MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

viernes, septiembre 29, 2006

(inciso II)

Perdón. El post interesante es el de abajo.

Dame una mecha
me quiero inmolar

Dame una mecha
ayer me iba a congelar

Dame una mecha
no voy a encender pasiones

Dame un mecha
no se ni arrancar calentadores

Dame una mecha
quiero iluminarlo todo

Dámela rápido
no la vaya a apagar de un soplo

Gracias. Ahora lee el post de abajo.

Me pone un señor de 72 años

Venía del concierto de un grupo que canta (entre otras cosas) a la crisis de los 30, y me acordaba de las últimas veces que he escuchado a gente divagar (o no tanto) sobre el paso del tiempo. Sólo en el plano blogosférico, LaPerri se plantea si no será demasiado mayor para los bolsos y bragas que le gustan (que son exactamente los mismos que me molan a mí, y le saco dos años). El Zagloso afirma que se sabe que eres mayor cuando temes más que te pillen tus hijos frinkando a que que pillen tus padres. Toño dice un montón de cosas más prácticas (aunque no lo parezca) para enfrentarse al hecho de que el tiempo pasa (y otras cosas).

Y yo, que creía que ya era mayor por haber nacido suficientemente pronto como para existir a la vez que las hombreras de Eden Capwell... he descubierto la verdad.
Soy mayor, porque alguna vez me puso, en tiempo real, un señor que hoy tiene 72 años. En tiempo real no es “qué guapo está Paul Newman en El Golpe”, es “tengo 11 años y me encanta este señor de negro”.

Como me pasó a mí cuando vi este video:


Ayer me enteré de que Leonard Cohen tiene 72 años. Los cumplió la semana pasada, el jueves 21 de septiembre. Hace mucho que no le veo -creo que desde que se metió a monje budista-, pero aún así puedo seguir diciendo alto y claro: me encanta este hombre.

Cómo resistirse a un hombre que se explica así:

"I don't consider myself a pessimist at all. I think of a pessimist as someone who is waiting for it to rain. And I feel completely soaked to the skin."
"No me considero un pesimista en absoluto. Para mí un pesimista es alguien que está esperando que llueva. Y yo lo que me siento es calado hasta los huesos."
Tiene dos hijos, al niño lo llamó Adam y a la niña Lorca, por el poeta. Una de las canciones que más me gustan de Leonard Cohen es “Take This Waltz”, una versión del poema Pequeño Vals Vienés de Federico García Lorca.


Yo tuve un rollete -o lo que fuera, básicamente un chico del que debería escribir en una sección de próxima inauguración que se llamará “Los Chungos de Nuestra Vida”- al que también le encantaba. Solíamos poner cedés de Leonard Cohen y dejarlos sonar una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. A veces poníamos esta canción en modo repetir, y escuchábamos Take This Waltz una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. This waltz, this waltz, this waltz, this waltz, with its very own breath of brandy and Death, dragging its tail in the sea... Dios, qué pequeña era entonces.
Cuando me mudé a mi casa malasañera el primer cedé que le cogí prestado a mi compañero de piso fue “I’m your fan” un disco de versiones de Leonard Cohen por bandas folk y rock del palo R.E.M., Nick Cave and the Bad Seeds, Pixies, James… Una señal, serendipia o simple p*ta coña, pero qué bueno.
Al final sí he buscado una foto actual, éste es más o menos el aspecto que tiene ahora.

La wikipedia dice que Leonard participó en un episodio de Corrupción en Miami. Poeta, novelista, cantante, amante de mujeres como Janis Joplin y Rebeca DeMornay, monje budista y estrella invitada en la serie de Ricardo Tubbs y Sonny Crockett… ¿Es o no una vida bien aprovechada?

miércoles, septiembre 27, 2006

Expediente X - vol 3: Cruz Castillo

Recuperando buenas costumbres como es el autoescarnio, y retomando secciones casi abandonadas de este blog colectivo, hoy voy a hablar de otro de los hombres televisivos que, inexplicablemente, me han gustado. Esta es la tercera edición de mis Expedientes X, y para encontrarlo vamos a viajar al pasado un poco más que en las ocasiones anteriores (la primera fue Iñigo Segurola –que aún me gusta por cierto–, y la segunda fue Wesley Crusher –para regocijo de frikis pasados y presentes–).

En esta ocasión se trata de… Cruz Castillo.

Cruz Castillo, el detective latino de Santa Bárbara. Para situarnos, Santa Bárbara es aquel maravilloso culebrón madeinUSA que nos contó durante años por las mañanas las aventuras y desventuras de la familia Capwell y sus archienemigos los Lockridge (¿no os acordáis del malo malísimo, Lionel Lockridge, o fonéticamente Layonel Locbrich?) en Santa Bárbara, California.

Venga, quien más o quien menos la vimos alguna vez, en vacaciones y los días que nos librábamos del cole por estar malitos. Si no la viste nunca, no sabes lo que te perdías.
Para empezar a Robin Wright, posteriormente Robin Wright Penn, la Princesa Prometida, haciendo de la pequeña de los Capwell. O escenas magistrales, como cuando un personaje clave muere aplastada por una enorme “C” de neón desprendida del luminoso del Hotel Capwell. O el la gimnasia mental que había que hacer para seguir la serie vista a retazos, teniendo en cuenta que cambiaban a los actores para no tener que matar al personaje (hubo al menos 3 CC Capwells y 4 Kellys). Qué grande.

Pero vayamos a lo importante. Cruz era el detective latino, eterno enamorado/novio/amante/marido de Eden Capwell, la hija mayor de CC Capwell. Para que veáis una muestra de lo poco complicada que era su historia, anarroseo (maravillosa palabra que agradezco a EmeA: GRACIAS) un parrafito de la web de un fan de la serie:

Cuando Victoria reveló que Chip era hijo de Cruz, Eden se vio sometida a una gran presión que la condujo a desear con todas sus fuerzas poder darle un hijo a Cruz. Pero la chica descubrió que tenía problemas para quedarse embarazada y decidió someterse a un tratamiento, todo a espaldas de Cruz. Las continuas ausencias de su esposa empezaron a hacer sospechar al policía de que algo ocurría y finalmente consiguió averiguar todo lo sucedido. Cuando Cruz encuentra a Eden le ruega que confíe en él y le promete que estará a su lado pase lo que pase.

Qué grande, por favor. Veamos ahora las fotos de la boda.

Perdonadme pero me siento incapaz de escribir pies de foto a esto.
Podéis hacer sugerencias en los comments.

Lo creáis o no, el actor que interpreta a mi ex ídolo se llama A. “A. Martínez”. En serio. La wikipedia dice que se llama “A.” porque su padre y su abuelo se llamaban Adolfo, pero no creo que esa sea razón suficiente para quitarle al pobre chico todo el resto del nombre. Pero bueno, qué se yo, si al fin y al cabo me llamo Be (igual es una señal).

Además de en Santa Bárbara, tuvo un papel en Hospital General (¿y quién no?, podéis decir. Vale, pero a él le dieron muchos premios por el suyo). También salió en La Ley de Los Ángeles y en Profiler. En ésta hacía (otra vez) de policía latino con una novia rubia (es lo que tiene encasillarse), Sam, la prota. Y la verdad es que por aquel entonces aún me parecía que el chico tenía su aquel (qué le vamos a hacer).

Y una cosa chunga que he recordado al documentarme para el post es que lo mío con Cruz Castillo era sólo por seguir la corriente. Creo que el que de verdad me molaba era Mason Capwell, que era más malo. Pero claro, es que al pobre le pasaban cosas tremendas, como que la única chica de la que se enamoró era una ex monja que murió aplastada por una enorme letra “C” de neón, por cierto embarazada de un hijo de Mason que, lógicamente, nunca llegó a nacer.


¡OJO! Me molaba Mason, pero sólo el de esta foto (hubo 3 Masons distintos)

Conclusiones:

- Los malos atormentados molan.

- Los polis heroicos y buenísimos también.

- Esta serie es como del 86, de lo que hace 20 años. Esto significa dos cosas: 1.- Soy muy pero que muy mayor si ya hace 20 años me gustaba un chico; y 2.- Soy muy pero que muy mayor si ya había nacido cuando en algún punto del mundo alguien llevaba esas hombreras.

martes, septiembre 26, 2006

La culpa la tienen los modernillos de mi calle

-¿Qué tal la Noche en Blanco?
¿Que qué tal la Noche en Blanco? Pues una mi**da. La Noche en Blanco, mal.

Debí empezar a sospechar cuando salí a la calle y encontré una concentración de modernos bastante superior a la habitual. Debí empezar a temblar cuando llegué a Fuencarral, donde había quedado con Sark y Zarajota, y me encontré en mitad de Japón. Era un atasco de gafas de pasta, una aglomeración de camisetas de rayas y cortes de pelo molones. Porque además de La Noche en Blanco, era el Festival Pura Vida. Dios, cómo odio las multitudes.

Tuvimos que saltar mochilas guays y litros y más litros de cerveza, respirar como 3 drogas distintas (o más), frotarnos con cientos de modernillos durante más de media hora, para conseguir llegar a Gran Vía, donde habíamos quedado con Misia. Cuando por fin llegamos, Misi no sabía si hablarnos o no. La Noche había empezado fatal, estoy segura de que los gafapastas se cargaron el karma.

La idea era cenar algo rápido y luego empezar el peregrinaje. Fuimos a un italiano… y tardaron una hora en hacer dos p***s pizzas, una de ellas vegetariana (no tenían ni la excusa de que para cocinarla había que matar un animal primero). No parabamos de hablar, pero no consigo recordar de qué. Lo que sí recuerdo el hambre… Entre Sark y yo nos terminamos el pan de toda la mesa.

Entonces llegó LaPerri. Ella también había tenido que atravesar La Calle, así que volvimos a flipar con la cantidad de modernillos congregados. Nos preguntábamos de dónde habrían salido, porque ambas vivimos en Malasaña, real y/o figuradamente, y los hay... los hay pero no tantos. Lo cual en parte es una pena, porque hacía mucho que no veíamos semejante aglomeración de chicos guapos. Pensamos que habían venido de fuera, que serían modernos de la periferia, incluso de provincias. Porque estos no caben todos en el Nasti, se pongan como se pongan.

Nos comimos las pizzas y pusimos rumbo a La Bolsa, primera parada del recorrido. La cola daba la vuelta a la manzana. Si odio algo casi tanto como las masas humanas es hacer cola. Pero la compañía molaba y el tiempo pasaba rápido. Se me ocurre una cosa: “Y si llega la hora de cerrar y no hemos entrado aun… ¿nos cerrarán la puerta en las narices?”. Tres cuartos de hora después, pasó exactamente eso. Bueno, 20 metros por delante de nuestras narices.

Algunos se subían a las verjas de La Bolsa, me recordaban la escena de Mary Poppins en que todo Londres quiere sacar su dinero del banco a la vez (de la que por cierto no he encontrado ni una foto para ilustrar este post). Llevaba una hora lloviendo.

La cola del Teatro Real tenía kilómetros de largo. Madrid estaba lleno de gente. Mi barrio, de modernos, el resto, de todos los demás. Vale, no vi chanis, pero había de todo lo demás. Padres, madres, abuelos, nietos. Que no son horas, hombre. Que los niños tienen que dormir. Dónde están los servicios sociales, el defensor del menor, Herodes…

Así que nos fuimos de cañas y nos dieron las 3 en el irlandés. A la mi**da con la Noche en Blanco. EmeA puso después la nota de sentido común: “Con ese nombre, algo os teníais que haber olido”. Pues sí.


VIDEO REGALO

No me gusta poner un post solo de texto, queda maaaaaaaaal. Así que, como hoy estoy TOC, os pongo un video de Sidonie, que actuaron en el Festival De Mi Calle (aka Pura Vida). Las imágenes son de un concierto en Murcia. Así sirve también de homenaje a los modernillos murcianos que se desplazaron a la capital el fin de semana pasado.

jueves, septiembre 21, 2006

(pequeño inciso)

El post interesante es el de abajo.

Quédate a domir
No seas mandril

Quédate a dormir
y se salao como el perejil

Quédate a dormir
que no te lo tenga que repetir

Quédate a dormir
voy poniendo el té a hervir

Ahora podeis pasar al post de abajo, cuya disyuntiva es sumamente más interesante. Gracias

¿Qué harías tú “antes de que amanezca”?

Cuando vivía en Londres, mi grupo de amigas (esa familia sustituta que encontré en la Isla Lluviosa) se componía de: dos españolas, dos alemanas y dos checas. Éramos vecinas, todas universitarias, teníamos más o menos la misma edad y un gusto similar para las pelis.
Hacíamos unos planes bastante tranquilos: íbamos al cine un par de veces a la semana, nos íbamos de miniviaje cada dos o tres semanas y una noche de cada siete nos juntábamos en la buhardilla de mi casa a ver DVDs, hablar por los codos y cantar “La Abeja Maya” en tres idiomas diferentes.
Qué tiempos… Pero no divaguemos. Una de esas noches dimos de casualidad con una de esas claves para descifrar los enigmas de la vida y clasificar a las personas: el dilema “Frinking in the Park”.

Aquella vez se nos hizo de día hablando de la película Antes de que Amanezca, o Before Sunrise. Dos de mis amigas no la habían visto, así que las demás les explicamos el argumento. Con espoilers. Vamos, que les destripamos la peli. (Para los que no sepan de qué va, pueden hacer clic aquí y después seguir con el post).

Para resumir (con SPOILERS!!!), tenemos a Jesse, americano, y a Celine, francesa, juntos por unas horas en Viena. Tienen una noche, sólo una noche, en la que charlan, beben, pasean, y duermen en un parque, para despedirse en la estación a la mañana siguiente con la firme promesa de volverse a encontrar en esa misma ciudad 6 meses después.

En lo que mis amigas y yo no conseguíamos ponernos de acuerdo no era en si acudirían a la cita ni quién de ellos iría y quién no (eso era lo de menos). Nuestra discusión versaba sobre el tema sexo. ¿Qué pasó en ese parque? ¿Frinkaron Jesse y Celine?

Flinthera y Zuzka estaban seguras de que NO. Basaban su decisión en la frase de ella cuando están entrando en situación. Era algo así: “Sí claro, la fantasía masculina: Conocer a una chica francesa en el tren, follártela y no volver a verla”.
Yo voté que , sin ninguna duda, teniendo en cuenta que a las dos frases ella le besa y dice algo así como “¿Por qué tengo que complicarlo todo tanto?”. Además, a la mañana siguiente ella ya no lleva camiseta debajo del vestido (como puede observarse en la fotografía).
LaNiña me apoyaba. Empate a dos.

El debate seguía con argumentaciones cada vez más sesudas, como “Pero, ¿cómo va a ser tan tonta de no frinkárselo? ¡Venga yaaaaaa…!”. Y llegamos a la siguiente conclusión: Cada una interpretaba la situación según hubiera actuado ella en el lugar de Celine. Y yo prefiero arrepentirme de haber hecho algo que de no haberlo hecho.

Para que podáis juzgar el asunto vosotros mismos, adjunto a continuación el diálogo de la escena en cuestión (la chunga-traducción es mía). Recordemos: están tumbados en un parque, de noche, con una botella de vino tinto y dos copas… Han acordado no volver a verse.

Céline: (Volviéndose hacia Jesse) ¿Sabes qué quiero?
Jesse: ¿Qué?
Céline: Que me besen.
Jesse: Eso sí puedo hacerlo. (se besan, él empieza a bajar por su cuello)
Céline: ¡Espera! (ella le separa, y se incorpora) Tengo que decir algo estúpido.
Jesse: Muy bien.
Céline: Es muy estúpido.
Jesse: Vale.
Céline: No creo que debamos acostarnos. A ver, quiero hacerlo, pero como no vamos a volver a vernos… me haría sentir mal. No sabré con quién estarás. Te echaré de menos. (ella se tumba junto a él) Lo sé, no es muy adulto. A lo mejor es un rollo femenino, pero no lo puedo evitar.
Jesse: Volvamos a vernos.
Céline: No, no quiero romper nuestro acuerdo, sólo para que puedas echar un polvo. (ríen)
Jesse: No solo quiero echar un polvo. Quiero… a ver, quiero decir, creo que deberíamos. Sólo tenemos hasta por la mañana, ¿no? Creo que deberíamos.
Céline: Sí claro, la fantasía masculina perfecta: Conocer a una chica francesa en el tren, follarla y no volver a verla. Menuda historia para contra a tus amigos, y yo no quiero ser una Buena historia. No quiero que esta tarde se convierta en eso.
Jesse: De acuerdo. De acuerdo, de acuerdo, de acuerdo. Vale.
Céline: ¿Vale?
Jesse: Vale. No tiene por qué haber sexo. Tampoco es para tanto.
Céline: Vale. (larga pausa) ¿No quieres volver a verme?
Jesse: (risas) No, claro que quiero. Escucha, si alguien me diera a elegir ahora mismo entre no volver a verte o casarme contigo, me casaría contigo. Y puede que sea un montón de mierda romántica, pero la gente se casa por mucho menos de eso.
Céline: La verdad, creo que había decidido que quería acostarme contigo cuando nos bajamos del tren. Pero ahora que hemos hablado tanto, ya no lo tengo tan claro.
(Jesse suspira con frustracion. Céline rie, y se inclina para besarle)
Céline: ¿Por qué lo hago todo tan complicado?
Jesse: No lo sé.
(Se besan de nuevo)

En fin, ¿vosotros qué opináis al leer el diálogo? O mejor, ¿qué opinasteis? Cuando visteis la peli por primera vez, ¿pensasteis que frinkaban apasionadamente bajo las estrellas vienesas, o no?

Por cierto y sin spoilers para quien no la haya visto… en la segunda parte, Before Sunset, dan la solución al enigma.

miércoles, septiembre 20, 2006

El derecho humano a miccionar

Tranquila, S.J. Parker, que esto no va de que después de la tercera copa tú anuncias que necesitas ir al baño diciendo “me hago super pis” y yo diciendo “me meo infinito”… Éste no es un post de autoescarnio, es un post de denuncia social.

Se me terminaron las vacaciones el 28 de agosto. Estas 3 últimas semanas han sido una sucesión de desastres tecnológicos, uno tras otro. Cortes de luz, apagones Internáuticos, fastidiosos virus informáticos, ordenadores que se apagan solos, teletipos que se amotinan, impresoras que se declaran en huelga, tonners que desaparecen… Hemos estado trabajando en condiciones prehistóricas, aprendiendo a valorar los avances de la técnica de 100 años a esta parte, y luchando por controlar los brotes de locura asesina que surgen en las mentes de los periodistas del siglo XXI cuando falla la digitalidad.

Pero lo de ayer… lo de ayer… Cuando parecía que las cosas volvían a la normalidad, y nosotros a 2006, llegamos a la radio y ¡¡¡NO HABÍA AGUA en todo el edificio!!! Sí podíamos beber agua, había en las máquinas expendedoras esas típicas de oficina con vasitos… lo que no había era agua corriente, con todas las molestias que eso conlleva.

Las chicas de mi programa (por cierto, tenemos un chico nuevo en el equipo, creo que es un intento de los jefazos de evitar que el nombre del programa cambie por aclamación popular a “Villa Bragas”)… ¿qué decía? Sí, decía que las chicas del programa bajábamos (estamos en una décima planta) a la calle en pandillas para usar los baños del centro comercial de al lado.

Yo creo que eso atenta contra los derechos humanos. Así que se lo he consultado a un compañero con el que confraternizo, ése del que ya hablé en otra futbolística ocasión, y me ha hecho 3 sugerencias:

1: “Si conseguís reunir 1 millón de firmas, podréis llevar el asunto de la falta de agua al Parlamento Europeo para que se denuncie”.
2: “Otra opción podría ser colocar un cartel en el que se ruegue la racionalización del uso de los baños. Algo así como una cartilla de racionamiento para ir a los lugares excusados, en la que se debería distinguir tres tipos de cupones: "para aguas mayores", "para aguas menores" y "otros". Incluso, para ambientar un poco el cotarro y retrotraeros mejor a gloriosas épocas añoradas en las que tales cartillas representaban un hecho cotidiano, podríais pasar fragmentos del No-DO. No creo que desentonara demasiado”.
3: “O bien, se me ocurre como última salida hacer en el imagino ahora solitario despacho de Lord Janson*, una especie de cuadra con caballos, aves de corral, etc. (tengo entendido que por falta de espacio no iba a ser, puesto que casi se puede jugar un partido de fútbol en él) e ir a hacer las deposiciones allí, entre el heno y la viruta”.

Jo. Y eso que él ha conseguido alejarse de la nave nodriza un puñado de miles de kilómetros y puede hacer pis cuando le da la gana.

*Un reputado colaborador que nos ha dejado para recorrer el mundo sobre ruedas.

martes, septiembre 19, 2006

Un intruso en mi salón

Estaba yo tranquilamente dándome una ducha hace como dos meses. Mi compañero de piso (R.) no estaba en casa ni iba a volver hasta la noche y, como hacía calor, dejé la puerta entornada.

En esto que oigo ruidos. Mierrrrrda. Alguien abre la puerta CON LAS LLAVES. ¿Qué demonios le ha pasado a R. para volver del curro 6 horas antes? Bueno, paso, ya oirá el agua de la ducha y se mantendrá alejado.

-¿Hola…?

Mierrrrrda doble. No es R. Un tío que no es R. me habla desde el salón. Le contesto.

-Hola…

-Hola, soy Achís, el amigo de R, hablamos el otro día por teléfono, ¿te acuerdas?

-Sí… Estooo, me pillas en la ducha.

-Sí, es que he venido un momento a…

-Oye, salgo enseguida, ¿eh?

Termino de ducharme con tranquilidad (la p*** puerta sigue entornada) mientras me acuerdo de la madre de un tío al que ni siquiera he visto. Descorro las cortinas con cuidado, me envuelvo en mi macrotoalla y corro a mi habitación. Al rato salgo, arreglada para ir a trabajar. En el salón hay un tío de pie (Achís, amigo de R. desde el colegio)… y una chica sentada en el sofá.

Acabáramos.

-¡Hola Be! Mira, es que andaba por el barrio y he subido porque R. me había pedido que le trajera una cosa y me ha dejado las llaves.

Ya, me voy haciendo una configuración de lugar, no eres un intruso, R te ha dado las llaves… Pero la pregunta es ¿qué c*** haces aquí y como piensas salir airoso? (Pero esto sólo lo pienso. Lo que digo es)

-Ya. Encantada, Achís. Me voy a trabajar.

No veo a R. hasta el día siguiente. La conversación fue tal que así:

-Oye, R., he conocido a Achís.
- ¿Sí?
-Y a su amiga…
-Ya…

No me creí que Achís viniera a arreglar el ordenador de R. (que aparte funciona perfectamente), ni que la chica viniera a ayudarle con no sé qué del software -a no ser que fuera para convertirlo en hardware-. Le pegaba más no saber cómo enviar un e-mail. R. defendió valientemente la historia de la informática, pero se puso todo colorado para decirme que era la última vez que iba alguien a casa sin avisarme.

Jo. Lo siento por Achís.

¿Se referirían a estas cosas mis tías solteras cuando hablaban de los imprevistos de compartir casa con “un hombre”?

viernes, septiembre 15, 2006

Breve erial

Ayer mi madre me invitó a comer. Según llegué al lugar donde habíamos quedado, me dijo:

-Así no puedes ir a trabajar. Vamos a entrar aquí un momento y te compro algo.

Yo llevaba vaqueros y una camiseta roja "de sisa" y cuello alto, bastante normal. "Aquí" era Cortefiel, tienda que no me gusta precisamente, y "algo" fue un top negro PRECIOSO, un poco transparente (pero sólo un poco), con plieguecitos en la parte delantera.

Mi erial (de hoy) consiste en que, a mi edad, dejo que mi madre me elija la ropa.

Sobre todo si paga ella.

jueves, septiembre 14, 2006

Mi nuevo delantal

Hace un par de semanas, cuando aún estaba en Palma, fui de compras con mis padres. Yo buscaba un delantal:
Madre de Misia: mira este, es mono ¿verdad? con mariquitas...
Misia: sí, es mono.
Madre de Misia: llévatelo.
Padre de Misia: Sí, yo te lo compro, hija.
Y el delantal pasó a formar parte de mi patrimonio. Por consejo de mi madre y patrocinio de mi padre.


Jo, mira que mariquitas taaaan monas... Ésta te mira sonriente, que moooooooooona:

Uy, esta pobre, panza arriba y casi agitando las patitas, se ha caído... Pobre, que mooooooooona:


A ver que más, a ver... mira, dos que están muy juntitas, que mooooon... ups:


Jijiji, vale, en mi delantal hay dos parejas de mariquitas frinkando. Me parece estupendo, aquí amor, armonía y gusto pa´l cuerpo, pero se me plantean un par de preguntas: ¿qué tengo en mi delantal? ¿una demostración del kamasutra coleóptero heterosexual u homosexual? (complicado de saber, porque parece que las mariquitas no presentan dimorfismo sexual marcado). ¿El retrato de la mariquita sonriente fue tomado después de la sesión de frinkamiento? ¿Se quieren o es simplemente un "aquí te pillo, aquí te mato"? ¿Le dirá una mariquita a otra "te llamo y nos vamos a comer unas hojas" y desaparecerá para siempre de su vida? No me puedo creer que estén ahí frinkando en mi delantal y yo ni siquiera sepa sus nombres...

(Jo, si me preocupan todos estos detalles es que he tenido demasiada tele, demasiado tomate y demasiada Bridget Jones en mi vida).

...

Sólo una última cuestión: ¿Son conscientes mis padres de que me han inducido a consumir pornografía (aunque sea insectil)?

miércoles, septiembre 13, 2006

¿Qué harías tú para salvar el mundo?

(Por alusiones)

El Master del Universo selecciona cada año a 40 jóvenes prometedores, los recluye bajo el mismo techo durante 12 meses y les enseña a desempeñar (muy bien) un oficio. Al terminar el año los suelta, mucho más sabios, más preparados, más experimentados, más guapos y con el ego desatado..., los suelta, digo, en el mundo real (aka mileurilandia). A partir de allí cada uno toma un camino diferente: unos continúan con el oficio aprendido, otros lo abandonan… algunos, los menos, escapan de mileurilandia a la tierra prometida de los contratos de persona. Pero todos, seguro, recuerdan aquel como un año especial.

Porque, además de aprender (y otras cosas, como salir de cañas), los jóvenes elegidos disfrutaban del mejor caldo de cultivo para sesudos debates sobre política internacional, reporterismo de guerra, ética periodística, fast truth vs. periodismo digital, blanco conceptual vs. márgenes estrechos…

Uno de esos dilemas –uno que llegó a nuestro foro vía Lola 3,15– es, precisamente, el protagonista de este post. Tal dilema nos dividió en distintas facciones y sacó a la luz el verdadero yo de cada uno. Vamos allá:

EL DILEMA
Hay un holocausto nuclear. Todo el mundo va a morir. Tu familia, tus amigos, tus mascotas… todos tus seres queridos. Y los no queridos también. Pero tú puedes hacer algo para pararlo. Frinkar.

Pero no de cualquier manera, ni con quien tú quieras. Será televisado a nivel mundial, en todas las teles públicas y privadas, con pantallas gigantes en todas las plazas de todas las ciudades. Todos te verán: tus padres, tus hermanos, tus abuelos, tus compañeros de trabajo, tus profesores de EGB, tu primer amor, todos.

Y tu compañero de escena debes elegirlo tú entre dos opciones:

(SI ERES UNA CHICA HETEROSEXUAL O UN CHICO GAY)

Opción A:
Luis María Ansón
Opción B:
Cameron Díaz


(SI ERES UN CHICO HETEROSEXUAL O UNA CHICA LESBIANA)

Opción A:

Cristina Almeida
Opción B:
Brad Pitt

Los resultados de la encuesta fueron los siguientes:

-De las mujeres heterosexuales entrevistadas, únicamente una prefirió al señor Ansón antes que a Cameron Díaz. Las demás pensamos que era una rara (con todo el cariño, no te enfades si lees esto, Beyoncé).

-De los hombres heterosexuales entrevistados, sólo uno o dos prefirieron a Brad Pitt. Todos los demás eligieron a Cristina Almeida, la mayoría intentando colar el subterfugio “me frinkaría a Cristina Almeida pensando en Cameron Diaz”. Las dos honrosas excepciones a ésta “trampa” fueron J. y el Titán SubMarcos.

J. dijo: “Yo me lo pasaría DE PUTA MADRE con Cristina Almeida”, y por eso es el único hombre hetero 100% que conocemos LaPerri y yo.

Titán SubMarcos dijo que él se lo montaba con la Almeida incluso sin verse obligado a salvar al mundo con ello: “Bien mirada la tía tiene su puntillo... a mí me pone”. Y por eso es el hombre überhetero.

(Sí, también algunos hombres gay han contestado a esta encuesta, pero mi memoria de pez -unida a la convicción de que nunca necesitaría esos datos- son los culpables de que no consiga recordar sus respuestas.)

En fin, señor@s lector@s, saquen sus propias conclusiones. Nosotras -Lola 3,15, LaPerri y yo- elegimos en su momento pensar que lo que ocurre es que las tías somos un poco “perris” (aunque no tiene nada que ver con el nick de LaPerri, no liemos las cosas).
¡Guau, guau!

martes, septiembre 12, 2006

Peligro: madre a la vista

Mañana mi madre cogerá su maleta, abandonará s´illa y vendrá a casa a hacer una visita a sus dos descastados hijos (sí, esos que después de acabar la carrera decidieron quedarse en Madrid y no volver al nido familiar).
Antes de nada, debo aclarar que yo me llevo muy, muy bien con mis padres. Pero tener a mi madre en casa es un poco estresante. En casa de Palma, todo funciona como un reloj, todo está impoluto y perfecto. Mi madre trabaja sus ocho horas diarias, se ocupa de la casa y antes nos cuidaba a nosotros (como nos marchamos, mi madre nos sustituyó por un perro. Pero eso es otra historia). Y me maravilla, porque cuando yo me fui a vivir sola, los primeros meses todo fue el caos, hasta que aprendí a manejarme, a cocinar, a saber que las plantas se mueren si no se les echa agüita (regar, creo que se llama). Ahora mi hermano y yo nos repartimos las tareas y la casa sobrevive en un umbral de limpieza y orden aceptable.
El problema es cuando se produce la colisión madre-nuestra casa. Al principio siempre nos pillaba desprevenidos y recuerdo algún momento en el que yo corrí por los armarios de la casa escondiendo montones de ropa por planchar mientras ella subía las escaleras. Ahora somos más viejos y más listos y para amortiguar el impacto, antes de cada visita mi hermano y yo hacemos dos cosas para evitar las broncas:
1) Comernos la comida del congelador. Pero no toda. Hay que buscar el equilibrio: si hay mucha, ella se enfada porque lo que ella congeló la otra vez sigue allí, no nos hemos alimentado y además no tiene sitio para congelar la nueva remesa de sopa y lentejas. Si hay poca comida, ella se enfada porque no tenemos con qué alimentarnos y porque no compramos lo suficiente. ¿Dónde está el equilibrio? ah, quien sabe. Depende de ¿la dirección del vuelo de los estorninos? Intuyo que la clave está en la palabra "alimentación", pero no le encuentro yo el punto al asunto.
2) Hacemos una maratón de limpieza que comienza dos días antes de su llegada. Con plancha (ay) incluída.
Pero sabemos que por mucho que hagamos, NUNCA estará todo perfecto. SIEMPRE fallará algo. Así que yo ya me tomo sus visitas con mucha filosofía: con mi madre no aspiro a la excelencia, tan solo a la corrección.
Lo malo es que esta visita amenaza con ser más caótica que las demás porque este mes tengo un montón de trabajo y no estoy mucho en casa, unido a que me he pasado el fin de semana dormitando en la terraza de Be y esta noche de cañitas. ¿Resultado? Es tarde, mi cuarto necesita un buen repaso, tengo la reproducción del Everest hecho con camisetas y pantalones por planchar sobre la cama y tengo que preparar su habitación. Por no hablar del congelador: para que alcanzara un nivel aceptable de ocupación, tendría que comerme esta noche siete filetes de pollo, dos de ternera, cuatro lenguados, dos tupper de sopa y una bolsa y media de guisantes (¿veis? helado no queda. Es injusto. Y yo que estaba dispuesta a comérmelo para evitar el enfado de mi madre...)
(Pensándolo bien, creo que mañana me quedaré en mi trabajo... a dormir, y a pasar el miércoles... y el jueves... este... ¿cuándo se irá mi madre?)

lunes, septiembre 11, 2006

30 días en el infierno

El final… del verano… llegó, y…………… Basta. Aunque este año no ha muerto Chanquete, al menos que yo sepa, ya estamos en septiembre, y con septiembre llega:

LA OLA DE PENA


Yo no sé si es ese rollo de la depresión postvacacional que nos venden, pero me parece que no. Porque se supone que síndrome postvacacional es un estado de ánimo que viene tras un cambio de ocio a rutina. O sea, que sin vacaciones no hay síndrome. Y el año que más sentí la ola de pena fue el año del Master del Universo -2003-, y ese verano no tuve (vacaciones).
Bueno, soy una mentirosa, pasé una semanita en la playa con mi amiga K. y La Orden del Fénix en inglés. Pero eso fue en junio, así que al llegar septiembre ya no me acordaba de lo que era un día libre. Y no es que me diera un flipe raro de repente, no: a mis compañeros les pasó lo mismo. De hecho, el término “Ola de Pena” no es mío, es de J. -el único hombre hetero 100% que conocemos LaPerri y yo, y por cierto esto tiene un post-.

Desde el 1 de septiembre tengo como una “pena cósmica” que no se me quita. Y es una cosa absolutamente absurda e irracional, porque tengo algún problemilla pero nada que no se pueda arreglar.

Y no soy la única con tsunami emocional. Tengo amigos que necesitan cambiar de trabajo a toda costa, otros que han descubierto que odian a sus compañeros de piso, otros que ven muy cercanos los problemas para pagar el alquiler, otros en plena crisis con sus parejas, otros que se quieren mudar a otro país pero no saben ni dónde ni cuándo ni cómo, otros que se sienten solos (algunos con motivos, y otros sin ellos).
Septiembre es temporada de pena y mal rollo. Y además hoy es día 11. He hecho un google y por “Ola de pena” no me sale nada. Por “síndrome postvacacional” (por si acaso es eso) he encontrado el siguiente consejo:

Concéntrese en los aspectos positivos: No piense sólo en lo bien que lo ha pasado en vacaciones o el mal tiempo que hace a su vuelta. Seguro que su trabajo tiene aspectos positivos; concéntrese en ellos y disfrútelos.
Vamos bien. El sábado por la noche hicimos una barbacoa en mi terraza malasañera, comimos carne y bebimos… bueno, bebimos muchas cosas. Estoy mejor.
También dice que se pasa solo, así que calculo que para octubre estaremos bien. Y no gracias a ésta otra página, donde el mamón del autor termina con la siguiente idea para superar el síndrome postvacacional:

Ánimo, que las navidades están a la vuelta de la esquina.

Ya.

viernes, septiembre 08, 2006

Corre, mona, corre

Plaza Mayor de Madrid. Anómalo y yo estábamos sentados en un banco tomando un helado y vemos que dos lindas y muy exuberantes chicas pasan delante de nosotros: una de ellas morena, melena cardada, escote, unos minishorts negros al ras y taconazos. La otra, rubia, algo más discreta vistiendo, pero también atractiva. Corrían, atravesando la plaza, en la medida de lo que sus tacones se lo permitían.
Y detrás... detrás, un hombre. Un hombre español. Al más puro Landa, Alfredo Landa (like Bond, James Bond pero en castizo). ¿Un piropo en ciernes? ¿Una declaración de amor al trasero de la morena? ¿Una oda a su pelo enlacado?
No. Era un camarero que les reclamaba el cobro de la cuenta (ante el alborozo de toda esa Plaza, que observó con atención como unas se resistían y el otro insistía sin soltar a sus presas).
Analizando la situación, las dos chavalitas habían cometido dos errores básicos: llevar tacones, perfectos para correr por el adoquinado madrileño y llevar prendas muy cortas, que provocaron que el señor perseguidor estuviera más motivado para alcanzar su deseado cul...objetivo.
Eso ayer. Y hoy, como todo se debe a la suerte potruda, escucho en la radio esto: Unas 200 personas se van sin pagar de un Vips en Arganzuela.
¿Cuántos camareros como Landa harían falta para parar a 200? ¿Qué cara de paisaje se te queda si eres uno de esos camareros del Vips? Y los 200 ¿Se pusieron de acuerdo antes/durante/después de la cena? ¿Pidieron lo más caro del VIPS todos, y quesadilla y postre, para aprovechar la circunstancia? ¿Se fueron los 200 silbando, por lo de disimular?
A pesar de todas estas preguntas, una cosa tengo clara: seguro que ni la mitad de los 200 llevaban minishorts, sino no habrían escapado.

miércoles, septiembre 06, 2006

No te tomes el porno en serio

El otro día alguien que es como una hermana pequeña para mí, me dijo:
“¡Claro que veo porno! ¡Como que llevo 3 años con mi novio!”. Menudo shock.

A mí nunca me ha hecho falta ver porno para “reavivar la pasión”, cuando lo he hecho ha sido por gusto. Punto. Claro que tampoco me ha durado 3 años una relación. A lo mejor es eso. ¿Es ésa es la función social del porno, dar un empujoncito a las relaciones amuermadas, o que pasan por “una etapa”? ¿Va más allá de pasar un buen rato?

Pues me alegro, porque la chica y su novio son muy jovencitos para quedarse sin vida sexual o de aburrirse con ella. Pero dejemos eso. De lo que yo quiero hablar aquí es de la parte negativa, del daño que ha hecho el porno, por muy cultura que sea. He visto muy poco, pero el suficiente para poder decir: Ojo con el porno, amiguitos.

En la pornografía es normal que se sacrifique parte del placer físico en pro del placer visual, es lógico. Lo importante es ver las pelis como lo que son, películas porno, pero no manuales tipo do-it-yourself. Atención.

En qué ha perjudicado el porno a la vida sexual de las mujeres, cosas que No Hacer, aunque se las veas a Rocco y Nacho (los únicos actores porno de los que conozco el nombre):

-Fuera preliminares: Las pelis porno tienen 5 o 6 escenas de sexo que duran entre 10 y 15 minutos cada una. ¿Mola? Pues es una mierda de media, para empezar porque no es real y para terminar porque sin preliminares es probable que no lleguéis ni al 1. A ver si os pensáis que con un chasquido de dedos estamos listas.

-Amasado de tetas: A quién se le ocurriría que es una buena idea. No se trata de hacer pan, ni masa para la pizza margarita. No nos mola, entérate.

-Centrifugado de clítoris: Se sutil. Esto NO va de centrifugar. Ni de lamer cual vaca. Lo importante es hacerlo bien, no hacerlo sin más. Escucha más a tu chica, que te irá mejor.

-Brusquedad general: No es necesario que nos saques los pendientes del impulso. Es exagerado. Y molesto.

-Equilibrismo: De una peli porno se pueden sacar ideas e inspiración, cómo no, pero si pretendes hacerlo tal cual es muy probable que acabéis los dos en el suelo y, en el mejor de los casos, muertos de la risa.

-Contorsionismo: Hay que probar cosas nuevas, pero sin exagerar, porque por mucho que mole verlo, hacerlo a veces no mola tanto. Vamos, que como sale en las pelis nos prestamos a hacer el numerito, y a los 5 minutos ya estamos pensando: “Bueno, ya está, ya lo hemos hecho, ¿podemos, por favor, volver a lo normal para empezar a disfrutar”.

Chicas, este post si que tiene una función social… ¿o no?

Han colaborado en el brainstorming Misia y Noa (ni se os ocurra escaquearos).

martes, septiembre 05, 2006

Buenos días, preciosa

Cuando tenía dieciséis años, tenía un gran amigo en el instituto. Cada día, al llegar a clase, teníamos el mismo diálogo:
- Buenos días, preciosa.
- ¡No me llames preciosa!
- ¿Por qué?
- Porque no soy preciosa.
- Sí que lo eres.
El diálogo solía acabar con un bufido de mi parte o dándole un carpetazo en la cabeza, dependiendo de las energías con las que me hubiera levantado (menuda era yo en esa época). Me sentaba fatal porque yo era plenamente consciente de que NO era preciosa.
Al año siguiente vine a estudiar a un instituto de Madrid: clase nueva, ciudad nueva, amigos nuevos. Encajé bastante bien. Pero seguía añorando muchas cosas. Y una de las que más echaba en falta era esa pequeña conversación matutina repetida hasta la saciedad. Ya nadie me regalaba un "preciosa" para empezar el día.
Desde entonces, saludo a mis amigos con un "hola, guapo", o el consabido "buenos días, preciosa". Hay gente que lo considera simplemente cursilería, pero ¿qué le voy a hacer si aprendí a valorar lo terapéutico que es oír algo agradable de alguien a quien aprecias?
P.D. Una persona, que también conoció a aquel chaval, está de enhorabuena estos días. Felicidades, Quelitas (aunque más bien debería decir "felicidades, Maicol").

lunes, septiembre 04, 2006

¿Era realmente necesario?

Dos jóvenes y a aquellas alturas de verano ya morenísimas bloggers atraviesan Palma en coche. Van camino de su playa preferida cuando de repente la sangre se hiela en sus venas: el horror, el Horror anda suelto por la ciudad, con forma de descapotable rojo.


Sus ojos no pueden dejar de notar dos detalles escalofriantes, así que siguen al vehículo para poder compartir sus hallazgos con sus lectores y commentaristas:

Uno

y dos

También advierten que la conductora (Susan, suponen) las mira a través del espejo retrovisor:


"Otra vez los malditos paparachis..."

Deciden perderla en el siguiente semáforo, no sin antes preguntarse: ¿Era necesario? ¿Era REALMENTE necesario todo ese despliegue de horteridad? ¿Todo junto?

Las chicas llegan a la playa, instalan sus toallas, se untan bien de crema protectora y se relajan. O lo intentan, porque al levantar la vista se encuentran con esto:

(creemos que ninguna de ellas era Susan)

No, no son los culos empareados/entangados lo que perturba su paz y hace que Misia y Be quieran arrancarse los ojos y tirarlos al mar. No son los senos untrasiliconados, que en la foto no se aprecian (normal, están de espaldas) pero hace que los serbios de sangre caliente sientan el impulso irrefrenable de gritar "¡Dobro sissa!". No, fíjense bien... Se trata de...


TACONES!!!

¿Era necesario? ¿En serio? Tacones en la playa es algo que estas bloggers sólo han visto en Libertad Vigilada.


Post-Post: Chicos y chicas, un pequeño divertimento digital... ¿qué pasa si ponemos "frinkable" en google? Que vale, que sí, que esa palabra solo la decimos nosotras, pero nos hace una ilusión...

viernes, septiembre 01, 2006

Cómo superar con dignidad los conciertazos I

No todos los conciertos de música son iguales. Para cada estilo de música hay un público diferente y unas normas de comportamiento distintas. Hoy comenzamos una serie (corta) de posts con útiles técnicas de estilo para encajar en cada una de las variedades y sobrevivir a conciertos lo más dignamente posible.
Hoy empezamos con un tema díficil: el SKA.
Para que los resultados del estudio fueran lo más fiables posibles, hemos hecho trabajo de campo y nos hemos ido a un concierto de ska. Japonés ¡Ska japonés! De él, hemos podido entresacar las siguientes observaciones, normas y consejos para no desentonar en un concierto de ska:
1) El público es mayoritariamente masculino. Tirando a variante perroflauta.
-->Briconsejo: elige algo cómodo y neutro, tipo camiseta negra (importante la elección del color, por lo que luego veremos) y vaqueros. Si fumas hachís, no hace falta que lleves mucho: el humo de todos tus compañeros podrá nutrir tus pulmones.
2) En los conciertos de ska, el público, básicamente, salta. Mucho. El ritmo de la canción marca el ritmo del salto, eso significa que nos podemos encontrar desde el salto propio de los masais, más pausado, hasta el ritmo que tienen los personajes de dibujos animados cuando rebotan al infinito techo-suelo, techo-suelo. Pero no se trata sólo de saltar en vertical: el cuerpo también se desplaza derecha-izquierda.
--> Briconsejo: llevar zapatos cómodos, planos y cerrados porque la integridad de los dedines peligra. Intentar no llevar cervezas o cosas derramables o inflamables.
3) Cuanto mayor sea el grado de borrachera / emporramiento / idiotez del saltador, mayor será su radio de alcance de salto.
--> Briconsejo: ficha a los saltadores. Y aléjate de ellos. Como si huyeras de un encuestador callejero. Si eso no surte efecto, saca a relucir tus dos armas mortales: codos fuera. No hace falta que hagas mucho, los saltadores caerán en la trampa como gazapillos y se insertaran tus codos en sus costillas ellos solitos en su salto 795.
4) Por el fenómeno apelotonamiento, los saltadores se agrupan. Generalmente, cerca del escenario. Y tienden o a la catástrofe o a sincronizar sus saltos.
--> Briconsejo: si quieres estar tranquilo/a, ve donde haya mayor concentración de chicas o más cerca del final de la sala. Si quieres ser el primo del canguro del zoo, únete a ellos.
5) A más saltos, más sudor: Si entraste seco, olvídate: es una utopía permanecer limpio.
--> Briconsejo: Aléjate de los saltadores y de los señores que veas muy empapados. Intenta no rozarles. A veces es inevitable, así que acabarás tocando más piel sudada que en todos los momentos sexuales de tu vida juntos. Si eres tiquismiquis, directamente, no vayas al concierto. Porque tú sudas, el de al lado suda más y el de más allá, sí, ese guarro que se ha quitado la camiseta, cuando salta esparce su sudor, sin contar con todos los que pasan por tu lado y se limpian en tu camiseta. Y por si fuera poco, el sudor evaporado de la gente se condensará en el tubo del aire acondicionado que está justo encima de ti y, oh, milagro, lloverá a cubierto (y no lloverá agua limpita y fresca, precisamente).
6) Es necesario moverse. El vegetalismo no está bien visto en este tipo de conciertos.
-->Briconsejo: muévete, salta un poco, baila de lado a lado. Si eres un vago y te da pereza saltar, existe la variante "falso-salto": ve poniéndote de puntillas y bajando al ritmo de la música. No despegas del todo los pies del suelo y es menos cansado.Eso sí, un saltador de los buenos no te reconocerá como de los suyos, sino como un engendro poco auténtico y devaluado.
7) La gente es grande y bruta.
-->Briconsejo: si eres pequeño, búscate a alguien que sirva de barrera. ¿Es efectivo? a ratos. En otros morirás aplastado.
Hasta aquí los consejos de hoy de "Quédate a dormir".
(Lo pasamos muy bien en el concierto... si me llega a gustar el ska, ya hubiera sido una gozada).