MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

viernes, octubre 19, 2012

Comeduras de coco

Tras dar mil vueltas en la cama, he acabado levantándome. Tengo un asunto rondando en la cabeza y no puedo dormir.

Digamos que alguien, al que apenas conozco, ha metido la pata. Justo cuando yo pasaba por allí, así que acabé ejerciendo de apagafuegos. Hasta aquí, ningún problema. El problema es que esa persona ha decidido por su cuenta y riesgo tapar su error, involucrándome a mí y, lo más grande, echándome a mí toda la culpa de la situación desagradable: dice que da igual que se haya equivocado, que lo único importante es que yo no he escondido su metedura de pata. Todo esto argumentado en una discusión lamentable en la que yo me llevé todos los calificativos desagradables.

La situación me ha fastidiado: odio discutir y las escenitas, odio que me echen la bronca en general, pero si además es por algo injusto es que me saca de mis casillas. Odio que me tachen de cosas que no soy.  Pero lo que más me ha fastidiado es que todo esto me ha puesto en una situación incómoda en la que tengo que decidir qué hago, elegir entre dos opciones que no veo nada claras. 

La primera opción es la correcta según las reglas. Es la decisión justa. Alguien no ha hecho las cosas como las tenía que hacer y eso tiene sus consecuencias. Es más, tratando de tapar su error lo ha empeorado bastante. Y encima esa persona me ha tratado fatal, intentando volver la situación contra mí, así que no me hace ninguna ilusión intentar echarle un cable más allá de lo razonable.

La segunda opción no es la correcta según las reglas. Supone tener que tapar un desaguisado del que no soy responsable. Quizás eso me pondría en una situación complicada a mí. Y podría sentar un peligroso precedente con ese alguien, que podría pensar que con una bronca puede avasallarme y manejarme, algo muy peligroso por si en el futuro esto se convierte en una costumbre. Si tomara esta decisión, yo no lo haría por sentirme avasallada, aunque creo que la otra persona lo malinterpretaría y pensaría que me he asustado. La única razón que veo para tomar este camino sería ahorrarle problemas a ese alguien, aunque opine que no se lo merece. No es la opción que considero más justa, pero sí la más altruista.

Así que aquí estoy, insomne perdida, dándole vueltas a la cabeza y sin poder dormir, porque no sé cuál es el camino correcto e intentando decidir qué hacer.

Y seguro que ese alguien está durmiendo a pierna suelta en su cama. Ains. Qué asco de comeduras de coco.

martes, octubre 16, 2012

New season


- Hoy hace dos años que nos casamos.

- Ya... dos años casados y juntos casi seis. Ya hemos durado tanto como Perdidos - evidentemente, esto lo dijo el Anómalo.

- Sí, pero aún no llegamos a la duración del Ala Oeste de la Casa Blanca... ¡ni de CSI!

- ¡Dioooos! ¡¡CSI!! ¡Las bodas de Grissom!

- Y de matrimonio por ahora llevamos nada, dos temporadas. Como las series malas, que se cancelan enseguida.

- Eh, ¡que no todas las series que duran poco son malas! mira Flight of the Conchords, que duró dos temporadas, pero porque no podían seguir el ritmo de producción.

- Vale, o Studio 60, que duró una.

En fin. Sin entrar en pasteladas y cursilerías, han sido unos años estupendos. Ojalá sigamos así y sigamos viviendo aniversarios de boda hasta superar a "General Hospital" o "Days of our lifes".

Eemm... me refiero a superarles en duración, claro. Que en culebrón y drama no, gracias.

domingo, octubre 07, 2012

El chinaka

Hacía años que no iba al chinaka de Plaza España y en la última semana he ido dos veces. Y la última vi algo curioso que me hizo sonreir para el resto de la tarde. 

Pero antes de continuar debería explicar qué es eso del chinaka a los que no sean de Madrid o no lo conozcan. El chinaka es un restaurante chino bastante peculiar que está en los pasillos subterráneos de acceso al parking bajo la Plaza de España de Madrid. Si al decir "restaurante chino" os habéis imaginado dorados, tapicerías rojas y cascadas de luces, olvidadlo. Esto es como un bareto cutre pero gestionado por chinos, en el que comen chinos y en el que se sirve una carta reducida de platos. No hay pollo a las almendras o cerdo agridulce. Podéis pedir sopas de tallarines o wantun, pollo con verduras, arroz... y poco más. Bueno, sí, empanadillas a la plancha, que es lo que me hace ir allí. Esas empanadillas crean adicción y sacan el lado egoísta de todo el mundo: ¡hay que luchar por la última!

El restaurante siempre está lleno (es barato, está en el centro, es el chinaka), hay que comer rápido y largarse. O pedir la comida y largarse. Mientras se hace cola en la puerta, una china vendrá con una carta (un folio plastificado) y te tomará nota allí mismo, para ir más rápido. Si sois dos o uno, seguramente os acomodarán en una mesa con otra gente. Es lo que hay. Si te gusta, bien, sino no vayas.

El otro día estaba allí comiendo sola, delante de mi sopa y mis empanadillas, acordándome de todas las veces que iba hace milenios. ¿Cuántas docenas de empanadillas nos habremos comido entre Be y yo? incontables, me temo (también me acordé de cuando me robaron allí las tarjetas de crédito - unos hábiles, me quitaron la cartera, me sacaron las tarjetas y me volvieron a meter la cartera en el bolso. Tardé un par de horas en darme cuenta de que las tarjetas habían volado - pero mejor correr un tupido velo). Estaba en una mesita pequeña sola, en una esquina. Frente a mí otra chica sola en otra mesita pequeña. Las camareras gritaban, como casi siempre. Una de ellas pasó a un chico al restaurante y le hizo sentarse en la mesa de la otra chica. El chaval, que debía ser novato en esto, estaba flipado. 

- Tranquilo, es lo normal en este sitio, y a mí no me molesta... además casi he acabado y me marcho ya. - le decía la chica. 

Y comenzaron a charlar. Y a reirse. Diez minutos después, antes de que ella se marchara, cambiaron sus números de teléfono (y de verdad, que hasta se hicieron llamadas perdidas, cosa que garantiza que no haya habido algún lapsus sin querer en una cifra). Llamadme idiota, pero eso me alegró el día, ver que hay oportunidades en los sitios en los que menos las esperas y que se abren puertas en lugares absurdos. Quizás el asunto no haya ido a más, pero...

Quiero creer que se han llamado. Y que han quedado. Y que se enamorarán. 

Y que en su aniversario irán al chinaka, a celebrar entre empanadillas y gritos de chinas que se conocieron.