Llevo meses a dieta. Me puse a dieta para la dichosa actuación de danza oriental, adelgacé seis kilitos y me quedé bien. No con un cuerpazo, porque para eso una necesita gimnasio y buena constitución, pero bien. Al menos no rebosaba por encima del cinturón de los traicioneros trajes de danza oriental.
La debacle llegó después, con el mantenimiento, que es lo realmente difícil para mí. Mentalizarme de que ese tipo de dieta, tan... sana, la debo mantener el resto de mi vida es lo que más me cuesta. Llegó la Semana Santa, el viaje a Barcelona, la estancia con mi madre (y su maravillosa despensa llena de cosas ricas y sus fantásticos guisos) y a la porra mi peso ideal. Engordé cinco de los seis kilos que había adelgazado.
Justo a la vuelta de vacaciones estaban por aquí Gato y Rebilated.
- Tú no te preocupes, Misia, que te hago ya mismo un desafío Beta para motivarte en eso del mantenimiento - me decía Rebi, mientras me servía unas migas con chorizo, tocino y salchichas que no se las saltaba un torero - por cierto, hemos pensado mañana hacer para cenar arroz a la cubana.
- ...
Haciendo justicia, las migas que nos hizo Rebi estaban espectaculares (¿verdad, Gatín?). Pero ciertamente, como desafío Beta para mantenerse en peso no lo acabé yo de ver...
En fin, que volví a Madrid, regresé a la dieta y ya he adelgazado cuatro kilitos. Me quito uno más y a mantenerme... o intentarlo. Estoy comiendo sano. Asquerosamente sano. Me siento bien, estoy ligera, entro en mi talla 38 con holgura (¡incluso tengo unos pantalones de la 36! flipo con la vida) y todo eso. Pero sigo suspirando por el chocolate, por los bollos, por el queso, por los guisotes... y he desarrollado un súper poder.
Tengo súper olfato. Para la comida, al menos. Para la comida hipercalórica, sobre todo. Cada vez que mi chico se prepara un piscolabis mi olfato se pone en marcha y un tono de loca peligrosa sale de mi boca:
- Eso es... QUEEEEEEESO. Huele a queso. Queso havarti, fundidito, uuuuum. Snif, snif... y jamón, en pan tostado y con mantequiiiiiiiiiiillaaaaaaaaaaaaa. Aaaagggh, qué ricooooo. - mi chico me mira con ojos de susto, nota mis ganas de saltar sobre su sandwich y calibra si tirándomelo y corriendo en dirección contraria conseguirá huir y salvar su vida.
En serio, yo antes no tenía un olfato bueno, pero ahora se me ha agudizado y huelo todas las cosas ricas. Mi nariz persigue los olores ricos y los esnifa como una yonki de las calorías. Es una tortura, esto del super olfato, porque "nariz que no huele, glándulas salivales que no sienten" (o algo así).
Pero aquí estoy, con un súper poder que es un asco, porque ni te permite salvar el mundo ni integrarte en los X-men ni ná. No, realmente no creo que hagan una peli con una súper heroína que... ¿huela todo mucho?
La debacle llegó después, con el mantenimiento, que es lo realmente difícil para mí. Mentalizarme de que ese tipo de dieta, tan... sana, la debo mantener el resto de mi vida es lo que más me cuesta. Llegó la Semana Santa, el viaje a Barcelona, la estancia con mi madre (y su maravillosa despensa llena de cosas ricas y sus fantásticos guisos) y a la porra mi peso ideal. Engordé cinco de los seis kilos que había adelgazado.
Justo a la vuelta de vacaciones estaban por aquí Gato y Rebilated.
- Tú no te preocupes, Misia, que te hago ya mismo un desafío Beta para motivarte en eso del mantenimiento - me decía Rebi, mientras me servía unas migas con chorizo, tocino y salchichas que no se las saltaba un torero - por cierto, hemos pensado mañana hacer para cenar arroz a la cubana.
- ...
Haciendo justicia, las migas que nos hizo Rebi estaban espectaculares (¿verdad, Gatín?). Pero ciertamente, como desafío Beta para mantenerse en peso no lo acabé yo de ver...
En fin, que volví a Madrid, regresé a la dieta y ya he adelgazado cuatro kilitos. Me quito uno más y a mantenerme... o intentarlo. Estoy comiendo sano. Asquerosamente sano. Me siento bien, estoy ligera, entro en mi talla 38 con holgura (¡incluso tengo unos pantalones de la 36! flipo con la vida) y todo eso. Pero sigo suspirando por el chocolate, por los bollos, por el queso, por los guisotes... y he desarrollado un súper poder.
Tengo súper olfato. Para la comida, al menos. Para la comida hipercalórica, sobre todo. Cada vez que mi chico se prepara un piscolabis mi olfato se pone en marcha y un tono de loca peligrosa sale de mi boca:
- Eso es... QUEEEEEEESO. Huele a queso. Queso havarti, fundidito, uuuuum. Snif, snif... y jamón, en pan tostado y con mantequiiiiiiiiiiillaaaaaaaaaaaaa. Aaaagggh, qué ricooooo. - mi chico me mira con ojos de susto, nota mis ganas de saltar sobre su sandwich y calibra si tirándomelo y corriendo en dirección contraria conseguirá huir y salvar su vida.
En serio, yo antes no tenía un olfato bueno, pero ahora se me ha agudizado y huelo todas las cosas ricas. Mi nariz persigue los olores ricos y los esnifa como una yonki de las calorías. Es una tortura, esto del super olfato, porque "nariz que no huele, glándulas salivales que no sienten" (o algo así).
Pero aquí estoy, con un súper poder que es un asco, porque ni te permite salvar el mundo ni integrarte en los X-men ni ná. No, realmente no creo que hagan una peli con una súper heroína que... ¿huela todo mucho?
15 comentarios:
Eso es peligrosísimo. Tener un olfato tan fino que te haga percibir hasta las especias de los guisotes es una condena cuando estás a dieta. De repente, casi puedes sentir el olor de la servilleta en la que va envuelto ese delicioso bocatita con mayonesa desbordando...
Aguanta, mujer, aguanta, piensa en el tipito que vas a tener mientras estás pegando unos cuantos shimmies... xD
Me recuerdas a un amigo que olisquea toda comida extraña a su dieta habitual (pechugas de pollo, arroz blanco, bocadillos de atún y huevos duros)con cara de extrañeza como diciendo: '¿Esto qué es?'
Al menos sigues aguantando estoicamente ... y piensa que así puedes detectar antes que nadie las fugas de gases o cosas así.
Jo, perra, me has hecho ensalivar...
Misita, ¡¡Tengo billete de barco para el día 10 de junio!! Y técnicamente estoy despedida. Me queda la lucha final, :D
Hombre, sería todo un desafío adelgazar 4 o 5 kilos comiendo migas y arroces todos los días :D
Por cierto... eran mis primeras (y hasta ahora últimas) migas, Gato me dijo como se hacían y yo, como regulín informático que soy... "automaticé procesos" :D
Cuando se venga Gato pa Madrid os haremos otras migas.
Lo del cuerpo como yonki de calorías no es ninguna tontería. No hay síndrome de abstinencia como el de la comida.
Conozco a uno que es primo de un amigo de Charles Xavier, el que recluta a los X Men. Dice que están a falta de heroínas y que hay una vacante para Güele-Woman, por si te interesa. Lo malo es que el traje es de talla mini por lo que tedrás que hacer super esfuerzos.
Perra vida, Misia.
CUIDADIN, CUIDADIN MISIA, EL OLFATO PUEDE ACRECENTARSE SI HUELES LA COLONIA NENUCO (TAL COMO LO DESCRIBIA TU AMIGA BE). CUANDO ESTÁS EMBARAZADA SE AGUDIZA MUCHO MAS EL OLFATO, ENTOCES PUEDES LLEGAR A SER PELIGROSA. BIQUIÑOS
Puedo oler desde mi casa el queso havarti derretido. A veces puedo oler la comida de las vecinas que viven tres porterias más allá de mi casa. Y no es porque me muera de hambre, ni esté a dieta, creo que tengo un super poder como tú. Hagamos la película por favor!!!!!!!!!!!.
Uhh...
¡Pregunta!
Yo uso una talla 42 de pantalón desde los 16 años o así, y a día de hoy me veo perfectamente los huesos de la cadera (vamos, que la tripa la tengo para dentro, que se suele decir). ¿Que uses una 36-38 y consideres que necesitas hacer régimen se debe a:
a) ¿la malvada y comprobada diferencia en el tallaje de las marcas de ropa femenina, según la cual "38" puede ser cualquier cosa según dónde se haya comprado?
b) ¿Que tengas una complexión totalmente distinta de la mía?
Porque si no es a) ni b), te diría que no te calientes la cabeza y ataques un buen bocata, la verdad :_D
Sophie, en eso pienso, en eso pienso...
Josef, en mi caso no es con extrañeza: es con ansia y enviiiidia.
Missmole, ¿seré como el canario de las minas? jeje.
Gatíiiiiiiiiiiin, ¡que vienes ya!
Rebi, jaja, nos apuntamos lo de las migas.
Illuminatus, sí. Y doblemente adictivo el cho-co-la-te.
JuanRa Diablo, ¿una talla mini? uh, pues paso, que me gusta demasiado comer.
Rivela, uum... por ahora nada de embarazo. No hay peligro ;)
Con olor a canela, ¡hagámosla, jaja! no sé si te lo he dicho, en todo caso, bienvenida y quédate a dormir, que tenemos unas camitas comodísimas.
Gatasombra, la respuesta es b, que yo de tripa hacia adentro nada de nada, jeje.
Jo, dímelo a mí que desde que dejé de fumar me huele todo a gloria. Y mejor me sabe!!!!
Léete "Malena, una vida hervida", está en el libro "Modelos de mujer", de Almudena Grandes. Creo que te gustará...
PD: yo tengo la talla 42 (la 40. en algunas tiendas) y nunca, jamás, ni cuando era enana y hacía ballet, se me han marcado las caderas. Ni la clavícula. Los huesos, me refiero. Un gran trauma, francamente...
haz deporte y come mucha fibra, así de vez en cuando podrás comes ese queso, te sentirás mejor.
Perliii, y tanto, jeje.
Mervyn, jeje, lo de una vida hervida me ha recordado a un mote que me puso una querida amiga hace años...
Issis, lo sé: me permito caprichos, luego compenso o con la comida del día siguiente o bailando, que espero que compute como deporte :P
Bienvenidos y quedaos a dormir cuando queráis. Siento el retardo en contestar, se me pasó que estos comments estaban aquí.
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