MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

martes, marzo 30, 2010

Este es un post para hacerme la chula y os voy a caer fatal (*)

(*) La que avisa no es traidora.

Los Credit Default Swaps -o CDS- son un instrumento o producto financiero creado para asegurar el riesgo de crédito (por posible quiebra o default) de los bonos emitidos por empresas o por los estados. Básicamente se intercambia, se transfiere, el riesgo de impago. En principio el riesgo lo corre el que compra el bono; con este sistema el riesgo recae en la aseguradora, que tendría que pagar si la empresa emisora de la deuda -o el país en el caso de la deuda soberana-, no puede.

Mi trabajo, a veces, consiste en contar por la tele cosas como éstas y hablar de por qué se quiere regular estos productos.

Y yo me pongo guapa (bueno, me ponen guapa las chicas de hair&makeup, que son unas genias), y hablo con mis fuentes (catedráticos de Economía listísimos y encantadores y que saben mogollón) y salgo por la tele explicando que la entidad emisora de los swaps te asegura el riesgo de que la empresa no te pague o de que el país tarde en pagarte (los países no dejan de pagar, pero declaran moratorias). [comienza el rollo] Así que el precio de estos swaps lo que expresa es el grado de confianza que da la inversión que asegura. Cotiza el riesgo de impago (o de moratoria), de manera que los CDS se utilizan también para medir el riesgo de la deuda que aseguran. No es tan fiable como el riesgo país, que lo que hace es calcular el diferencial respecto a la deuda alemana: los CDS lo que utilizan es su precio: si sube es que sube el riesgo de impago... o la percepción de riesgo de impago, porque los mercados se mueven por emociones. Y como éste es un mercado muy poco líquido, es muy volátil, y el precio es muy sensible a un aumento de la oferta o a un aumento de la demanda.

Y yo explico que asegurar el riesgo de una inversión es algo que se hace, y que no está mal a priori. Y que el verdadero problema es la proliferación sin control, sin transparencia y sin apenas liquidez. Y que la falta de regulacióno, de transparencia y de liquidez facilitan el mal uso de los swaps: asegurar el riesgo de una inversión que no tienes (lo que se llama contratar CDS "al desnudo"). Por ejemplo, tener Credit Default Swaps sobre la deuda de Grecia sin haber invertido en deuda griega. Algo así como tener un seguro sobre la casa del vecino [fin del rollo].

Otros días me toca explicar lo que ha pasado en la Sesión de Control al Gobierno o en el debate sobre el Estado de la Nación. Otros hago repors sobre actos donde han estado Rodrigo Rato, de la Vega, o Rajoy. Otros cuento la última hora del diálogo social. El primer caso le encanta a mi madre -que por primera vez en su vida está en Mode MamáDeLaArtista On-, porque procuro hacerlo divertido. La segunda opción también le gusta, porque se trata de que el espectador viva el evento desde dentro, así que cuento entresijos. La tercera posibilidad tiene como aliciente que es en directo desde dónde sea, y eso es más difícil y emocionante, y mi madre lo sabe y lo disfruta. Cuando salgo por la tele hablando de cosas tan espesas como los swaps lo paso genial, porque es un reto para mi formación de periodista y filóloga. Pero mi madre (ingeniero) esos días me me llama y me comenta lo que opina de mi ropa, pelo o maquillaje.

Mi padre casi nunca dice nada (aparte de que estoy muy guapa). Pero hace un par de fines de semana me dijo que una de mis informaciones le había gustado mucho.

-La de los swaps. Muy buena, muy clara. Y no es un tema nada fácil.

Me puse gorda de orgullo. (Es que mi papá, además de saberlo todo y no ser dado a los halagos, es Economista)

lunes, marzo 29, 2010

Nostalgia

El jueves, nada más entregar las notas a los chicos, cogí un avión y vine a Palma, a casa padres. Dejamos atrás un Madrid lluvioso y gris y llegamos a s´Illa, que apareció despejada tras las ventanillas del avión. Las vistas suelen ser bonitas, pero esta vez fueron espectaculares: el avión sobrevoló toda la isla, entrando por el oeste y llegando hasta la bahía que hay en el norte, haciendo un recorrido paralelo a toda Sierra de Tramuntana y la costa. Al fondo, con la luz de media tarde, la línea del horizonte estaba borrada por la bruma y era imposible determinar qué parte de ese azul era cielo y qué parte era mar. Tras llegar al norte, el avión giró y nos dirigimos otra vez al sur, que es donde está el aeropuerto, atravesando todo el centro de la isla. Es pla de Mallorca (la zona llana que hay en el centro de la isla) se veía inusualmente verde: se nota que el invierno ha sido muy lluvioso. Fuimos pasando pueblos, parcelas, molinos y caminos hasta llegar al aeropuerto.

Delante de mí iban dos ejecutivos mallorquines que miraban por la ventanilla y trataban de identificar los pueblos que íbamos sobrevolando:

- Ese es Santa Margalida (1).

- No, es Costitx.

- No, hombre, ¿no ves que tiene el campo de fútbol a la entrada del pueblo?

- Santa Margalida no es.

Reconocer la geografía (el Puig Major, Na foradada, Alcudia, Formentor...) y oír hablar en mallorquín me hizo sentir que estaba en casa. Bajar del avión y respirar ese aire húmedo venido del mar más aún. Ayer estuve dando un paseo con mis padres en un paseo que recorre la costa y después me senté a leer un rato frente al mar. Eso es una de las cosas que más echo de menos en Madrid y me entró una nostalgia boba.

Generalmente tengo claro que me gusta vivir en Madrid. Soy madrileña por nacimiento (nací en la ciudad, aunque cuando tenía un año mis padres emigraron a Mallorca), por descarte (muchos mallorquines se encargaron de recordarme que yo era una forastera en la única tierra que conocí. No lo hacen a mal, simplemente son así) y, sobre todo, soy madrileña por elección: podía no haber ido a estudiar allí, podía haber vuelto a s´illa, podía haberme ido a vivir a cualquier otra parte. Me quedé en Madrid y me sentí madrileña por la forma en la que la ciudad y la gente me acogió, por las oportunidades que me ha ofrecido la ciudad, por todo lo que he vivido y por toda la gente que he encontrado allí (2). Durante unos años tuve claro que no quería ir a ningún otro sitio.

Pero ayer frente al mar eché de menos la tranquilidad de Palma, el poder respirar mar cuando se te antoja, la relativa facilidad que ofrece s´illa en algunos aspectos, tener a mis padres y a mi Hermano cerca. Por un momento, te preguntas si no te equivocaste tomando decisiones, porque mi vida hubiera sido mucho más cómoda si hubiera vuelto a Mallorca. Al siguiente momento ya se te pasa, porque aunque la vida en Madrid, cuando estás frente al mar, se te antoja más complicada, más fea, es lo que he elegido por ahora y es lo que me ha hecho y me hace feliz.

De lo que te das cuenta es de tres cosas:

1) Quizás cambie de sitio de residencia algún día, quizás no. Pero eso, estas alturas de mi vida, ya no se trata de una decisión unipersonal, como antes, sino de una decisión en pareja.

2) Lo que más ha cambiado es que ya no se trata de vivir en un sitio en concreto (llámese Madrid o llámese Palma) u otro, sino el con quién. Mi casa está y estará allí donde estén mi señor novio, mis amigos, mi trabajo y mi gata: no olvidemos que gatina y mantita hacen hogar. Pero, sobre todo, señor novio hace hogar.

3) No debería ponerme a mirar lánguida y poéticamente el mar: no se me ocurren más que moñadas.

(1) Conversación originalmente en mallorquín, pero no la puedo poner por escrito: sigo entendiendo la lengua, pero me da pavor pensar la de faltas que podría hacer si lo transcribiera

(2) Esa es mi experiencia. Sé de mucha gente a la que no le ha ido tan bien y que odian profundamente la ciudad y a los madrileños porque no les han tratado tan bien. Supongo que la percepción de la ciudad depende de nuestros gustos y de la experiencia y suerte que hayamos tenido.

martes, marzo 23, 2010

Control (¡otro más!)

Y ya van cuatro: ya me han hecho cuatro controles antiestupefacientes en mi vida. Conozco a un montón de gente a la que jamás un policía o guardia civil les ha parado para preguntarles "¿porta usted alguna sustancia estupefaciente?". Yo me he debido llevar los controles que les corresponden según la media, porque yo ya llevo cuatro:

La primera vez, un policía buscó restos de cocaína en el salpicadero de mi coche con una linterna. Después me apuntó a los ojos con esa luz cegadora (¡como en las pelis!) y me interrogó.

La segunda fue en el aeropuerto de Praga. El señor policía checo palpó todas mis bragas (menos las que llevaba puestas, por suerte).

La tercera vez, fue camino a Segovia a comer cochinillo, con Perli, el Zagloso y el Anómalo.

La cuarta vez ha sido hace apenas unos días. Íbamos en Bichito y después de un peaje un guardia civil nos hizo señas para que parásemos en el arcén.

- Señorita, buenos días, esto es un control antiestupefacientes. ¿Lleva usted estupefacientes? - tono serio, cara de malas pulgas y hastío. Supongo que te destinen a un sitio tan fresquito como los montes de León, con la ventolera que hacía ese día, a hacer esa tarea tan gratificante que debe ser buscar droga entre las alfombrillas sucias de los coches no debe contribuir a tener un humor excelente.

- No.

- Salga usted de coche. Vacíese los bolsillos.

A estas alturas yo ya me sabía la historia: me vacié los bolsillos y les di la vuelta, como en el anterior control nos obligaron a hacer. El guardia civil me miró raro. "Esta tiene experiencia" debió pensar. Y con su compañero se metieron en mi coche, en mi bichito, y empezaron a buscar dentro del habitáculo mientras nos quedábamos oreándonos en medio de los montes de León, al fresco con un finísimo jersey. Pero a ver quién era la guapa que le decía "pordiosseñorbenemérito, déjeme coger el abrigo, que vamos a tener granizado de Misia", que seguro que se pensaban que las dronjas estaban en el forro del abrigo o algo así.

Mientras los señores guardias civiles buscaban dentro de mi coche y dentro de mi bolso, me di cuenta de que:

a) El coche estaba súper sucio: las pelusas de debajo de los asientos les morderían si disturbaban su paz.

b) En el hueco de debajo de la radio, había ido acumulando una decena de tickets arrugados de la ora. Y entre todos ellos, un kleenex usado en el que, para más inri, cinco minutos antes había escupido un chicle usado mientras conducía.

¿Qué me haría un señor guardia civil con cara de acelga y humor de perros si de repente metía sus dedillos entre babas ajenas pensando que eran hierbas olorosas?

- Este... señor agente, que tenga cuidado, que en el hueco de ahí hay un chicle... usado, yameentiendeusted. - El señor agente volvió a mirarme con cara rara y nada amistosa y siguió revolviendo mi bolso. Ups. Tragué salivilla, porque el señor me estaba dando un poco de canguelo, con su expresión de malas pulgas.

Finalmente se dieron por vencidos, salieron de mi coche y me mandaron seguir mi camino. Mientras se alejaban, y ya sé que va a sonar estúpido, pero no pude evitarlo, me dio una mala vena porque habían sido un par de bordes, le dije a mi chico:

- Porfa, mira mi cartera, a ver si está todo el dinero. - mi Anómalo me miró con cara de alucine - ¿qué pasa? ¿que estos pueden presuponer que yo he delinquido y yo de ellos no? - el viento leonés, el frío y las caras agrias sacan lo peor de mí, está claro. Y sí, os podéis reir, pero cada vez que lo he contado, a todo el mundo se les han ocurrido las mismas dos palabras: "Antonio David".

En fin, que de todo esto saco varias conclusiones.

La primera es que si tienes que llevar droga en el coche, la puedes llevar tranquilamente en el maletero: jamás lo miran. Si hubiera sido una narcotraficante que transportaba cinco kilos de heroína en la maleta, no me hubiera pasado nada. Si fuera una simple consumidora con una china de costo en el bolso, se me habría caído el pelo. No sé si es que tienen permitido mirarte el bolso pero no el maletero... vaya usted a saber.

La segunda, es que debo tener una cara rara. Decía el Zagloso que la culpa de que nos pararan aquella vez, cuando íbamos ávidos de cochinillo y no de costo, fue mía, porque tengo una cara "sospechosamente inocente". Yo eso lo llamo "cara de pardilla"... pero estoy empezando a pensar que realmente en los libros de la guardia civil debe haber una foto mía, con un pie que dice "especimen típico que se pone hasta las trancas de cualquier mierda". Mi no entender.

viernes, marzo 19, 2010

Bailar con África

Estos meses me está costando un triunfo postear. Cuando no estoy ocupada, estoy vaga y así no hay manera de mantener un ritmo digno de actualización. En fin... es viernes de puente, tengo un ratín libre, muchos no vais a leer esto... así que voy a aprovechar para escribir uno de esos posts coñazo que me gustan a mí sobre baile.

El domingo iré a ver un espectáculo de danza oriental y africana que organiza Sonia Sampayo en beneficio de la asociación INLA (lo que he podido leer sobre esta iniciativa y lo que me han contado algunos de los colaboradores me ha parecido bastante interesante). Estoy deseando ir a la actuación, porque la calidad de los artistas que colaboran es indudable.




Si alguien se anima, será el domingo a las 20 en el teatro Fernando Rojas, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Son 14 euros, por una buena causa, y van a ofrecer un espectáculo fantástico.

jueves, marzo 11, 2010

Abuela Canal Cocina


Hay abuelas Canal Historia y hay abuelas Canal Cocina. Y la mía es...

-¡Hola abuela!

-¡Be! ¡Mi Primera Nieta! ¿Qué tal en Cerezuela?

-Muy bien, abuela. Al final no había agua caliente, y el primer día no encontramos leña seca, pero pusimos los radiadores y ya luego muy bien.

-¿Y qué comísteis?

-Pues la primera noche hicimos unas pizzas en el horno, y calentamos unas tortillas de patata, y preparamos unos sandwiches, y unos colacaos, y teníamos galletas y eso.

-Ay, no me gustan las pizzas. Lo demás sí. ¿Y al día siguiente?

-Fuimos a Gómez.

-¡Uy! ¿Y qué pedísteis?

-De primero una ensalada de canónigos con foie así para compartir...

-¡Qué rico!

-...y luego yo me pedí un solomillo buenísimo con verduras y patatitas.

-¿Y de postre?

-Pues un milhojas superrico, de nata y fresas...

-¡Es que lo hacen buenísimo!

-...y helado de plátano casero con chocolate caliente...

-¡mmmm!

-...y arroz con leche, y dulce de turrón.

-¡Qué rico todo! Además en Gómez todos los postres son caseros, como debe ser. Lo que me gusta el dulce a mí. ¿Te he contado la vez que, con 6 años, nos subieron a un barco inglés? Llevábamos 3 días sin comer nada decente, qué hambre pasamos, y allí nos dieron un té con bollitos recién hechos que...

Así es ella. Mi abuela se acuerda de los sitios donde ha estado por las especialidades culinarias de la zona, mi abuela recuerda las vacaciones por los platos más ricos de la temporada, mi abuela te cuenta su versión de la Guerra Civil: la versión Canal Cocina.

martes, marzo 09, 2010

Infierno en la Tierra


Infierno en la Tierra es cuando tienes una sección nueva en un programa nuevo, y no hay tiempo ni posibilidad de ensayar.

Infierno en la Tierra es cuando por la mañana te llega un guión, a las dos horas otro y dos horas después otro más. Y una hora antes del programa tienes un email cuyo asunto dice: "GUION BUENO DEL PROGRAMA AHORA". A los 5 minutos tienes otro email que dice: "ESTABA MAL, ESTE ES EL BUENISIMO". Y dos minutos después otro que dice: "PERDON!! BUENO DE VERDAD, ES EL 3º, TIRAR LO ANTERIOR". La tranquilidad te embarga.

Infierno en la Tierra es cuando te pones un pinganillo por primera vez... y nadie te habla por él. Y encima se te resbala de la oreja.

Infierno en la Tierra es cuando te recolocas el pinga delante de las cámaras, así, como indirecta... y aun así nadie se da por aludido y siguen sin hablarte.

Infierno en la Tierra es cuando, como nadie te habla por el pinga, pides indicaciones si-la-be-an-do cuando crees que no estás en el aire... pero sí estás, y sale por la tele.

Infierno en la Tierra es cuando escribes un guión y lo subes al cue... pero nadie te lo pasa, de manera que te tiras 10 minutos hablando de números de memoria por la tele (cuando, como todo el mundo debería saber, tú tienes memoria de pez).

Infierno en la Tierra es cuando das paso a un corresponsal y una misteriosa voz (que escuchas por primera vez) te dice al oído:

-No hay nadie.

y piensas que es una señal cósmica de algo.

Infierno en la Tierra es cuando te alegras de que esa voz no te haya dicho:

-Hola, soy la señora de la limpieza, que aquí no hay nadie pero tú estás muy mona con ese pelo.

Infierno en la Tierra es cuando tú te dices "bueno, al menos estoy monísima" y cuando llegas a casa tus amigos te reciben con cánticos de:

-Snookie, Snookie!!
(Snookie es ésta)
Eso fue en el primer programa: ahora controlo de tele como el que va a comprar el pan. Directos, VTRs, falsos directos, entrevistas, charlas con analistas, yo delante de un plasma explicando datos macro, micro, cotizaciones... no me impresiona nada de nada.

viernes, marzo 05, 2010

Patronal, sindicatos y Be

Mientras espero a que pase algo más de tiempo antes de contaros los entresijos de mis primeros pasos en la tele -mis amigos me tienen sometida a un estricto protocolo de seguridad para proteger mi identidad secreta-, puedo contaros los últimos.

Vale, no suene muy lógico, pero a) no aguanto más, y b) si no subo el dibu ya Efe me mata. Empiezo.

Existe una cosa llamada Diálogo Social. Consiste en que Gobierno, Empresarios y Sindicatos se reúnan, intercambien información, se consulten temas y negocien distintos asuntos relativos a las políticas económicas y sociales. En España en este momento negocian reformas en el mercado laboral adecuadas a la crisis que vivimos. Burdamente simplificado: unos (sindicatos) buscan una mayor protección de los trabajadores, mientras otros (patronal) persiguen un mayor apoyo a los empresarios como creadores de empleo. Los unos dicen que en tiempos como estos hay que ampliar el gasto social, y los otros que es necesario flexibilizar el mercado laboral y rebajar costes en la mano de obra para poder capear mejor el temporal.

Y entre las reuniones sidicatos/patronal, las presentaciones de propuestas de Elena Salgado, las firmas de acuerdos, las manifestaciones, las ruedas de prensa de unos y de otros... pues eso, que llevo dos meses que veo más a Cándido Méndez que a mi madre.

Así que llego a casa cualquier martes y cuando mis compis de piso me preguntan que qué tal mi día yo contesto: "Cándido llevaba hoy una americana de pana ideal".

Y a dos días después vuelvo agotada pero muy emocionada de currar y digo: "¡Chicos! ¡Toxo tiene un acento gallego monísimo!".

Y la semana siguiente me desplomo en el sofá y les doy una exclusiva: "Esta tarde he entrevistado a Díaz Ferrán y he descubierto una cosa superfuerte... ¡tiene los ojos azules superbonitos!".

Y claro, el Hombre Malo, Sark, EmeA y ahora MrDaine, los amigos con los que ceno más a menudo, se crean falsas impresiones.

Porque yo mientras estoy allí pongo cara de periodista seria, y les hago preguntas inteligentes, y cuento por mi tele lo que me dicen, y lo explico, y tengo a los espectadores bien informados... pero mis amigos se creen que lo que pasa es más o menos así (pasar el cursor sobre la imagen):


Ésta es la imagen responsable de que Efe me llame Alana Moore.
"Tienes que dibujar dos planos de realidad", decía yo.
"En uno sale Cándido Méndez, en otro Hello Cthulhu. En uno...".
Y no se parece nada: ¡las chicas de hair&makeup de mi tele me llevan mucho mejor peinada que la monita de arriba! (Aparte de la ansiedad generada cada vez que veo que estos se reúnen pero no llegan a nadaaaaaaaaaaa!)

miércoles, marzo 03, 2010

Lofyu

Ningún alumno ha sido dañado en la realización de este post.

Tengo un alumno en mi tutoría al que le ha dado la vena de declararme su amor de forma bastante desinhibida e insistente. La situación me tiene un poco desconcertada, no sólo por la falta de vergüenza del chaval (¿alguno de vosotros se habría atrevido a decirle algo al profesor que le pareciera algo atractivo a los quince años?) sino también por el amplio abanico de tácticas que el susodicho emplea, a ver si caigo en sus "redes de amor".

Táctica número 1: declaración de amor

Todo empezó el día en el que el alumno me miró fijamente y me dijo:

- I love you, profe.

- Ah, muy bien, veo que vas a aprobar inglés.

- No. He suspendido. Pero love you, profe. - se gira a uno de sus compañeros y le pregunta bajito - ¿cómo se dice "¿te quieres casar conmigo?"?

- No, ya veo que no vas a aprobar inglés.

Desde entonces, me fijé más y el chaval me miraba en clase con ojitos tiernos. Un par de días más, vino a mi mesa para decirme "lofyuprofe". Y fue inevitable: cuando lo conté en casa, pasó a ser conocido en mi entorno como "el Lofyu".

Táctica número 2: los regalitos.

Un día me trajo una pulsera de cuero:

- Profe, es un regalo para ti.

- Ah... ¡Lofyu, esta pulsera pone Ricardo Alberto!

- Sí, profe... pero es para ti.

- Lofyu, ¡¿No será que le has quitado la pulsera al Ricardo Alberto de la otra clase?!

- Un poco... pero se la he quitado para ti.

Táctica número 3: prendas de amor

Lofyu se sienta en la primera fila, pegado a mi mesa. Un día, mientras yo hacía un esquema en la pizarra, cogió el pañuelo que yo llevaba al cuello y que me había quitado, asada de calor. Cuando me giré, encontré a Lofyu con el pañuelo pegado a la nariz y esnifándolo, como si fuera pegamento imedio.

- Profe, me gusta tu pañuelo. Huele bien, como tú. Regálamelo, para colgármelo del bolsillo del pantalón como los raperos. - no, no penséis que hablaba de un pañuelo palestino o una bandana... hablamos de un pañuelo colorista y pijo de Mango.

- Lofyu, déjame en paz. No pienso regalarte mi pañuelo.

- Jo.

Táctica número 4: los celos

Como todos sus acercamientos no funcionaban, decidió sacar el armamento pesado: los celos. Un día le acompañaba a su clase (tiene la gran manía de llegar siempre tarde) y cuando bajábamos las escaleras me dijo:

- Profe, esa de ahí es mi novia.- señaló a una chica que estaba al otro lado del hall.

- Ah, mira que bien.

Lofyu saludó a la chica y le tiró un beso. La chica puso cara de horror y se marchó en dirección contraria, sin devolver el saludo o el beso. Mucho me temo que la chica se fue flipada, preguntándose quién era ese chico anónimo que le tiraba besos.

Táctica número 5: exhibiendo músculos (o algo)

- Profe, me he caído en un charco y me he mojado el pantalón, mira. Toca, toca, verás como está mojado - mientras se levanta la camiseta y me enseña la parte de atrás de su pantalón y sus calzoncillos.

- ¡Lofyu, no pienso tocarte el culo!

Y así pasamos los días. Tengo que reconocer que yo al principio estaba algo preocupada, por eso de herir sentimientos y demás, pero después me di cuenta de que no es nada personal ni serio: no es que yo sea especial, es que él es un pequeño aficionado a la diversificación que persigue a tooodas sus compañeras de curso y de otros cursos sin apenas excepción... y que ha incluido en su radio de acción a cualquier mujer que no parezca demasiado vieja. Y supongo que en ese radio de acción caigo yo, porque no tengo tropecientos años.

Yo probé de todo: echarle la bronca, soltarle charlas razonando porqué esas cosas no son procedentes, discursos sobre como no hay que tratar a las mujeres y como no ser machista, ser borde... Pero él seguía ahí, inasequible al desaliento. Lo que sí ha funcionado es ignorarle: cada vez que suelta alguna frasecita off topic, yo me vuelvo sorda como una tapia y no se mueve ni un músculo de mi cara. Ante la falta de reacción, creo que se ha desanimado y va dirigiendo sus ataques amorosos a objetivos que tienen la mitad de años que yo (¡por fin!).

Lo único que temo es que un día se me escape en clase su mote y acabe diciéndole realmente "Lofyu, sal a la pizarra y señálame Ucrania".

lunes, marzo 01, 2010

Consejos de moda para Efe: un TopTen de Princezaz

Efe es una princesa que viste fatal. Este post tiene una misión principal: ayudarle a encontrar modelos que seguir para que consiga salir del fango de la inmundicia fashionista. Empieza el TopTen.

10. Blancanieves:


A Blancanieves, aparte de ser un poco pazguata, sólo puede echársele en cara que abusaba de los colores básicos. ¡Casi mola más el vestido del principio, todo roto! Pero la falda amarilla con jubón azul marino y capita es un clásico que no puede fallar. ¡Y esas ondas al agua valen millones!

9. Lady Di:


Y de un clásico que no falla, a un fallo como una catedral. Mi amiga Wit vivía con una irlandesa que tenía un libro sobre cómo se hizo el traje de novia de Diana de Gales, así que obviamente hay gente a la que sí le moló. Yo no he visto nada más feo en todos los días de mi vida, así que el traje tenía que salir en este post. Como un claro ejemplo de lo que NO hay que ponerse.

8. Fiona:


Para que no te desanimes, Efe, no te estoy negando que seas princesa. ¡Claro que eres princesa! Es sólo que no sabes elegir ropa de chicas. Pero sí, hay princesas de todas las formas, tamaños y colores. Incluso una princesa verde, como a ti te gustan!.

7. Letizia:


De Letizia puedes aprender dos cosas (no, no voy a decir "a gastar nuestro dinero", no queda bien sacar la vena republicana en un post de princesas). La primera, cómo ser el pibón más pibón de una boda en Dinamarca: con el vestidazo rojo del video de arriba. La segunda, que hay que intentar que no se nos vean las bragas en público al segundo dia de cazar al príncipe.

6. Sara Crewe:


Sara Crewe es la prota de A Little Princess, de Frances Hodgson Burnett. Es mi princesa preferida del mundo mundial. Por si no habéis leído la novela ni has visto alguna de las pelis (en general, apestosas) o la serie de los 80 (estupendísima), os cuento su historia. Sara, una niña inglesa que ha vivido toda la vida en la India con su padre, tiene que empezar una nueva vida en un internado en Londres. Su padre, que está forrado y la quiere muchísimo, deja encargado que Sara tenga de todo -una habitación para ella sola, una doncella, lo que ella quiera- en su ausencia. Ella, en lugar de ser una repelente como cabría esperar, es lista, divertida y buena, y la directora del internado la odia por molar tanto y tenerlo todo... pero la pelotea infinitamente, por el dinero de su padre. Algunas de las niñas la quieren mucho y otras la envidian, y éstas le ponen un mote: Princesa Sara. Y entonces el padre de Sara se muere, y parece que ha dejado a su hija sin nada, y la cabrona de la directora pone a sara a trabajar de sirvienta/mula-de-carga, y la vida de Sara pasa de lujos a frío, hambre y agotamiento. Y para aislarse de la terrible realidad que la rodea, Sara decide jugar a que es una princesa prisionera. Y así pasa el tiempo hasta que... no, no pienso espoilear más: ¡leedlo! Es mi historia de princesas preferida de la historia de la humanidad. ¿Moraleja para Efe? Sara va siempre monísima y princessy, aunque vista harapos.

5. ex aequo Ariel...


Si el problema, pequeño Efe, es la cantidad de ropa y pliegues a dibujar, una princesa puede ir perfectamente vestida con un par de conchas y una cola de pescado. ¡Cualquier cosa antes que el disfraz de Merlín travestido que has elegido tú!

...y Jasmine:


Cierto, no es un atuendo para diario, pero el modelito de Jasmine puede venirnos bien si hay que asistir a una principesca fiesta de disfraces.

4. Rania:


Sé que Rania es ya Reina, pero es joven y muy elegante, que es el tipo de ejemplo que buscamos para nuestra princesa. Efe, fíjate en el video, sobre todo, en peinados, maquillaje y tiaras. Eso sí, tener a Rania como ejemplo implica gastarte un pastizal. Pero siendo princesa, qué más da, ¿no?

3. La Bella Durmiente:


Por si no nos da igual lo del pastizal, llega Aurora con un vestido sobrio a la par que elegante... y sobre todo versátil: cambia de color (ver min 4'20), con lo que es reutilizable en distintos saraos aunque acudan los mismos invitados. Que estamos en crisis.

2. Sissi:


Vale, Sissi era emperatriz de Austria, pero antes fue princesa de Baviera, que yo la veía ir a pescar, y espantarle la caza a su padre y beber cerveza y tal vestida de tirolesa. A mí de la ropa de Sissi lo que me gustan son los supervestidazos de bailar en Vals con una casaca del cuerpo de húsares de la pincesa sobre el hombro, pero de esta chica vale todo: los trajecitos de primavera, los trajes más abrigados para viajar, los camisones y batas, los disfraces de campesina para cuando iban de incognito... Hasta el traje de novia es más ponible que el de Lady Di. Lo más.

1. Cenicienta:


Una princesa con cero sentido de la moda femenina -como tú, Efe- lo mejor que puede hacer es agenciarse un Hada Madrina que se ocupe de esos menesteres por ella. ¡Mira que mona la deja!

Y este, Efe, ha sido mi consejo de moda para ti!! De nada!!