MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

miércoles, octubre 04, 2006

Tenemos chica nueva en la oficina...


... Se llama Misia y es... ejem, dejémoslo aquí.

Me han cambiado de trabajo dentro de la empresa. Ahora doy menos clases y me han metido en una oficina. Me han dado un puesto que tiene la friolera de nueve palabras (y una de ellas es “jefa”), pero...

¡JA!

Soy tan jefa, tan jefa soy... que no mando sobre nadie.

El cambio me ha traído mucho trabajo, mucho estrés, mucha responsabilidad... (y no hablaré de dinero, porque es de mal gusto y porque me echo a llorar. Y no de alegría, precisamente). ¿Por qué me he cambiado? Bueno, en la entrevista que me hicieron me soltaron la milonga de blablabla... (hacer currículum)... blablabla... (nuevos retos)... blablabla... (experiencia)... blablabla... (confiamos en ti)... blablabla....

Y como una tonta, piqué. Ahora cada vez que veo a mi jefe iniciar la retahíla, me dan ganas de gritar:

- ¡Corre, incautoooo, correeeee! ¡Sálvate tú que aún puedes!

En fin, que una vez dentro, lo mejor es ponerse al día cuanto antes, llenando vacíos de información siguiendo unos sencillos pasos:

Primero) Hacerse un organigrama mental de la empresa: importante, si no se quiere meter la pata. Yo ya tengo claro el mío: tengo compañeros, jefecillo, jefe, jefazo y megajefe. Y todos apiñados en menos de cuarenta metros cuadrados. Esa oficina es un cruce entre camera café, Gran Hermano y los documentales de naturaleza salvaje de la dos.

Bueno, he dicho que todos estamos en cuarenta metros cuadrados, pero no es cierto... alguien no está... ¡El megajefe! Oh, sí, el megajefe, ese ente inmaterial del cual sólo he oído el nombre y rumores acerca de su persona. Ambas cosas me han llevado a formarme una clara imagen de él:

Y dentro de la oficina ¿dónde encajo yo? Está claro, mi categoría laboral es UM, es decir, “Ultima mona”.

Segundo) Dominar la tecnología: Como nunca he conseguido entender el funcionamiento de esto de la informática, ya que no consigo darle una explicación racional a todo el despliegue tecnológico que tengo a mi alrededor (sí, soy de letras ¿y?), he decidido que todo eso no es cuestión de razón, sino de fe: así como siempre se ha rezado en el campo a los dioses para pedir una climatología favorable, yo me elaboro mis rezos para asegurarme que mis trastos me responden. Y en la oficina me repito los mantras tecnológicos:

"la tecnología es tu amiga, la tecnología es tu amiga"

"el mundo es reciprocidad, si nutres a la impresora de folios, ella te nutrirá de contratos hechos"

"tu fe sostendrá la red...oooommm".

Desgraciadamente, hasta ahí llega mi control de la tecnología. El día que se caiga la red, me derrumbaré con ella.

(Antes de seguir al siguiente punto, debo hacer una pequeña confesión: cuando llegué a trabajar, pensé que lo complicado para mí sería manejar el ordenador. Pues no, sorpresa. Y me llena de vergüenza porque yo, que me creía una experta en esto de los teléfonos (horas y horas colgada de fijos y móviles me avalaban), resulta que he fallado estrepitosamente en la cuestión telefónica: resulta que la centralita es mucho más que puñetera y mi teléfono tiene una tecla R, extensiones y demás chorradas que me han provocado mucho estrés, porque creo que ya le he colgado el teléfono (accidentalmente, de verdad) a todo quisqui. Jefe incluido. Mujer del megajefe incluida).


Tercero) Controlar el trabajo: en ello estoy. Por ahora, sigo en mi puesto y el momento de máximo trabajo y estrés ha pasado. Quiere decir que TAN mal no ha ido.

A pesar de todo, estoy contenta. He pasado un mes infernal, haciendo horas extras, currando mucho y ¡hasta sin tiempo ni ganas de escribir en el blog! pero por ahora no me arrepiento del cambio. Además, por las tardes seguiré con mis clases, así que no me despido definitivamente de las señoras. Estoy contenta... Dios mío, ¿será que ya han conseguido lavarme el cerebro?

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Es mejor ser UM que ser CHP3, que es lo que era yo (chupapollas de tercera) en telefónica después de casi cinco años.

¡Pero anímate, mírame a mí, ahora soy feliz rodeado de pokémon!

Leon dijo...

Los cambios de trabajo suelen llevarte de ser infra-manzanillo a sub-manzanillo y luego ya eres manzanillo a secas o incluso manzanillo plus, ahí ya al megajefe le suena tu cara. Lo de saber tu nombre, es como lo de Homer Simpson en la central, imposible.
Aunque bueno, no hay queja. Tras 3 camios de trabajo estamos mucho mejor que hace 8 años y tengo unos jefes directos majos. Ya sé que cuesta creerlo, pero es verdad.
Ánimo con el cambio, seguro que sales ganando.

neblina dijo...

Jo, que suerte,

yo quiero cambiarme de curro, y después de 5 años currando de lo mismo, me estoy planteando que... NO ME GUSTA!! Pero bueno, pá lante!

Mucho ánimo Misia ya verás como al final el megajefe acaba por ponerte los cafeses, hay una fantasía mejor?

Anónimo dijo...

Esos putos telefonos centralita!!! cuanto daño han hecho a la sociedad, cuantas depresiones!!!

Pero, animo, tu tienes pinta de ser una tia fuerte, le vencerás!!!

Zagloso dijo...

Un ascenso a sargento es lo peor. Tienes casi tanta gente por encima como por debajo y ninguna de las ventajas de estar encima o debajo. Además, cuando sea la revolución serán los primeros en caer.

lorzagirl dijo...

Lo importante no es que el jefe te conoca a ti, sino que tu conozcas a tu jefe, para que no te pase como a.. estooo... una amiga, que llamó "viejecito simpático" al nº1 de su supermercado.

Anómalo dijo...

- Queremos potenciar el departamento de redacción, así que vamos a multiplicar su volumen de trabajo.
- Er... si el único que escribe cosas aquí soy yo.
- Y queremos potenciarte.
- Ah. Gracias, amo.

riobdagi

Gato dijo...

Misia, cariñazo, bienvenida al mundo de los pringados con título. ¿Os contamos que Perlita y yo fuimos Coordinadora de Mierda y Gerente de Pollas respectivamente? Sutituyen los complementos salariales por títulos y así te conforman.

A mí, Superjefe Júnior, después de rechazar mi propuesta de que me subieran (más) el sueldo -ya lo explicaré-, se topa conmigo en el pasillo y me dice: "hola Jefa". Y yo, con todo mi ataque de mala hostia, le miro y digo con tono sarcástico: "¿Jefa de qué? ¿Jefa de quién?"

Yo tenía razón, pero un día me van a partir la cara por chula.

P.D. Cago en la leche con los pop ups, niñas.

Anónimo dijo...

Innnteeriiinooo, sooolteeeroooo, no haaaceee ni unnnn moonitooo...

Jijiji.

Misia dijo...

Muchas gracias a todos por los ánimos. Con un poco de suerte pronto tendré el trabajo controlado, la centralita domesticada y a los jefes amaestrados. Sólo me inquieta que, como no conozco físicamente al megajefe (sin bromitas) puedo meter la zarpa al estilo Misia, es decir, irremediable y estrepitosamente.

(efe... esto...interino y soltero: tu comment parece un anuncio por palabras ¿Te incluímos en la base de datos de búsqueda de churri de "Quédate a dormir"?)

querida_enemiga dijo...

Lo importante es que te den más pasta.