MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

martes, octubre 16, 2007

Magia

A pesar de las épocas horrorosas, a veces mi trabajo tiene cosas geniales.

Tuve que buscar un mago para organizar un taller de magia para niños, cosa que me costó bastante, pero finalmente encontré a Antonio. Antonio es un hombre de unos cincuenta años que abandonó su Málaga natal y su profesión (era periodista) para venirse a Madrid y probar fortuna como escritor y como mago. Tiene los ojos azules, cara dulce y aire desamparado y un poco despistado. En principio yo había pensado en alguien más joven y activo, pero cuando se le iluminó la cara y sacó el entusiasmo para hablar de sus proyectos no me quedó duda de que era perfecto para el trabajo.

Cada semana me manda un mail para contarme qué han hecho en el taller y para pedirme el listado de material. Como son cosas simples, las compro y se las acerco yo misma al centro. El otro día tenía un listado largo: purpurina de colores, 10 barajas de cartas, 20 cartulinas, cordel fino, rotuladores, clips... en la primera tienda lo encontré todo, menos los 20 lápices sin punta. Me fui a otra y a otra y nada. En la cuarta encontré los lápices sin punta, pero tenían una goma en uno de los extremos y le llamé para saber si le servían:

- Antonio, estoy en la tienda comprándote el material y no he encontrado los lápices sin punta simples, sólo unos que aún no tienen la punta pero que tienen en el otro extremo una goma de borrar: ¿te sirven?

- Sí, me valen. Es que son para hacer las varitas mágicas.

Y, jo, seré una tonta, pero se me pusieron los pelillos de punta de la emoción. Que una ha leído muchos libros sobre magos y sabe lo importante que es la varita. Me sentí como la proveedora de Ollivander´s, por lo menos. Salí de la tienda feliz y con el brazo agarrando con fuerza el bolso, que no todos los días lleva una un cargamento tan valioso.

10 comentarios:

estrella dijo...

Oisss, ¡¡qué emoción!! :D ¿Y no te quedaste una?

PD: Oh!! Soy primera!! :O

Anónimo dijo...

Jo, seré un tonto pero me ha enternecido el post.

Magia es también que nos hagais tan felices unas veces, tristes otras. Que nos partamos de risa con vuestras cosas, y que alucinemos con alguna que otra barbaridad que parece impensable que pueda pasar.

Gracias por esos pequeños y solitarios momentos de alegría.

Un besazo de un lector cuasi-adicto

Be dijo...

Hiltion: no, gracias a ti. Sigue quedándote a dormir cuando quieras.

Misi, perraca, éste está a la altura del de Trece Palabras.

Juanan!! dijo...

Madre mía Misia... Parece sacado de un capítulo de Médico de Familia (o cualquier otra serie de Emilio Aragón).
Son estas cositas que provocan que la gente se nos quede mirando por la calle, esa cara de gilís que llevamos, pero allá nosotros y nuestra felicidad

Anta dijo...

Pues a mi me ha encantado y sobre todo por encontrar gente que como Antonio se emociona con su trabajo de esa manera.
Cada vez que vea un lapiz sin punto y con goma al final pensaré en las varitas mágicas de los magos.

Anónimo dijo...

Cuánta ternura! Gracias por compartir la con nosotros.

Anónimo dijo...

compartirla

Eva Luna dijo...

JO, yo tenía aquí (en la oficina)uno sin sacarle punta y mira, no se la voy a sacar, empezaré a mirarlo de otra forma.
Que tiennnno jo... snif.

E. Martin dijo...

A mi la magia nunca me ha molado (por eso nunca jugué al DnD). Pero lo del Planeta Imaginario me ha derretido por dentro, snifs.

Anónimo dijo...

Los pelos como escarpias al oír la sintonía... Qué minirecuerdos...
Y lo de las varitas... Me ha llegado, me ha llegado...
Besos