F5. F5. F5. Por dios, cuándo colgarán las dichosas listas en la web. F5. F5. Nada, que no salen. F5. Me voy a tender la ropa. Vuelvo tras haber colgado sólo la mitad de la colada: en estos minutos podrían haber salido las listas y yo ahí, tendiendo camisetas. F5. Nada. Vuelvo a tender camisetas. F5.
Y así he pasado días, sobre todo mañanas, perdidas dándole al F5 en plan obsesivo compulsivo. Comprobando con otras páginas que sí, que el F5 funciona, que internet no se ha quedado congelado.
No es la primera vez que me pasa, ni mucho menos. Esta vez es cuestión de trabajo, pero lo de obsesionarme con el F5 o con entrar una y otra vez en determinados sitios me ha pasado en otras ocasiones (no mucho, menos mal): ese mail de respuesta que esperas, comprobar si esa persona se conecta al messenger o no, ver si ese blog actualiza por fin...
Al final acabo rabiosa, porque he perdido el tiempo de forma miserable y en el rato en el que podía haber visto series, leer o salir de casa, he estado ahí, dándole al F5. Porque claro, por mucho que intentes hacer otras cosas sigues pendiente del ordenador y en cada párrafo, tras cada escena de la serie, lo dejas para ir a darle al dichoso botón. Lo dicho, acabo rabiosa y con el F5 desgastado.
Al final consigo hacer lo que debería haber hecho horas antes: apagar el ordenador, arreglarme y largarme. Y sí, cuando vuelves a casa a las mil te da un vuelco al corazón porque por fin han salido las listas. Salieron cinco minutos después de coger la puerta e irte... ley de Murphy, supongo.
Post-post: Al final salieron las dichosas listas. No tengo la plaza, como ya sabía, pero me quedé bien en la lista de interinos, aunque no tan bien como debería: hubo un fallo y no me contaron puntos que eran legítimamente míos. Más nervios. Reclamación. Más mañanas de F5, comprobando si las cosas se arreglaban o no. Salen las listas: mejora mi posición. Respiro aliviada: si todo va bien, el curso que viene casi seguro que tendré trabajo. Pero me quedan un par de mañanas de F5, hasta que salgan los últimos llamamientos del verano, ya que la administración se para en agosto hasta septiembre. Me quedan sólo unos días de nervios y TOC. Después estaré tranquila, sabiendo que hasta septiembre no tendré que darle más al F5.
Y así he pasado días, sobre todo mañanas, perdidas dándole al F5 en plan obsesivo compulsivo. Comprobando con otras páginas que sí, que el F5 funciona, que internet no se ha quedado congelado.
No es la primera vez que me pasa, ni mucho menos. Esta vez es cuestión de trabajo, pero lo de obsesionarme con el F5 o con entrar una y otra vez en determinados sitios me ha pasado en otras ocasiones (no mucho, menos mal): ese mail de respuesta que esperas, comprobar si esa persona se conecta al messenger o no, ver si ese blog actualiza por fin...
Al final acabo rabiosa, porque he perdido el tiempo de forma miserable y en el rato en el que podía haber visto series, leer o salir de casa, he estado ahí, dándole al F5. Porque claro, por mucho que intentes hacer otras cosas sigues pendiente del ordenador y en cada párrafo, tras cada escena de la serie, lo dejas para ir a darle al dichoso botón. Lo dicho, acabo rabiosa y con el F5 desgastado.
Al final consigo hacer lo que debería haber hecho horas antes: apagar el ordenador, arreglarme y largarme. Y sí, cuando vuelves a casa a las mil te da un vuelco al corazón porque por fin han salido las listas. Salieron cinco minutos después de coger la puerta e irte... ley de Murphy, supongo.
Post-post: Al final salieron las dichosas listas. No tengo la plaza, como ya sabía, pero me quedé bien en la lista de interinos, aunque no tan bien como debería: hubo un fallo y no me contaron puntos que eran legítimamente míos. Más nervios. Reclamación. Más mañanas de F5, comprobando si las cosas se arreglaban o no. Salen las listas: mejora mi posición. Respiro aliviada: si todo va bien, el curso que viene casi seguro que tendré trabajo. Pero me quedan un par de mañanas de F5, hasta que salgan los últimos llamamientos del verano, ya que la administración se para en agosto hasta septiembre. Me quedan sólo unos días de nervios y TOC. Después estaré tranquila, sabiendo que hasta septiembre no tendré que darle más al F5.
11 comentarios:
Murphy nunca falla...
Pues enhorabuena por el puesto de interino y mucha suerte para la próxima vez :)
PD: Y cuida un poco al pobre F5 :P
Haciendo experiencia en el Beirut de los adolescentes. Al final todo tendrá su recompensa, descuida.
Apagar el ordenador y largarse funciona SIEMPRE, como encender un cigarro para que llegue el autobús...
Vaya, siento que no te llevaras la plaza. Pero mientras tengas trabajo, no hay nada perdido. Ánimo.
PS: Chiste malo... "papá, papá, este ordenador no tiene tecla F5" "Sí que la tiene, hijo... es la que está tan gastada que no pone nada."
Bien por tí, maestra! (y bien para mí, que teniendo trabajo tú, mi plaza en el sofá está asegurada :P)
Bueno, pues mucha suerte, seguro que tienen en cuenta el buen trabajo que has hecho hasta ahora :)
Ánimo con la plaza, hay una que lleva tu nombre escrito y a fuego;)
Y con el F5....pero qué razón tienes!
bss!
Yo también oposité dos veces, y sé PERFECTAMENTE lo que quieres decir xD
Mucho ánimo; e injusticias hay muchas! yo me quedé la número 2010 de interina habiendo sacado un 9.5, pero al año siguiente trabajé!
¡La esperanza es lo último que se pierde!
Qué desesperante!!!
Ahora a relajarte y a disfrutar del veranito antes de volver con las fieras en Septiembre!!
LaNiña, ¡muchas gracias!
Illuminatus, algún año de estos conseguiré la plaza... aunque tenga que ir a la oposición llena de canas, con bastón y nietinos.
Speedy, absolutamente cierto.
Er-Murazor, espero tener trabajo en septiembre... ojalá.
JuanRa, jeje, tu sofá es tu sofá, con o sin curro.
Xisca, eso da igual... aquí sólo cuentas los puntos.
Adalias, ¡algún año! a ver si enlazo los contratos y en septiembre me asignan insti.
S. Grazalema, :O ¿9,5 y sin plaza? jolines.
MissMole, este agosto no pienso hacer NADA.
Renovarse o morir!
Dale al F6
y cuéntalo en un nuevo post :P
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