MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

lunes, diciembre 30, 2013

Cara A

2013 ha sido un año de mierda.

Pero yo he tenido bocanadas de aire que me han permitido sobrevivir a toda esta mierda. Mis bocanadas de aire fresco.

Las amigas que llevan ahí años: las que sabían y que me han apoyado, a pesar de que estar conmigo era como estar con una cáscara vacía. Las que no sabían que estaba pocha y me han querido y aguantado. Los amigos que están lejos y que me han querido en la distancia. Los nuevos amigos, muchos de ellos de twitter y blogosfera, que me han hecho reír y olvidar. Los que acabo de conocer y han dejado puertas abiertas.

Las cosas buenas de mi trabajo. AC/DC en mi primero favorito. Los miles de preguntas que me han hecho cuando un tema les ha interesado. Los mails de M., aquella alumna de hace mil años que ha entrado en la universidad y se ha acordado de mí, o los correos de L, o de F, o de... Las gracias, los abrazos y los besos que me dieron mis chicos en junio al despedirnos. El programa didáctico en el que estoy involucrada. Las notas de PAU que sacaron mis chicos en geografía. Mi jefa del año pasado. Mis nuevos compañeros de trabajo.

Mi familia.

Atreverme a volver a bailar a final de año. A pesar de que eso abre compuertas complicadas de cerrar. Recibir halagos y palabras bonitas a través de terceros de una de las personas que más admiro del mundillo de la danza. Tener planes con mis amigas para bailar juntas. Que vuelvan a aparecer poco a poco coreografías en mi cabeza.

Las cosas nuevas que he aprendido. Más inglés. Dulces. Tribal fusión.

Mi marido. Porque me quiere como me quiere. Porque me abraza como me abraza. Porque parece que le basto así. Porque aunque me pareciera imposible, cada día le quiero más.

Toda cara B tiene su cara A. Menos mal. Y sé que, como me decía Bich, los que le dan forma a mi cara A seguirán ahí en el 2014 (al menos eso espero). Gracias a ellos puedo respirar.

Cara B

2013 ha sido un año de mierda en muchos aspectos.

Gasté los seis primeros meses de este año catatónica, ida, incapaz de hacer otra cosa que no fuera la rutina de trabajar, comer y dormir. “No” era mi mantra. No pensar, no leer, no hablar, no ver, no bailar, no escribir, no sentir. No nada.

Los siguientes seis meses fueron los de asumir e intentar volver a ser yo, aunque doliera. Tras haber cerrado los ojos a todo, tocaba ir entreabriéndolos para ir viendo poquito a poquito pero sin acabar sobrepasada, inundada y ahogada. Los supervivientes de naufragios previos y que en algún momento acabamos en el fondo del fondo, sabemos que lo importante es mantenerse a flote, aunque sea de la manera más rudimentaria: bocanadas intermitentes de aire que no te dejan vivir bien pero que te permiten, simplemente, sobrevivir.

2013 ha sido un año de mierda.



Alguien me dijo el otro día “el 2014 será mejor”. Pero tras las doce uvas todo seguirá igual. Incluso peor. Lo que me hace infeliz no se desvanecerá dentro de un mes. Que 2014 va a ser maravilloso se me antoja casi imposible. Pensar que el dolor se desvanecerá me parece absurdo. Pensar que lo malo se irá al arrancar la última hora del calendario, querer ponerle límite temporal al dolor... es como querer ponerle puertas al campo.

sábado, diciembre 21, 2013

Último día de clase del año

Los últimos días antes de las vacaciones de Navidad en el instituto suelen ser un infierno. Los críos ya tienen las notas o casi y están que se suben por las paredes. Los profesores también estamos cansados y la reserva de paciencia está al borde del agotamiento. El último día suele ser un caos. Dar clase es difícil y generalmente optas por poner un documental o una peli o hacer una fiestecita con tu tutoría. Este año yo he salvado el último día con resultados desiguales: con un par de grupos conseguí dar clase y acabar el tema que tenía medio empezado (aunque debo decir que fue una heroicidad decirles a una panda de adolescentes con mentalidad de vacaciones que tienes que seguir explicándoles la política agraria de la UE. Heroicidad o hijoputismo, desde su perspectiva).

Con los pequeños ya fue otra cosa. No merecía la pena empezar tema nuevo y estaban revolucionados del todo, así que al llegar a clase vi el percal y les pregunté:

- ¿Qué queréis hacer hoy?

- ¡KARAOKEEEE! - respondieron todos a una (menos una niña).

Así que montamos un cutre karaoke en clase: yo les ponía en el ordenador y proyectadas con el cañón canciones del youtube con las letras y ellos cantaban todos juntos. 

- A ver, ¿qué canción queréis cantar primero? - dije, pensando que me iban a decir One Direction, Miley Cyrus o algún grupete de moda. Son un grupo de críos muy majetes y todavía muy críos. Pero no. Vaya que no:

- ¡AC/DC! ¡AC/DC! ¡HIGHWAY TO HEEEEEEELL!

Así que mi Navidad ha tenido un comienzo estupendo, riendo a carcajadas al ver a un grupo de treinta críos (menos una niña) de doce años cantando a voz en grito ¡HIIIIIIGHWAY TO HELL!


Probadlo: Muy terapéutico. 

Por cierto,

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!