MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

viernes, noviembre 26, 2010

El ramo de la novia

Sé que vuelvo con un post muy triste y sentimentaloide (si estáis bajos de ánimos, no sigais leyendo). Pero lo tenía atascado en la garganta y no me salía escribir nada más. Supongo que necesitaba soltarlo para poder seguir con otras cosas. Perdón por la tristeza.

- Misia, ¿qué vas a hacer con el ramo? - me preguntó una invitada a mi boda, mirándolo con ojos golosos - ¿lo vas a lanzar?

- El ramo ya tiene dueña – y sonreí. Pero creo que me salió una sonrisa muy triste.

Porque mi ramo tenía dueña y una historia un poco triste detrás. Hace mucho tiempo, unos quince años atrás, hice una promesa a alguien, que se materializó en ese ramo.


El día que cumplí diecisiete años llegué a Madrid para estudiar COU y la carrera. Los dos primeros años viví en casa de mis abuelos maternos. El primer año fue duro: tuve que acostumbrarme a una nueva ciudad, a un nuevo instituto y a la universidad, habituarme a estar separada de mis padres, de Hermano y de mis amigos y, además, hacer nuevas amistades (cosa que era un triunfo, porque yo era muy tímida). Ese año fue duro, además, porque comprobé como las “grandes” amistades que dejé en Palma se diluían y que sus promesas de escribirme y mantenernos en contacto se olvidaban con el pasar de las semanas (todas... nooo, ¿verdad, Quelitas?). Ese año me sentí muy sola.

Lo mejor de ese año fue vivir con mis abuelos. Puede que fuera una cría de diecisiete años rara, pero me gustaba estar con ellos y no fue difícil convivir. Desde pequeña pasabamos juntos largas temporadas en Palma o en Madrid y les adoraba. Como no conocía prácticamente a nadie en Madrid, pasaba mucho tiempo en casa con ellos. Ese año hablé horas y horas con mi abuela E. Ella era una mujer increíble, una de las mejores personas que he conocido: fuerte, noble, risueña, cariñosa. Cuanto más la conocía más la admiraba y más quería parecerme a ella.

Nos reíamos mucho juntas y fuimos estableciendo algunas costumbres: veíamos la telenovela después de comer, iba enseñándome a cocinar y por las tardes escuchábamos juntas la radio, mientras yo leía y ella cosía o hacía ganchillo. Porque durante ese año y el siguiente, mi abuela fue haciéndome el ajuar: unas toallas con puntillas de ganchillo, una colcha, unos pañitos... Era estupenda con la costura (fue su profesión de jovencita) y tenía unas manos maravillosas. Un día, mientras ella cosía y yo vagueaba en el sofá, estuvimos viendo por la tele la boda de la infanta Elena. No recuerdo bien si la dichosa infanta fue a ofrecerle el ramo a la virgen o a su abuela, pero la mía se quedó callada y me dijo:

- Hija, qué bonito, que se acuerda de su abuela el día de su boda y le lleva las flores.

Yo me quedé callada y al par de minutos le dije:

- Abuela, si alguna vez me caso, mi ramo será para ti.

Y ahí se quedó la cosa. No sé si ella se acordaría de aquello, porque no lo volvimos a mencionar, pero a mí se me quedó grabado.


El siguiente año iba camino de ser igual al primero, pero con un cambio: ¡mi primer año en la Universidad! Ese era la novedad esperada, pero hubo una realmente imprevista: el cáncer entró en los pulmones de mi abuela y lo cambió todo. Trastocó nuestras rutinas y, donde el año anterior había charlas en la cocina, siestas en el sofá o partidas de cinquillo por las tardes, ese año sólo hubo ingresos hospitalarios, radioterapia, ambulancias y síntomas horribles. Y mucho dolor. Lo peor eran las noches. Mi abuela se levantaba, desvelada por aquella tos horrible, y se sentaba en un sillón del salón. Yo la escuchaba toser desde la habitación, acostada en la cama. Y así pasábamos las noches despiertas, ella con los pulmones destrozados y yo con el corazón encogido.

En el comienzo de mi segundo curso de la universidad, después de un año y pico de dolor y mala vida, mi abuela murió. Yo empecé a vivir sola y continuó mi vida. Pero mucho más sola.

Por eso, mi ramo de novia tenía dueña. Siempre tuve presentee esa conversación. Elegí rosas blancas, que nos gustaban mucho a las dos. Y me acordé de ella cada vez que miré el ramo, así que estuvo presente de alguna forma en mi boda.

Al día siguiente de la boda, el domingo, volvimos mi marido y yo (suena rarísimo) de la Ciudad Lluviosa y sin pasar por casa pasamos por el cementerio en el que está enterrada mi abuela. Llegamos justos, una hora antes de que cerraran. Cuando llegamos preguntamos al guardia de seguridad dónde podríamos encontrar un panel de información o alguien que atendiera:

- Lo siento, hoy es domingo. Nadie informará hasta mañana.

- Pero ¿no hay un panel por fecha de enterramiento ni nada?

- Qué va, está todo desordenado. Como la gente se entierra, se desentierra, se ponen por calles salteadas... si no tiene el número de calle y de zona, olvídese. Es un laberinto. Entren a probar, pero cerramos en cincuenta minutos.

Se me cayó el alma a los pies. Al día siguiente salíamos de viaje muy temprano y no podíamos ir. Me encontré en ese cementerio, inmenso, sin tener ni idea de dónde estaba enterrada mi abuela, con el ramo de novia en la mano y rodeada de miles de tumbas, distribuidas en inmensas calles y feísimos bloques. Hacía años que no había estado ahí y, aunque me acordaba de detalles aislados, no sabía concretamente dónde estaba la tumba. Llamé a mi madre, a mi tío, a mi tía y a todo el que pudiera acordarse de un dato concreto. Nada: todas las referencias estaban apuntadas en sus casas, a kilómetros de distancia de donde estaban.

Era imposible encontrarla, pero hicimos un intento. Acompañada por mi Anómalo, fui recorriendo una interminable sucesión de lápidas, buscando una fecha y un nombre entre miles de ellos. Me fui desesperando y acabé corriendo con mi ramo en la mano en ese escenario triste, mientras los lagrimones se me caían y apenas podía leer los nombres en las tumbas. Sí, lo sé: una escena patética. Y a la vez flagelándome mentalmente: ¡cómo pude no ir antes a localizar la tumba de nuevo! ¡cómo podía estar fallándole a mi abuela de esa manera!

Nuestros cincuenta minutos acabaron y tuvimos que salir del cementerio, aún con el ramo, sin haber cumplido mi promesa y llena de tristeza y remordimientos. Mi padre me llamó para decirme que me quedara tranquila, que ellos llevaban el ramo... pero no era lo mismo. Para mí no era lo mismo.

He intentado consolarme: me digo que en esa tumba no hay más que unos cuantos huesos y unas maderas podridas, que mi abuela no es eso. Que mis padres llevaron el ramo y acabaron cumpliendo mi promesa. Que total, el ramo no se lo di a nadie y lo reservé para ella. Pero... cuando lo pienso se me pone un nudo en la garganta que no se me va ni con todos los razonamientos del mundo.

25 comentarios:

_Xisca_ dijo...

Oye, estoy segura de que a ella le sirve. Y es un gesto bellísimo, además, a mí me gustan las historias tristes y me parece más que bien.

Raquel dijo...

Estoy segura de que la energía buena que formaba parte de tu abuela (esas que ni se crea ni se destruye..ya sabes..) se alimenta con cada triunfo tuyo, con cada sonrisa, con cada momento de felicidad, por pequeño que sea.. Ese es el GRAN homenaje uno puede hacer a los seres que tanto ha querido y que ya no están.. un enorme "!va por tí!", porque te quería tanto que no se merece otra cosa..
El día de tu boda, estoy segura, fue una fiesta llena de cariño, diversión y buena onda, y con ese triunfo, el de tu FELICIDAD, alá, con mayúsculas,le estabas brindando a tu abuela el mejor de los homenajes... así que no llores guapa, que esa energía se alimenta de sonrisas.. :)

*perdón por la intromisión, y más en un momento tan íntimo, pero es que la historia me ha llegado, y de forma muy personal..
¡Enhorabuena por la boda!.. y sobre todo por tener un compañero que está ahí, y te acompaña en lo bueno y en lo malo.. ;)

air dijo...

yo también sé que el mío, si llego a casarme, irá para mi abuela...
igual ella se quedó con la imagen de la cría de 4 años que era cuando se fue, pero para mí está tan cerca desde siempre, que no se me ocurre un mejor destino :)
un abrazo grande

Be dijo...

Nena, la frase de tu abuela fue: "qué bonito, que se acuerda de su abuela el día de su boda y le lleva las flores". Justo lo que hiciste tú.

No estés triste, a ella le habría (o habrá ^_^) encantado tal cual.

Doctora Anchoa dijo...

Desde luego que cumpliste tu promesa, Misia. Y me parece algo muy bonito lo que hiciste, en serio. Un besote.

Pablo dijo...

¿Puedo pedirte que quites este post del apartado "Enarbolando el cetro de la cursilidad"?

Es trsite, pero bonito, en absoluto cursi.

Hasta se me han salido lagrimillas.

Un beso

Perlita de Huelga dijo...

No sé qué decirte, Misia. Sólo que un beso.

Raul Vivar dijo...

ánimo y no te tortures.

Es cierto que no pudiste dejar el ramo sobre la lápida de propia mano.

Y sin embargo reservaste el ramo para ella, te angustiaste y derramaste lágrimas en el cementerio y ahora le dedicas esta preciosa entrada para honrar su memoria y darnos a nosotros la oportunidad de conocer un poquito de ella...

...¿de veras piensas que no cumpliste tu promesa?

Inverosímil dijo...

Es increible Misia. Yo también me casé este verano y el ramo también lo tenía reservado para mi abuela.

A ella también se la llevó un cáncer pero de hígado. La diferencia es que fue hace sólo un año y medio.

Mi Santo y yo nos fuimos a vivir juntos hace unos años. A ella no le pareció bien pero tragó. Y además nos regaló la nevera, la lavadora, el lavavajillas...

Decidimos que nos queríamos casar cuando ella ya estaba muy muy malita y acordamos no comunicarlo hasta que todos nos recuperáramos un poco del golpe.

Tenía claro que el ramo sería para ella. Por mí no lo necesitaba ya que para mí ya estuvo presente en todos los momentos desde que empezamos con los preparativos. Pero había que hacer las cosas como a ella le hubiera gustado, era un poco puñetera.

Ella era toda una señora pero tenía un rollo "Volver" con los cementerios. Es por esto que había que llevar el ramo pero en perfectas condiciones, el primer día que fuera posible y dejar la lápida como el jaspe. Como salíamos de viaje no pudimos ir nosotros así que el mal rato se lo chuparon mis padres.

Mi madre ha vuelto por "Todos los santos" y dijo que el ramo estaba completamente seco pero perfecto.

Para mí, mi abuela tampoco es lo que hay en el cementerio pero, como en vida, para hacerla feliz, hay que hacer las cosas a su manera.

No creo que los detalles sean más importantes que los sentimientos.

Adalias dijo...

Cumpliste tu promesa, y mucho más. Quererla como la quisiste y cuidaste es lo más importante.

Cursi? No Misia, no. Triste, cierto, pero también dulce, muy dulce:)

Un besito fuerte.

Light Shine dijo...

Misia, me has hecho llorar. Es un detalle por tu parte hacerle ese regalo a tu abuela. Y animate porque te lo mereces por buena persona ^^.

Miss X dijo...

Misia
El regalo más grande que has dado a tu abuela es guardarla en tu memoria y recordarla en los momentos más especiales de la vida. Es hermoso, el saber que tu abuela vive en ti y esos detalles hermosos tuyos son también parte de ella. Esas flores de amor la han llegado estoy segura.
bs

Misia dijo...

Xisca, seguro que ella me hubiera perdonado y eso me consuela. Pero a veces lo difícil es perdonarse a un mismo.

Raquel, pues si es por energía y sonrisas, mi abuela debe estar inmensa allá donde esté, porque de eso hubo a montones en la boda. Gracias :)

Air, sí, yo sigo recordando a mi abuela tan vívidamente como hace quince años.

Be, gracias, nena. Beso :_)

Doctora Anchoa, no sé, a mí se me ha quedado una espinita clavada que me tiene un poco triste. Ya se me pasará, supongo.

Pablo, es que me ha quedado muy sentimental y de llorar...

Perli, beso, guapa.

Bayushi, es que... no sé. En serio, es más difícil a veces perdonarse a uno mismo que a los demás.

Inverosímil, jo, parece mentira cómo de repente encontramos a alguien con nuestra misma historia (o parecida). Hace sentirse más acompañada.

Adalias, supongo que sí, que tenéis razón. Pero es que cuando lo pienso aún se me caen los lagrimones.

Ligth Shine, ¡no pretendía hacer llorar! sólo soltar esta bola que, de verdad, no me dejaba escribir nada más y me tenía un poco tristona.

Miss X, ains, nena. Ojalá. Ojalá.

Anómalo dijo...

A mí me da pena no haber conocido a la Misiabuela, porque si tú eres como eres por parecerte a ella, debía ser un pedazo de señora tremendo. Y ella tendría tan claro como los demás que mantuviste tu promesa.

Ojalá cuando llegue el momento alguien se acuerde de nosotros con la mitad de cariño que el que tú tienes a tu abuela.

Yo no te mando besos, que me es más barato dártelos en directo.

remismso

Estela Rengel dijo...

Diría que es la entrada más bonita que he leído nunca en ningún blog. Ella, donde esté, estará contenta porque su nieta reservó su ramo de bodas para ella.

Un abrazo.

Eva Luna dijo...

Animo preciosa, tu abuela te adoraba, tu a ella, has tenido una boda preciosa y has pensado en ella cada momento, no estes triste porque pocas personas tienen un corazon asi!

me has hecho soltar una lagrimita, bu :(

muchos besos!

Nahi dijo...

Jooo, qué post más triste! Me has transmitido totalmente tus sentimientos!
Es triste, pero estoy segura de que no has fallado a tu abuela. Has cumplido lo que le dijiste totalmente, pero entiendo tu frustración.
Ánimo, si tu abuela te ve así, no querría que pensaras eso y se sentiría frustrada por no poder decirte que está feliz con tu gesto.

XEIA2410 dijo...

Hola guapa!!!
Hace tiempo que os sigo, sin participar hasta ahora, pero...es que no me he podido resistir!!! Una sola palabra: PRECIOSO

Anónimo dijo...

Muak. Tengo los ojos empañados.

Fdo: Quelitas

Illuminatus dijo...

Misia, lo has puesto todo de tu parte y lo has hecho con sinceridad, no merece la pena que te castigues. A veces, sencillamente, no podemos hacerlo todo.

Misia dijo...

Anómalo, besos recibidos.

Butterflied, ¿aunque sea tan triste? muchas gracias.

Eva Luna, nonono, ¡llorar no, pordior!

Nahi, quizás tengas razón :)

XEIA2410, gracias por leernos y por comentar hoy. Mil gracias.

Quelitas, ay, nena. Un beso.

Illu, quizás, pero se queda esa espinita clavada y...

Gato dijo...

Jo, acabo de reconectarme después de dos semanas y te leo esto... pero estoy de acuerdo con muchos: cumpliste sobradamente, tontina... besos.

JuanRa Diablo dijo...

Misia, cómo me has emocionado.
Puedes quedarte bien tranquila. Párate a pensar en cuál habría sido su proceder de haber estado presente. ¿No se hubiera sentido orgullosa con tu gesto?
Eso es lo que cuenta verdaderamente.

Un beso.

Misia dijo...

Gatín, un beso. A ver si nos vemos pronto.

Juanra, supongo que sí. Pero me he quedado con el comecome de... no sé.

missmole dijo...

Vaya llorera tonta que me ha entrado al leerte ...

Estoy segura de que con haber guardado esa intención y el detalle tanto tiempo y haberlo llevado a cabo es más que suficiente aunque es comprensible que te quede un poco de disgusto por no haber podido completarlo.

Eres fantástica!!