MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

lunes, diciembre 20, 2010

Reiki: ¿arma letal?

Soy una persona que no cree en la efectividad de ciertas cosas. Por ejemplo, el reiki. Tengo unas cuantas amigas que lo practican y que me han explicado de qué va el tema, pero la verdad es que, aunque me digan que eso funciona, nunca me he creído ni una sola palabra. Las respeto mucho y sé que a ellas les va bien, así que me parece genial que lo practiquen, pero la verdad es que yo no... en fin.

Hace más de un año estaba cenando con Be, I-Boy, Street Girl y Miss X, que estaba sentada a mi lado. Ella practica reiki y en ese momento estaba haciendo un curso de nivel nosecuantos de reiki (me han contado que tienen niveles, dependiendo de cómo manejes la energía: por contacto, a distancia, con símbolos... o eso es lo que yo he entendido. Perdón por las inexactitudes que pueda soltar una profana en el tema). Total, que Miss X estaba haciendo el nivel de los símbolos. De repente, noté que Miss X se había quedado callada, que había cerrado los ojos y que me estaba haciendo unos dibujitos en la pierna con el dedo:

- ¿Qué haces, nena? - yo estaba flipada, observando a mi amiga en medio trance.

- Nada, te estoy haciendo reiki – me dijo Miss X con su dulce voz.

- Juas, ¡jajajaja! ¿QUÉ?

- Sí, reiki, te estoy alineando los chakras.

- Ah. - y ahí se quedó la cosa.


Cenamos tranquilamente, me fui a casa a dormir tan perfecta... y al día siguiente me levanté malísima. No pude evitar acordarme de Miss X y su reiki y la llamé por teléfono:

- ¿Digame?

- TÍIIIAAA, ¿QUÉ ME HAS HECHO? ¡estoy fatal, metida en cama, con diarrea, vómitos, un pelín de fiebre! ¿qué me has hechooooo? ¿reiki o brujería?


- Ah, bueno – me dijo con una voz tranquilísima – es normal. Las primeras vez que te hacen reiki, si tienes los chakras desalineados y algún bloqueo, pues es normal que al irse... ya sabes, haya una "limpia". Son normales los vómitos y la diarrea. Pero tranquila, ya no tienes bloqueo, enseguida se te pasará. Pero bueno, a lo mejor no ha sido el reiki, sino algo que te ha sentado mal, o un virus.

Ahí me pasé un día entero enferma y “desbloqueándome”. Seguramente fue un virus, pero, comprenderéis mi reacción cuando, a falta de una semana para los exámenes de la oposición estaba cenando con Be y con Miss X y Be se ofreció:

- Estás muy nerviosa y muy tensa. ¿Quieres que te haga reiki? Va muy bien y relaja que...

- ¡NOOOOOOOO! ¡NI SE TE OCURRA!

Porque sí, estoy convencida de que fue un virus.


Pero por si acaso.

viernes, diciembre 10, 2010

Los que gritan

...siguió gritándome. Al principio no entendía nada, me parecía todo tan absurdo... Aguanté el chaparrón como pude, mientras seguía gritándome.

¿Por qué me gritas? ¿por qué empleas conmigo ese tono agresivo? no hemos cruzado apenas ninguna palabra antes y ahora me gritas. No te entiendo. ¿Qué pretendes? ¿acobardarme, pillarme a contrapié, endosarme algo que no me corresponde? Sé que me atacas porque soy el eslabón más débil, porque me ves más joven, más inexperta y con cara de pringada. ¿Crees que soy débil? Y una mierda, débil. Ya lo verás. Estoy muy tranquila: sé que he hecho las cosas bien. Pero tú sigue gritando. Yo no me pienso poner a tu altura. Seguramente después todo esto me inquiete, me deje un poco confundida. Ya sabes, el consabido "¿y por qué a mí?". Pero calma, que eso se me pasa enseguida. Ya me enteraré después de que no he sido la primera, ni la última, a la que gritas así. Quizás, eso sí, me reproche el no haber sabido reaccionar mejor. En vez de quedarme aquí, escuchándote mientras pienso todo esto, quizás debería dejarte ahí, con tu grito en la boca. Pero me sobra educación, justo la que a ti te falta. Me pondré de mala leche, se me pasará. Porque entiendo que esta es una táctica como otra cualquiera: ¿qué quieres conseguir? ¿qué metedura de pata quieres ocultar? Me da igual. Pero déjame en paz.

Una cosa más: sé cómo es el mundo. Sé que habrá gente que se amilane con tus gritos. Seguramente a veces consigues así tu objetivo: dejas momentáneamente callada a la gente como yo. Y, lo peor, habrá gente que ceda a tu chantaje: preferirán darte lo que quieres, aunque sepan que es injusto, con tal de no tener que enfrentarse a ti y aguantar tus escenitas. Esa es la parte que realmente me fastidia. No que tú me grites.

En fin, adiós. Y, por favor, cállate de una vez.

martes, diciembre 07, 2010

Pequeña Be del Infierno

(Para Walita, lectora, colega y musa)
Este puente trabajo los tres días pero tengo la nevera llena de tuppers de mi madre (lentejas, estofado, consomé, guiso de pollo con berenjenas, ensaladilla rusa y una deliciosa salsa boloñesa), así que el saldo de felicidad sale positivo. Y es el momento perfecto para explicaros por qué Mi Madre Mola Mil: se está vengando.

Ahora soy esta bloguera que os escribe (últimamente, poco), esta periodista que se gana la vida con palabras (y números), esta mujer que habla por los codos (que se lo digan a mis facturas de Movistar)... pero hace muchos años (¡más de 30!) fui una niña de lo más tocapelotas.

Con año y medio subordinaba -según Mi Madre- y con dos en lugar de "para" decía "detente". Y toda esa capacidad de lenguaje la utilizaba para el mal.

Tenía yo dos años, y Mi Madre 25, y nos dirigíamos a casa en taxi tras pasar unas cuantas horas con mis abuelos y mi tía AG. Creo que nunca ha salido en QaD: AG trabaja en moda y los niños sólo le gustan sordomudos, parapléjicos o residentes en algún país del tercer mundo... y ese día había dicho algo que me dejó intrigada.

PequeñaBe: Mami...
MMMM: ...y todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. Un día...
PequeñaBe: Mamá...
MMMM: ...su madre le pidió que llevase un pastel y una jarrita de miel a su abuela que vivía al otro lado del bosque y estaba enferma...
PequeñaBe: Oye, Mamá...
MMMM: ...y le dijo que no se entretuviese por el camino y que no hablara con desconocidos porque el lobo...
PequeñaBe: ¡¡MAMÁ!!
MMMM: ...el lobo... Dime, hija.
PequeñaBe: Mamá, ¿verdad que todos los taxistas son unos chorizos?
MMMM: …el lobo...
Sr. Taxista: No se preocupe, señora, estamos acostumbrados.
MMMM: ...así que Caperucita Roja recogió la cestita y se puso en camino...

Todo esto con una dicción perfecta, porque la pequeña niña repelente que era yo no ceceó nunca, ni tuvo problemas con las erres, ni se trababa con las palabras difíciles como “coyuntura” que por cierto aprendió antes que los nombres de los planetas.

Ahora hago gala de una prodigiosa memoria de pez, pero por aquel entonces no me olvidaba de nada. Como por ejemplo un día que acompañé a mi madre a la tienda. Había estado callada todo el rato y cuando llegamos a la caja para pagar, me puse a hablar.

PequeñaBe: Mami...
MMMM: Ahora en cuanto compremos estas cosas nos vamos a casa...
PequeñaBe: Mamá...
MMMM: ...y preparamos una merienda-cena con colacao, pan y mantequilla, tortilla francesa...
PequeñaBe: Oye, Mamá...

MMMM: ...jamón con tomate, yogur con miel, zumo de naranja...
PequeñaBe: ¡Mamá!
MMMM: ...queso de agujeros... dime, hija.
PequeñaBe: Mamá, ¿por qué venimos a esta tienda, si la abuela dijo el otro día que eran unos ladrones, que le habían cobrado por una mantequilla centitantas pesetas?
MMMM: ...
PequeñaBe: ¿Por qué, eh, Mami? ¿Por qué?

Y luego nació MeriLein, y tiempo después, Ro. Acabábamos de volvernos a Madrid tras un año y medio en Málaga, y Mi Madre no tenía muy claro cómo iba el calendario escolar en la Capital, así que me encargó que me enterara de cuándo empezaba la jornada intensiva. PequeñaBeDelInfierno tenía 5 años.

PequeñaBe: Mami, el lunes ya no tengo que ir al cole por la tarde.
MMMM: ¡Qué barbaridad! ¡Eso es un mes antes que en Málaga!

Y me pasé un mes sin ir al cole por la tarde, pasándolas en el parque con mis hermanas. Y metiendo unas bolas sobrenaturales a sor María Teresa, que debía de pensar que Mi Madre era una madre desnaturalizada y que no tardaría mucho en perder la custodia de las tres. Así que, en la fiesta fin de curso...

SOR MARÍA TERESA: ¿Qué tal las niñas?
MMMM: Muy bien, y la peque es muy buena, tenemos mucha suerte.
SOR MARÍA TERESA: Sí, ya me ha dicho Be que este mes no ha estado viniendo a clase por la tarde porque te tenía que ayudar a cuidar a su hermana. (*)
MMMM: ¿Cómo?

Y estos son sólo tres ejemplos de mi encantadora manera de ser... ¡que Mi Madre me lleva haciendo pagar desde entonces!

(*) Bueno, en aquel momento me pareció superbuena idea.