MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

lunes, noviembre 27, 2006

El Poni de Misia: Teresa

Aunque ponga que lo ha escrito Be, no hagan caso. Yo lo único que he hecho ha sido subir el post al blog y trampear con la hora para que quede debajo de la introducción y mi propio poni, que recomiendo leer antes para una completa comprensión. Les dejo con Misia.

Cuando era pequeña, dos cosas me gustaban en la vida: los animales y Teresa Rabal. Mis padres fomentaban el amor que sentía hacia los bichos comprándome libros de animalejos y viendo conmigo puntualmente en la tele a Félix.

En cuanto a Teresa… bueno, tenía todos los discos, me sabía todas sus canciones y las interpretaba en mi salón. Es lo más cerca de ser fan de alguien de lo que he estado nunca.

Con lo emocionada que estaba con Teresa Rabal, mis padres decidieron (supongo que haciendo un gran sacrificio por su hijita) llevarme al circo de la susodicha.Y allí nos plantamos, conmigo a punto del colapso por la emoción. La dinámica era sencilla: ella salía, cantaba una canción y salía un número de circo normal. Canción de Teresa, número circense. Yo me lo pasé bomba, viéndola a ella, con esa melena larga y cantando esas canciones cursilísimas, con esos vestidos, esos petos vaqueros… ains. Qué pequeña que era yo.

Todo fue bien hasta que salió un domador con un oso atado con una cadena. Era un oso pequeñito y un poco despeluchado. El domador empezó a darle órdenes y el oso pasaba de él y miraba hacia otro lado. Y el tío empezó a restallar un latiguito que llevaba en la mano y a dar empujones al pobre oso. El oso me miró con cara triste… y yo me eché a llorar desconsoladamente:
- ¡Buahhhhhh! ¡Buahhhhh!
- Hija, pero ¿qué te pasa?
- Está pegando al pobre ositoooooo, y está triste, y le hace daño, buaaaaaah. Pobre ositooooooooooo.

Y lloré y lloré, porque al pobre oso le estaban obligando a hacer idioteces y le estaban pegando. Cuando el número acabó, yo seguí llorando incluso cuando salió Teresa, tan pancha, con un vestido muy hortera y un cestillo lleno de flores. Que esa señora estuviera sonriendo, repartiendo estúpidas florecillas y cantando una canción de buen rollo me pareció inadmisible, cuando en SU circo se estaba pegando a los ositos mientras ella no hacía nada.

Salí muy enfadada del circo y declaré mi odio eterno por Teresa Rabal. Nunca más volví a escuchar un disco de esa señora y nunca más volví a pisar un circo. Y cada vez que veo un animalillo al que obligan a levantar las patas o cosas así me acuerdo del osito y se me encoge (aún) el estómago.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ohh, cómo molanç lo de los ositos. Mmmm... Yo casi que dejé de ir al circo por lo mismo.

Unos señores salían y se empeñaban en tratarnos como a bebés mono de cuatro meses, a nosotros, genios de cinco años capaces de hacer cosas tales como señalar al elefante y decir: "Me niego a acercarme a ese bicho apestoso". Y todo para acabar sentados en una mole áspera y drogada que habría estado mucho mejor siendo la cena de una manada de perros salvajes.

Be, hija mía, en mi casa estamos todo el día hablando de la herencia que nos toca según el orden de defunciones en la familia... Nos encanta matar virtualmente a algunos una y otra vez, supongo.

So blandengue.

Eva Luna dijo...

Pooooobr Misia, pero aqui va mi aportación a tu (comprensible) odio a teresa rabal.
Mi trauma es que yo estuve la friolera de 3 veces en su programa de la tele, del que guardo unos videos VHS que no enseñaria ni bajo presión policial, y la tía tenía la cara llena de marcas, surcos y agujeros, y verla a las 7 sin maquillaje me traumó para toda mi vida.
Jamas useís maquillaje de tele. Fue la lección.
Amen

Gato dijo...

Jo, pobre osito. Los famosos cirquenses pueden decepcionar bastante. Yo flipé cuando vino a mi pueblo Torrebruno, y descubrí que era más bajo que yo y que estaba viejito y cansado. Pobre.

Tako dijo...

Teresa, Mariajesus... y Gato acaba usted de recordarme uno de mis ponies (o ponys o como sea): Torrebruno.

Un tema sobre ponies un lunes. Ahí estamos, motivando al personal.

neblina dijo...

Jo... de verdad que gran poni, yo también fui al circo de Teresa... pero no presté atención al domador... que insensible, coño! fijo que por culpa de mi tio!

lorzagirl dijo...

Yo fui y me quedé dormida. Ahora comprendo que fui muy afortunada.

EmeA dijo...

> la tía tenía la cara llena de marcas, surcos y agujeros

Pobrecilla, ha salido a su padre

Achab dijo...

Así empezó Mitrofán y ya ves

Anónimo dijo...

Estimada Misia, aquello no era un osito...

(Era joven, necesitaba el dinero, y a ponis no me gana nadie).

Anónimo dijo...

Qué lástima, hablar mal de la gente tan gratuitamente, que pena da éste país. Y más pena aún que nadie se haya dado cuenta de que la vida en el circo es igual de dura para las personas que trabajan en él. El circo de Teresa Rabal, y estoy informada porque trabajo en la comisión de espectáculos, prescindió de animales al poco de comenzar su andadura precisamente por estar en contra, alguien la preguntó a ella si le apetecía trabajar 24 h al dia y vestir esos petos??? Creo que las personas, aunque sonrian, tambien pueden ser explotadas.