MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

jueves, mayo 28, 2009

Las que se quedaron en el camino


Un amigo me decía el otro día que hay mucho de los demás en mí (y de mí en los demás, supongo yo), porque yo cuento muchas cosas a mis amigos, porque saben mucho de lo que me pasa, porque pido su opinión sobre algunos temas (aunque luego haga lo que me parece a mí y mi criterio prevalezca). Es verdad, necesito a mis amigos. A mis amigas.

Yo siempre fui de tener una "mejor amiga".



Eso si, fui cambiando.

Tuve esas relaciones exclusivísimas que se tienen en el cole, que son casi como tener una novia, con celos, posesividad, enfados explosivos, juramentos de amistad eterna… a los siete años.

O esas amistades de la adolescencia, basadas en la complicidad, en la rebeldía, en enfrentarse al mundo juntas, en el "nosotras frente a todos", en el "el que se escandalice que se j*da".

Hasta esas algo más maduras (juas) de la veintena, donde aparecen temas algo más serios y problemas más complicados que antes, y el apoyo pasa a otro plano, distinto pero no más profundo.

También supongo que habrá gente que nunca las haya superado las amistades de los siete años, y que con treinta siga teniendo una mejor amiga a la que le cuenta todo y con la que habla miles de horas al día y con la que cuenta para decidir todas sus cosas.

A mí no me pasa. Soy autónoma, mis decisiones las tomo yo, no soy parte de ningún pack y tengo una "bolsa de amigos" bien surtida, en las épocas malas intento no saturar a ninguno en concreto y mi relación con mis amigas se parece menos a un noviazgo y más a… a otra cosa.

De esas mejores amigas algunas se reciclaron en esta "otra cosa" y otras se quedaron en el camino. Las de la más tierna infancia, época pretecnológica donde las haya, están perdidas para los restos. De algunas, me da pena (pienso en Noria, sobre todo, y en Nat). De otras, me da igual (AnaIs). Coco, con la que comí la semana pasada casi se me pierde (pero sólo "casi", este sábado salimos con otras niñas de la clase). A Verdú me la encontré hace unos años en el baño de un VIPS y en lugar de Maribel la llamé Vanesa (le sentó fatal y me dio igual). De La Mala ni me acuerdo. Ni de Pin (aunque el año pasado me encontré con su madre y seguía tan encantadora como siempre). Ni de Witt. Hay algunas que nunca se han ido, como Zuza, Flinthera, Niña, Espineidi, Flappy, aunque estén lejos.

Y gracias a Facebook (herramienta de Satán, pero con mucho potencial) hace unos meses me encontré con Ella.

Ella fue una de las personas que más quise durante muchos años. Era mi mejor amiga. La admiraba, la quería, sabía que podía contar con ella para lo que fuera, y me consta que era mutuo. Las dos nos sentíamos perdidas y pensábamos que la otra estaba centradísima: Ella pensaba que yo era la tranquila, la armoniosa, la dulce; yo pensaba que Ella tenía las ideas claras, que sabía lo que quería y por dónde se llegaba.

Con el tiempo (empezamos en los teens, después llegaron los distintos horarios, distintos amigos, distintos novios) dejamos de hablar tanto, de vernos tanto, de… querernos tanto, supongo. En mi caso fue inercia, y no estoy orgullosa de haber dejado que eso pasara.

Ahora he podido decirle un montón de cosas que se me quedaron por decir. Y nunca volverá a ser como antes (menos mal), pero me he quedado a gusto. No sé si a Ella le habrá cambiado un poco el sabor extraño que nos quedó de aquel final. A mí sí.

AÑADIDO POST-ERIOR (viernes por la noche): El post puede dar la impresión errónea de que no me importa lo que Ella pueda pensar/sentir ahora. No es cierto: me encantaría que Ella olvidara lo malo y recuperara lo bueno (como me ha pasado a mí), y que al pensar en nosotras el sentimiento predominante fuera el cariño (como me ha pasado a mí). Pero incluso si no es así... he ganado mucho desde hace unos meses.

lunes, mayo 25, 2009

Out & out


El sábado había planazo con mis amigas. Primero quedamos a cenar con i-Boy, que ha venido de China. Y cuando él se fue a casa (con un jet-lag de impresión) nosotras seguimos de juerga por ahí. Malasaña, calle del Pez, inesperado conciertillo de tangos, fados y chanson… y una sugerencia de StreetGirl.

-Chicas, os voy a llevar a un sitio chulísimo que es como El Sitio de las Luces Rojas, pero más pijo.

¿Por qué no? Y fuimos.

El bar es muy bonito, muy moderno, con luces que se mueven en el techo y las paredes, un baño mixto y muchos chicos. Al cuarto de hora de llegar quise decirle una cosa a StreetGirl, pero no pude porque estaba, precisamente, utilizando el baño mixto.

Volvió, traumatizada porque dos tías habían empezado a enseñarse las tetas operadas la una a la otra, y a comparar textura, turgencia y cicatrices.

-¡Una llevaba aún marcado el rotulador! ¡Estaba recién operada!
-Streetgirl, cuore, ¿tú te has fijado en que en este sitio tan chupi al que nos has traído todo el mundo es gay?
-¿Qué?
-¿Y que el único family de nuestro grupo está en casa durmiendo?
-¿Qué?
-Tienes el peor gaydar de la historia.

StreetGirl miró a su alrededor. En el bar había:
· Chicos y más chicos, entre los 27 y los 40, guapitos, con espaldas anchas, cinturas estrechas, culos perfectos y… ¡bailando!
· Un puñadito de chicas, altas como modelos de pasarela.
· Nosotras (yo soy la más alta y sólo mido 1,71).

-¡Pero si no estamos en Chueca!
-¿Y qué? Primero, estamos a cinco minutos. Segundo, les dejan salir del barrio. ¿No ves i-Boy, que le dejan salir del país, y todo?

StreetGirl volvió a mirar alrededor, viendo a esos chicos tan monos, tan interesantes, tan todo. Y desconsolada, cual Joan Cusack vestida de novia, exclamó:

-¿¡Es que todo el mundo es gay!?
-Todo el mundo no, pero los chicos de aquí, todos: ninguno me ha mirado las tetas, -le contestó Misia-.
-Esos culos tan prietos no son normales, -dijo MissX-.
-Es la última vez que StreetGirl elige garito, -dije yo-.
-Pues no sé cómo no me di cuenta la otra vez que vine, -dijo StreetGirl-.
-Nena, y si esta vez no te lo digo yo, tampoco te das cuenta.
-Pues tienes razón. Y además estaría echando miraditas…

Y entonces StreetGirl se metió en el mood.

-Be, acabo de visualizar a un hetero, pero necesito que me lo confirmes. Es éste de aquí. El del bolsito.

Y entonces yo saqué mi moleskine rosa para tomar nota de todo aquello.

-Be, el único tío que nos mira es el segurata que tienes enfrente.

Ponerse a escribir a las 2 de la mañana en un bar de diseño es un acto sospechoso, amigos. El segurata había cruzado el local para observarme de cerca. Y cuando vio que no estaba montando una bomba casera, se alejó.

-Si escribes un post no te olvides de decir lo buenas que están las copas y lo guays que son las luces del techo.
-Y que sólo ha sonado la misma canción techno toda la noche.

Lo apunté. Bailamos la canción un rato más. Nos terminamos los gin-tonics (buenísimos) y nos fuimos.

Al sitio de las luces rojas donde el portero, que se llama como mi padre, como mi abuelo y como mi ex, nos deja entrar sin hacer cola.

viernes, mayo 22, 2009

La servilleta


Cuando conocí a mis amigos de La Logia (es muy largo, ya otro día lo cuento, si eso) me dijeron que tenían la costumbre de explicar las relaciones humanas intergrupales (parentescos, rollos y malos rollos) con diagramas de flechas en servilletas de papel.

Desde que los frecuento, y los frecuento mucho, nunca se lo he visto hacer.

Hasta el fin de semana pasado, que Tow hizo un Towsend (meter la pata y desvelar algo que supuestamente no se debía contar) y me enteré de que esta bloggera que les escribe había sido objeto, si no protagonista, ¡de su propia servilleta!

La cosa fue como sigue: estaban Tow y Sark cenando un día cuando salió en la conversación, vaya usted a saber cómo, mi vida sentimental. No les voy a negar que sea agitada, que puede ser, pero no da para una servilleta. O eso pensaba yo.

El caso es que mis amigos, que son adorables y me quieren mucho (o algo), consideran que soy irresisitible y chico que conozco, chico al que molo. Por supuesto, eso sólo pasa en su imaginación. También consideran que es sólo cuestión de tiempo y que antes o después me echaré un novio y que lo mejor que pueden hacer es tener un candidato al que apoyar, es decir, elegir de entre mis gustantes uno que, y es cita textual, fuera "el mejor novio posible que no de mucho por cul* y no la aleje de nosotros".

Así que Tou sacó una servilleta y dibujó una tabla de excel analógica donde se cruzaban mis supuestos gustantes y las cualidades que debían tener… mientras Sark gritaba:

-¿Que haces? ¡Estás LOCO! ¡Como se entere te mata!

A pesar de los terribles presagios, se pusieron manos a la obra. Los candidatos eran (los nicks son míos):

·Abuela.
·Capullo.
·Contadordelunares.
·Agarramelaconlamano.
·Unoquenohevistonunca.
·Unodelcurro.

Eso en cuanto a los candidatos (la mayoría, de ficción). En cuanto a las cualidades… digamos que eran tirando a materialistas: "Está bueno". "Edad compatible". "Políticamente compatible". "Inteligente". "Vive lejos". "Es pagafantas". "Tiene novia". "Tiene dinero". "Tiene coche". "Tiene moto".

-Tow, ¿qué más da que tenga moto?
-¿Pero qué dices? ¡Para mí la moto es importante!
-Vale.

Y se dieron cuenta de que algo andaba mal cuando vieron que les salía como uno de los favoritos uno que les cae fatal a pesar de que no lo conocen y que es objetivamente incompatible.

-Vale, hay que añadir otra que lo descarte…
-Apunta: "Come bebés".
-Hecho.

También las había chungas, chungas.

-¿Cómo llamamos a esto? ¿Pedigrí Las Rozas?
-No. Pon "Se lo presentaría a sus tías".

Y así estaban las cosas cuando Tou hizo un Towsend y yo me enteré. Y en lugar de ponerme en [mode hidra on] les hice unas sugerencias:

-Apunta: Si me gusta. Si le gusto. Si habla. Si escucha. Si es divertido. Si ya nos hemos tomado un café de más.

Ellos decidieron añadir "si les gustaría a ellos" (a la Logia, vaya), "si les gustaría a Las TriTroias"… y a Cattz en los candidatos.

-¿¡Por qué!?
-Por aquello de las cosquillas, bonita.
-A ver si te crees que somos tontos.
-Antes no sé, pero ahora…

Los resultados seguían siendo raros:

· El que más le gusta a Sark vive lejísimos.

· El más le gusta a Tow come bebés.

· Con el que más puntos tiene ya he estado y Ele (de Loquera) me ha pedido por favor que deje de meterme en líos.

· Y Cattz se acaba de ir a vivir a Canarias (aparte que yo creo que Barbija convalida como "novia").

-Oye, ¿y si ponemos, así en plan rompedor, por innovar y tal, si yo quiero ser la novia de alguno de esos?
-Vale. A ver: Abuela.
-¡No!
-Agarramelaconlamano.
-No.
-Capullo.
-Mmmmnop.
-Contadordelunares.
-Jo… no…
-Unoquenohevistonunca.
-No.
-Unodelcurro.
-No.
-Cattz.
-Ñañaña. Que no. Guarros.

Me parece que lo de echarme novio va a ser más bien "después" que "antes".

jueves, mayo 21, 2009

Super olfato

Llevo meses a dieta. Me puse a dieta para la dichosa actuación de danza oriental, adelgacé seis kilitos y me quedé bien. No con un cuerpazo, porque para eso una necesita gimnasio y buena constitución, pero bien. Al menos no rebosaba por encima del cinturón de los traicioneros trajes de danza oriental.

La debacle llegó después, con el mantenimiento, que es lo realmente difícil para mí. Mentalizarme de que ese tipo de dieta, tan... sana, la debo mantener el resto de mi vida es lo que más me cuesta. Llegó la Semana Santa, el viaje a Barcelona, la estancia con mi madre (y su maravillosa despensa llena de cosas ricas y sus fantásticos guisos) y a la porra mi peso ideal. Engordé cinco de los seis kilos que había adelgazado.

Justo a la vuelta de vacaciones estaban por aquí Gato y Rebilated.

- Tú no te preocupes, Misia, que te hago ya mismo un desafío Beta para motivarte en eso del mantenimiento - me decía Rebi, mientras me servía unas migas con chorizo, tocino y salchichas que no se las saltaba un torero - por cierto, hemos pensado mañana hacer para cenar arroz a la cubana.

- ...

Haciendo justicia, las migas que nos hizo Rebi estaban espectaculares (¿verdad, Gatín?). Pero ciertamente, como desafío Beta para mantenerse en peso no lo acabé yo de ver...

En fin, que volví a Madrid, regresé a la dieta y ya he adelgazado cuatro kilitos. Me quito uno más y a mantenerme... o intentarlo. Estoy comiendo sano. Asquerosamente sano. Me siento bien, estoy ligera, entro en mi talla 38 con holgura (¡incluso tengo unos pantalones de la 36! flipo con la vida) y todo eso. Pero sigo suspirando por el chocolate, por los bollos, por el queso, por los guisotes... y he desarrollado un súper poder.

Tengo súper olfato. Para la comida, al menos. Para la comida hipercalórica, sobre todo. Cada vez que mi chico se prepara un piscolabis mi olfato se pone en marcha y un tono de loca peligrosa sale de mi boca:

- Eso es... QUEEEEEEESO. Huele a queso. Queso havarti, fundidito, uuuuum. Snif, snif... y jamón, en pan tostado y con mantequiiiiiiiiiiillaaaaaaaaaaaaa. Aaaagggh, qué ricooooo. - mi chico me mira con ojos de susto, nota mis ganas de saltar sobre su sandwich y calibra si tirándomelo y corriendo en dirección contraria conseguirá huir y salvar su vida.

En serio, yo antes no tenía un olfato bueno, pero ahora se me ha agudizado y huelo todas las cosas ricas. Mi nariz persigue los olores ricos y los esnifa como una yonki de las calorías. Es una tortura, esto del super olfato, porque "nariz que no huele, glándulas salivales que no sienten" (o algo así).

Pero aquí estoy, con un súper poder que es un asco, porque ni te permite salvar el mundo ni integrarte en los X-men ni ná. No, realmente no creo que hagan una peli con una súper heroína que... ¿huela todo mucho?

miércoles, mayo 20, 2009

Los efectos del Nenuco sobre las treintañeras


El invento satánico también conocido como Facebook me ha puesto en contacto con mis amiguitas del cole de las monjas. A algunas no las veo desde 1.994, con otras tardé más en perder el contacto y a otras las he tenido siempre localizadas. Y mientras se cierne sobre nuestras cabezas una potencial, extraña y no del todo apetecible macroquedada en la puerta del colegio, algunas hemos ido reencontrándonos en grupitos más pequeños, de dos, tres o cuatro niñas.

Así que la semana pasada quedé con Coco, mi mejor amiga de aquellos tiempos, a la que no veía desde hacía… ocho años. O así.

Quedamos a comer y nos pusimos al día. No hemos cambiado mucho, y los cambios no nos han sorprendido, ambas hemos ido en la dirección que era previsible. No hubo momento corte, era como si hubiésemos seguido hablando a diario todos estos años. Nos contamos lo pertinente sobre trabajo, familia y amores, y sobre otros amigos. Recordamos viejos tiempos. Nos reímos del pasado, resumimos el presente y fantaseamos sobre el futuro.

Y luego me llevó a ver su curro.

Coco es directora de un cole de niños pequeños. Muy pequeños: desde bebés a niños de 3 años. El cole es bonito, lleno de dibujos, de colores, de juguetes, de columpios, de manualidades, de canciones, de pinturas.

Vimos el aula de los bebés, con cunitas y pequeñas croquetas durmiendo felices.

Vimos las aulas de los "no tan bebés", con mesitas y pizarras, y cuartos de baño con inodoros tan diminutos que parecían de juguete.

Vimos el aula de juegos, donde los alumnitos de Coco estaban cantando "A mi burro a mi burro le duele la cabeza" frente a una especie de karaoke pero no de letras, que aún no saben leer, sino de coreografías.

Y allí estaba yo, impresionada porque una de aquellas croquetas que cantaba es la hija de una de nuestras antiguas compañeras de clase… cuando una niñita rubia, con coletas, se acerca a mí. La pequeña me mira un par de segundos y alarga hacia mí sus bracitos en señal inequívoca de que quería que la cogiera en brazos.

-Coco, tía, ¿¿¿qué hago??? ¿¿¿La cojo???
-¡Claro!

Así que la cogí.

No pesaba nada. La pequeña me abrazó y acurrucó su cabecita en mi cuello. El pelo le olía a Nenuco.

Casi me muero. Pensé en robarla, llevármela a casa y quedármela.

-Coco, por dios, quítamela.
-¿Qué…?
-Que tú estás con ellos todos los días y ya estás inmunizada, pero yo NO.

Coco se quedó conmigo en el patio del cole 10 minutos, hasta que se me pasaron los efectos del olor de la niña traicionera. Menos mal: estaba dispuesta a salir y pedirle al primero que pasara por la calle que me fecundara.

Ahora estoy mejor. Pero no me vuelvo a acercar a menos de 100 metros de los niños esos.

Al menos hasta que me doblen el sueldo.

martes, mayo 19, 2009

Dita eurovisiva

El sábado no vi Eurovisión. Mira que me encanta el petardeo y tenía la oportunidad perfecta en una fiesta organizada por Adalias para ese fin... pero la famiglia es la famiglia y no pude ir. Eso sí, en cuanto llegué a casa busqué dos cosas: el puesto de Soraya y la actuación de los alemanes.

Obviemos lo de Soraya.

Respecto a los alemanes... en realidad los alemanes me dan un poco igual, yo sólo quería ver a Dita Von Teese, que actuaba con ellos. Ver cómo había quedado el asunto de la actuación, porque en los ensayos les llamaron la atención porque Dita enseñaba demasiada teta. Algo totalmente normal para la profesión que tiene la señorita, pero supongo que nada normal para el ¿"espectáculo familiar"? (así lo llamaron los organizadores) que es Eurovisión. La cuestión para mí no era ver teta o no, el asunto no tiene ninguna emoción (sólo hace falta escribir su nombre en google, buscar imágenes y voilá) sino verla a ella, que me encanta. Con su piel blanquísima, sus labios rojos y rezumando glamour (con esos corpiños requeteapretados ni una gota de glamour queda dentro). Esta vez no había prevista copa de champagne, pero había sofá negro en forma de labios. No es igual ni de lejos, pero nos vale.

Al final encontré el vídeo y vi a Dita, aunque con dificultad: la realización no la enfocó ni a la de tres. Se ve a las bailarinas, al cantante, a los del piano, otra vez las bailarinas... al principio sabes que está ahí porque en un plano general se ve un bulto sospechoso en un lado del escenario y porque en pasadas de cámaras se la atisba. Sólo sale Dita más de cerca cuando no les queda más remedio que enfocarla porque se pone al lado del cantante y al final del número, con fusta incluida. Grrrruuuuaaaa.



Que conste que Dita me encanta. Siempre me ha gustado el estilo pin-up y de las versiones renovadas ella es una de las más conocidas. Tiene un cuerpo precioso, estilo, me gusta su pelo y su maquillaje (y no soy la única, youtube tiene unos cuantos tutoriales de "maquíllate como Dita"), pero...


¿Dónde está la costilla, matarile-rile-rile?

¡Esa cintura no es humana!

lunes, mayo 18, 2009

El señor S. y Benedetti

Hace años alguien que pensé que era el amor de mi vida puso en mis manos un libro que se llamaba "La tregua".

Aquel alguien resultó no ser el amor de mi vida.

Pero hoy no puedo dejar de agradecerle que me descubriera un libro maravilloso y dejara entre mis dedos un hilo, como el de Ariadna, del que tirar para descubrir a más Benedetti.

Puede que Benedetti no fuera mi autor favorito, así como él no resultó el amor de mi vida... pero tengo mucha felicidad que agradecerles a ambos.

Que no se olviden de su boli


Con Benedetti me pasó lo que con Neruda o con Bécquer. Son los típicos poetas que me ayudaron a tocar la poesía por primera vez, de adolescente, o casi. Casi siempre a través del amor, que es el sentimiento que tenía más sublimado por aquel entonces y por el que más fácilmente me llegaban los poemas.

Luego leí más, conocí más, y mi mente se abrió a cosas más… sutiles, quizá. Pero hay algunos de esos primeros poemas que se quedaron conmigo para siempre.

Y Benedetti se ha muerto, y me vienen recuerdos, de aventuras que viví con sus poemas de acompañantes, de sentimientos que comprendí mejor leyendo sus palabras. Quiero compartir tres cositas con vosotros.

Lovers Go Home!

Ahora que empecé el día
volviendo a tu mirada,
y me encontraste bien
y te encontré más linda.

Ahora que por fin
está bastante claro
dónde estás y dónde estoy.

Sé por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola,
que del vecino
territorio del amor,
ese desesperado,
empezarán a mirarnos
con envidia,
y acabarán organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.


Táctica y estrategia



Corazón Coraza

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

Se ha muerto Benedetti… Espero que se acuerden de su encargo:

Cuando me entierren,
por favor, que no se olviden
de mi bolígrafo.

sábado, mayo 16, 2009

La cicatriz


No es un sábado, sabadete...
pero podría haberlo sido.

Es apenas un relieve que empieza cerca de la muñeca y cruza la palma de la mano. Una cicatriz fina que sigue la línea de la vida, a veces por encima, a veces al lado, a veces en lugar del surco que según dicen indica la fuerza vital, la intensidad con la que vivimos.

Pero yo no sé leer las líneas de la mano. Ni quiero. Quiero…

Quiero coger la mano, acercarla a mi cara, olerla. Respirar su olor y besar la palma. Y tocar la cicatriz. Sentirla con los labios y seguirla con la lengua, recorrer el tenue pliegue de la piel del principio al fin.

Saber si está salada, si le sudan las manos al estar conmigo, si de verdad tiene los nervios de acero.

Intentar atrapar un pedazo de ella, de la parte más gruesa, con mis dientes.



Es curioso cómo me puede gustar algo tan intruso, tan absurdo, tan agresivo como una cicatriz producto de un accidente (en este caso, campestre).

jueves, mayo 14, 2009

Los Chungos de Nuestra Vida: El Ninja

Amigos, commentaristas, lectores silenciosos, habituales, visitantes esporádicos, extraños, compañeros de cama todos: ¿cuántos milenios hace que no posteamos Un Chungo? Pues rebuscando en el baúl de los recuerdos he recordado un incidente que puede venir bien para revivir la sección.

Lo primero es ver si se ajusta al reglamento. En la Introducción definimos a los chungos de nuestra vida como "hombres cuyo recuerdo trae a nuestra mente cinco palabras (PERO-QUÉ-TÍO-MÁS-CHUNGO) y poco más". A eso no se adapta exactamente… a la mente me vienen miles de palabras, algunas de las cuales dan para escribir en un par de posts. En fin, que no me animo a descartarlo del todo.

Lo segundo es consultar el pentálogo:

1: ¡Corrección! No insultos, amenazas ni barbaridades y sí ingenio, ironía y picardía. Síle.
2: Keep it light. Intrascendencia para que nadie lo pase mal. Aplica.
3: Piénsatelo bien (porque el post no se borra salvo casos extremos y lo que esté, escrito queda). Sin problema.
4: Hazlo inocuo: no es cuestión de matar al chungo. La tengo.
5: Sentido del humor. Da mejor rollo y los posts quedan mejor. Lo intentaré.

Cinco de cinco (que sí, que sí, que "lo del culo" -como dice Lorz-). Así que empiezo con el chungo.

El caso es que, por distintos motivos, acabé teniendo una especie de cosa con uno que hacía artes marciales. El chico había practicado Karate, Judo, Taekwondo y Full Contact, así que se encontraba en la fase arte-marcial-rara-cuyo-nombre-no-sé-decir. Sí, amigos, yo tuve una especie de cosa con un raro.

Cuando me decía que se iba al gimnasio a hacer la cosa esa yo me lo imaginaba en un tatami con cuatro poligoneros y tres señores del país del Este. Pues no. Resulta que en su grupo había dos médicos, un arquitecto, un economista, tres ingenieros y un periodista. Quién lo hubiera dicho.

Lo que sí decía, para mis adentros, era: "Qué guay, qué guay, puede matar un hombre con las manos desnudas". Si es que las endorfinas son una droga peligrosísima, alguien debería comercializarlas o algo.

En fin, que una noche se tenía que ir. El final del verano llegó y tú partirás y todas esas cosas, y era de noche, y muy tarde, y el chico se tenía que ir. Y se había puesto la alarma del móvil, cuya musiquita era Indiana Jones. Recordemos:



Que sí, que muy épica y muy chupi y muy tal, pero a la novena vez que suena la puñetera musiquita en un momento delicado –porque, en lugar de apagar la alarma, mi raro le daba a "volver a sonar en diez minutos" y claro, la canción vuelve a sonar en diez minutos– a una se le agota la paciencia. Y decide tirar el móvil del raro con el que tiene una especie de cosa a la papelera, encestando tras rebotar en la pared si es posible.

Así que eso intenté. Pero claro, no había caído en que el chico era Ninja. Qué estrés. Inmovilizada por una llave terrible para que no alcanzara el maldito teléfono, intentaba llegar a la mano del móvil con el pie izquierdo y mandarlo a su destino final de una patada. Mientras, el Ninja (aka "mi raro") mantenía el teléfono lejos con una mano mientras se defendía de mis movimientos con la otra… y el resto de su cuerpo.

Él diría que no practicaba conmigo movimientos raros ni mortales, sino que se defendía (como podía) de los ataques predadores de una fiera, pero no le hagamos caso. Su cuerpo es un arma mortal y yo me muevo por telekinesis, ¿a quién vamos a creer?

En poco tiempo y tras unos cuantos revolcones casi conseguí darle la vuelta a la situación, pero el Ninja debió de recordar algún consejo de su señor Miyagi y retomó el control con un simple balanceo de caderas… Allí, con los pies y manos inmovilizados, intenté liberarme a base de mordiscos, pero el Ninja dio un giro de 45º a la inclinación de mi brazo y no me desnuqué al caer de la cama porque el Ninja no quiso.

Y encima los mordiscos le gustaban pero que mucho, así que a pesar de que le dejé el cuerpo marcado como si le hubiera despedazado una manada de hienas no hubo quejas, y sí otras cuantas entregas de alarma del móvil porque la despedida siguió aún un rato.

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Hum. Recapitulando, los dos amanecimos con el cuerpo lleno de moratones, pero él terminó marcado de mordiscos, y yo no.

Me pregunto si este post no entraría mejor en la categoría de "Yo, Chunga".

martes, mayo 12, 2009

Sin Antonio


Era muy pequeña cuando empecé a escuchar a Antonio Vega. En mi casa se escuchaba música a todas horas, y mi madre llenaba el tocadiscos del pop ochentero que le molaba: desde Alaska o Glutamato a Dundan Dhu, Mecano o los Hombres G. Y por supuesto Nacha Pop.

Desordenada habitación

La chica de ayer

Una décima de segundo

Lucha de gigantes


Los poetas me caen bien. Y los seres atormentados que no hacen daño sino que llenan el mundo de poesía, más.

Se dejaba llevar

El sitio de mi recreo

Elixir de juventud

Oceano de sol

Mi hogar en cualquier sitio

San Antonio


Antonio Vega, si cada uno tiene su cielo, espero que estés en un lugar todo lo antártico que quieras. Y que tengas una guitarra a mano.

Hiperventilando

Acabo de dejar el coche en el taller para hacerle una revisión. Dentro de tres días tengo que pasar la ITV por primera vez (¡mi bichito ya se ha hecho mayor!) y no quiero suspender.

Tenía que haber sospechado que las cosas hoy no iban a salir bien cuando, justo al entrar al coche para llevarlo al matad... taller, me he enganchado con el bolso y se me ha hecho un peacho de agujero en las medias.

He dejado el coche aparcado en el taller y me voy al tío:

- Hola, tenía hora para hacerle la revisión al coche. La matrícula es bicho bichito bicha bichazo, Bicho-bicho-bicho.

- ¿Para qué revisión es?

- Para la ITV. Que no quiero que nos cateen.

- Pero ¿la revisión de qué kilómetro es?

- ...

- ¿Me dejas el manual de revisiones?

- ...

Le he alargado TODOS los papeles de la guantera (incluidos los del seguro, tickets de estacionamiento regulado y papeles de "vendo piso" que me dejan en el parabrisas). Supongo que a estas alturas de la película el mecánico ya tenía claro que yo soy una pardilla.

- Bien, haremos la revisión de los 60000 kilómetros, que incluye cambio de filtro de aire...
Me empezó a sonar caro.

...Cambio de filtro de gasoil...

Me siguió sonando caro.

... Cambio del líquido de ...

Me sonó carísimo

... Cambio de bujías...

Ya tenía claro que la revisión no me iba a costar los 100 euros que tenía calculados (¡pardilla, pardilla!)

... ah, y voy a revisar las pastillas de freno. Si están desgastadas, ¿las cambio o te llamo?

Me imaginé deslizándome por las cuestas del Huerna con Bichito y sin frenos, volando como en los dibujos animados un poco y después cayendo a plomo por el barranco.


- Pues como que cámbielas, mejor.

- Firme aquí - apartado de "renuncia a presupuesto".

- Y todo esto más o menos... ¿cuánto me va a costar?

- Buenoooo, la revisión 225 euros... si hay que cambiar las pastillas de freno... 130 euros más... bueno, claro, y si hay que poner líquido de frenos unos...

- ¿Más de 400 euros en total?

- Bueno, creo que con 400 euros bastará.

¿Bastará? ¡he estado a punto de enseñarle el agujero de la media y decirle "¡rebájeme el precio, que estoy en la indigencia!", pero en realidad no hubiera colado. Una vez demostrado que tienes coche y que eres una pardilla no hay nada más que cuele.

Aún estoy hiperventilando, lo juro. Y mejor que hiperventile y aún esté en shock (¡400 euros!) porque mi segunda opción es llorar como una madalena, por los 400 euros y por ser una auténtica pardilla, pero no puedo, que esta mañana tengo muchas cosas que hacer y además me he puesto rimmel.

lunes, mayo 11, 2009

Polvo estelar


'Mia,' he said, a few seconds later. 'I can’t accept this.'
'Yes, you can' (…)
'Mia,' Michael said. 'It’s a rock. From the moon.'
'Right,' I said (…)
'It’s a rock,' he said again, 'that came from two hundred and thirty-eight thousand miles away. Two hundred and thirty-eight thousand miles away from our planet'.
'Yes,' I said. (…)
'I just don’t know what I’m going to get you for your birthday.'
En la cuarta entrega de The Princess Diaries -aka Princesa por Sorpresa, puaj-, uno de mis placeres culpables, Meg Cabot contaba cómo Mia, princesa de Genovia, le regalaba a su novio un minicachito de roca lunar del tamaño de una hormiga.

Vamos, que le regaló la luna.

Superromántico.

Me encanta esa escena.

Por eso el otro día flipé cuando un amigo me pasó en enlace a la siguiente historia: Asalto a la cámara de rocas lunares. La fuente original -en inglés y más largo- se puede leer aquí, pero yo les resumo la historia:

Thad (25) y Tiffany (22), novios y becarios de la NASA, idean el golpe perfecto. Vestidos con trajes de neopreno para evitar los sensores de calor, y equipados con máscaras para poder respirar en una habitación sin oxígeno, entran en la cámara que guarda cientos de rocas lunares… y se llevan una urna de metal y cristal con muestras de todas las misiones Apolo. Días después ponen un anuncio en Internet anunciando que buscan comprador para "una rara roca lunar de gran tamaño". Quedan con un coleccionista que en realidad es un agente del FBI, otros 40 y un helicóptero los rodean y son detenidos. A ella le dan la condicional. Él va a la cárcel 6 años.

Y una vez dicho esto, me encanta cómo presenta la historia Antonio, el chico de Fogonazos:

"En julio de 2002, un joven estudiante de la NASA y su novia consiguieron penetrar en el interior de la cámara, hacerse con una muestra de material lunar y escapar del recinto sin ser advertidos. Unas horas después, hacían el amor en la cama de un motel rodeados de polvo lunar."

No me hablen de lo gilipollas que tenían que ser estos dos para joder su beca y su futuro por dar "el golpe" y echar "el polvo" (entre otras cosas les recordaré que se llaman Thad y Tiffany... JELOU!!!).

No mencionen la irresponsabilidad que supone contaminar muestras de rocas lunares y dejarlas inservibles para la investigación.

No me argumenten que los becarios-ladrones tienen que ser tela de inmaduros para perder su tiempo en mangar una roca espacial en lugar de robar megamillones de un banco o un superdiamante chupi con el que comprarse una isla.

No me digan que hay que ser imbécil para organizar una cosa así y que salga bien y cagarla después como pardillos a la hora de venderla.

NO.

Háblenme de lo sexi que tiene que ser frinkar entre trozos de la luna.

(Me encaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanta...)

viernes, mayo 08, 2009

La dichosa foto

¿Alguno de vosotros tiene una foto horrenda que le persigue durante toda su vida? ¿una de esas fotos que te parece espantosa pero que tus padres/ familia / pareja / amigos adoran y está durante años en sitios claves sin poder evitarlo? ¿una foto vergonzosa pero que es imposible hacer desaparecer del mapa porque hay copias a mogollón?

Yo sí. Yo tengo una de esas dichosas fotos. Me persigue desde hace quince años y aún no he conseguido librarme de ella.

La foto tiene su historia. Mi familia paterna es de un pueblecito de Alicante (por eso creo que lo que voy a contar le va a sonar un poquito a JuanRa Diablo, que es de por ahí) y eso tiene consecuencias. En el pueblo alicantino de marras no quedaba demasiada familia, la mayor parte se había mudado a Madrid. ¿Todos? noooo. En la aldea quedaba una alicantina irreductible que resistía siempre al invasor. O algo así.

En realidad no era una alicantina irreductible cualquiera. Era LA alicantina irreductible: la tía Carmen. Mi tía abuela ex-monja y en aquel momento concejala del susodicho pueblo. Ese año la tía Carmen lió a mi padre para volver al pueblo en las fiestas de agosto. En aquel momento yo estaba a punto de cumplir quince años y era un pequeño horror (fea y con el pavo de la adolescencia encima). Protesté por tener que ir, y protesté aún más cuando me enteré de los planes de mi tía Carmen: que mi padre y yo participáramos en las fiestas del pueblo ACTIVAMENTE.

¿Y qué es híper típico en Alicante en fiestas? las fiestas de moros y cristianos.

Según llegué al pueblecito de Alicante, mi tía abuela la sargento de hierro Carmen me agarró por banda:

- A ver, chiíta. He alquilado el traje de cristiana que te vas a poner en el desfile. Aunque ahora que te miro no sé si vas a caber, porque estás bastante gorda.

Mi disgusto aumentó un quintal (que es el mismo peso que me sobraba a mí en aquella época). Pero como mi hitleriana tía no me dejaba ni rechistar, fui con ella a probarme el traje.

Quince minutos más tarde estaba la aún más joven que ahora Misia (y aún más gorda que ahora Misia) vestida de señora medieval. Concretamente, vestida de Dama del Cid. No perdamos de vista dos datos: Alicante y Agosto. El traje era de terciopelo negro hasta los pies, con una banda blanca en la parte frontal del vestido y con flores de lis. Las mangas eran abullonadas, largas y de terciopelo (Alicante, agosto) y un gran cuello blanco exactamente igual a este:

Como remate tenía un tocado blanco y negro (de terciopelo, claro) que abultaba unos cinco dedos hacia arriba y del que colgaba un tul blanco por toda mi espalda. Me pintaron como a una pequeña puerta quinceañera, me repeinaron el flequillo hacia atrás con la diadema, por lo que dejaron aún más visibles mis granos adolescentes y me dieron por finiquitada.

Ahí estaba yo, gorda, fea, abullonada, coloreada, aterciopelada y sudada como un pollo (Alicante, agosto). En ese momento crítico de mi vida, al menos para mi autoestima estética, mi tía decidió llevarme al fotografo del pueblo, ya que el acontecimiento debía ser inmortalizado.

Evidentemente, mi disfraz y yo caímos en manos de uno de esos fotógrafos que tiene un fondo de cielo azul con nubecitas blancas. El señor me miró, me colocó delante de las nubes y el azul y empezó a darme instrucciones.

- Gira tu cuerpo hacia la izquierda. Más a la izquierda. Totalmente a la izquierda - en ese momento yo ya, más que de perfil, estaba de espaldas. De mi espalda izquierda pero espalda - ahora gira el cuello hacia mí. Bueno, no: más. A la derecha. Mira a la derecha.

- Pero es que mi cuello... - exclamé, aunque hablar con toda esa torsión corporal era difícil.

- ¡Cuerpo a la izquierda, cabeza a la derecha! ¡pero sonríe! ¡por qué no sonríes! ¡Sonríe, pero no te muevas! así... -yo en realidad no sonreía, sólo tenía una mueca en la cara producida por la excesiva torsión de mi cuello, que tiraba de mis músculos faciales hasta producir un estiramiento que ni el botox ni AR. - no posas nada bien, ¿lo sabes? - vaya si lo sé: soy la persona menos fotogénica del mundo, me pongo tensa, me da vergüenza y al final salgo en las fotos tan natural como Carmen de Mairena.

Y disparó. Y esa foto, ESA FOTO de Misia gorda, fea, abullonada, coloreada, aterciopelada, sudada como un pollo, torsionada, amuecada y delante de un cielo de mentira, se extendió por toda mi familia. Todos mis tíos (y son muchos), abuelos y padres tuvieron su copia en tamaño grande de la puñetera foto. Los marcos en las tiendas de las tiendas de todo a cien se debieron acabar ese año porque todos sin excepción decidieron enmarcar la foto y colocarla en sus casas. Lo que significa que, fuera a la casa que fuera de cualquier de pariente, me encontraba con la dichosa foto mirándome desde la estantería más insospechada. A día de hoy, ¡quince años después!, aún quedan fotos de esas repartidas por las casas de mi familia. Ni siquiera la ha podido desbancar la foto de la orla, y no entiendo porqué: también estaba disfrazada y bastante horrorosita.

Si pensáis que aquí queda la historia de la foto, aún queda un epílogo. Porque no puedo olvidar a la mayor fan de la dichosa foto: mi abuela paterna. Cada vez que veía la foto, que era muy a menudo (estaba encima de su tele) mi abuela, cegada por el terciopelo y el tul blanco exclamaba:

- ¡Ay, pero si parece una Virgen! ¡Parece la Virgen de los Dolores!

¿Os podéis imaginar mejor remate al escarnio público?

Post-post: pss, pss, les recomiendo que se pasen por superegos. Otra anomalada de las que me gustan.

jueves, mayo 07, 2009

Falsas apariencias


A mis 31 años, he descubierto el maquillaje.

"Redescubierto", debería decir. El primer descubrimiento fue con 13, a la vez que el resto de niñas de mi clase y enseguida me cansé.

Me pinto poquísimo. Para salir, ligerito. Para ir a trabajar, prácticamente inexistente... Pero desde hace unos meses hay unas chicas estupendas y mágicas que me maquillan para salir por la tele y, señores, fli-pan-te...

Unos días me ponen unas sombras que hacen que mis ojos parezcan chupis y misteriosos. Otros días optan por el eye liner y me dejan más del palo pin-up. Otros, mis morritos brillan como pidiendo un beso… (Sí, y todo esto para dar la bolsa, qué le vamos a hacer, así de apasionante es mi trabajo televisivo).

En fin, que a mí me habían dicho que nadie se gusta a sí mismo en la tele pero yo debo de tener tara porque me veo pibón total.

A lo que voy, que me lío. Que a pesar de que sigo pintándome cero o menos durante las horas en las que no estoy saliendo por la tele (es decir, 167 horas con 55 minutos cada semana) puedo decir que a mis 31 años, he descubierto el poder del maquillaje.

Y también he descubierto su reverso tenebroso.

El jueves de la semana pasada quedé con EmeA y Sark para cenar. Habíamos quedado directamente a la salida del trabajo. Es decir, que yo iba maquillada cual monérrima puerta.

La gente nos miraba por la calle.

La gente ME miraba por la calle.

La gente se daba la vuelta para mirarME por la calle.

Yo pensaba que igual era una paranoia, así que pasé.

Hasta que un señor casi se descoyunta el cuello.

-Niños, creo que la gente me mira.

-Toma, claro.

-Llevas maquillaje de tele pero sin la iluminación de la tele.

-Y llevas una gabardina.

-Y no se te ve el vestido que llevas debajo.

-Parece que debajo vas desnuda.

-Pero con botas altas.

-Pareces una stripper.

-Y nosotros los que te acompañamos a la despedida de soltero.

-Vale. En cuando lleguemos al garito me ahorco colgándome de la barra con el cinturón de la gabardina.


(Buscando la foto he descubierto que venden barras de stripper portátiles. Y no son nada caras.)

miércoles, mayo 06, 2009

El cuartito

En casa de mi abuelo hay un cuartito adosado a la terraza que sirvió como sala de estudio a mis tíos y mi madre, de cuarto de los juguetes para nosotros los nietos y por último como trastero. Este puente mi madre ha venido a Madrid y estuvimos las dos el domingo haciendo una limpieza en profundidad del cuartito.

Ha aparecido de todo. Algunos de mis antiguos juguetes, dibujos de mi hermano y libros, libros de mi madre y mi tía que después heredé yo: Celia, Óscar, Heidi, Tom Sawyer y demás personajes que poblaron mis veraneos madrileños. Fotos en las que mi abuelo parece una estrella de cine de los años 40, fotos de mi abuela que me han hecho darme cuenta de cuánto nos parecemos, fotos de un bebé precioso con los mismos ojos de mi madre. Recuerdos de comuniones, bodas, bautizos y entierros.

Y postales. En concreto las postales que mis padres enviaron a mis abuelos en la luna de miel: una crónica completa de dónde estuvieron, dónde pernoctaron, qué sitios visitaron y qué tiempo les hizo. Una postal por día de viaje, mandando noticias de su recorrido por León, Asturias y Galicia. Me hizo mucha ilusión encontrarlas en un cajón perdido, después de 32 años de ser escritas y enviadas.

Comprobé con sorpresa que casi todas las postales las escribió mi padre (estos abuelos eran sus suegros). Lo que no me sorprendió fue verlas escritas a pluma, como siempre ha escrito mi padre, con su letra picuda y profesional.

Me resultó enternecedor leer ciertas frases, tan inmediatas que parecían escritas ayer. Por ejemplo, mi padre empezó a darse cuenta en el viaje de la verdadera naturaleza de mi madre: "E. es como una lima: la frase que más veces dice a lo largo del día es "S., tengo hambre, ¿cuándo comemos?" ¡no para de comer!". Unas cuantas postales más tarde, mi padre escribe a sus suegros "E. dice que está engordando porque no paramos de comer... aunque en su caso no es verdad". Sólo pude reírme, porque eso aún hoy sigue siendo una característica de mi madre: come un montón pero sin engordar ni un gramo. Eso es algo que yo NO he heredado. Desgraciadamente. Jo.

Esas postales de la época pre-hijos de mis padres son una de las pocas cosas tangibles que quedan de esa época. Mi tío cuando era adolescente quemó toda la correspondencia de mi madre para que mi tía no la leyera. Tampoco había tanta facilidad para hacer fotos como ahora, así que no hay tantas. Todo lo que habría que contar está en la cabecita de mis padres y no se prodigan demasiado. Y no puedo evitar preguntarme cómo eran.

Cuando volví a casa, abrí mi caja, porque ¿qué quedaría de mí si ahora desapareciera? En la caja están mis fotos, las cartas que me enviaban mis amigas de Palma (¡Quelitas, aparecieron tus cartas!), cartas de pseudo amor (absolutamente vergonzantes), postales, felicitaciones, entradas de teatro, exposiciones y cine y, lo peor de todo, mis diarios.

Mis diarios: ese cúmulo de basura emocional. Lo peor de mí - drama, dudas, enfado, egoísmo, torpeza, desesperación, incomprensión, dolor - volcado en papel. Si alguien sin conocerme leyera esos diarios se llevaría la impresión extrañísima de mí, y no creo que precisamente buena. Lo peor es que yo no podría decir que no fuera fundada o falsa, porque todo aquello lo escribí yo como desahogo de los malos momentos, pero espero que fuera una visión sesgada. Espero ser algo más que toda esa montaña de basura emocional. Así que ahora estoy entre hacer una hoguera con ellos (pero hace demasiado calor en Madrid ya) y guardarlos en lo más profundo de algún cajón perdido y olvidarme de ellos... aunque me da pena, y tienen su función porque me permiten no olvidar cosas que no deben ser olvidadas. Ya veré qué hacer.

Volviendo al domingo por la mañana y al cuartito, fue agradable. Había muchas cosas sin sentido, pero abrías un cajón o apartabas un trasto de una estantería y aparecía algo que te llevaba de un salto a años atrás: un recetario hecho de niña por mi madre, la vieja máquina de escribir de mi abuelo, unas muestras de ganchillo de mi abuela o una red para los garbanzos hecha por ella. Pasamos un día de la madre llenando bolsas de basura, moviendo cacharros, haciendo viajes al contenedor... pero juntas, que es lo importante, y totalmente cubiertas de polvo y nostalgia.

martes, mayo 05, 2009

La vida es un poema


Y últimamente mucho más.

Para empezar, estoy más sensible, más receptiva, tengo un estado de ánimo que hace que la poesía me llegue mucho más. Para continuar, veo señales en todas partes, relaciono conceptos con poemas, enlazo cosas, ato cabos. Y me encanta.

Si un día un chico superinteligentísimo me dice que la mía es la conversación más interesante en 40 km a la redonda, yo pienso en Lope de Vega:

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?


Enseguida pienso que es inseguridad y decido que, "si tan inteligente es, tendrá razón". Al poco rato me hago consciente de la sobrez que me invade y decido que la razón está en el punto medio y lo dejo en que "no estoy mal".

Si otro día veo cómo, en uno de mis episodios de invasión de mariposas, me busca quien a lo mejor no debería. Objetivamente no debería. Y no sé para quién es peor… Y me acuerdo de Pedro Salinas:

Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor alguna vez.


Y una noche que paso horas hablando por teléfono con un amigo, y pierdo horas de sueño -los dos las perdemos- por contarnos nuestra vida y conocernos más, llega Benedetti:

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

Y cuando hago cosas sin pensar -por las mariposas, las águilas calvas o el simple día a día- y me agobio, o me siento tentada a verlo todo negro… viene Goytisolo a hablarme al oído:

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
(…)
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.


Y le creo.

Encuentro poesía en las canciones, en el trabajo, en lo que me dicen por el msn… y me río de quien diga que la poesía no es vital. Como Celaya.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Porque no es "sólo poesía".

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Ya sé que llevo un tiempo llorando por aquí -que para eso es mi blog y lloro si quiero-, pero a pesar de las cosas me gusta mi vida. ¿Se me nota? Me gusta mi familia, me gusta mi trabajo, me gustan mis amigos, me gustan mis amores, me gustan mis mariposas. ¡Cómo no me va a gustar mi vida, si últimamente se ha puesto al rojo vivo!

Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)
Digo vivir, vivir como si nada
hubiese de quedar de lo que escribo.

Una buena forma de vivir, que me lo ha dicho Blas de Otero.

lunes, mayo 04, 2009

Todo por un ramo


-Venga, las solteras, venid que voy a tirar el ramo.

Y nadie iba.

Si es que las cosas ya no son como antes, y España se acaba, y las niñas ya no quieren ser princesas ni quieren casarse sobre todas las cosas. Pero mi amiga, preciosa y radiante, nos llama de nuevo.

-¡Venga, niñas!

Y cómo resistirse.

En fin, que nos agrupamos. La dama de honor –moi– con perfil bajo. Que dice la tradición que quien coge el ramo es la próxima que se casa, y como mis pobres amigas tuvieran que esperar a que me case yo tendrían que llegar al altar con andador.

La novia tira el ramo y…

…se queda corta, la trayectoria de las flores las lleva directas a caer un poco delante de Xisca, que estaba al frente del todo. Ella avanza un paso y extiende los brazos ("¿Por qué lo has ido a coger, boba? ¡Si no lo querías!", le diría después Isabelo. "No sé, ¡no lo he podido evitar!", respondió ella, sorprendida)…

…pero cuando parecía que la suerte estaba echada, Sheena, como un rayo, rodea al grupo de solteras (ella se había situado en la parte de atrás), con una serie de maniobras tipo Yoda luchando con el sable láser…

(Vale, espera, aquí es necesario insertar un vídeo con las imágenes:


Ahora sí, retomemos el hilo)

...Sheena efectuó unas maniobras tipo Yoda ("Salió de la nada", diría Xisca después)... se movió en tiempomatrix... hizo un par de placajes dignos de la Super Bowl... remedó movimientos antes sólo vistos a Juana Hasuki… y se hizo con el ramo.

Tou tiene la fotofinish. La sacó un segundo antes de empezar a gritarle a su novia "¡Devuelve eso! ¡Devuélvelo ahora mismo!".

"Me lo vais a estar recordando toda la noche, ¿no?", preguntó Sheena.

"Uy, la noche…", respondió Sark. "No te queda nada, bonita".

La boda fue total, la novia preciosa, el novio emocionado, la comida rica, la bebida abundante (y yo me la bebí casi toda), la compañía estupenda… Y ahora mismo en Facebook debe de haber miles de fotos de escotes que varios desaprensivos sacaron durante la noche.