Tras dar mil vueltas en la cama, he acabado levantándome. Tengo un asunto rondando en la cabeza y no puedo dormir.
Digamos que alguien, al que apenas conozco, ha metido la pata. Justo cuando yo pasaba por allí, así que acabé ejerciendo de apagafuegos. Hasta aquí, ningún problema. El problema es que esa persona ha decidido por su cuenta y riesgo tapar su error, involucrándome a mí y, lo más grande, echándome a mí toda la culpa de la situación desagradable: dice que da igual que se haya equivocado, que lo único importante es que yo no he escondido su metedura de pata. Todo esto argumentado en una discusión lamentable en la que yo me llevé todos los calificativos desagradables.
La situación me ha fastidiado: odio discutir y las escenitas, odio que me echen la bronca en general, pero si además es por algo injusto es que me saca de mis casillas. Odio que me tachen de cosas que no soy. Pero lo que más me ha fastidiado es que todo esto me ha puesto en una situación incómoda en la que tengo que decidir qué hago, elegir entre dos opciones que no veo nada claras.
La primera opción es la correcta según las reglas. Es la decisión justa. Alguien no ha hecho las cosas como las tenía que hacer y eso tiene sus consecuencias. Es más, tratando de tapar su error lo ha empeorado bastante. Y encima esa persona me ha tratado fatal, intentando volver la situación contra mí, así que no me hace ninguna ilusión intentar echarle un cable más allá de lo razonable.
La segunda opción no es la correcta según las reglas. Supone tener que tapar un desaguisado del que no soy responsable. Quizás eso me pondría en una situación complicada a mí. Y podría sentar un peligroso precedente con ese alguien, que podría pensar que con una bronca puede avasallarme y manejarme, algo muy peligroso por si en el futuro esto se convierte en una costumbre. Si tomara esta decisión, yo no lo haría por sentirme avasallada, aunque creo que la otra persona lo malinterpretaría y pensaría que me he asustado. La única razón que veo para tomar este camino sería ahorrarle problemas a ese alguien, aunque opine que no se lo merece. No es la opción que considero más justa, pero sí la más altruista.
Así que aquí estoy, insomne perdida, dándole vueltas a la cabeza y sin poder dormir, porque no sé cuál es el camino correcto e intentando decidir qué hacer.
Y seguro que ese alguien está durmiendo a pierna suelta en su cama. Ains. Qué asco de comeduras de coco.