre y, en definitiva, y esto me lo dijo a la cara dejándome en estado de shock, que "no me veo lavándote los calzoncillos" (atentos, caballeros, si su chunga les dice algo parecido, tengan una respuesta preparada o alcanzarán tales cotas de patetismo como el que escribe y eso es prácticamente el fondo del barril).
Al final, cuando me quité la venda de los ojos y asumí que aquello no iba a llegar a ninguna parte y que lo que yo necesitaba/quería le importaba tres cojones, incluyendo cómo me sentía, la mandé a la mierda. Esto coincidió con las vacaciones del verano de 2004 y las cosas se quedaron en el vacío y conmigo sintiéndome miserable y deprimido porque tenía plena consciencia de que había sido un imbécil y la había cagado dejandome llevar. Aquello no podía empeorar [aquí es donde mi sentido común murió de un ataque de risa histérica].
Acto III:
Octubre de 2004. Volvemos a las clases y nos encontramos de nuevo. Y en el intervalo ella se ha buscado un repuesto para mí del que alardea en presencia de nuestras amistades comunes y delante mío. La justa indignación me recorre de punta a punta y se abren las hostilidades: desde ahora todo va cuesta abajo y no hay límites [¿Qué es lo mejor de la vida, Conan?]. Ella incluso se llevó al repuesto éste a clase. El chaval era de una localidad del sur del país y nosotros estamos más bien en el centro; por lo que sé se venía los fines de semana y se quedaba en casa de ella. En el cuarto de ella. Con el hermano en casa. Y los padres. Y su abuela. Lo de llevárselo a clase, pensé, no podía ser sólo para joderme a mí. Sin embargo, la forma sistemática en que aprovechaba siempre la presencia de nuestras amigas comunes para fardar era sospechosa, tenía que restregármelo teniendo la excusa de que había otra gente delante, porque no nos hablábamos, basicamente.
Al poco tiempo las cosas le reventaron en su cara porque, según parece, el repuesto, al que conoció por internet, le salió rana. No se dedicaba a lo que le había contado ni tenía la edad que le dijo ni nada de nada. Todo su transfondo era mentira y ella se lo había tragado con caña, sedal y anzuelo (la chunga chunguificada, por decir algo). Claro, a partir de eso hice sangre y me comporté como un cabrón con ella, devolviendo la pelota de la misma forma que hizo ella conmigo y humillándola en público, lo que sólo contribuyó a mi mayor patetismo aún y a que me sintiera mal conmigo mismo, por lo que acabé rompiendo con lo poco en lo que no estaba obligado a verla y empecé a ir a la loquera. Pse, llevé un poco mal que me utilizase, que nuestros años de amistad no hubiesen significado nada para ella y que quisiera ponerse por encima de mí.
Epílogo:
Casi tres años después de toda esa mierda psicótica de lucha pasivo-agresiva de duelos de humillación pública, sin cruzar ni palabra al cruzar por los pasillos de la facultad, ella me mandó un mensaje de móvil justo cuando estabamos en los finales de junio. No sé qué le había pasado en su vida ni me interesa pero el ataque de paranoia me dejó con unas hermosas hemorroides para el resto del mes (por cierto, ¿por qué esta mierda ocurre siempre durante los exámenes?). La respuesta, por e-mail, diciéndole que allá ella con su vida. Buenas noches y buena suerte, guapa. Por lo menos sé que no puedo caer mucho más bajo de lo que ya caí.
19 comentarios:
Jopé, menuda tiparraca. :( Eso de "te uso cuando necesito sentirme sexy y luego te tiro por el WC" es más común de lo que parece.
Y sí, todo lo malo SIEMPRE pasa en exámenes. Lo afirmo con rotundidad.
Ánimo, enhorabuena por haberte librado de ella y besos. :)
Bueno, no es por defender a esta tipa, pero ¿qué parte de no quiero nada serio no entendiste?. Máxime cuando la tía no se bajaba del burro y seguía viendo desde luego lo de los calzoncillos (k chungo ¿no? yo pensaba que estábamos en el siglo veintiuno y no en 1930)era la pista definitiva.
Eso sí, no tenías que haberle consentido que jugara con tus sentimientos.
besukis!
Sin sexo hasta el matrimonio??? estamos en el siglo XIX?????
halaa, que se me va la pinza y le doy a publicar antes de tiempoooo...
esta frase: "Máxime cuando la tía no se bajaba del burro y seguía viendo..." sigue: "al exnovio en la parroquia".
perdón, cosas de madrugar.
besukis!
Óptima redacción.
Pésima relación.
¡De todo se aprende?
No sé por qué la gente se empeña en perpetuar la religión cuando ya tenemos ídolos que dan lo que prometen, como Coca-Cola, Intereconomía, Burberry o La Razón.
[No he podido evitarlo, es viernes. Risas en lata, too].
Conspirador ¿no te apetece pasarte al Lado Oscuro de la Acera? Ese verbo...
Jajaja. Saludos
El caso es que a mi lo que me rechina es que si la tia se lia con otro, lo relevante sea lo que te hace eso a "ti".
¿Te la imaginabas todo el verano cavilando..."ande encuentro yo a un gachó para que le piquen los cuernos a fulano"? Gran ombliguismo, amiguete...
Que una tia quiera rollo-pero-nada-mas al poco de una ruptura seria...pues no es una disculpa para ella, pero es lo que tiene ponerse el primero de la cola, que si hay bastos te los llevas todos... y despues de eso la tia no te hace nada. Sigue con su vida y tu te ries de sus miserias y pasas de ella.
No se, macho, me da a mi que la menos chunga de los dos era ella.
Vaya, vaya... "calconcillos sucios".
Conspirador tiene los gayumbos sucios... la ra la ra la la... ¡gayumbos sucios! ¡gayumbos sucios!
Qué no... qué es broma (aunque supongo que lo de las hemorroides es un factor a tener en cuenta).
Conspi, no se preocupe el tiempo pasa y legará un momento que mirará atrás y se reirá. ya lo verá.
Aaaay... mi primer amor, bajita, gorda, bigotona... y me rompió el corazón. Ahora pienso en ella y... je, je...
¿Es decir, que tú sí te querías casar con ella?
A ti lo que te hacía falta era un buen...
Si desde un principio ya sabías qué había y aún así decidiste lanzarte a la piscina no te quejes porque, sin saber toda la historia, parece el típico parche de juventud. ¿Quién no se ha liado con un-a amig@ y se ha dejado de hablar después? O incluso sin lío de por medio.
¿Que era guapa? Las hay, habrá y hubo. Sigue probando, hay miles de premios. De buen rollo ;-)
Es lo que tiene idealizar a las personas. Luego las conoces de forma bíblica y se monta la de Dios es Elvis.
Señorit@ primer Amor...
...la primera con V la segunda con B.
Pues a mí lo que me parce chungo chungo es esta especie de inquisición al revés que proclama:
"¡No quería follar, la muy puta!"
Qué asco de chungos...Todo el mundo se lanza a contar el suyo..Yo lo he pensado hacer lo propio varias veces pero siempre he llegado a la conclusión de que mis chungos NO se merecen un post...
Si a eso añado que estamos en período electoral y que mi jefe nos tiene currando 10 horas, digamos que no tengo tiempo ni para post ni para nada de nada que no sea mítines, candidatos, vídeos electorales y demás chorradas...
besos a todos
Por alusiones.
Jota: quería casarme con ella tanto como que me salieran papilas gustativas en el recto. Una cosa es que quisiera una relación más o menos seria (sexo incluído, claro) y otra que me quisiera joder la vida.
Hombre Malo: no entienda que iba buitreando. Aquello no estaba planeado ni de lejos. Además, racionalmente sabía que me estaba encaminando al desastre como si condujera un coche a toda velocidad por los acantilados de Mulholland. Emocionalmente, bueno, todo el mundo tiene un pasado y a mis la madurez emocional me esquivó como Al Capone a la poli.
No me disculpa ni creo que me haga la víctima inocente de toda la historia pero al menos puedo llevar la cabeza alta, defender mi sinceridad y que no fui yo el que quiso ponerse por encima del otro.
A mi me parece que la chica lo dejó muy claro, lo que pasa es que hay chicos que corren detrás de una zanahoria por mero deporte, y parece que lo que le fastidió es no conseguir que la chica cambiase de idea. Si luego resultó que estaba contenta con un chico, ¿qué tiene de malo? usted tenía las mismas posibilidades de haber encontrado la felicidad después.
Lo de virgen hasta el matrimonio puede resultar anticuado, pero es inquisitorial criticarlo. Qué fue de aquello de: "cada cual que haga lo que quiera con su cuerpo"
Bueno, después de los comentarios del hombre malo y jota no iba a añadir nada más, pero para que no parezca que sólo defiendo chungos, proclamo mi adhesión a los anteriores: no le veo la chunguez a esta chica por ningún sitio...quizá depende de detalles más concretos que los reflejados en el post. Ahora bien, tendría ud. que explicar en qué consiste esa relación seria, sexo incluido que quería tener, dado que además piensa que casarse con ella sería "joderse la vida".
Por cierto, que tras la historia del novio "rana", no queda claro si la chica en cuestión le quería dar celos...
...pero lo cierto es que lo consiguió, vaya que sí...
Bien, y ahora LA pregunta. Si ella no queria y el si, y estaba claro que ella no iba a ceder ni pa dios ¿por que carajo seguia el tras ella??
¿por que ella iba a buscarlo??
¿tanto necesitaba ella tener a alguien alrededor???? ¡que vida mas triste tienen algunas!!!!
De hecho, conozco a una serial chung@ de referencias y ni aun habiendose matrimoniado el objeto de su chunguez deja de dar por culo arriesgandose a que la santa esposa del objeto de la chunguez la rompa la cara (o algo más).- _eso_ es una vida triste ¿que no?
Lo siento, pero yo no le veo la chunguez por ningún sitio. Es una tía que desde el primer momento dejó claro que para jugar vale pero que no quería nada más. O quizá el problema es que estamos más acostumbradas a que dicha frase la diga alguien del género opuesto y si lo dice una fémina es una chunca?
Y ya el comentario de contestación del aludido a Jota donde declara que tener con ella una relación seria si, pero casarse no, porque según él casarse=joderse la vida, me parece que una de las premisas de publicación en los chungos de nuestra vida no se cumple, que es la de pienso en ella/él y me río.
-"no me veo lavándote los calzoncillos"
-Pues te pierdes esto, querida...
(PD: todo el mundo sabe que si acudes a una parroquia buscando rollo con el único que tienes posibilidades es con el cura.)
(PD2: bueno, casi todo el mundo)
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