Bente Winter, prota de una serie de 29 libros que me encantaba de peque, es una chica danesa huérfana de madre. Su vida cambia (y la historia de los libros empieza) cuando su padre, ingeniero, es destinado a Chile y decide que su hija se quede en Dinamarca, estudiando en un internado.
Primera parte: el pensionado de EgeborgEs un cole bastante guay. Es mixto, los directores son demasiado encantadores para ser reales (los Frank, que son un matrimonio superperfecto en plan los padres de "La Tribu de los Brady" pero sin hijos), la escuela es superchula, está en medio de un bosque superchulo, con un lago superchulo, con montañas superchulas, con actividades superchulas y alumnos listos y simpáticos... y al principio Bente odia estar allí.
Está triste, echa de menos a su padre, se siente abandonada, discute con todos... y sólo está a gusto paseando sola por el bosque. De hecho los compañeros de Bente la "rebautizan"
Puck, como el duende de Shakespeare, por su tendencia a desaparecer en el bosque cada vez que puede.
Pero todo esto pasa en el primer libro. Al principio del primer libro. Porque
Puck en seguida hace amigos: Karen, la más complicada y aparentemente gruñona... y en realidad llena de problemas familiares a la que Bente se gana y se hacen las mejores amigas. Inger, la más seria y estudiosa y calmada... y aburrida.
Navío, la más alocada y diver y cuya frase preferida es
"¡formidablemente palpitante!".
Alboroto y
Cavador, los chicos más traviesos del cole, que tienen con
Puck unos piques competitivos que siempre gana ella (¡me encantaba que ganaran las chicas!). Anelisse, la pija y pelín repelente hija del hacendado dueño de la finca de al lado del internado.
Puck deja de estar enfadada con el mundo, le coge el gusto a Egeborg, hace amigos y se convierte en la líder del grupichi guay del cole. A partir de aquí es una sucesión de aventuras chachis, misterios resueltos, malvados derrotados, vistorias deportivas, nuevos amigos.
Puck es perfecta, lo hace todo bien, es la más lista, la mejor esquiadora, la mejor patinadora, la que nada más rápido, la corredora más veloz. Se gana a mayores y pequeños, baja los humos a los listillos (mayores y pequeños) y come chocolate.
Y así pasan los meses, los años y los libros, todo esto salpicado de alguna que otra visita de su padre, que por cierto en el libro 11 se vuelve a casar con Ellen, la profe preferida de
Puck.
Y no, después de la boda tampoco se la llevan con ellos a Chile: Puck se queda en Dinamarca y sigue estudiando, ganando carreras, resolviendo misterios y atrapando ladrones y contrabandistas. Y cuando termina el cole en Egeborg se marcha a Copenhague.
Segunda parte: el instituto Clara Moeller
Puck, Karen y
Navío siguen estudiando y viviendo juntas. Van a clase, aprenden cosas nuevas, siguen nuevas normas y reciben nuevos castigos cuando las rompen, hacen nuevas amigas (como
Torbellino y Karina), corren aventuras nuevas pero parecidas a las de la primera parte... con un pequeño componente más: los chicos.
En la primera parte había chicos, sí, pero eran amiguetes y ya está, no había novios por ningún lado. En esta parte hacen su aparición las fiestas, los bailes, las citas, los novietes... pero no para
Puck.
Mientras todas hacen planes de futuro, personales y profesionales, y algunas hasta se comprometen para casarse... nuestra heroína sigue ayudando a sus amigas en sus cosas, descubriendo misterios y atrapando secuestradores, defendiendo a compañeras (no recuerdo si era una princesa india o africana) de ataques racistas de otras compañeras, dando chascos a profesoras malvadas... pero no se enamora hasta el último libro de la colección.
Yo, que caí rendida a los encantos de
Alboroto desde casi su primera aparición, no entendía que a
Puck no le molara. Se reencuentran en el libro 26, "
Puck y los Contrabandistas", pero nada, oye. Siguen siendo amigos y ya. Un trauma.
Un trauma casi como que sea la pedorra de Amy y no Jo la que se quede con Laurie en "Mujercitas", para entendernos.
Y es que no es hasta "Adiós,
Puck" que Bente conoce a Ole Bang.
Y a pesar del nombre, se enamora de él.
Ole es el hijo del jefe de su padre, es alto, guapo, listo, trabajador, deportista, y con los ojos azules.
Y entonces el coeficiente intelectual de
Puck baja 100 puntos de golpe. Se vuelve torpe, no sabe cómo actuar, está hecha un lío, llora, está de los nervios...
Por suerte para ella, su adorado Ole no se fija en esas cosas. Él la ayuda con el misterio que tiene entre manos, gana una importantísima competición de remo, triunfa en su trabajo y la tranquiliza cuando ella sufre un miniataque y está toda llorosa por la inseguridad ("Ole, que yo te he dado un beso y tú a mí no... y sólo me hablas del misterio que me estás ayudando a resolver, ¡buaaaaaaaaaaa!"). Ole, en vez de sacar el lexatín, le seca las lágrimas... y la besa.
Y, a pesar de que todos nos alegramos por
Puck, el último libro de la colección es anticlimático. Bente no se lo piensa dos veces y ¡dos semanas después de conocer a Ole! se pira con su padre, su madrastra y su prometido a la India sin haber terminado los estudios.
Que no es que estudiara medicina ni nada, era como una especie de título de filosofía y letras de un centro para chicas, pero es que cuando toma la decisión ella dice:
"Ole no me va a querer más por tener un diploma". Y claro, para una chica que se ha pasado la vida superando a los chicos en ingenio, en destreza, y en deportes... pues puf.
Y cuando se va a la India a vivir en plan superamor se despide de sus amigas, que van a despedirla tristísimas, en plan "hasta nunca" (
"¿Crees que volveremos a verla, Karen?" "No, Navío, la India queda muy lejos"). Se despiden en el aeropuerto, ellas venga a llorar, ella mucho menos afectada porque sólo piensa en Ole. Y claro, para una chica que ha vivido unos añitos con su padre lejos y con
Navío, Karen, Inger y las otras casi como única familia... pues puf.
Vamos, que como me apuntó
Xisca la otra noche dan ganas de coger la pluma que dejara
Lisbeth Werner (que no es una señora de verdad sino el alias de Carlo Andersen y Knud Meister -que se encargó del final de la serie cuando Anderson se murió y al que yo culpo de todos los desastres-) y continuar la historia donde la dejaron.
Lo que nunca se escribió: diez años después
Una fondona
Puck pilla a Ole frinkándose a la vicepresidenta de la compañía, una que sí acabó los estudios y no dejó de practicar esos deportes que tan bien se le daban.
Entonces se da cuenta de que igual hubiera sido bueno terminar los estudios. Decide plantar a los dos hombres de su vida -el dejado de su padre y Ole-, salir de la puta India y volver a Dinamarca.
Intenta recuperar a sus amigas, proceso que le lleva tiempo porque hace mucho que dejó de contestar a sus cartas y ya casi no se acuerda ni de sus nombres. Al final las encuentra, y se reunen, y ellas la ayudan a no darse a la autodestrucción total (ya sea en forma de drogas o de comida basura).
Vuelve a Egeborg, donde los Frank le dan trabajo de profe de danés (eso no se le ha olvidado).
Puck se pone en forma nadando en el lago, corriendo por el bosque, montando a caballo con su amiga Anelisse -que sigue siendo una pija-, esquiando y patinando. Además retoma la fotografía, se presenta a concursos y gana algún premio.
Y entonces, sólo entonces, cuando vuelve a ser una persona independiente, cuando vuelve a tener vida propia (interior y exterior), cuando vuelve a practicar actividades que le gustan, cuando vuelve a ser creativa, cuando vuelve a sobresalir en cosas... se reencuentra con
Alboroto. Que es exitosísimo también en lo que quiera que haga. Y al que siempre le ha gustado
Puck por lo que era, una chica súper, una "pre-mujer fuerte".
Y se enamoran. Y se casan. Y tienen cachorros.
Y viven felices para siempre.
Y, ahora sí,
FIN