Hace unas semanas una alumna me regaló un delantal. Cuando lo recibí me quedé a cuadros, porque por mucho que me estrujé el cerebro, era incapaz de recordar si, entre todas las chorradas que suelto en clase, alguna había sido sobre mi escasa habilidad para cocinar o sobre mis recientes incursiones en el mundo de la repostería. Que, a ver, me han regalado cosas raras mis alumnos (aún recuerdo el jardincito zen, con su rastrillito, su arena, sus piedrecitas...) pero generalmente tienen su porqué (en el caso del jardincito zen, podría ser porque tengo alumnos muy místicos. O podría ser que me ven como una persona calmada y en equilibrio, imbuida de la filosofía oriental. O quizás porque cuando empiezan a pelearse y hablar todos a la vez, levanto las manos y les grito "¡ZEN! que haya zen". No me entienden y no tiene mucho sentido - ninguno- pero les desconcierta y se callan. Bueno, en fin, que nunca sabremos por qué insondable razón me regalaron un jardincito zen comprado en los chinos.
El delantal es verde, con una gran L de prácticas pintada en el centro y está rodeada con consejos más o menos ingeniosos ("usa la tapa, puede salvar vidas", "en caso de duda llama a tu madre" y cosas así). La verdad es que es chulo, pero me hace gracia que la chavalita que me lo regaló haya asumido que a) soy un desastre en la cocina y b) en ese caso, quiero aprender a cocinar.
Inciso: la chica tiene fama de estar loca entre sus compañeros. Yo creo que no, de hecho es muy maja, pero creo que sus compañeros han confundido estar loca con ser un poco bruja y ahora me explico. Fin del inciso.
Desde que el delantal ha entrado en mi casa, yo no doy pie con bola cocinando. A ver, no soy Nesita, Pétalo, Cattz o Anijol, pero me defiendo en la cocina. Hasta ahora.
Primero intenté hacer la receta de muffins de limón y chocolate blanco de Inés. La masa estupenda y con un sabor riquísimo. Todo bien, hasta que me di cuenta cuando ya estaban en el horno de que me había olvidado ponerles sus cien gramos de mantequilla fundida. Milagrosamente, estaban bien ricos. Con textura extraña, pero ricos... no me quiero imaginar cómo deben estar con la receta bien hecha. Corran a comprobarlo.
Después, haciendo un bizcocho, agarré el bote del azúcar y le eché a la mezcla de huevos y naranja (y no me acuerdo qué más) cuarto de kilo de azúcar. Todo bien, si hubiera sido realmente el bote del azúcar con azúcar dentro. En realidad, era el bote de pan rallado con pan rallado dentro. Deliciosa mezcla para un bizcocho.
Hoy he intentado hacer ensaladilla rusa. Receta fácil, ¿no? Bien. Pues he quemado las patatas y las zanahorias al hervirlas en abundante agua, que se ha quedado en no-abundante agua, más bien en no-agua, en un despiste.
Tanto despiste y fallo culinario a la vez no es normal, porque vale que yo soy cafre en la cocina, pero no tanto. Así que no sé qué hacer con el delantal, porque me temo que tiene algo que ver, me ha traído la maldición de la novata... y yo esa fase ya la pasé. Así que ¿qué hago con él? ¿lo quemo o lo exorcizo?
En fin, voy a pensarlo mientras juego con mi jardincito zen y llega el señor de Telepizza.
12 comentarios:
Bruja es por no decir cabrona, verdad?
Ánimo mujer. Yo hice unos arbolitos de galleta ideales... si no fuera porque se me olvidó echar azucar a la masa de galletas. Y otra vez decapité a unos pocos hombrecitos de jengibre al abatirse accidentalmente sobre ellos la resistencia del horno. A 180 ºC! Y no tengo delantal con mal de ojo, que si no... a saber.
Pobre..., yo es que me quedo con lo que sé, la reposteria y el horno no nos llevamos bien.
De todas formas, prueba a dejarle el delantal a alguien a veces hacen esas cosas.
¡Foto del delantal ya!
Ánimo con la cocina, un beso :)
Nunca has sido tan desastre... ssagerá
Malos días (o rachas) en la cocina tenemos todos. Si no mírame a mí, que hace como un mes, no sé cómo, hice brownies y blondies duros como piedras. Con recetas que ya había probado.
Y una de las historias de mi madre en la cocina (mi madre que es un prodigio culinario, y no lo digo porque sea mi madre y como en casa no se come en ningún sitio, es que es realmente MUY buena entre fogones) fueron unas torrijas con cayena molida. Sí, los botes de la canela y la cayena molidas estaban uno al lado del otro, no miró y zas... 20 años después siguen siendo épicamente memorables.
PS: Gracias por los enlaces y las buenas palabras :)
Vamos a hacer una ceremonia exorcizante y quemar el puñetero delantal!!
Yo, si hay fuego, no voy. Ya sabéis.
Sí, sí, claro, claro, ahora la culpa va a ser del delantal... y del calentamiento global también tiene la culpa el delantal, ¿no? jajajaja
Bah, a mí lo de olvidarme ingredientes me pasa fijo. Al final lo mejor es hacerte una lista con los ingredientes e ir revisandola "he puesto esto, check, esto también, check". Que cuanto mejor se desenvuelve una se va confiando y es cuando pasan los desastres...tú no te desanimes! Y que lindos los alumnos, regalandote cosas...:).
A lo mejor la intención de tu alumna brujilda era precisamente esa: que ante cualquier posible desastre culinario, culparas al mandil. Una buena forma de no sentirse lerdo! ;)
Estoy pensando en comprarme uno. Así puedo montarle el pollo cada vez que el bizcocho se me desparrame o se me peguen las lentejas. Yo sí que soy un desastre entre los fogones. Pero desastre natural. Tipo huracán, vaya.
Anniehall, me encanta el momento decapitación en plan reina roja del país de las maravillas.
Asynjur, yo estoy empezando a llevarme bien con el horno. Desde que amenacé con cambiarlo, el trasto se está portando.
Ana María, jaja, a ver si puedo poner foto en algún momento.
Gatín, estas últimas semanas están siendo desastrosas. De veras. Ya no te invito a cenar, no vaya a ser que la pifie y tengamos que llamar (otra vez) a telepizza.
Inés, ¡ostras, jajaja, qué innovación culinaria! en el caso de mi madre, en una ocasión en una tanda enoooorme de croquetas se pasó MUCHO con la nuez moscada. Nadie se las pudo comer... excepto ella, que en plan cabezón seguía diciendo que estaban buenas (y no, de veras, no).
Bich, ¡es de plástico! a ver si encima de malditas vamos a acabar intoxicadas.
Gordi, tengo unas plantas secas en el balcón que...
Speedy, síiii. Es el evil delantal.
Pétalo, sí, yo suelo sacar todos los ingredientes antes para que no se me olviden, pero aún así alguna especia se me va de la cabeza. Y sí, muchos de mis alumnos son muy monos y me regalan cositas o, lo que me hace más ilusión, me dicen cosas bonitas o me dan abracitos. Eso sí, siempre hay un sector que me mira con esa cara de "malaputaquebienqueyamelibrodeti". No se puede gustar a todo el mundo.
Lenka, FUNCIONA COMO CHIVO EXPIATORIO. Eso sí, cuando las cosas salen bien, el mérito es mío y solamente mío. Bueno, y de las que me prestan las recetas :D
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