MANAZAS

Yo, Be, me he cargado la plantilla milenaria de QaD por torpe y con un solo clic. Me autoflagelo ante mis copropietarias y me comprometo a dejarla lo más parecida posible, si no mejor. ¡Palabra!

lunes, octubre 20, 2008

Reflejos condicionados

Uno de los trayectos más felices que he hecho en toda mi vida fue el que unió mi antigua oficina y mi casa, no un día cualquiera, sino el último día de trabajo. Me monté en mi coche y en cada metro recorrido fui dejando los malos rollos. Espero que nadie tuviera un accidente por mi culpa, que los nervios caen sobre el pavimento como clavos desperdigados y las amarguras sueltas toman forma de hoyo y causan unos baches muy feos. Resumiendo: fue una mala época que se cerró con diecinueve kilómetros gloriosos.

Hoy en día aún siento un gran alivio cuando pienso que no tengo que volver. Ya se me ha aplacado la mala hostia y no saco al monstruo a pasear. Mis amigas me dicen que me ha cambiado la cara, del puro relax y la felicidad. La única secuela del mal trago que me queda de esa época laboral es el odio a Melendi. ¿Y qué tiene que ver Melendi con un horrible trabajo? Nada. Y todo. Me explico.

El megajefazo de la muerte tenía de politono en el móvil (que no paraba de sonar) al Melendi. Concretamente, esa canción horripilante que empieza con "desnúdameeeeee, juega conmigo a seeeeeeeeer...". Cuando eso sonaba en la oficina significaba que el jefe estaba cerca. Demasiado cerca: o en nuestro departamento o en la sala de reuniones que estaba al lado. Y el 90% de las veces que el jefe se acercaba, caía una bronca, una mala cara, un grito, una bordería. Alguna vez porque yo había metido la pata. Pero la mayor parte de veces porque sí, porque él lo valía, porque le petaba y porque él era el jefe, el dueño, el boss. Oír esa música era sinónimo de mal rollo y de decir adiós a la atmósfera agradable del departamento. Durante demasiados meses.

Aún hoy, estando fuera de esa empresa y feliz, cuando voy en el coche y hago zapping en la radio y suena cualquier canción de Melendi, tengo que cambiar inmediatamente de emisora. Nunca me ha gustado ese cantante, jamás, pero es que ahora además me entra angustia cuando escucho su voz. No lo puedo evitar, me sale de la garganta un angustiado "uuh, uuuuh" y mi dedo sale disparado para cambiar de emisora, como si tuviera un muelle. Y peor es cuando suena la canción esa del "Desnúdameeeee...": se me erizan todos los pelos, el estómago se me vuelve del revés y me siento físicamente mal. Vamos, que Melendi se ha convertido en mi dementor particular que me chupa la energía y las ganas de vivir, y que se esconde en las ondas para saltarme encima a las primeras de cambio.

En fin. Hoy por hoy, lo único que espero es que mi antiguo jefe inmediato, mi compi y el resto de amigos que he dejado allí puedan salir pronto de esa empresa para ir a un sitio mejor. Eso, y que eliminen todas las canciones de Melendi de la faz de la tierra. Gracias.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

jjajajjaajjaaj
Yo despues de trabajar como "chica de sala" en un museo he sufrido condicionamiento-anti-flach.
un flach de camara significa que me pongo de mala ostia.
Un dia, que quede con mis ex-compis de curro, estabamos con nuestras cañas de risas cuando vimos un flach y nos volvimos las cinco a la vez, poco menos que con machetes afilados en las manos...yo mire la cara de acojonado del dueño de la camara y la de mis amigas modo perro-presa y le dije:
_ ¡oju! tamos fatal de lo nuestro ¿eh?
- Tia...tenemos que dejar ese trabajo, nos esta afectado...nos esta ¡afectando!

Illuminatus dijo...

A mí me pasa algo parecido, por motivos algo diferentes, con Coldplay. Le agarré manía a Chris Martin por el rollo de cantar lloriqueando al principio pero después le cogí aversión piromaniaca por asociarlo a una persona bastante asquerosa.

Si pudiéramos listar todos los reflejos que se nos forman de este modo...

Chache dijo...

Pues es una lástia. A Melendi hay que odiarle por sus propios méritos, y no por una asociación como esta.

Vanessa dijo...

Melendi se ha ganado el odio de muchos de nosotros por méritos propios, como comenta Chache. Si encima tu jefe cabrón lo tiene de politono... uf.

Yo odio a Melendi con toda mi alma.

Lucía dijo...

Si es que no dejamos de tener mucho del instinto de aprendizaje por asociación de los animales.

Pero el primer paso para superarlo es poner los medios como tú has hecho.

E. Martin dijo...

Mira tu, a mi me pasa lo mismo con las mujeres de acento catalán. Pero creo que ya lo voy superando.

Anónimo dijo...

Melendi es un plasta

toayita dijo...

Es que Melendi....en fin, que a mi no me trae ningún mal recuerdo y tb me salta el dedo raudo y veloz a cambiar de emisora cuando suena en la radio :P
Y a lo del sentimiento del camino de vuelta a casa ese último día de curro...a mi me dejaron el coche "encajonado" y entré por el maletero con tal de no esperar a que vinieran a quitar el otro coche...y ahora cuando estoy chunga pienso en aquella época infernal y el sólo hecho de no tener que volver ya me reconforta.
Besicos :)

Be dijo...

Melendi es un plasta

Y un perroflauta.

mariajesusparadela dijo...

y a mi que me da pena porque desde lo del avión todo el mundo se mete con el...Pobre Melendi. Y me encantan sus rastas.

Illuminatus dijo...

Si, esas estupendas rastas que YA no tiene...

E. Martin dijo...

Cierto, se las ha planchado y dice que se arrepiente mucho de todo y que ha cambiado.

Acaba de tirar a todo su público a la basura, ji ji ji ji...

Eva Luna dijo...

Yo es que oigo melendi y el quiiiiiiisiera yo saber... y yo quisiera saber porqué nadie lo ha matado ya, en el avión ese una azafata o alguien cercano.
Perroflauta y flamencoso...ag!!!

JuanRa Diablo dijo...

Qué gusto da cuando encuentras a gente con gustos afines. A mí el Melendi me da una grima que no veas, pero a mi alrededor notaba que el tipo gustaba. Ahora veo que en esta entrada (y en los comentarios) el buen gusto impera.
Bieeen, respiro aliviado.