Tercera entrega de mis aventuras buceando. ¡Hay más abajo!
Al leer esta entrega, alguno dirá que las mujeres estamos obsesionadas con los tíos, pero no tendrá razón. Porque una cosa es que tu vida gire en torno a un falo y otra que al juntarse 15 de jóvenes en edad de merecer sea inevitable fichar un poco.
El primer día al bajar a desayunar echamos un vistazo a nuestro alrededor. En el hotel había mucho Inserso, y luego los del cursillo. Un par de parejas, un par de familias, tres grupillos de chicos y cinco chicas (nosotras tres y dos que iban solas).
Entre los chicos, cuatro con pintillas britpop. Uno de ellos con gafas de pasta, así como medio mono de una forma nerdy, que me quedó adjudicado automáticamente a pesar de que yo no tenía intención de cambiar ni media palabra con él. Pero bueno, si Susi y StreetGirl decían que era mi novio, pues sería Mi Novio.
Mi Novio y sus amigos hicieron un par de intentos de acercamiento que rechazamos con cordialidad y la profesionalidad de las que han ido a Murcia a aprender a bucear y no a tomar copas ni frinkar (esto NUNCA en las seis horas siguientes a una inmersión). El pobre de Mi Novio intentó varias veces que le pusieran en las actividades con nosotras, pero no tuvo suerte.
Mejor. Porque la ventana de nuestro baño daba a la piscina… y una tarde, mientras espiábamos qué tal hacían los chicos los ejercicios que nosotras habíamos bordado media hora antes, vimos como Mi Novio se sacaba un moco y se pasaba la mano por el pelo para terminar de limpiarse en el traje de neopreno. A partir de ese momento Mi Novio paso a ser El Moco.
Moraleja a favor del ligoteo de mesa camilla: nunca te fíes de los flechazos. Que luego vienen los mocos.
Había más hombres. El Bombero de Ciudad Real, nombrado inicialmente por unanimidad novio de las tres, pero que según abría la boca nos hacía pasarnos las unas a las otras la patata caliente ("Susi, tía, tu novio dice unas cosas rarísimas" "No es mi novio, es de todas, y la que le has dado pie para que hablara de las tetas de su madre ha sido StreetGirl" "¿Pero qué dices? Ha sido Be, que le ha dicho que los bomberos no son tan altos. Yo no lo quiero ya").
Moraleja a favor del ligoteo de mesa camilla: nunca te fíes de los flechazos. Que luego vienen las historias de tetas de sus madres.
Finalmente El Bombero nos volvió a molar cuando nos contó cosas de su trabajo en plan de salvar gente, que eso siempre da buena impresión, y estamos planeando una excursión conjunta de buceo a las Lagunas de Ruidera. Pero vamos, que en el plano sexi conmigo na de na, ya lo entenderéis el día que me decida y cuente lo de su madre y tal.
Pero el más mejor, el hombre por antonomasia de esta Semana Santa era nuestro Instructor Ubermachote (I.U.), que nos tomó por su cuenta desde el principio. Cachas a tope, calvo como Yul Brinner, buen buceador, didáctico, duro, eficaz, con pinta de ser capaz de salvarnos a las tres en mitad de un tsunami sin que le tiemble el pulso… y con el cráneo pelado. No por ser calvo, que también, sino por tener la cabeza terriblemente quemada por el sol. Le dijimos que le íbamos a regalar un protector solar y no se separó de nuestro lado en todo el cursillo.
La primera en notar la tara fue StreetGirl. Durante las prácticas en piscina, cada vez que ella se despistaba el I.U. le daba un empujoncito y le hacía la seña "mírame". ¿Lo raro del asunto? Que los empujoncitos eran siempre en la zona pectoral, y con buen tino. Y, aunque le pareció raro, pensó que sería cosa de los códigos de los submarinistas.
Luego lo notó Susi. Su caso fue más descarado, porque no llevaba neopreno. Ella sí pertenece al tipo 1 de buceadores, de los que tienen que aclarar el traje por dentro después de la imersión… y estaba en ello, en bañador y con el traje a medio poner en las escalerillas del barco, mientras él la sujetaba para que no se la llevara la ola. La sujetaba… por la bufa izquierda, directamente por encima. Y, aunque le pareció raro, pensó que sería cosa de los submarinistas, que agarran a esa altura en lugar de cinco centímetros más abajo como los socorristas.
Y cuando mis bufas y yo empezábamos a sentirnos marginadas… hubo un momento durante la cuarta inmersión en que el I.U. y yo tuvimos que esperar en el fondo a que bajaran el resto de buceadores. Había un poco de movimiento en el agua, así que me cogió por uno de los tirantes del chaleco a la altura de mi bufa derecha. La bufa en cuestión debería haber estado insensibilizada por lo fría que estaba el agua, pero yo notaba perfectamente los movimientos -que en mi opinión no eran necesarios- de los dedos del I.U. a través del neopreno. Y, aunque me pareció raro, pensé que sería casualidad porque era imposible que el tío tuviera tan buena puntería. O que los submarinistas no dan importancia a sobarse las tetas los unos a los otros por el tema del deporte.
¿Hay por aquí algún experto submarinista que pueda confirmarnos si esto de tocar bufas es una costumbre atávica de los buzos?
Moraleja a favor del ligoteo de mesa camilla: nunca te fíes de los flechazos. Que luego vienen y te meten mano a traición. Aunque en realidad en este caso no convalida. Porque seguro que era por nuestra seguridad.
Ah, y en la siguiente entrega veréis por qué una debe ser una mujer fuerte e independiente, y nunca depender de un hombre para que la salve de un holocausto nuclear, una invasión alienígena, un ataque zombie o un incidente buceando.
El primer día al bajar a desayunar echamos un vistazo a nuestro alrededor. En el hotel había mucho Inserso, y luego los del cursillo. Un par de parejas, un par de familias, tres grupillos de chicos y cinco chicas (nosotras tres y dos que iban solas).
Entre los chicos, cuatro con pintillas britpop. Uno de ellos con gafas de pasta, así como medio mono de una forma nerdy, que me quedó adjudicado automáticamente a pesar de que yo no tenía intención de cambiar ni media palabra con él. Pero bueno, si Susi y StreetGirl decían que era mi novio, pues sería Mi Novio.
Mi Novio y sus amigos hicieron un par de intentos de acercamiento que rechazamos con cordialidad y la profesionalidad de las que han ido a Murcia a aprender a bucear y no a tomar copas ni frinkar (esto NUNCA en las seis horas siguientes a una inmersión). El pobre de Mi Novio intentó varias veces que le pusieran en las actividades con nosotras, pero no tuvo suerte.
Mejor. Porque la ventana de nuestro baño daba a la piscina… y una tarde, mientras espiábamos qué tal hacían los chicos los ejercicios que nosotras habíamos bordado media hora antes, vimos como Mi Novio se sacaba un moco y se pasaba la mano por el pelo para terminar de limpiarse en el traje de neopreno. A partir de ese momento Mi Novio paso a ser El Moco.
Moraleja a favor del ligoteo de mesa camilla: nunca te fíes de los flechazos. Que luego vienen los mocos.
Había más hombres. El Bombero de Ciudad Real, nombrado inicialmente por unanimidad novio de las tres, pero que según abría la boca nos hacía pasarnos las unas a las otras la patata caliente ("Susi, tía, tu novio dice unas cosas rarísimas" "No es mi novio, es de todas, y la que le has dado pie para que hablara de las tetas de su madre ha sido StreetGirl" "¿Pero qué dices? Ha sido Be, que le ha dicho que los bomberos no son tan altos. Yo no lo quiero ya").
Moraleja a favor del ligoteo de mesa camilla: nunca te fíes de los flechazos. Que luego vienen las historias de tetas de sus madres.
Finalmente El Bombero nos volvió a molar cuando nos contó cosas de su trabajo en plan de salvar gente, que eso siempre da buena impresión, y estamos planeando una excursión conjunta de buceo a las Lagunas de Ruidera. Pero vamos, que en el plano sexi conmigo na de na, ya lo entenderéis el día que me decida y cuente lo de su madre y tal.
Pero el más mejor, el hombre por antonomasia de esta Semana Santa era nuestro Instructor Ubermachote (I.U.), que nos tomó por su cuenta desde el principio. Cachas a tope, calvo como Yul Brinner, buen buceador, didáctico, duro, eficaz, con pinta de ser capaz de salvarnos a las tres en mitad de un tsunami sin que le tiemble el pulso… y con el cráneo pelado. No por ser calvo, que también, sino por tener la cabeza terriblemente quemada por el sol. Le dijimos que le íbamos a regalar un protector solar y no se separó de nuestro lado en todo el cursillo.
La primera en notar la tara fue StreetGirl. Durante las prácticas en piscina, cada vez que ella se despistaba el I.U. le daba un empujoncito y le hacía la seña "mírame". ¿Lo raro del asunto? Que los empujoncitos eran siempre en la zona pectoral, y con buen tino. Y, aunque le pareció raro, pensó que sería cosa de los códigos de los submarinistas.
Luego lo notó Susi. Su caso fue más descarado, porque no llevaba neopreno. Ella sí pertenece al tipo 1 de buceadores, de los que tienen que aclarar el traje por dentro después de la imersión… y estaba en ello, en bañador y con el traje a medio poner en las escalerillas del barco, mientras él la sujetaba para que no se la llevara la ola. La sujetaba… por la bufa izquierda, directamente por encima. Y, aunque le pareció raro, pensó que sería cosa de los submarinistas, que agarran a esa altura en lugar de cinco centímetros más abajo como los socorristas.
Y cuando mis bufas y yo empezábamos a sentirnos marginadas… hubo un momento durante la cuarta inmersión en que el I.U. y yo tuvimos que esperar en el fondo a que bajaran el resto de buceadores. Había un poco de movimiento en el agua, así que me cogió por uno de los tirantes del chaleco a la altura de mi bufa derecha. La bufa en cuestión debería haber estado insensibilizada por lo fría que estaba el agua, pero yo notaba perfectamente los movimientos -que en mi opinión no eran necesarios- de los dedos del I.U. a través del neopreno. Y, aunque me pareció raro, pensé que sería casualidad porque era imposible que el tío tuviera tan buena puntería. O que los submarinistas no dan importancia a sobarse las tetas los unos a los otros por el tema del deporte.
¿Hay por aquí algún experto submarinista que pueda confirmarnos si esto de tocar bufas es una costumbre atávica de los buzos?
Moraleja a favor del ligoteo de mesa camilla: nunca te fíes de los flechazos. Que luego vienen y te meten mano a traición. Aunque en realidad en este caso no convalida. Porque seguro que era por nuestra seguridad.
Ah, y en la siguiente entrega veréis por qué una debe ser una mujer fuerte e independiente, y nunca depender de un hombre para que la salve de un holocausto nuclear, una invasión alienígena, un ataque zombie o un incidente buceando.
15 comentarios:
A ver, el IU era un santo que velaba por vuestra seguridad. Lo que hacía, sin lugar a dudas, era comprobar la constitución de vuestras bufas. De ésta depende en gran parte vuestra flotabilidad.
Y de los problemas derivados de las bufas de silicona al bucear ya ni hablamos.
Que no leñe, que es un ritual de adoración a Neptuno para propiciar buenas inmersiones.
Palabra de confirmación: seshi. (La culpa es vuestra, que buceáis sin burka)
Carlos, nosotras de eso (silicona) no gastamos...
Capitán, te juro que nunca me he puesto nada tan parecido a un burka como el traje de neopreno, ya te enseñaré las fotos XD
jajajaja, vamos que muy mono muy clavo y muy fresco, jajajaja
Aunque las teorías expuestas arriba no tienen desperdicio tampoco (aunque claramente masculinas sí son eh?)
¿Tocar bufas es un ritual de adoración a Neptuno...?
...
...
... ¿dónde decís que hay un templo de esa religión, para irme bautizando...?
Jajaja, nada como dar en el clavo para hacerse (im)popular, jajaja...
Be, nada más lejos de mis intenciones que dar a entender que usaseis eso. Sólo recordar el terrible efecto que pueden tener las variaciones de presión en esas creaciones demoníacas. Según alguna leyenda urbana, al menos.
Por cierto, que con esta crónica al final no me está quedando claro si la experiencia fue una mierda, estuvo genial, o si simplemente es una buena historia que contar.
Ah! Y otro por cierto. El Moco corresponde con la descripción de mi hermano, que alguna vez ha ido por ahí a bucear. Pero lo he comprobado y no era él. Qué pena, con lo que me iba a haber reído.
Txispas, ¡clarísimamente! ¡Jajajajaja!
Er-Murazor, pues por lo que se ve es una religión con mucho potencial de fieles.
Davy Jones, commente por favor en el post siguiente, donde cuento cómo casi me quedo a dormir con usted y no vuelvo...
Carlos, no había acritud ninguna en mi commentario, simplemente constataba el hecho ^^
La experiencia fue genial, y en cuando al Moco... ¿qué edad tiene tu hermano, y tal?
Es un pipiolo de 22, pero ya te digo que estaba varios centenares de kilómetros de allí.
Esos malditos jipis de Submarinistas en Acción, nunca nos hablaron de esta tecnica de comunicacion no verbal (si es que ya ni los jipis son lo que eran...)
Y las mesas camillas son lo mas!
(A punto de emerger. Sobre mi cabeza la luz crea extraños efectos al entrar en contacto con la superfie)
Über lleva Umlaut.
Por otra parte, ¿dónde se hace uno monitor de buceo? Y lo que es más importante, ¿es importante aparentar que uno no ha perdido la dignidad?
Carlos, ooooh. Hubiera molado, eh?
Redronin, ¿se tratará de una extraña mesa camilla subacuática?
Illuminatus, lo sé, pero he pasado. Y sobre la dignidad... U.I. parecía super digno y superseguro de sí mismo...
¿Ahora se llaman bufas? Pues no sé, sería que no se las presentasteis formalmente y como debajo del agua no se puede decir eso de "Hola, como veo que no nos presentan, me llamo U.I, es un enorme placer conoceros, señoras bufas", pues pasaría directamente al estrechamiento de... bufas. ¿No?
Puedo ser novio de todas yo?
Besos desde muy lejos
Hummingbird, lo de bufas se lo he robado a Lorz. Es que si ponemos tetas luego entra gente rara de la que busca cosas en google...
Gamar, pues con lo raras que somos dudo que coincidamos en gustos lo suficiente como para que un tío del mundo que no sea Hugh Jackman nos mole a todas...
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